martes, 11 de octubre de 2016

Rendida (Los hombres de Roxbury House 2), Hope Tarr


Daisy Lake no es más que un recuerdo de su infancia para el exitoso abogado Gavin Carmichael.
Sin embargo, no es capaz de olvidarla. «En lo bueno y en lo malo, por siempre jamás, pase lo que pase, permaneceremos juntos… »; este es el pacto que los jóvenes huérfanos hicieron hace más de una década, antes de que aquella niña de ojos grandes fuera apartada de su lado. Daisy no es más que una imagen preciosa en su memoria, y también dolorosa, y así ha sido siempre hasta que un día, durante una cena en un club de lujo del East End, descubre que esa niña se ha convertido en la cantante más famosa de los music hall de Montmartre, Delilah du Lac.
Superado por la situación, Gavin irrumpe en el escenario y se la lleva, decidido a apartarla de ese estilo de vida. Sin embargo, Daisy no quiere saber nada de él. Su único deseo es actuar un día en una obra teatral como Dios manda. Y ese es un sueño que Gavin puede hacer realidad.
Daisy se ha acostado con otros hombres por mucho menos, así que se rinde a su petición. Además, él se ha convertido en un abogado tan apuesto… Sin embargo, según va creciendo
en intensidad su relación… ¿quién será el que acabe rendido por amor?


Cuando leí Vencida, estuve dudando en darle tres o cuatro Gandys. Si hubiera decidido darle tres, a Rendida le hubiera cascado uno. Porque tela las vueltas que da Hope Tarr en esta novela. Qué follón, qué tira y afloja más coñazo, qué ganas de meterme en el libro y empezar a soltar guantazos a mano abierta a todos, autora inclusive.


El protagonista de esta segunda entrega es Gavin, el abogado prudente que ya desde niño era un zagal formal, siempre pendiente de los demás, un poco inseguro, pero dispuesto a mediar en las peleas, por lo que le llamaban "el santo". A pesar de que sólo pasó en Roxbury House un año, su amistad con Rourke y Harry fue muy importante. Pero más lo fue su relación con una cuarta componente del grupo a la que se nombra de pasada en la primera entrega, una niñita llamada Daisy Lake. Desde que el abuelo de Gavin dio con él y se lo llevó, nunca más supo de ella y anda como loco buscándola. 


Por otra parte, la vida con el padre de su progenitora lo moldeó tanto que parece que se haya tragado el palo de la escoba, porque el señor no es precisamente el abuelo cariñoso e ideal que mimaría a su nieto después de que éste perdiera a sus padres. Sólo el hecho de conservar a sus colegas del orfanato parece que le sacan el lado más humano, aunque tengan que llevarlo a la fuerza a ver señoritas ligeras de ropa para que se le pase el disgusto de no dar con la niña de Roxbury.

Ni los Locomia tienen tanta pluma, chato

Y qué casualidad que, tras la última infructuosa búsqueda de Daisy, una de las coristas más afamadas que contempla una noche sea precisamente su amiga de la infancia, llamada ahora Delilah du Lac, cuya actuación es de lo más guarrindonga. 

La reina del Chantecler approves it

Su reconocimiento mutuo hace que a él se le ponga dura y ella empiece a chorrear allí mismo. Juro que no podía con mi vida leyendo esto. Ojo, que Daisy se hace una guarrerida en el mismo camerino tras el biombo, con él delante, pero sin que se dé cuenta. Mi cara era de WTF supremo en ese momento. 


El caso es que la relación que deciden tener es una especie de mezcla entre My fair lady y Pretty Woman. Daisy quiere ser actriz de verdad, no una cabaretera. Por otra parte, se ha acostado con más de un hombre y sabe perfectamente cómo va lo del trocotró hasta límites insospechados. De esta forma, llegan a un acuerdo de estar juntos un mes durante el cual Gavin le conseguirá los mejores profesores de interpretación y una audición para el teatro más importante de Londres. Lo del darle al sexo ya no está tan claro. Ella está que se folla encima por él; él la tiene como el cerrojo de un penal sólo con verla. Pero, claro, no puede ir todo sobre ruedas y aquí es cuando Hope Tarr se mete en un berenjenal del que no sabe cómo salir.



Daisy está acostumbrada a que los hombres quieran llevársela al catre y Gavin no quiere que su relación sea así. ¿Creéis que va a aguantar mucho? Además, la autora mete ahí como una especie de venganza por parte de ella al sentirse abandonada cuando él se marchó del orfanato, una pollada de las gordas. Hope Tarr lo adorna todo con muchas escenas de sexo, tantas que me han hecho poner mi cara de "¿Ya están otra vez follando?" Lo mismo son menos de las que creo, pero a mí se me han hecho insoportables para el argumento y desarrollo de la acción. Que no están mal, eh, pero no han sido tan esperadas como en otras historias, donde hay mucha tensión y estás deseando que llegue por fin el encuentro añsdkjfañsjkdfñlkjsas. Claro está, Daisy no es una debutante virginal y lo mismo no hubiera sido creíble, pero hubiera tenido más gracia que él fuera un tío riguroso y ver cómo lo seduce. No me hagáis mucho caso, que lo mío es quejarme por quejarme. Ya sabéis mi lema: SOY UNA RANCIA.


Y lo peor no es todo lo que cuento arriba, sino el continuo ir y venir de los sentimientos de los protagonistas con malentendidos, mentiras una detrás de otra, que si ahora te amo pero me lo callo, que si yo sólo quiero trocotró, que si me pongo celosa, que si esto, que si lo otro... Qué coñazo más absoluto de relación, por Dios. Hope Tarr quiere que creamos que Daisy imagina que Gavin espera mucho de ella porque es un cuadriculado. ¡Venga yaaaaa! No me parece nada lógico la manera de pensar de ninguno de los dos. El colmo de la tontería ha sido cuando el abuelo, en plan padre de Armand Duval, se mete por ahí en medio de la relación (que ya llevaba quince años jodiendo al nieto bien jodido y es normal que lo haga), pero luego resulta que se arrepiente. Después de haberle hecho la vida imposible a Gavin desde que lo sacó de Roxbury House va y se vuelve un blando, menuda estafa. ¡Y encima le buscan un romance! Lo que se merecía era que le diera un infarto fulminante, ¡hombre ya!


En definitiva, una historia para mí fallida. La picardía de Daisy sólo se manifiesta en los momento guarreriles (algunos con amagos greyanos) y no en lo que podría haber sido una historia más graciosa entre un estirado con un buen fuego boil y una chica de mundo muy desinhibida. Pero no. No se aclaran ellos ni la autora tampoco y la cosa roza peligrosamente el pichotismo. Menos mal que está Rourke para compensar, porque su historia sí que la espero con ganas, muchas más que ésta. Y como me decepcione, cruz y luz a la Tarr por desperdiciar la que creo que va a ser la más divertida de las tres teniendo en cuenta en qué clásico se inspira (no digo más por no hacer spoiler fuera de su reseña). 

Por todo esto, recibe en nuestro Gandymetro...

Gavin, yo te canto "La pulga" 

Y en nuestro Hostiómetro...


7 comentarios:

  1. Pues vaya tela con el libro no?? que le vamos hacer de vez en cuando suele salir uno así,que es infumable!! esperemos que los próximos estén mejor,buen post!!! ;)

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    1. La verdad es que he leído novelas muchísimo peores que ésta, pero me fastidia la manera en que desperdicia lo que podría haber sido una historia más atractiva. Una pena. ¡Gracias por comentar!

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  2. Viendo que le has puesto dos Gandys me he leído la reseña entera porque mucho me temo que no me voy a leer el libro. Y viendo lo que has escrito pues efectivamente, como que paso. Qué pena da ver que había buen material de base y se desperdicia! Siento que te hayas tenido que zampar ese coñazo, chica.
    Estupenda reseña, como siempre!!
    Besotes!

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    1. Me temo que a esta mujer siempre le pasa lo mismo, aunque la primera me gustó por lo original, la verdad. Pero creo que no ha sabido explotar igual de bien la fórmula después. Una pena. ¡Besotes!

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  3. Bravo!!!
    Te juro que cuando yo lo leí no cabía de mi asombro... tanta buena reseña y yo no me creía que todo eso pasara tan "libremente" en una novela regencil... ala. Como si nada. Siempre me gustan los argumentos arriesgados, pero creo que a esta autora se le va el tema de las manos. Yo la sigo leyendo, no me preguntes el porqué, aunque supongo que esperando ver lo que todas las demás lectoras le ven, pero sigue sin convencerme.
    Gracias, me has hecho sentirme un poquito menos rara jajaja
    Un besote

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    1. Está claro que no es el tipo de novela regencil al que estamos acostumbradas, pero no le saca partido tampoco a lo que es un planteamiento que por distinto podría ser mucho mejor. Escribir no escribe mal. Lo único es que se termina complicando la existencia con unos tira y afloja que acaban por hartar al lector, al menos a mí me me cansan. ¡No estás sola, jajaja!

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  4. Buah, de este paso, que yo no tengo paciencia para tonterías de este calibre. Eso de "ahora sí, ahora no" y los rollos raros que meten porque pueden aunque no peguen (el abuelo, que aun sin leerlo ya no me lo creo xD), me matan, así que con este no quiero nada xD
    ¡Un beso!

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