Estoy escribiendo esto porque suplicásteis. Ya sabéis cuánto amo las súplicas. De hecho, probablemente sabéis demasiadas cosas y las sabéis demasiado bien. ¿Quién soy yo? Bueno, eso es lo que estoy intentando averiguar. Soy el hombre que secuestró a Livvie. Soy el hombre que la mantuvo en una habitación oscura durante semanas. Pero, por encima de todo, yo soy el hombre que ella ama. Asumo que si estáis leyendo esto, no necesito dar esas explicaciones. Vosotras ya habéis hecho las vuestras propias. Estáis leyendo esto porque queréis saber acerca del resto de la historia. Queréis saber qué pasó esa calurosa noche de verano de septiembre de 2010. Fue la noche en que mi vida cambió del todo otra vez. No ocurrió exactamente como contó Livvie. Ella ha sido muy amable conmigo en el relato de nuestra historia. La verdad es bastante más… complicada.
Kimberly Carrington-Fox right now |
Así estoy desde que terminé de leer Seducida en la oscuridad, en la más absoluta felicidad e idiotizada por completo. ¡No me podéis culpar y lo sabéis! Ha sido un camino duro y tortuoso el que hemos recorrido con Caleb y con Livvie, lleno de mierderismo y de momentos dolorosos y de momentos xixiles on fire. Únicamente alcanzamos la felicidad total en el epílogo de ese libro (lalalalaaaaaaaaaaa). Así que, como está claro que la felicidad para C.J. Roberts tiene forma de epílogo, aquí tenemos precisamente eso, la felicidad en dicha forma.
Epílogo es un libro breve que se sitúa entre el último capítulo de Seducida en la oscuridad y su epílogo (voy a empezar a darle al drinking cada vez que escriba esta palabra), que transcurre unos años después. Menudo cambio de situación nos encontramos ahí...
¡Más sufrimiento, no, por Dior! |
Tranquilidad, que aquí no hay de eso. Lo que sí hay es un poco de penita. ¿Cómo puede Caleb vivir una vida normal cuando jamás la ha tenido? No sabe lo que es ir a comprar el pan, por ejemplo (que tampoco es que se pierda nada, para qué nos vamos a engañar) o celebrar su cumpleaños (aaaaaaayyyy, cómo de precioso es ese momentoooo). ¡Ni sabe lo que es una Playstation y eso que es un jovenzuelo! El proceso de curar el alma de Caleb es muy complicado, no es tan fácil como querer a una persona y, abracadabra, solucionado queda todo. Él mismo no sabe quién es ni si será capaz de querer. Es más, tampoco cree que sea merecedor de ser querido...
¡¿Cómo que no?! ¡¡Ven p'acá, maromo!! |
Vivimos el complicado proceso de sanación de Caleb, de vuelta a la vida, de dejar pasar la luz a su alma. Pero siempre desde un punto de vista positivo, sabiendo que, aunque sea complicado, tendrá a Livvie a su lado. Quién nos iba a decir que el libro de Caleb iba a ser la esperanza puesta en palabras. Pero no esperéis encontrar a un Caleb distinto, eh. Es nuestro Caleb, en proceso de mejora pero conservando sus capacidades ahgvfafjkshffa intactas y con ganas de, por fin, ponerlas en práctica sin tener que obligar a Livvie a hacer algo que no quiera. Y Livvie (y nosotras) queremos hacer de todo con él...
Ven aquí y let me ashdajhdajfadfds-trocotró you |
Podríamos haber pasado perfectamente sin este libro, vaya eso por delante. Nosotras somos mucho del happy ending y eso es lo que nos llevamos con Seducida. ¿Por qué leer este libro? Pues porque lo que nos cuenta es un complemento perfecto a todo lo que ya conocemos, nos hace adorar más aún la historia. Y porque este libro nos lo narra Caleb.
¡Fiesta en mis bajos! |
Eso, queridas lectoras, ha sido una auténtica gozada. Siempre hemos sabido lo que Caleb sentía pero nos lo contaban en tercera persona. Aquí es él mismo el que nos cuenta todo, lo que siente, lo que piensa... Es un placer estar en la mente de Caleb, nada de moñismos, directo y claro (y eso nos dispara el perraquismo, grrrrrrr). Pero si en algo resulta brillante este libro es en sus momentos más emotivos, cuando vemos el primer cumpleaños que Caleb celebra, su avance con Livvie, su paulatina pérdida del miedo a vivir, la aceptación de su pasado y sus ganas de renacer de sus cenizas para ser feliz con Livvie... Eso visto a través de los ojos de Caleb es de una sensibilidad y preciosismo de dejarnos con las patas vueltas y los ojos llorosos.
Este libro supone un fuerte contraste con las demás novelas, aquí sabemos cómo termina la historia y éste es un simple y mero disfrute, sin más consecuencias, algo que agradecemos mucho después de tanto sufrimiento. Mi corazoncito está feliz como una perdiz tras haber leído este bonito final para una historia perturbadora pero maravillosa e inolvidable.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...
Oh, Caleb, siempre habrá un hueco en mi |