lunes, 25 de abril de 2016

Una apuesta peligrosa, Jennifer Crusie


Minerva Dobbs es una treintañera con algunos kilos de más que piensa que la felicidad es un cuento de hadas. Cal Morrisey es un donjuán que detesta el compromiso y que la invita a cenar para ganar una apuesta. Cuando la cena termina, cada uno de ellos piensa que nunca volverá a ver al otro. Pero el destino tiene otros planes, y Minerva y Cal inician una relación casi involuntaria en la que median un ex novio celoso, unos padres impresentables, un gato demasiado inteligente y muchos donuts, y que concluye con la mayor de las apuestas: el amor verdadero.
Goodreads ❤  Amazon


Antes de comenzar a hablar sobre Una apuesta peligrosa, pongamos el cerebro en su modo adecuado.



Mono con platillos ON

Y es que éste es uno de esos libros de lavar el cerebro y desconectar de traumas y de sufrimientos. Veamos si ha conseguido parar mi cafetera mental...


Minerva Dobbs es una actuaria treinteañera a la que el gilipollas de su novio David acaba de dejar. Y no la deja por estar rellenita, no. La deja porque ella no ha querido ñiquiñiquear con él (normal, porque a David se le ve el gilipollismo a la legua). ¡Y encima el que se rebota es él! Así que, con una lógica ausente aplastante, para vengarse de Min le propone una apuesta al guapísimo y picaflor Calvin Morrisey: si se la tira en el plazo de un mes le paga 10.000 dólares (¿veis cómo David es un gilipo**as?). Cal, que piensa lo que nosotras sobre David, le propone otra apuesta: 10 dólares a que se la lleva a cenar. Pero, ay, que Min ha escuchado parte de las apuestas cruzadas...


Desde luego que es pa cagarse pero en ellos

Total, que con cierta confusión (no aclarada, obviamente) Cal se lleva a Min a cenar y pasamos a ser testigos de la peor cena/primera cita/primer contacto de la historia, de la que lo único que puede salir es un "buenas noches, joputa", "buenas noches pa ti y pa tu culo, so petarda". Min ya va cabreada por lo de la apuesta y le lanza dardos a Cal en lugar de palabras. Y Cal no es que los reciba de buen grado. A pesar de todo, cenan. Y a pesar del haterismo y de su gusto por diferentes Elvis, se siguen viendo. Y Cal puede apreciar que Min no se corta un pelo y que tiene un excelente gusto para los zapatos. Y Min puede comprobar que Cal es mucho más que un tío buenorro que te cagas, que no le importa que esté gorda y que le gusta mirarle los pies y el escote. Y, para colmo, Cal descubre que tentar a Min es muuuuuuuuuuy placentero y le pone palote, sobre todo si lo hace con donuts, la perfecta unión prohibida de carbohidratos y grasuza que vuelve loca a Min .


El paraíso

Pues nada, no hay que ser adivino para saber cómo va a ir evolucionando esta relación. Es genial ver cómo se llevan fatal pero aún así se siguen viendo. No penséis que Min es apocada por ser la gordita y poco agraciada del grupo. ¡Menuda lengua tiene! En ocasiones hasta se pasa de borde, hay que decirlo. Y Cal... Si tienes corazón, te lo va a robar casi desde el primer minuto. Ya sabemos que es guapísimo y blablabla, pero el modo de hablar con Min, el modo de tratarla, el humor que tiene y esa parte hot hot final del libro en la que JHFÑAHFÑlJASHDKJHGKMELOFÓRAITNAUJGFLKAJSGFSHGADJL lo convierten en un sueño hecho realidad.


¡Y que se adelanten las Navidades a mañana!

Queridas, si la novela fuera únicamente la relación entre Min y Cal, saque usted los cinco Gandys que aquí se termina la reseña. Pero no, tenía que haber algo más que me fastidiara la lectura. Esa pesadez más que previsible con la comida y esos personajes secundarios totalmente caricaturescos. Que sí, que ya sé que eso es siempre de mucha risa pero aquí hay mucha gente por todos lados y la mayoría es simple y pueril (ya puedo tachar la palabra de lista que me tocaba decir hoy). Las amigas locas, las amigas perras, la ex que es psicóloga petarda, las familias que son de mandar a tomar por Cullen... Todo metido tan mal que parece que te los tiran a la cara. Muy extremo, muy manido, muy brasas. ¡Que no nos interesan las teorías del caos y de su abuela en bicicleta! ¡Ni las madres frías/locas/quequierenmásaunmuñecoqueasushijos! De verdad, cada vez que aparecía gente por ahí pegando bolsazos o diciendo tonterías me sacaban de la novela. No todos, eh, Bonnie es un encanto, los amigos de Cal molan y su sobrino es genial. Pero joer, la novela es genial cuando están Min y Cal y pesada cuando aparecen los demás, por no hablar de lo previsibles que son algunas situaciones, que parecen escritas por mí cuando me tomo unas copas y me creo escritora.


Ojo cuidao que voy a escribir

Y Jennifer Cruise como escritora me ha parecido buena y mñe a la vez. Ella escribe bien, la historia de Min y Cal me ha parecido genial, muy bien llevada, fresca, divertida y adictiva, estaba deseando pillarla y no soltarla. Pero en el resto patina, lo veo a veces sin sentido y apresurado, como tirado a puñados. En fin, que si los secundarios hubieran sido más secundarios estaría más que encantada con la novela, pero como no ha sido así prefiero olvidarme de ellos y quedarme con Cal y con la sensación con la que he terminado el libro.





Una apuesta peligrosa es un libro que cogí con muchas ganas y que me ha dejado sentimientos agridulces, mezcla de la diversión y palotismo que destilan Cal y Min y del bajón que te pegan tres cuartas partes de los demás personajes. Aún así se lee muy fácilmente y te relaja el cerebro que da gustito

Por todo esto y mucho más le damos a Una apuesta peligrosa en nuestro Gandymetro...



3'5. Cal, dame un besarraco y unos donuts

martes, 19 de abril de 2016

Sucedió en otoño (Wallflowers 2), Lisa Kleypas


SUCEDIÓ EN EL BAILE...
La hermosa pero enérgica Lillian Bowman aprendió muy pronto que sus modales de americana independiente no eran vistos con simpatía. Y el más desaprobador de todos era el insufrible, esnob e imposible Marcus, conde de Westcliff, el mejor partido entre los aristócratas londinenses de esos tiempos, los de la reina Victoria... 
SUCEDIÓ EN EL JARDÍN... que Marcus la tomó imprevistamente en sus brazos. Lillian se sintió desbordada por la pasión por ese hombre que ni siquiera le gustaba. El tiempo se detuvo, y fue como si nadie más existiera en el mundo...
SUCEDIÓ UN OTOÑO... Marcus era un hombre que sabía controlar sus emociones. Pero con Lillian, cada roce era una exquisita tortura, cada beso encendía el deseo de más besos... Sin embargo, cómo podría siquiera considerar tomar como esposa a una mujer tan claramente inadecuada?


¡Vamos a florerarnos un rato con las aventuras de nuestras solteras favoritas! Aquí no pregunto que a ver quién no quiere ser ellas porque, claro, estar en un baile enagüil plantando el culo en una silla mientras las perras demás solteras van arrimando corsé para pillar marido, pues como que no. Aunque, claro, si al final terminamos con los maromazos que pillan estas chicas...

Florero forever

Marcus Marsden, conde de Westcliff, es un partidazo, faltaría más (bueno, ya sabemos cómo es porque lo conocemos de ese petardo llamado La antigua magia -era el hermano de la protagonista- y le vimos el palo metido por el oj*t* en Secretos de una noche de verano). Es guapísimo y está forrado, se quita a las chatis (y a sus madres) de encima, que están como locas por pillarle. Pero él no tiene prisa, el matrimonio no entra en sus planes cercanos y, además, no quiere verse como su amigo Simón, que desde que está con Annabelle (vamos, desde la anterior novela), está irreconocible. Además, si las mujeres son todas como Lillian Bowman, su boa mejor se queda en casa. Lo de estos dos es verse y ponerse a discutir sin cansarse (y tirarse de los pelos si lo pudieran hacer). Y es que Lillian tiene todo lo que NO se debe tener para pillar marido en Inglaterra. Es americana (¡no!), es protestona/contestona/bocachancla (¡pavor!) y es hija de nuevos ricos que van a la caza de marido con título nobiliario (¡terror supremo!).

No te tocan ni con wifi

Pero Lillian es mucho más de lo que Marcus ve y nosotras lo sabemos. La sociedad de la época se le queda pequeña a una chica tan fucking great como es ella, libre, divertida, inteligente. Es una pena que sus padres las obliguen a ella y a su hermana Daisy a casarse con un noble únicamente para que puedan ir con la cabeza bien alta por haber entrado por fin en una sociedad de pijos cuyo acceso se les ha negado por nacimiento. En fin, que con este carácter que gasta Lillian ya le tocó bastante los cataplines a Marcus en el libro anterior, jugando por ahí en paños menores. Y esta vez no iba a ser una excepción, aunque, claro, qué hombre, por muy estirado que sea, se puede resistir a una joven atractiva que se arrima por aquí, que te enerva, te saca de quicio, se mete en tu cabeza y que, además, huele tan bien...

La MarcusBoa lo pide a gritos

Pero, oh, el cerebro de Marcus no opina igual (ni tampoco la japuta de su madre la condesa) así que Lillian, que tampoco quiere catar AnaConde, se dedica a sus cosas y, mientras, pasa unos buenos ratos con Sebastian St. Vicent, uno de los mejores amigos de Marcus, guapísimo (¡¡y rubio!!) libertino que fo**a por deporte y que es de lo más seductor y misterioso...

O la cocina, la escalera, el ascensor... Lo que quieras, Sebastian

Y esto es lo que nos encontramos en Sucedió en otoño, queridas, un nadismo de Lisa Kleypas (claro, que un nadismo de esta mujer tiene mil aristas y mil detalles y una clase que ya la quisieran muchas). Aquí básicamente lo que hay es historia de amor y pare usted de contar. ¿Es eso malo? ¡Para nada! Sobre todo si, como ésta, es una historia de amor tan completa y preciosa. Marcus tan estirado, Lillian tan loca, una madre japuta, un amigo seductor al que melofó rait nau a ver dónde firmo para comprarlo... Sucedió en otoño tiene todo lo que busco en unas enaguas. TODO. (Bueno, tal vez a mí los maromos me gusten más de otro modo -más como Sebastian- pero lo pongo en pequeño porque a mí MeCaben todos). Diálogos chispeantes, humor, amor, una buena hostia... (si la habéis leído ya sabéis por dónde voy). Hago la croqueta cuando encuentro a esta Lisa Kleypas, a la más grande, la que les dice esto a las demás:

Pa vosotras, aprendices. Y el mío huele a rosas encima

Al ser esta novela la segunda de la serie no carga con las cosas que flojeaban en Secretos de una noche de verano. Aquí no se pierde tiempo en conocer a las chicas ni su situación y nuestros protagonistas no tienen que explicarnos cómo se odian porque ya lo sabemos, lo que nos ahorra mucho tiempo y nos lleva antes a lo que nos interesa: el folleteo acercamiento. (Y el folleteo también). ¿Y cómo es esto contado por Lisa Kleypas?


Detallado, abundante, bien colocado, mejor desarrollado y de alto voltaje. ¡Como debe ser! Quién iba a pensar que el estirado de Marcus, que piensa que echar más de un kiki a la semana es un escándalo, iba a estar más que encantado de empalotarse y darle a nuestra americana lo suyo y lo de su prima (una vez y otra vez y todas las veces que sea necesario). Pero todo contado con el buen gusto que la Kleypas gasta. Me ha faltado, eso sí, un poco más de mis queridas wallflowers todas juntitas, aunque me lo ha compensado la aparición de Sebastian St. Vincent y... Bueno, todo lo relacionado con él (aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyy, que no lo puedo contar). Cómo sabe esta mujer engancharte tanto con los protagonistas como con los secundarios. ¡Y qué epílogo, qué final!

Así me he quedado

Sucedió en otoño ha sido una maravillosa lectura. Cierto es que no tenía las expectativas muy altas porque Marcus era demasiado estirado para mi gusto pero Lisa Kleypas ha sido una maestra contándonos su historia, enamorándonos, divirtiéndonos y enganchándonos a la vez. Y dejándonos picadas con el siguiente libro, el cual procedo a abrir ahora mismo...

Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...

Marcus, ven que te enseño mis mariposas

jueves, 14 de abril de 2016

El Guardián (La Guardia de los Highlanders 3), Monica McCarty


El tercer libro de la serie de La Guardia de los Highlanders... Arthur «el Guardián» Campbell destaca por su destreza para seguir rastros, la agudeza de sus sentidos y su capacidad de fundirse con la oscuridad. Es el espía perfecto y el rey Bruce tiene un encargo para él: debe infiltrarse en el clan cuyo jefe asesinó a su padre. Con el corazón sediento de sangre, Arthur comenzará la misión sin saber que el mayor obstáculo al que deberá enfrentarse será la hija de su enemigo mortal, una dulce sirena de cabellos de miel cuya mayor habilidad es detectar el rastro del engaño..Intrigada por el apuesto y rudo recién llegado, Anna McDougall no puede evitar sentirse atraída por esos ojos que la devoran y parecen contradecir a las palabras. Cuando el peligro, la traición y la sombra de la guerra se cierna sobre ellos, el Guardián deberá tomar la decisión más importante a que se ha enfrentado su corazón: ¿el amor o la venganza?


(Antes de nada, decir que el que ha traducido los títulos tiene una guantá grande: The Chief-El Guerrero; The Ranger-El Guardián, WTF)

He tenido esta Scottish boa novela en adobo por dos razones: la primera, que no me gusta darme un atracón de libros que pertenecen a una misma serie y en donde salen los mismos personajes (ya lo he hecho otras veces y acabo loca); y la segunda, que en el Malditafuerismo, es decir, en el universo de las chaladas de @malditafuera y otras lectoras de La Guardia de los Highlanders, insistían mucho en que tras El Halcón, El Guardián era muy flojo y no me iba a gustar porque pecaba de algo: exceso de padentrismo en el protagonista. Este afortunado término, acuñado por las citadas @malditafuera (como tantos otros igual de acertados), viene a resumir un tipo de héroe muy de novela romántica, ése que no quiere mostrar sus sentimientos y es frío y distante con la zagala de turno. Pero dejo por aquí la definición oficial: "Estado mental de aquel que, por su introversión natural y/o traumas sufridos, tiene tendencia recurrente a encerrarse en sí mismo, mirado el ombligo y regodearse en sus desgracias (a veces inexistentes)". Con permiso de ellas, hago uso de este maravilloso palabro y sus variantes en esta reseña porque es necesario y pertinente.

Estáis tardando en seguir a estas tuiteras

Previously dejamos al Halcón feliz y contento con su estupenda chica y nos centramos ahora en Arthur Campbell, El Guardián, infiltrado en las líneas enemigas como partidario de los ingleses. Al principio empieza el festival de nombres y politiqueo y yo con los ojos tal que así:

MacGregor, MacLeod, MacSorley, MacAuto, BigMacAAARG!

Menos mal que pronto nos centramos en la cosa y vamos al tema. Si de Erik MacSorley me quejaba porque era un portento de resistencia que lo hacía próximo a un superhéroe de cómic, en Arthur tenemos a un X-Men: ¡Es un precog

Así a remojo tendría yo a Arthur Campbell

Como lo leéis: tiene la facultad de sentir que un acontecimiento se adelanta, como un sexto sentido y eso lo hace un perfecto EXPLORADOR (estas mayúsculas van por el puto traductor del título) y adecuado para ir de un sitio a otro a entregar mensajes, mas su don no impidió el asesinato de su padre (trauma is coming). En uno de estos momentos de correveidile se tropieza con un grano en el culo en forma de preciosa muchacha rubia y blablabá: Anne MacDougall. Ninguno sabe quién es el otro, pero cuando Arthur llegue al castillo de John de Lorn, el asesino de su padre, como si fuera partidario del rey inglés, la va a reconocer como la chica de las tetas gordas a la que salvó la vida y casi puso en peligro su misión de espía. Sobra decir que hay instalust y todo eso, a pesar de lo reticente del protagonista a sentir nada por nadie.



Y es que el papel que le toca interpretar a Arthur le hace ser un padentrista de tomo y lomo, frío y mala follá con Anna. Tengo que decir que a mí me pareció que su actitud es totalmente justificada por su difícil misión, además de porque la gente siempre lo ha considerado un raro debido a su don y prefiere estar solo, así que huye de las zagalas como de la peste.

Arthur espantando moscardas

Tor, El Guerrero, me pareció un padentro más insoportable que, encima, se juntó con una quasipichote de cuidado. Es verdad que Anna al principio no deja a Arthur ni a pie ni a pata porque siente curiosidad, haciéndola un rato insoportable y hasta moñas con el asunto del cachorrito Escudero, que tampoco deja en paz al sufrido Guardián. Menos mal que Monica no da mucho protagonista al chucho.

Anna es muy sutil con Arthur

En esos primeros momentos es sólo atracción por ese caballero tan serio, pero después deberá seguirlo por orden de su padre para descubrir si es lo que parece. Hacia mitad del libro serán las tornas las que cambien y Arthur tendrá que vigilar a Anna para evitar una alianza que perjudicaría al rey Robert de Bruce. Así están en el típico tira y afloja que creo que, a partir de ese momento, hará que mejore bastante la historia, que vendrá a complicarse muchísimo y que la autora resuelve con cierta solvencia, teniendo en cuenta que Anna y Arthur son enemigos naturales. A destacar los momentos ñaldjfañlsdjfask, pocos pero bien colocados. Sí, habéis leído bien: pocos y me gusta porque así pega en la historia.


Del Rancio Asylum, Bond

Ahora vienen los "peros". Monica McCarty peca de repetitiva al escribir, hace que todos y cada uno de sus personajes digan una y otra vez "maldita fuera". Para una gracia está bien, pero ya cansa y se me hace pesado. Y lo mismo con las "gruesas columnas", es decir, las boas, tan grandes que ellas siempre piensan que no les van a caber y luego se adaptan como un guante, otros dos recursos demasiado usados por la autora. Y no hablemos del término "romántico" en el siglo XIV, que también lo cité a propósito de las anteriores entregas. Es lo que me saca un poco de quicio con Monica, que se documenta muy bien históricamente en cuanto al contexto y luego mete estas cosas, lo que le hace perder puntos (o columnas en el Columnómetro, que dirían las @malditafuera, me parto).

Por todo esto, obtiene en nuestro Gandymetro...

Un Gandy menos por exceso de malditafuerismo

jueves, 7 de abril de 2016

Sólo mío/Nadie como tú (Serie Chicago Stars 3/Hermanos Bonner 1), Susan Elizabeth Phillips


Jane Darlington es una de las mejores físicas del país, pero lo que más desea es tener un bebé. Solo hay un pequeño problema: encontrar el padre adecuado. Jane es superdotada, algo que ha sido una dura carga durante toda su vida y está decidida a que su hijo no sufra lo que sufrió ella. Por eso necesita encontrar un padre especial para su bebé. Alguien realmente, bueno, alguien que sea tonto. Cal Bonner, el legendario quarterback de los Chicago Stars, parece la elección perfecta. Pero ese atractivo campeón con su marcado acento sureño la lleva a una conclusión equivocada. La doctora Jane descubre demasiado tarde que su elegido es bastante más listo de lo que ella había imaginado y que no está dispuesto a dejarse utilizar por una sabionda obsesionada con tener un bebé. Una inteligente y solitaria mujer que solo sueña con la maternidad cautivada por un hombre que lo último que quiere es ser padre. ¿Pueden la pasión y la atracción hacer que dos personas tan fuertes y vulnerables caigan en las redes del amor?


[Antes de meterle mano a Cal la reseña, tengo que explicaros una cosita sobre este libro. Antes de conocer el paraíso de Goodreads, esa maravillosa guía para poder leer los libros en orden, me hice yo la lista de esta serie y me bailaban los títulos. No es que bailaran la conga, sino que éste y el siguiente a veces los veía con un título y otras, con otro. Así que he puesto los dos en la reseña para que nos os hagáis el cardado un lío, como me pasó a mí. Además, tanto éste como el siguiente componen una subserie dentro de la de los Chicago Stars, Los Hermanos Bonner. Seguro que noslosfó a los dos, grrrrrrrr.]

¡Qué felicidad nos invade cuando abrimos un libro de SEP! Nosotras, tan honestas y modestas como siempre, nunca os hemos engañado: somos seppies y nos encantan sus libros, con esa mezcla de comicidad, absurdos, momentos de vergüenza ajena y sentimientos maravillosos. ¡Esa fórmula es más chunga de copiar que la de la Coca Cola! Pero ya vimos lo bien que funciona en los anteriores libros de la serie, Tenías que ser tú y Heaven, Texas. ¿Logrará SEP conquistarnos de nuevo? ¿O este libro será un zurillito pinchado en un palo? 

¡Dioscito! ¡Que el libro sea tan gracioso como yo!

Jane Darlington es lista. Pero lista lista, eh, de ésas tipo Sheldon pero dentro de la parte sociable de la humanidad. Es física y está ahí intentando ser la mejor por mucho que el gili*****s de su jefe se lo impida. Además es mona, con lo que, a priori, lo tiene todo en la vida. Pero no es verdad. Ella quiere algo que no puede obtener por sí misma: un bebé. Ya sé que estáis pensando que para quedarse embarazada no hace falta tener un máster, pero es que Jane es lista y quiere elegir bien al padre de su niño. Lo que pasa es que Jane es demasiado lista y digamos que quiere que su hijo no lo sea tanto, para que así no sufra lo que ella sufrió de pequeña. Así que el padre debe tener buena planta (que tampoco va a querer que el niño sea un Sloth) pero que vaya más justito de inteligencia. Y, oh, ahí es donde entra a jugar Cal Bonner, el quarterback de los Chicago Stars, que está como para restregarle el pan por el pechote pero que cuando abre la boca...

Mismamente

Así que, una vez elegido el padre, habrá que pasárselo por la piedra, digo yo. Y para eso, a través de una vecina, Jane se hace pasar por pilingui...


...y así quedarse with child, en uno de los planteamientos más whatthefuckistas que te puedas echar a la cara porque no me digas tú a mí que para chingar con un pichafloja de éstos te tienes que liar esos pistos. A ver si no vas a ser tan lista al final, Jane, hermosa... ¡Pues no tiene problemas Cal como para preocuparse por otro más! Teniendo ahí al quarterback suplente, Kevin Tucker, que le está soplando en la nuca (aunque no de modo guarrer) y con sus padres que cada vez se llevan peorEl caso es que Cal, que tan tonto no es, no tarda mucho en descubrir el percal y en cagarse en tó buscar a Jane para ajustarle las cuentas. Y si esas cuentas pasan por tocarle los cataplines a la señora física y por llevarla a su sureño pueblo a que se hinche a ver paletos, pues allá que va. Y, por supuesto, si tan valiente ha sido como para tener ñiquiñiqui con él antes, espera que no tenga ningún problema en repetirlo ahora...

¡A tomarte la revancha a base de polvos!

Y ahí es donde empieza lo bueno, pudiendo ver cómo se van descubriendo mutuamente y... Bueno, esas cositas que todas sabéis que habitan en los mundos de SEP. Diálogos llenos de humor y mala leche (¡yo ya no sabía a quién apoyar!), momentos ajdaljghsgdfhgajahdfjka, mucho sentimiento y nuestra puntita de sufrimiento, con el topping de un adorafollable llamado Kevin Tucker al que le voy a hacer yo unos touchdowns en cuanto lo pille que no se va ni a encontrar el apellido. 

Me vas esperando, Kevin

Y que no nos falte, por favor, nuestra ración de historia secundaria adorable y que nos llegue al corazoncito (y que siempre te deja con ganas de que se desarrolle más). No os voy a engañar, queridas, me he pasado casi toda la novela disfrutando como un cerdo rebozándose en el barro niño comiendo un helado. La verdad es que a partir de la llegada al pueblo esta historia me ha recordado mucho a la de Bobby Tom en Heaven, Texas, será por lo de estar en un pueblo típico americano de ésos en los que todos se conocen, ser el ídolo local y por el gran protagonismo de su familia (la superabuela de Cal es maravillosa). Estás con la sensación de "esto ya he leído yo pero me gusta tanto que me lo leería mil veces y las mil me gustaría". Pero...

Mi incontinencia verbal me lo impide, Meredith

Pues sí, a las novelas de SEP también se les puede poner un "pero" y ésta lo tiene, siendo además lo suficientemente molesto para mí como para que le bajara un Gandy, así os lo digo. Y es que todo iba genial, en plan croqueta y no poder dejar de leer y tal hasta que, de repente, la cosa se estanca. A ver, para mí estas historias, en el momento en el que los sentimientos se acaban imponiendo sobre la parte divertida, corren el riesgo de perder mi interés, algo que hasta ahora no había pasado. Hasta ahora. Y es que en la parte final, en ésa en la que esperas la apoteosis de sentimientos y de poner los ojitos de corazón y todas esas cosas que, por muy rancia que yo sea, disfruto como una enana, SEP lo alarga mucho e innecesariamente. Os juro que me bajó toda la emoción y que ya terminé de leer el libro con el morrillo tristón. ¡Si hasta Cal se saca de la manga un WTF que no tiene sentido! 

Escuchar algo malo de SEP me rompe el corazoncito

Pero que este desliz final no os impida echarle el guante al libro porque, de verdad, todo lo anterior merece tantísimo la pena... El toque SEP sigue siendo maravilloso y, como dice mi madre, "hasta el mejor escribiente echa un borrón". Aquí el borrón es pequeñito y Cal la tiene tan grande que Sólo mío sigue siendo un magnífico libro, lleno de risas, maromazos y emociones

Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...

Cal, ven y quítame el lacito rosa, que ya te quito yo la ropa

viernes, 1 de abril de 2016

Las dos caras de la luna, Elizabeth Bowman


Malbourey House, Inglaterra. 1806.
Tras el matrimonio de su hermana mayor con el poderoso Pierce Bonneville, la vida ha dado un giro radical para la intrépida y rebelde Livia Middleton.
Aunque, por fuera, su delicado porte refleja todo lo que una señorita debería ser, por dentro, su alma y su pérfido corazón arden en rebeldía. Ni su ventajosa posición, ni las constantes amonestaciones por parte de su hermana han conseguido aplacar el volcán que bulle en el interior de Livia que, a sus diecinueve años, se ha convertido en una joven caprichosa e indisciplinada a la que ningún caballero con dos dedos de frente osaría cortejar.
Jack vive sometido a una pasión imposible. Sabe que Livia es una mujer inalcanzable para él pero, al mismo tiempo, se niega a que sea otro hombre el que consiga arrebatarle su más preciada rosa inglesa.
Jamás han existido dos almas más discordantes ni menos predestinadas a encontrarse, pero tienen algo en común: están locos el uno por el otro.
Sin embargo, cuando el refinado ingeniero Richard Grandison aparece en Malbourey y corteja a Livia con oscuras intenciones, Jack se verá obligado a dejar a un lado sus reparos y lanzarse de una vez a la conquista...


¡Quién me iba a decir a mí que a estas alturas de la película aún me faltaba estrenarme en algo! Pues sí, con unas enaguas made in Spain. Gracias a Mi Rinconín de Lectura tuve la oportunidad de leer Las dos caras de la luna de Elizabeth Bowman aunque reconozco que con esa portada me la hubiera comprado igualmente (¡me parece preciosa!). ¿Podré decir lo mismo del contenido...?


Miedito miedito

Olivia Middleton es lo que nosotras, lectoras de bien, podemos considerar una chica bien... ahostiable. Parece que su mayor alegría en la vida es joder la de los demás demostrando siempre su superioridad. El clasismo y la maldad los tiene innatos pero desde que vive con su hermana y su cuñado en la rica Malbourey (Gales) está de un subido que no hay quien la aguante. Bueno, corrijo, sí hay alguien que la aguanta. Jack Payton, el mozo de cuadras con complejo de santo Job que le aguanta los desplantes, las subidas de tono, la maldad suprema y todo el recopetín de virtudes que tiene esta mujer. 


Efectivamente, se la quiere calzar

A Livia también le salta el corazón y le pica el xixi cuando ve a Jack pero, claro, ella es superior a él en todos los aspectos y tiene que dejarlo siempre claro, humillando a Jack si es necesario. Y el pobre ahí, aguantando carros y carretas por las migajas que Livia le da en los breves momentos en los que no se comporta como una perra infernal. Vamos, las dos caras de la luna del título. Esta chica puede ser adorable y malvada casi a la vez. ¿Será géminis como yo? ¿Ciclotímica? ¿Loca perdía? Lo que sí es es más lista que el hambre porque cuando llega Richard Grandison con su progreso metido en los rizos y su look a lo Marichalar...


Hola, soy Richard Grandison, el progreso cuesta y mi gomina tambien

... Livia le ve el rabo (figuradamente hablando -literalmente ya se lo ve a otro-). Uuuuuuuuuuuuhhh, intriga e imposibles por todos lados. ¿Podrá Jack catar pija? ¿Conquistará Grandison el corazón de hielo de Livia y el del resto de habitantes de Malbourey? ¿Se llevará Livia un sopapo? Ya tenemos todos los ingredientes del pisto enagüil sobre la mesa, ahora hay que echarlos en la sartén y que se hagan a fuego lento. 

-A ver, Kim, lo que todas estamos esperando, cuenta. ¿Te ha gustado el pisto?
-Pues mira, ya que lo dices, no hay nada como el pisto que hace mi madre porque...
-No, no, decimos la novela, chica, que si haces reseña es por algo.
-Pues...


Elizabeth Bowman y sus lectoras hablan con Kim

¡Un momento, un momento! Me explico y luego ya si eso los pedruscos (a la cabeza no, por favor, que estoy estudiando). La novela me ha parecido bonita y fácil de leer aunque irregular. Me ha gustado que la escritora se haya atrevido con una protagonista tan sumamente mala. Pero ojo que es mala tipo Escarlata O'Hara pero mucho peor (vamos, que yo no es que le deseara los pedruscos en la cabeza pero casi). ¿Qué pasa cuando tienes alguien así que sabes que va a ser odiado? Pues que ya puedes adorar al otro protagonista o vas listo. Y es justo lo que no me ha pasado a mí. Jack Payton es un encanto, eso no lo voy a negar, pero es tan bueno y tan sufridor que parece que tiene horchata en las venas. Tiene sus momentos de ira porque, de verdad, si Livia no le saca de sus casillas es que ya es un hombre de corchopán pero luego siempre vuelve al redil. Un mñe, vamos. Es cierto que no todos van a ser hombretones que dejen a su amor imposible por emprender una vida propia, también los habrá más débiles que no puedan abandonar su vida aunque sea una mierder, pero a mí personalmente me ha faltado que coja el toro por los cuernos y no deje que Livia lo maneje así, aunque eso le cause el despido.


Y a Livia lo que le falta es esto

Las escenas folletiles son pocas poquísimas pero están escritas con muy buen gusto y son poco descriptivas (lo que aquí queda estupendamente). No se pierde más tiempo del necesario en eso y me ha parecido un gran acierto. De los personajes secundarios, soy fan de Jane. Me hubiera gustado ver una historia de amor con ella de protagonista (ahí lo dejo para un futuro libro...). En cuanto al macguffin del negocio de Grandison me ha parecido que se trata de modo irregular, toma mucho protagonismo y luego casi te olvidas para volver más tarde. Se le ve la patita muy pronto y por eso esa trama para mí perdió interés pronto pero hay momentos (los de August y Mary) que me han gustado y sorprendido y eso no es fácil cuando lees así



[Qué queréis que os diga, una es hija de sus experiencias lectoras y las mías con escritoras patrias, de momento, no han sido buenas, aunque siempre intento coger el libro con la mejor de las intenciones].

Elizabeth Bowman me ha cautivado en más momentos (eeeeeeehhhh, que soy un encanto). He disfrutado de las conversaciones a mala leche entre Livia y Grandison, el lenguaje directo que usan, la rapidez con la que se expresan y esa tensión tan poco disimulada hacen que esas partes del libro sean espléndidas. En general he disfrutado mucho más del libro cuando la escritora deja de lado algunas redundancias y expresiones recargadas y nos muestra una prosa más sencilla y ágil. Creo que por eso me ha gustado más Livia que Jack, porque ella representa esa desnudez del lenguaje y él a veces llega a ser hasta cursi (sí, ya sé que no hay nada como el amor imposible para que nos salga el moñismo romántico por las orejas). Y qué final...


Que no son nervios, eh, que es manicura...

Una cosita más. No soy la princesa del guisante y tengo una manga que ni la M30, no voy con el ojillo a ver qué cazo pero ya sabéis cómo es esto, ves un fallo de un tipo y automáticamente te saltan todos a la cara. Me he encontrado algunos signos de puntuación y espacios mal colocados. Ya, ya sé que esto es de un pijoterismo supremo pero a veces me daba la impresión de leer una copia a la que le faltaba una última corrección. Bueno, a lo mejor a mí me han mandado la copia garrafón por haber sido tan cutre de ganarla en un sorteo.



En definitiva, Las dos caras de la luna es una novela bonita y sencilla pero que me deja la impresión de que pudo ser mucho mejor. La historia es muy original pero me parece que va a trompicones, con momentos de calidad que nos muestran lo que Elizabeth Bowman puede llegar a ser y otros en los que las ganas de escribir bonito se comen lo que nos cuenta. De todos modos es refrescante ver que se puede escribir bien romántica en español sin ser zafia ni chusca y espero que siga escribiendo enaguas cada vez más fluídas y bonitas (y que yo pueda disfrutar de su lectura).

Por todo esto se lleva en nuestro Gandymetro...


Jack, si sacas tu genio te enseño la cara oculta de mi luna