martes, 28 de febrero de 2017

Pecado y virtud (Davenport 2) Mary Jo Putney


 El destino ha concedido su última oportunidad a Reggie Davenport para redimirse. Una nueva vida se abre ante él ahora que ha recuperado algo que creía perdido para siempre: la casa de su familia, el hogar que simboliza una infancia feliz pero también el más amargo de los recuerdos. El lugar donde encontrará a Alys Weston, por la cual sentirá nacer una pasión que podría salvarlos, solo si ambos fueran capaces de superar sus pasados y creer en la fuerza del amor.


Queridas haggards, regreso a las reseñas, que tenía a mi pobre Kim sola en este blog por culpa de los malditos pozos petrolíferos y los negocios de mis exmaridos. El caso es que, entre contrato y conspiración empresarial, he estado leyendo los siete libros traducidos de la saga Poldark, precisamente por recomendación de Kim, y no sé a qué esperáis para leerlos. Tras el atracón (grrrr) de Ross, me lancé de cabeza a nuestro maravilloso Reto Rita la Cantaora. Como una es ordenada, lo quiero hacer siguiendo el listado cronológico. El primero, Maravilla, pasó por mis manos sin pena ni gloria. Pero, ay, el segundo... Pecado y virtud me ha reconciliado con la romántica de época y he vuelto a hacer mi croqueta rancio-enagüil, que ya la echaba de menos. Vayamos a la disección de esta novela.

¡Vamos allá!

Reggie, la Vergüenza de los Davenport, es el perfecto ejemplo de libertino: jugador, mujeriego y, sobre todo, bebedor. Este pequeño vicio le está empezando a pasar factura y, cuando se pone muy ciego, no recuerda nada de lo que ha hecho mientras estaba con un pedo monumental, así que cualquier cosa es posible.


Menos mal que cuenta con su ayuda de cámara, Mac, un cockney simpático y su mano derecha. A pesar de ser un calavera, Reggie tiene un alto sentido del honor y nadie, absolutamente nadie, le va a acusar jamás de ser un tramposo. Que uno será un borracho, pero las cartas son algo serio. Esto viene a demostrarnos que, tras la fachada de tipo al que se la suda todo, hay un caballero y su vida licenciosa es sólo una forma de ocultar su yo real.

No es como estos dos, pero tampoco nos importaría que lo fuera

Por azares del destino, con su comportamiento ha estado toda su vida intentando fastidiar a su tío, un capullo que le amargó la niñez cuando Reggie se quedó huérfano y que le hizo creer que no poseía nada. Pero resulta que existe una propiedad que es legítimamente suya por parte de su madre y, al morir su tío, uno de sus nietos y sobrino de nuestro protagonista se la da casi a regañadientes, porque sabe que la finca, que marcha de cine gracias a un hábil administrador, va parar a manos algo ligeras.

¡Que me des mi propiedad, coñio!

Y así entra en escena Alys Weston. Es una mujer fuera de lo común en muchos aspectos: administra la propiedad heredada por Reggie sin que sus jefes sepan que es una fémina, es inteligente, emprendedora, con carácter, respetada por los trabajadores... A pesar de todas su virtudes, el hecho de que su físico no es el que debería para los gustos de la época la tiene amargada. Porque a Alys le gustan los hombres y sueña con un trocotró del bueno y con el verdadero amor, pero sabe que ningún maromo se va a fijar en ella precisamente por su belleza. Se ve a sí misma como la Jaca Paca por ser altísima y, encima, tiene los ojos de distinto color. Considera que los hombres huyen de ella precisamente por su altura, como si los fuera a chafar o algo con su peso, y arrastra un pasado de rechazo y decepción en el amor por culpa de su manera de ser y su aspecto.

Así se ve Alys
Así cree que la ven los hombres

Cuando Reggie y ella se encuentran, comienza una relación curiosa. Él la acepta como su administrador, asombrado por los logros en lo que un día fue su hogar. Ella, que es una dama pero no una pava, siente cierta atracción por su patrón, pero no quiere fastidiar la cosa, y más sabiendo que es un libertino. Lo mejor de todo es que Reggie va a tratar a Alys como una igual (muy buenos los diálogos entre ambos, cargados de humor e ironía), son complementarios, como las dos caras de una misma moneda, y poco a poco se va enamorando de ella por su personalidad, además de por su espectacular físico, ése que Alys cree que es su peor defecto. Todo parece normal, ¿verdad? Pues no. Y es que entra en escena la vieja amiga de Reggie: la bebida


Sabiendo que Alys es una mujer apasionada tanto bajo sus ropas masculinas como de institutriz, Reggie quiere acercar su 🐍 a ella, pero sólo consigue lanzarse cuando está como una cuba, ya que en ese estado no suele ser un caballero. Alys se deja hacer al principio, porque a nadie le amarga un dulce y ella estaba a dieta desde hacía mucho, pero eso de que sólo la quiera besar cuando él está en un estado tal que se tiraría hasta un tronco vestido con una túnica, no le hace gracia. Que una tendrá sus ganas de añdjfañsldjfñask, pero no de cualquier manera, oiga.

Y así cree Alys que la ve Reggie Davenport

Y no sólo eso: la bebida está matando a Reggie. Éste es un tema que se trata con cierta crudeza, el cómo los efectos del alcoholismo pueden llegar a destruir a una persona y todo lo que le rodea. Tampoco es que sea esto La inquilina de Wildfell Hall, pero es interesante que se hable de ello como un problema de salud. Porque era una realidad: la gente bebía mucho, pillaba unas melopeas de campeonato y se veía como algo de lo más normal y hasta aceptado socialmente.


A Reggie le sienta bastante mal el bebercio, y en la lucha por permanecer sereno, él tendrá el apoyo de Alys, aunque ella asume que sólo pueden ser amigos en esta situación, ya que su jefe nunca más querrá comerle el morrete porque siempre estará sobrio.

Beber o no beber, he aquí el dilema

No cuento más, que ya me he pasado, pero esto es sólo una parte de la trama. Pasados que vuelven al presente, dolorosos recuerdos que permanecían ocultos en el fondo de la mente y más cosas podéis encontrar aquí. También una amplia galería de secundarios, quizás demasiados, pero a mí no me han molestado (hay amigo melopollo, lo que es bien). Añadir que la autora demuestra que puede escribirse una novela con protagonista femenina que sigue siendo una mujer a pesar de tener que comportarse casi como un hombre y tener personalidad suficiente para tratar de tú a tú al protagonista masculino. Y todo ello sin ser una pedazo de Pichote, sin berrearle al maromo, ni necesitar tirar flechas con un carcaj o hacer el pino puente sobre los lomos de un caballo para demostrar sus cualidades. También suma puntos el que salgan niños y animales y no te den ganas de llamar a Herodes o dedicarte a la caza furtiva respectivamente. Para rematar, no hay sexo hasta muy avanzada la lectura y es descrito de forma elegante, sin vergas palpitantes, dedos que se meten tan profundo que llegan al hígado ni chorreos xixiles cual presa que se desborda. No podía ser mejor, queridas.


¡He vuelto a croquetear, yupiii!

Por todo esto, recibe en nuestro Gandymetro...

Te doy 4,5 por dejarte el vicio no guarreril, Reggie

martes, 21 de febrero de 2017

Maravilla, LaVyrle Spencer


En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en un tranquilo pueblo de Georgia, Will Parker responde a un anuncio en el que se solicita un marido. Elly Dinsmore es una joven de veintiséis años, viuda y embarazada. Cuando Will aparece, está encantada de tener a un hombre en casa, sin importarle las habladurías. Poco a poco, Will y Elly se van tendiendo mutuamente la mano y van descubriendo una pasión profunda, que ninguno de los dos había sentido jamás.
Goodreads ❤  Amazon


Creo que ya os he comentado en alguna reseña que, cuando comencé a leer novela romántica, no sabía muy bien qué leer ni tenía una estantería llena de historias de amor heredadas de mi madre ni amigas que me recomendaran y prestaran libros. ¡Pero quién quiere contacto humano cuando tiene internet a mano! Así que caí en All about romance y sus 100 mejores novelas románticas (lista de 2013, por cierto, así que digo yo que toca ir actualizando...) y, ale, a leer y a tachar. La vida lectora me va alejando de ella pero siempre acabo volviendo. Y esta vez regresé a por Maravilla, de LaVyrle Spencer, sin saber nada de ella. MAL. Y BIEN. Ahora os cuento por qué, que no soy ciclotímica.


Claaaaaaaaaaaaaaaaaaaaro...

[Y sí, este libro está también en nuestro fabuloso #RetoRita pero es que yo hice la reseña antes y si aprovecho las sobras del cocido para hacer croquetas, no iba a dejar de aprovechar una reseña que ya tenía hecha para inaugurar las reseñas del reto 😁😆]

Hagamos un retrospecter histórico y vayamos a 1941. Will Parker es un hombre sin futuro debido a un pasado complicado. Dando tumbos por la vida desde que puede recordar, pasó una temporada en la cárcel y eso le impide ahora integrarse en la sociedad (reintegrarse no porque nunca estuvo dentro de ella). Acaba cayendo en Whitney, un pueblecito de Georgia, donde tampoco encuentra su sitio. Pero, por azares del destino, en una cafetería va a encontrar varias cosas que van a marcar su futuro: una camarera porculera llamada Lula y un anuncio en el periódico de una mujer que busca marido. A Will, que huele en Lula la palabra "problemas", le llama la atención ese anuncio y se acerca a casa de la loca Eleanor Dinsmore, a ver si le puede valer. Pero Elly Dinsmore no es para nada lo que él espera, porque no es la loca de los gatos de Los Simpsons (y es que no la llaman loca por vivir aislada y buscar marido sino por otra cosa que... ¡ARG!) sino una chica joven fea, desarreglada y algo huraña, con dos hijos y embarazada.


Elly es un Kinder Sorpresa

Y es que Eleanor Dinsmore ha crecido aislada de la sociedad por obra y gracia de su familia (que sí que estaba como las maracas de Machín -loca perdida-) y, al quedarse viuda, no sabe cómo sacar adelante su granja y a sus hijos sin un hombre a su lado. Pero antes muerta que relacionarse para encontrar otro hombre, por lo que pone el anuncio. Will tampoco es lo que esperaba (bueno, tampoco es que esperara a alguien) pero ve rápidamente el buen hombre que se esconde bajo esa apariencia flacucha y oculta bajo su sombrero de cowboy. Así que Elly y Will se observan y pronto descubren que son exactamente lo que necesitan, un marido para Elly, un padre para sus hijos y un hombre para su casa, y una vida nueva llena de trabajo y libertad para Will. Y nosotros podemos acompañarlos en esta aventura vital, porque eso justo es este libro, la aventura de la vida para Will y Elly, dos personas rechazadas por la sociedad que, juntas, consiguen salir de su ostracismo y abrirse a la vida y al amor. 


Estos dos son tan riquiños como yo

He disfrutado mucho con la primera parte del libro, leyendo el acercamiento entre ambos, la adaptación mutua y de Will al pueblo (standing ovation para la señorita Beasley, la bibliotecaria con mala hostia pero mucha inteligencia y gran corazón y cuya relación con Will es sorprendente y muy muy bonita) y a los niños (niños así son AMOR, siendo encantadores y no dando porculis). El camino que recorren Will y Elly es una odisea, Will luchando contra el mundo y Elly luchando contra sí misma. Reconozco que Will me enamoró desde el primer momento, viendo cómo aprecia las pequeñas cosas de la vida, cómo es feliz sabiendo que tiene opciones que puede escoger él porque quiere, cómo disfruta de que Elly le dé una oportunidad. Pero la que sufre la gran transformación es Elly, porque, mientras Will sufre las secuelas y la maldición de la cárcel física, Eleanor sufre las de una cárcel personal de la que le es imposible escapar. Pero cuando el amor llama a tu puerta...


Amor, AMOR, no Avon

Pues eso, que si el amor llama a tu puerta, se le deja entrar hasta la cocina. Eso sí, aquí no hay fuegos internos encendidos con un mechero, el amor se va fraguando lentamente y es una gozada poder verlo a través de los pensamientos y sentimientos de los personajes, que callan más de lo que hablan y que te ponen de los nervios porque tú estás ahí "pero díselooooooo", "pero tócaleeeeeeeeeeee" y ellos ahí que nada, sintiendo mucho pero con la cara de lechuga. Y cuando se tocan (porque cómo no va a haber refrote, hombre, entonces ya habría sacado yo mi letrero de ESTO NO ES UNA NOVELA ROMÁNTICA), se describen de un modo bonito e intenso los momentos previos y luego, toma unas metáforas y unos pájaros volando y allá te las apañes.



Mi yo guarreril siempre se va a quejar si no lo sacian con momentos muy hot pero la verdad es que aquí no pegan para nada unos intercambios apagafuegos descriptivos porque LaVyrle Spencer tiene un modo muy especial de narrar la historia, con realismo pero con delicadeza y mucho sentimiento, demasiado para mi gusto (con cierto abuso de las repeticiones que, además, me hacían algunas partes muy lentas). Will y Elly son personajes muy de la época, educados y reservados, que sienten mucho pero demuestran poco. Únicamente Lula se sale de este cuquismo. Con ella lo soez alcanza cotas himalayescas.


Cuquimente te lo decimos

A partir de la mitad del libro las cosas cambian y, brevemente, la narración también. Hasta entonces alternamos constantemente los puntos de vista de Will y Elly en tercera persona pero hay un acontecimiento muy importante cuyo desarrollo conocemos únicamente a través de cartas que se envían los protagonistas. No me esperaba que esto se contara así y me he encontrado ansiosa leyendo. Una pena que esta parte fuera demasiado corta y que, a partir de ahí, todo se haya desarrollado excesivamente rápido, sobre todo el gran acontecimiento final, que debería haber sido más extenso y menos previsible. Creo que lo que a mí me ha pasado con este libro es que me ha faltado sufrimiento. Y es que ya conocéis mi lema:

SUFRO ERGO DISFRUTO
Y tanto disfrute un día me lleva a la tumba


Y aquí me he quedado corta. Se puede decir que en este libro pasan pocas cosas y que LaVyrle Spencer no quiere hacer pupita, que bastante ya llevan los protagonistas encima. Aquí vemos el proceso de curación de dos personajes heridos y lo sumamente fácil que puede ser perderlo todo si no se tiene alguien por el que vivir. Es algo precioso de leer pero me esperaba algo que me tocara más la fibra sensible y me llegara hasta el corazoncito que no tengo. Tal vez si hubiera sabido cómo escribe LaVyrle este libro me hubiera gustado más porque yo no soy muy de sentimientos y cuquismos y en este libro campan a sus anchas. Eso sí, no son excesivos y se agradece. Maravilla es un libro bonito, sutil, algo nadista, emotivo pero, para mí, algo cursi. No es La Gran Historia de Amor que te va a hacer vivir en una montaña rusa pero sí una de las que, poco a poco, te llega y te conquista (o, al menos, te deja con un gran sabor de boca y un buen recuerdo lo que, para mi ranciedad, ya es más que suficiente).

Por todo esto, Maravilla se lleva en nuestro Gandymetro...


3'5. Will, déjame ser tu panal de rica miel

martes, 14 de febrero de 2017

Tuya a medianoche (Los Hathaway 1), Lisa Kleypas


Cuando una herencia inesperada eleva a su familia al rango de la aristocracia, Amelia Hathaway descubre que cuidar a sus hermanas menores y a su difícil hermano era algo fácil comparado con moverse en las complejidades del mundo de los privilegiados. Pero aún más complicado es lidiar con la atracción que siente por el alto, oscuro y peligrosamente apuesto Cam Rohan. Dueño de una riqueza incalculable, Cam está cansado de las absurdas restricciones de la sociedad londinense y anhela volver a sus raíces gitanas. 
Cuando la deliciosa Amelia acude a él en busca de ayuda, intenta ofrecerle sólo su amistad pero las intenciones no bastan para contener el deseo que ciega a ambos. Sin embargo, ¿puede un hombre que desprecia las costumbres inglesas verse tentado por algo tan tradicional como el matrimonio?


Pues ya estábamos tardando en meterle mano *ejem* a esta serie, que tanta fama tiene y a la que nosotras hemos guardado un sitio privilegiado en nuestras partes pudendas estaterías. En un ejercicio de vaguería suprema me voy a autocitar nuestra reseña de El diablo en invierno (grrrrrrrrrrr) para que sepáis con qué ánimo cogía yo esta novela...

Y la Kleypas, además, nos regala aquí otra de sus habilidades: la de colarte en un libro a otro secundario que te llama la atención y se abre hueco en tu agenda negra maromial. En éste es Cam Rohan, medio romaní medio irlandés (ay madre lo que puede salir de ahí...) que consigue robarle parte del protagonismo a Sebastian y querer hacerte un sandwichito con los dos. ¿¿¿Le veremos en el siguiente libro??? Porque está claro que Cam ha nacido para ser maromo de los que MeCaben y ya le tengo reservado el huequecito. 

Espera que me recupere que Sebastian me ha dejado fina

Pues ya me he recuperado y MeCabes, chato.


Los Hathaway son una familia cuyo segundo apellido debería ser Mala-Suerte (no son dos, es compuesto, ejem). Se podría pensar justo lo contrario ya que Leo, el hermano, ha heredado recientemente el título de vizconde (con todo lo que eso conlleva) pero parece que la mala vida que gasta le va a hacer perderlo (básicamente porque tiene grandes probabilidades de estirar la pata). Su solterona hermana Amelia es la que intenta que no abandone este lado de la vida y, en una de sus aventuras al rescate de Leo, acaba en Jenner's y bajo la sagaz mirada de Cam Rohan, el romaní que nos robó las enaguas que Sebastian dejó vivas en El diablo en invierno y que, con la primera mirada que le echa, nota en sus genes gitanos que no va a ser eso lo único que le eche a Amelia, IYKWIM.

Con estos movimientos te voy a echar de tó menos de la cama

Por una serie de desdichados acontecimientos (cosa del segundo apellido claramente), los Hathaway acaban recibiendo una ayuda más que generosa de sus vecinos de Stony Cross Manor. ¿Y recordáis quiénes son los que viven en tan rico casoplón...? ¡Los Westcliff! ¿Y quiénes están relacionados con ellos...? ¡Los St. Vincent y, por tanto, Cam Rohan! *inserte usted aquí multitud de croquetas de la felicidad* *inserte usted aquí a unos enfermeros buenorros que han tenido que recoger a Kim del suelo tras la mención a Sebastian St. Vincent*. Amelia puede que no esté tan feliz como nosotras al saber que tiene que compartir más espacio con Cam del que su cabeza quiere pero nosotras sabemos que su ovarios bailan tres sarandongas con la repentina situación. Y Cam ni puede aplacar los calores de su sangre romaní (o la tendencia al vicio de su sangre irlandesa), ni puede evitar desplegar su magia con Amelia. Porque, queridas mías, lo que Cam despliega a su alrededor es una onda expansiva de calores bajeriles capaces de arrasar más que el caballo de Atila y, además, es capaz de llenar las páginas del libro con magia pura y dura (aunque para dura su *censored*).


Cam suelta magia y nosotras, fluídos

Tanto Cam como Amelia tienen la necesidad (aunque no lo sepan) de pertenecer a algún sitio, de sentirse parte de algo. Cam pertenece a dos mundos y, a la vez, a ninguno y Amelia cree que el momento para encontrar su lugar ha pasado y debe estar en casa velando por sus hermanos, desorientados ahora que no tienen padres. Al final su hogar lo van a tener más cerca de lo que pensaban, claro, pero mientras ellos descubren eso, nosotras vamos descubriéndolos a ellos y, la verdad, Amelia nos da un poco igual, mientras que Cam... *emojis de ojitos con corazoncitos*. A Cam ya lo teníamos fichado pero aquí profundizamos en él *tose*, lo que es un pequeño regalo porque cada vez que descubres algo de él se te caen un poquito más las bragas (tiene un tatuajeeeeeeeeeeeeeee -¡y misterioso!-). Y es que cuando aparece, nosotras estamos en plan "Aladdin me lleva a dar una vuelta en la alfombra mágica y me canta Un mundo ideal en la oreja mientras nosotras ronroneamos"Sus sentimientos se narran con una sensibilidad especial, envolviendo todo en un halo mágico, distinto y especial. Vamos, como que cuando habla de vivir libre como su pueblo se te olvida hasta que durmiendo al raso te pueden entrar bichos por los prietos canales (por ahí nos tiene que entrar otra cosa, grrrrrrrrrrrrrr). Pero, a pesar de la maravillosidad que despliega Cam, Amelia es reticente y no quiere dar su brazo a torcer (para unas cosas, que para otras no tiene tantos miramientos la jodía) y es una pena porque se pierde frescura al quedarse la cosa atascada por el "llámale pichotismo, llámale cabezonería" de Amelia.

De verdad, chica, así me tienes

Para que no nos saturemos con Amelia tenemos al resto de los Hathaway, que se nos presentan en esta novela y parecen bastante interesantes (a ver cómo se las gastan en el resto de la serie). Leo es un tontolaba y, sinceramente, me cae mal. Está traumatizado por la muerte de su novia Laura y ha decidido que, si la muerte no viene, ya la va a buscar él a través de todo lo que pille (salir, beber, el rollo de siempre, que diría Extremoduro). Realmente ya esquivó el otro barrio cuando lograron salvarle de la escarlatina que lo dejó sin churri. A él y a Winnifred, otra de las hermanas, a la que Merripen, el misterioso pseudohermano gitano que tiene la familia, mira de un modo especial... No, si con razón dice Amelia que son unos raros, parece que la Kleypas ha ido escogiendo personajes pintorescos al azar, los ha agitado y, ale, ahí tenéis a los Hathaway (no es una crítica, eh, es un pensamiento que he tenido a bien compartir con vosotras, generosa que es una). La crítica viene ahora, cuando os digo que, a través de la historia de Leo, Lisa Kleypas introduce trama sobrenatural que, si bien al principio me ha llamado la atención, me ha acabado molestando y, encima, se resuelve mal. 

Me interesa más hacer esto que la historia fantasmona

El libro se lee bien hasta que Cam decide que Amelia es su churri forever and ever y, para mí, se estanca. No sé qué esperaba de este libro pero sí algo más de lo que me ha dado. Además, como leo sin mirar sinopsis ni saber si los libros están relacionados, pues viene Lisa a hacerme un Kleypas y me llevan los demonios (bueno, ahora ya estoy muy acostumbrada así que los demonios no pueden conmigo). Tú lees dándote cuenta de que entre unos personajes puede haber tomate y "uy a ver qué interesante" y "anda mira que aquí hay gato encerrado con Cam" y de repente se termina el libro y te quedas con cara de panoli porque esperas una historia de amor secundaria que se intuye pero no se llega a dar y, que deduzco, será la del siguiente libro. No os digo esto como algo malo, pero sí para que vayáis sobre aviso.


ESTE LIBRO TE DEJA A MEDIAS, COMO UN MAROMO QUE AÚN NO LO HA CATADO

De todos modos, te puede gustar o disgustar lo que cuenta pero no cómo lo cuenta, porque Lisa Kleypas es una virtuosa de las palabras. Tuya a medianoche es tiene momentos divertidos, tiene guiños a los fans de las Wallflowers, tiene unas secuencias sjadgfjkashdfkjashf extensas y muy hot pero caminando en esa fina línea entre lo guarro y lo amoroso sin decantarse por ninguna pero teniendo un poquito de cada... ¡Y encima hay breves apariciones de Sebastian St. Vincent que han hecho que ésta que os escribe dé palmas con todas las partes de su cuerpo que puedan abrirse y cerrarse! A esto hay que sumar la adorafollabilidad de Cam, que me ha hecho la lectura más feliz, porque si llega a ser por la prota... No deja de quedarme la sensación de que Cam se merecía una historia mejor. ¡Esperemos que el siguiente libro sea más redondo! (Kleypas, te tengo en la mirilla).

Por todo esto, le damos en nuestro Gandymetro...


3'5. Cam, cabalgar tu pooka es mi destino

martes, 7 de febrero de 2017

La primera estrella de la noche (Chicago Stars 8), Susan Elizabeth Phillips



Piper Dove es una mujer con un sueño: convertirse en la mejor detective de Chicago. ¿Su primer trabajo? Seguir al antiguo quarterback de los Chicago Stars, Cooper Graham. ¿El problema? Que Graham se da cuenta y eso no le hace nada feliz... Piper pronto se encuentra trabajando para él pero no como su guardaespaldas, algo que él necesita y se empeña en no tener. En su lugar, la contrata para vigilar a los trabajadores de su exclusivo club. Pero la vida de Coop puede estar en peligro y Piper está decidida a protegerlo, lo quiera él o no. Si además no tuviera que lidiar con un grupo de princesas de Oriente Medio, una sirvienta pakistaní en busca de su libertad, una adolescente que sólo quiere encajar y una anciana vecina que quiere que Piper encuentre a su difunto marido... Y además está el propio Cooper Graham, un legendario héroe deportivo que siempre consigue lo que quiere, incluso si lo que quiere es a una guerrera detective que pelea de modo incansable por demostrar que es tan dura como él. Dos personas que no pueden soportar perder se podrán a prueba para descubrir qué es lo que más les importa...


¡Qué regalito de Dior nos ha caído con un nuevo libro de nuestro equipo favorito de la NFL -como si conociéramos otro-, los Chicago Stars! Lo acogimos en nuestras entretelas más profundas con alegría suprema porque aquí adoramos el suelo que Susan Elizabeth Phillips pisa y lo que sus manitas escriben. Tras tantos años de ausencia de nuestros jugadores favoritos, ¿habrán vuelto con renovadas fuerzas a meternos un buen touchdown...?


¡Que nos lo metan, que nos lo metan!

Piper Dove es una mujer con una misión: tirarse encima de Cooper Graham, el antiguo quarterback de los Chicago Stars. Pero no en el sentido en el que lo haría yo, en plan hacerle el salto del tigre y convertirme en su calzoncillo favorito, IYKWIM, sino en el sentido de ser su sombra e informar de lo que hace, que para eso es una intrépida detective privada realizando su trabajo. El problema es que Coop se da cuenta de que Piper le sigue y no sólo logra que deje de hacerlo sino que la contrata para trabajar para él 💃💃💃💃💃 (monigotes que reflejan el poderío de Coop). Pero Piper no es una chica normal y combina su trabajo de tocahuevos-de-los-empleados-de-Coop con el de detective, chófer, defensora de causas perdidas, machote con la cola más larga que nadie...


Venga, Coop, vamos a ver quién gana

Y es que Piper no es una frágil damisela. Su padre la educó para ser lo menos femenina y más autosuficiente posible, para luego protegerla como si fuera una figurita de cristal de Bohemia, lo que hace que el cerebro de Piper sea difícil de comprender hasta para ella misma. Y precisamente esa ausencia de supuesto moñismo femenino es lo que la hace tan irresistible para los hombres. Y Coop es un hombre muy hombre que siempre consigue lo que quiere, así que cuando su 🐍 señala a Piper como su próximo reto a conquistar...


Y donde Coop pone el mapache...

Queridas, ya os lo hemos mencionado al principio, un nuevo libro de SEP es celebrado por estos lares con más fanfarria que la llegada del Rey Arturo a tu casa. Así os podéis imaginar el chasco que ha sido para mí tenerle que dar 3 Gandys y encima siendo generosa...



Pues sí, no quiero ni recordarlo porque me dan ganas de tirarme por el puente más cercano. Por vosotras haré el esfuerzo para que cuando lo leáis (porque los libros de SEP hay que leerlos sí o sí) sepáis que yo he disfrutado y he sufrido (y esta vez no por los personajes sino por lo poco que me gustaba el libro) y os deseo que vosotras tengáis mucho de lo primero y poco de lo segundo (o un buen whiskazo a mano para sobrellevarlo mejor). Bien, venga, Kim, que tú puedes, hazlo rapidito como la depilación y ya.


Lo que he adorado del libro

-Tiene un inicio surrealista e hilarante al más puro estilo SEP, de ésos de descojonarte hasta el dobladillo de la falda. Si hay una cosa que busco en un libro de esta mujer es el humor y aquí he tenido una primera parte tan llena de momentos de saltarme las lágrimas que ya veía que no ganaba para rímel. Además, hay uno de los mejores momentos de ridículo y vergüenza ajena de toda la serie que, encima, tiene como protagonista al machote de Coop...

¡Te hago la ola, SEP!

-Estupenda protagonista. Piper y Coop han sido unos maravillosos compañeros de viaje. Piper es totalmente adorable, es una tía independiente con dos ovarios por peineta, que no se amedrenta ante nada y con unas cotas de competitividad tan altas como las de Coop, que es un ganador nato. Piper no es una damisela que considera su vida incompleta porque no tiene churri, ella quiere ser la mejor en su trabajo, ser independiente y tener éxito. Por eso no cae rendida ante los (muchos) encantos de Coop, no la dominan sus sentimientos hacia otra persona sino los suyos hacia sí misma (que tienen su miga, todo sea dicho). Y yo te digo ole tu xixi, Piper que, a pesar de todas las cosas y del modo en el que te educó tu padre y de la agresividad del mundo que te rodea, eres una persona alegre, inteligente y ladrona de pro... 

-Maromo made in SEP. Lo que para mí significa made in heaven (es que a mí MeCaben Dan Calebow y todos los demás, también). Es un machote de los que SEP acostumbra a regalarnos, bien pagado de sí mismo aunque majo e inteligente (pero si tiene un jardín con hortalizas en su casa y todoooooooooooo -lleno de nabos y berenjenas, sí #AplausosParaElChisteFácil-). Es tan adorablemente chulesco que hasta consigue darle la vuelta a la mayor vergüenza que pasa un jugador de los Stars y lograr salir con más chulería aún (aunque con el ego algo tocado). 

-¡Apariciones estelares de Heath Champion! Que se paren las máquinas cuando sale este hombre porque melocó y melofó ahora mismo, ¡cómo lo adoro! Heath es el representante de Coop y que aparezca es un regalito que SEP me hace (sí, a mí nada más, ¡apartad, perracas!) para que me monte un sandwichito supremo maromial. My body is ready!


Kim calienta para el ejercicio sandwichil

-No hay pueblito maravilloso ni personaje que nos recuerde los valores tradicionales de la vida. Y yo lo celebro, porque, aunque SEP escriba esas cosas como nadie y te den ganas de abandonar tu vida urbanita para irte al pueblecito canijo pero encantador, a veces me da la impresión en casi todos estos libros (salvo en Tenías que ser tú) de que nos quiere transmitir que para ser feliz quiero un camión debes huir de la ciudad y eso en este libro no pasa, aquí se puede ser feliz disfrutando de la ciudad. Lo mismo a vosotras esto os la pela pero a mí, que me encanta la ciudad y me sale urticaria cuando piso el pueblo, me ha encantado. 


Lo que no me ha gustado (lo escribo 😭)

-Creo que SEP es una absoluta maestra en mezclar palotismo con sentimientos y, no nos vamos a engañar, tú esperas encontrar eso en uno de sus libros. ¿Lo encontramos aquí? ¡NO! SEP hace que los personajes se aislen tanto de sus sentimientos que logra que la parte amorosa sea fría. ¿Qué digo fría? ¡Ausente! No esperaba yo que se vieran y sonaran campanas de boda pero alguna chispa, alguna mariposa en el estómago, algún piticlín en los bajos. Pues NOTHING. Como SEP ha decidido que la protagonista no es convencional, la historia de amor tampoco lo es y no hay instalust, ni instalove ni Sopinstant, NA-DA. Sabes que se gustan porque alguna pista te va dejando (nos ha jodido, a ver quién es la guapa que se resiste a los encantos de Coop) pero no existe ese volcán de sentimientos/palotismo que va subiendo y subiendo hasta que culmina en un épico descorche. ¿Y qué es eso de no enseñarnos ni los polvetes ni los momentos de conversación que les hacen darse cuenta de que tienen conversación sin fin y son fantásticos y se llevan genial y hacen que a mí se me ponga la sonrisa de pava? ¡Que eso lo queremos vivir, no queremos que nos lo cuenten! MAL MAL.


¡Que no me quites palotismo ni amor que no respondooooo! 

-Vamos a ver, Susan Elizabeth Phillips, te lo digo con los dedos en las manos: ¿qué es eso de crear un personaje tan distinto y estupendo como Piper y luego cargártelo? Entiendo que nos quieras mostrar su bloqueo en relación a sus sentimientos pero no me convence que eso le haga ser tan tonta como para dejar escapar el amor que tan claramente se le manifiesta delante. Y ese final, ¡ESE FINAL! No me vendas una mujer moderna e independiente para acabar metiéndome la dichosa moralina de siempre. SPOILER (que si quieres leer tendrás que seleccionar con el cursor): ¡que no es necesario en esta vida casarse y tener hijos para ser feliz, copón! ¡Que no me escribas un personaje que lo tiene claro en ese aspecto y luego te lo cargues todo a las primeras de cambio! ¡Que no, SEP, QUE NO! #IndignaciónDeHaggard. FIN DEL SPOILER

-Todo lo secundario es un gran MÑE. Muchos personajes secundarios que no valen para nada, tramas secundarias que lo único que hacen es para liarte, malos que salen de la nada, personajes que te dejan así 😒... ¿WTF te ha pasado aquí, SEP? ¡Y sin historia secundaria de amor! ¿¡Pero qué me estás contando!? 

Así supero yo escribir estas cosas sobre SEP

De verdad, queridas, no me indignaría tanto si éstos no fueran mis adorados Chicago Stars y si Susan Elizabeth Phillips no se hubiera inventado unos maravillosos ingredientes, los hubiera empezado a mezclar de un modo estupendo y al final nos haya servido un churro con ketchup. La primera parte del libro es muy cómica y disfruté mucho, hasta la falta de amor/romanticismo/tensión sexual/conquista no me importó. Pero cuando el tema sexual se vuelve más serio entre ellos, el castillo de naipes de la risa se cae y el libro bordea el sinsentido, te quedas con un personaje maravilloso como Piper que cada vez te pone de más mala leche y una cara de tonta que no puedes con ella. Y sin nuestras adoradas dosis amorosas made in SEP de ponernos 😍. A ver, amor hay, claro, pero a mí no me gusta cómo nos lo muestra y mucho menos cómo lo termina, así que me he quedado con un sabor de boca bastante agridulce. Al menos las secuencias son breves y el libro se lee bastante bien -si encima fuera eterno, lo iba a leer Rita y no la de nuestro reto precisamente-. En fin, que no hay nada peor que tener las expectativas altas y llevarte la hostieja que me he llevado yoNo creo que Susan Elizabeth Phillips haya perdido su toque porque gran parte de este libro tiene su sello (¡pero si parece Cázame si puedes con toques de Heaven, Texas!) pero sí que parece oxidada y a mí no ha logrado conquistarme como siempre hace. 


Y así, amigos míos, se me ha quedado el cuerpecito

Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...

Coop, arrímate que tengo tierra fértil para que plantes la berenjena