El duque y yo (Serie Bridgertons 1), Julia Quinn

Desde que fue presentada en sociedad, Daphne no tiene un momento de respiro. La culpa es de su madre, a la que adora, pero que está obsesionada con encontrarle un marido cuanto antes. Lo peor del caso es que los hombres razonablemente deseables no están interesados y los que sí lo están son unos incansables pesados de los que tiene que librarse... incluso a golpes. Por eso acepta encantada la idea del duque de Hastings de fingir un noviazgo que ahuyente a los pretendientes. Aunque quizá también tenga algo que ver el hecho de que el joven duque comienza a resultarle cada vez más seductor.Marcado por una infancia llena de soledad y resentimiento, Simon Basset, el nuevo duque de Hastings, no quiere saber nada de la vida social de Londres ni, desde luego, de los intentos de las elegantes damas de “cazarlo” como marido para sus hijas. Cuando conoce a Daphne, cree haber encontrado el plan perfecto: un compromiso ficticio que mantenga alejadas a las pretendientes que lo agobian. Y cuando la atracción fingida comienza a convertirse en algo demasiado real, Simon deberá enfrentarse a los fantasmas del pasado que le impiden disfrutar la felicidad que el destino pone al alcance de su mano.

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Para todo hay un momento, queridas y sabias lectoras. Para los dark romance que nos ponen el cerebro y los bajos a prueba. Para las historias maravillosas y eternas con (im)perfectos hombres. Para los rarunismos adictivos. Y para las enaguas sin más pretensiones que hacerte reír y ponerte perraca total. Justo era eso lo que buscaba. Y justo eso mismo es lo que me he encontrado con El duque y yo, mi debut lector con Julia Quinn.

¡Ya te digo, Rodrigo!

Simon Basset es el nuevo duque de Hastings. Si su padre lo pudiera ver, estaría más que orgulloso de él: morenazo, ojos azules de volverte loca, buenorrismo, personalidad e inteligencia a raudales. 

Soy tu perfecto Simon, Kim, y lo sabes

¡Pero que yo no tengo la culpa de que los hagan a su imagen y semejanza! Bueno, venga, que me ya estoy oyendo a mis Gandy Haters, también lo podemos ver así:

Soy el mejor Simon, Kim, ven que te lo demuestro

¡Venid bajo mis enaguas!

El caso es que el padre de Simon no estuvo orgulloso de su único hijo, más bien lo contrario, hasta renegaba de él. Y todo porque Simon tenía un problema que su padre consideraba indigno en un duque. El pobre Simon creció esforzándose por satisfacer a su padre y, cuando vio que no era posible, creció con el único objetivo de vengarse de él. Cuando regresa a Londres no quiere saber nada de convenciones sociales, bailes ni, por Dior, matrimonio. Pero retoma el contacto con su amigo Anthony Bridgerton y ahí se abre la caja de Pandora, pues Anthony pertenece a una familia un tanto peculiar (tan peculiar como que han puesto nombre a los hijos siguiendo el alfabeto). Cuando conoce a Daphne, una de las hermanas de Anthony, le pica la boa pero ya sabemos todos que en el bro code las hermanas están prohibidas... ¿Pero hay algo más tentador que lo que está prohibido?

¡A la saca que va!

Daphne, por su parte, busca marido. No es que lo busque como yo a Jamie Fraser pero esto es lo que tenía esa época, que una muchacha rezaba por hacer un buen casamiento y si era con alguien majo, mucho mejor. De amor no hablamos, claro está, que eso no alimenta. Es una chica que vale muchísimo la pena, a la que todos los mozos casaderos quieren... pero como amiga.

Os metéis la amistad por el o**te

Tampoco os voy a engañar, también tiene sus pretendientes, pero todos son muy mñes y ninguno le provoca nada (salvo ganas de salir corriendo). Cuando conoce a Simon le salta en encendedor xixil interno y cuando éste le propone fingir un compromiso entre ambos para que nadie les moleste...

Mother of mine, ya nos van dando los calores

Y de esto va la novela, queridas, ni más ni menos. Y, sinceramente, es más que suficiente. Julia Quinn no se entretiene en describir la casa de los Bridgerton, los vestidos que llevan, que si bailan la polca o la yenka. Que aquí lo que nos interesa es lo que pasa entre Simon y Daphne y eso es justo lo que obtenemos, pero siempre enclavado (clavado, grrrrrrrrrrrr) en la época, claro, que la Regencia tiene sus cositas y hay que respetarlas. Pero esto no es Orgullo y prejuicio. Nosotras queremos saber qué pasa por la cabeza, por la piel y bajo las sábanas de estos dos. Y vaya si lo sabemos... La que no sabe nada sobre el folletisco el metesaca el amor es Daphne y Simon se ve obligado (jijiji, sí, sí, muy obligado...) a enseñarle todo. Y nosotras vamos leyendo esto y nos van dando unos sofocos de poder freír huevos en nuestra espalda. Simon sabe darnos justo lo que necesitamos...

Simon knows how to ajdfkjdfjdfhljahdfñkjkaj

Pero claro, no va a ser todo fantástico, que es necesaria la chicha lectora (chicha que, en determinados momentos, me recordaba a nuestra adorada Abandonada a tus caricias... Just saying). Simon es tan cabezón que se atascaría en la puerta del Zara y, claro, la pobre Daphne, que no sabe dónde se ha metido, acaba entre flipada y cabreada como una mona. Menos mal que estas cosas no las sabe Lady Whistledown, la vieja del visillo de las enaguas, porque no quiero ni pensar lo que podría hacer con esa información... 

¡Gossip Girl de la Regencia, mona!

Usted perdone, señora. Este personaje me parece fantástico. Parece que no aporta nada pero nos da datos seleccionados que nos sitúan las historias y los personajes. Y es refrescante y nos reímos, qué narices. Y es que si hay algo que, para mí, destaca en esta novela (y espero que en toda la serie) es el humor. Es un componente básico entre los Bridgerton, en la relación de Daphne y Simon, en la de los hermanos Bridgerton y en la madre, que vaya personaje está hecho... Uno de los grandes aciertos. Te puede sacar de quicio y la puedes adorar a la vez, sobre todo si intenta tener contigo una conversación de las llamadas "íntimas"...

No sé sí así está la madre, Daphne o nosotras cuando leemos esto

Del resto de tramas poco os puedo decir porque, básicamente, no hay. Personajes hay de sobra pero la autora se centra en Daphne y Simon, sus sentimientos, sus experiencias, sus traumas... Pero algo podemos ver de los famosos hermanos Bridgerton, sobre todo de Anthony y Colin (al que ya le veo las intenciones de sinvergüenza melofó y no os quiero ni contar las ganas que tengo de pillar su historia) y preveo una serie muy divertida a la par que calentorra.

¡A mis bajos brazos, Bridgertons!

En fin, queridas, que ojalá que cada vez que pidieras algo determinado a un libro te lo diera como lo ha hecho éste. El duque y yo es una buena historia de enaguas ligerita, con su humor, sus melofollismos y sus momentos sjhdfkjsahfkjhdjlfkha que nos dejan con la sonrisa en la boca y el abanico on fire. ¡Y con ganas de hincarles el diente al resto de los Bridgerton!
Por todo esto, le damos en nuestro Gandymetro...

Simon, yo también quiero que me enseñes la boa