[Libro no publicado en español]
Seguir la receta es la clave para un pastel perfecto. Rosaline Palmer siempre ha seguido las reglas, salvo cuando dejó la universidad para criar a su hija, Amelie. Ahora, con un sueldo tan útil como el papel sulfurizado y una casa que se desmorona más rápidamente que las galletas en el té, está bordeando la quiebra. Pero donde hay voluntad hay un camino y Rosaline acaba de entrar en el concurso de pastelería más amado del país.Ganar el dinero le daría a su hija la vida que se merece y Rosaline está dispuesta a seguir las instrucciones. Sin embargo, algo más que trifles que no aguantan se interpone entre Rosaline y la dulce victoria. El educado Alain Pope sabe qué hacer para hacerla temblar pero es el tímido electricista Harry Dobson el que hace que Rosaline se cuestione sus creencias, sobre ella, su familia y sus deseos.Rosaline teme que enamorarse de Harry sea una receta para el desastre. Pero mientras la competición (y los hornos) se calientan, Rosaline se empieza a dar cuenta de que los dulces más deliciosos se hacen con el corazón.
Me repito más que el ajo pero es necesario que lo haga por si alguien cae por aquí nuevo y no lo sabe: me gusta mucho Alexis Hall, disfruto mucho de su ingenio, de su elaborado vocabulario y de las cosas que se inventa. Pero, yo qué sé, llamadme rancia, sosa o criticona, pero llevo leída una serie de libros suyos que casi prefiero olvidar, especialmente este, que me ha parecido un puto coñazo.
Mandando un jabón Lagarto para Kim |
Ya sé que, con este lenguaje, no me van a contratar en El País para escribir sus críticas literarias pero ni falta que hace, porque probablemente se entienda más lo que voy a escribir yo hoy aquí que lo que un crítico experto escribe de un modo... experto. Rosaline Palmer Takes the Cake, además de tener un título larguísimo, es un libro que parece el engendro que se come Joey en Friends gracias a las dotes culinarias de Rachel, una mezcla de cosas que pueden estar buenas por separado pero que, juntas, resultan más efectivas que un café y un cigarro 💩.
Hola, soy este libro |
Rosaline es una madre soltera y bisexual que decide presentarse a una especie de Masterchef dulce británico y Alexis Hall decide estructurar el libro en capítulos que se corresponden con las diferentes semanas y pruebas que Rosaline y sus compañeros tienen que superar en el programa. Aparentemente esto es una novela romántica y, justo antes de empezar la primera grabación, Rosaline tiene un incidente y se ve obligada a pasar la noche (sin guarrerismos) con un concursante que está buenorro (porque aquí hemos venido a la belleza maromial y a mí no me des tíos feos, que soy una superficial 🤣). En fin, que ese maromo (cuyo nombre no recuerdo -lo pone en la sinopsis pero no quiero ni leerla para olvidar esto antes-) es estupendo y resulta que luego entre los fogones, también lo es. En el concurso no solo conoce al Maromo 1 sino también a una serie de personajes variopintos muy británicos y al Maromo 2, Harry, que es un electricista (buenorro también, faltaría más) y que habla de tal modo que haria que al profesor Higgins le explotara la cabeza mientras que a mí, con su buenorrismo y su buena mano pastelera, hace que se me exploten las bragas.
Bueno, a algún sitio tengo que aferrarme cuando veo que la lectura es un quiero y no puedo. Las semanas del concurso van pasando y vemos cómo va la vida de Rosaline, con su relación con el Maromo 1, el mal comienzo con el Maromo 2, la amistad que hace que algunos concursantes, cómo lleva todo esto su hija, su exnovia... Vamos, una sucesión de hechos que no sé si quieren ser graciosos o cotidianos o lo que sea pero que no me han importado lo más mínimo. No sé cómo se las ha apañado Alexis Hall pero ha logrado que no me interese ni el concurso ni la vida amorosa de Rosaline ni su vida en general. Los personajes no me han resultado atrayentes, únicamente el Maromo 2 y por lo que os he comentado, que a algo me tengo que aferrar cuando leo para no mandar el libro a la porra. Por encima de todos, Rosaline es la que menos me ha gustado. Es una de esas personas a la que no le encuentras el truquillo, de esas que, cuando te empieza a caer bien, sale con un comentario seco o rancio y a la que, vete tú a saber por qué, nadie le responde ni la manda a Parla cuando es lo que se merece. Tampoco me ha gustado nadie de su entorno, una gente de cartón piedra que no aporta nada. Y qué os voy a decir de la trama... Que me encantan los libros en los que sale comida y aquí me daban más ganas de comerme el cartón de los Chocapic antes que el cake de vete tú a saber qué tenían que cocinar.
Esto es más tentador que este libro |
Me he encontrado totalmente desconectada de la lectura, como si estuviera viendo una película en un idioma incomprensible. No he encontrado nada de lo que me gusta de Alexis Hall, es como si hubiera cogido todo lo bueno que tiene y lo enrevesara hasta límites insospechados, de modo que a veces me ha parecido vacío y tedioso.
Además, la parte amorosa... MEGAMÑE. Es algo secundario en el libro y está escrita con poquísima gracia. Y pasan unas cosas que pretenden ser graciosas pero son de vergüenza ajena. El libro es ver cómo evoluciona la vida de Rosaline mientras que concursa, algo que, sinceramente, no tiene fuerza como para sostener todo. En fin, que me ha parecido un despropósito infumable. Espero que pronto pueda volver a reencontrarme con el Alexis Hall que me enamoró pero no preveo que me ocurra con lo que está escribiendo últimamente.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...