En Francia, en el campo de batalla, el altivo pero caballeroso lord Aidan Bedwyn le prometió a un soldado herido de muerte que en el futuro protegería a la hermana que este dejaba en Inglaterra.El azar lo lleva así ante Eve Morris, con un juramento que él está empeñado en cumplir pese a que ella rechaza toda ayuda... O casi toda, porque, en efecto, si Eve no se casa se verá desposeída de la mansión en que se crió. Aidan le hace una oferta a la que no podrá oponerse: un simple matrimonio de conveniencia, pasar juntos unos cuantos días y después toda una vida de feliz independencia separados. Sin embargo, no contaban con una irresistible atracción mutua que puede dar al traste con sus prácticos planes... ¿Les será posible estar solo ligeramente casados?
Estaba tiempo detrás de leer esta novela por recomendación de una compañera de trabajo. A ella le recomendé yo a su vez Flores en la tormenta, maravilla de maravillas, obra maestra, caviar iraní, lo más de lo más de la novela romántica (paradme, que empiezo a echarle piropos y no hago la reseña), pero me mosqueó que sólo me dijo de ella que "muy bonita, está bien".
¡Que no vas a leer otra mejor desde Jane Eyre, coñio! |
Si de esa obra magna no me decía nada más que eso, sin asomo de euforia y sin venir a darme las gracias de rodillas por descubrirle un novelón romántico de tomo y lomo, a saber qué era lo que podía encontrarme en Ligeramente casados. He de decir en favor de esta compañera que es anti Grey y anti otras cosas que yo me sé, así que esperaba una buena historia y unos protagonistas como Dios manda.
La próxima vez la mando a las duchas |
Y así ha sido, queridas. La novela cumple los requisitos básicos para dejarte un buen sabor de boca. El título ya te da una idea de qué nos vamos a encontrar (un matrimonio de conveniencia entre dos desconocidos), pero lo interesante es ver cómo lo va a plantear la autora, qué recursos va a seguir.
Tenemos Eve, una chica que vive en lo que parece la casa grande de Pyn y Pon, porque ella acoge a todo ser viviente que necesita un hogar, ya sean niños, mujeres con pasado carcelario, hombres algo lentos de entendederas, jóvenes embarazadas y abandonadas por sus amos o perros hechos polvo. Ella tiene un espíritu casi de misionera y es feliz así.
Para Eve, aquí todavía sobra sitio |
Por otra parte, Aidan Bedwyn es un militar de buena familia, recto y cumplidor de palabra, pero que parece que se ha tragado el palo de la escoba. Es un tipo que no manifiesta sus sentimientos, pero si promete algo, lo hace con todas las consecuencias.
Me estoy descojonando de la risa aunque no lo parezca |
Y eso lo llevará hasta Eve, hermana de uno de sus subordinados al que le debe la vida y al que promete en el lecho de muerte protegerla. ¿Pero de qué? Ah, queridas, eso le va a costar descubrirlo, porque llega a la casa de Eve y se la encuentra tan tranquila en compañía de la peculiar fauna que la acompaña y que a él le resulta chocante. La casualidad hará que se entere de cuál es el problema de Eve y resuelve que la solución no es otra que casarse con la joven, sin importar que ella esté esperando a un amado del que no sabe nada desde que se fue a Rusia. ¿Y Aidan? Es un hombre hermético y no conoceremos qué hay en su corazón hasta más adelante. Lo que está claro es que es un señor sacrificado, coherente con sus actos y firme en sus decisiones. Ahora bien: nada de lo que había planeado (una boda rápida y si te he visto no me acuerdo) saldrá como pensaba. Las cosas se lían y...
El encuentro con un conocido hará que el matrimonio en principio secreto y celebrado sin gran pompa llegue a oídos de Wulfric, hermano mayor de Aidan, y así conoceremos al resto de la familia, unos pijos de cuidado con bastante mala leche, quitando al melofó Alleyne que resulta simpático desde el principio. La verdad es que en el fondo no son tan mala gente, sino que tienen un estreñimiento emocional grave fruto de la estricta educación del padre que organizó la vida de sus hijos (sobre todo las del hijo mayor y de Aidan) sin contar con sus preferencias ni su opinión.
El padre es tan transigente como este señor |
La llegada de Eve va a ser un revulsivo para los hermanos porque ella no se dejará amedrentar por ninguno de ellos, incluida la machonga de Freyja, de la que terminará haciéndose amiga. La joven es una burguesa acomodada que no se siente intimidada por la rancia aristocracia a la que pertence Aidan. Me ha parecido interesante esa contraposición entre las dos clases sociales: la inamovible nobleza y la emergente burguesía que pasa totalmente de normas, convenciones y chorradas relacionadas con el rancio abolengo y las normas de la buena sociedad.
Eve usando el cubierto del pescado |
Si bien en general no he encontrado momentos especialmente añdhgañsljdfasñldfjñlsakjfs, le concedo a la novela que está bien escrita (qué menos...), la historia es interesante y los personajes no entran en el pichotismo (aunque Eve me ponía nerviosa con "sus niños", qué pesada a veces). Lo mejor es que Aidan, un hombre cerrado que había asumido el destino que su padre le impuso, se libera gracias a Eve y consigue cumplir el sueño que siempre había tenido: dedicarse a administración de tierras.