La hija del diablo (The Ravenels 5), Lisa Kleypas

Aunque la joven y bella viuda Phoebe, lady Clare, nunca ha visto a West Ravenel, tiene una cosa bien clara: es un perverso abusón. De pequeños en el internado convirtió la vida de su difunto marido en un infierno y ella nunca le perdonará. Pero, cuando Phoebe asiste a una boda familiar, se encuentra con un encantador y apuesto extraño que le provoca escalofríos por todo el cuerpo. Y, cuando este se presenta, no es otro que West Ravenel.
West es un hombre con un pasado manchado, no hay disculpas ni excusas. Sin embargo, cuando conoce a Phoebe, le consumen un irresistible deseo y la amarga conciencia de que una mujer como ella está fuera de su alcance. Lo que West desconoce es que Phoebe no es una aristócrata puritana. Es la hija de una florero de fuerte personalidad que tiempo atrás se fugó con Sebastian, lord St. Vincent, el calavera más deliciosamente perverso de Inglaterra. 
Pronto, Phoebe decidirá seducir al hombre que ha despertado su ardiente naturaleza y le ha mostrado un placer inimaginable ¿Podrá su abrumadora pasión ser suficiente para sobreponerse a los obstáculos del pasado? Solo la hija del diablo lo sabe...

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Si había un libro esperado este año en la parte enagüil de Romancelandia era este, el quinto de Los Ravenel. Y ya sabemos que las expectativas son lo peor del universo porque, cuanto más esperas, mayor es el hostión que te pegas. ¿Qué ha hecho la señora Kleypas para que no nos demos el batacazo? Pues darnos única y exclusivamente una historia de amor con un maromo destinado a ser de los mejores de su bibliografía y apelar a nuestros fangirlismos kleypasianos uniendo a los Ravenels con nuestras queridísimas Wallflowers. Y sacar a pasear a Sebastian St. Vincent Challon, que, con eso, muchas ya nos cegamos.

Las fanes de Sebastian cada vez que aparece

Weston Ravenel es el mayor melofó que nos hemos encontrado en nuestros últimos tiempos enagüiles. Segundo hijo, sin oficio ni beneficio, se dedicó a desperdiciar su vida haciendo de sí mismo un ser patético más cercano al Reggie de Pecado y virtud que a cualquier sinvergüenza palote que reformar a lengüetazos. Sin embargo, conocer a Lisa Kleypas y ser un secundario de lujo en Un seductor sin corazón le hicieron un extreme makeover, haciéndole pasar de ser un borrachín con exceso de peso y de sorna a un melofó con ganas de mejorar la vida de todos, incluso la suya propia, y de alegrarnos la existencia con su alegría y su mera presencia. West se dedica a gestionar las propiedades de su hermano Devon y a mejorarlas pero, si hay algo que no puede mejorar, es su fama y su pasado. Es una espinita que pincha pero no le duele hasta que conoce a Phoebe, una mujer que parece irreal de lo maravillosa que es. ¡¡Pero cómo no va ser maravillosísima, siendo hija de Sebastian y Evie!! ¡Aañkfdhlksjafhksjfhkjsfh! Lo suyo con ella es un flechazo de libro, y eso es justo lo que Phoebe le tiraría a nuestro maromo a la cabeza, un libro y toda la Enciclopedia Británica si la tuviera a mano, ya que West fue el responsable de las mayores desdichas de niñez de su difunto marido Henry y Phoebe no soporta ni estar en la misma habitación que él.

Uuuuuuuuhhhh, menudos polvos enfurecidos van a echar...

Pues no, no es este un libro de "enemigos que se follan vivos", ya que el West que Phoebe conocía por los terribles relatos de su marido no es el maromazo que ahora tiene delante, una maravillosidad hecha cuerpazo humano. Conocer a West es adorarlo y Phoebe no va a ser menos. Y sus hijos también lo van a adorar. Y toda su familia, incluido su extraordinario padrekjafhkjafdhkjasfhñkjsafdhk. Y yo, que he disfrutado muchísimo con este libro, con lo que, si ya suelo hacer reseñas basándome en mis sentimientos lectores, no esperéis objetividad por aquí. Adoro a West. Adoro a Sebastian. Salen los dos derrochando adorafollabilidad. ¿Consecuencia? Mis bragas nublan mi visión y mi cordura.

¡Os estamos esperando, maromazos!

Devil's Daughter es un nadismo 100% made in Kleypas (con personajes que sientes vivos desde la primera página, humor incluso en las situaciones más sentidas y estupendas secuencias guarreriles) en el que lo único que se nos cuenta es una preciosa historia de amor, nada más. Olvidaos de tramas ocultas cual boa maromial, de dramas y de malentendidos que eternizan la narración. Aquí lo único que importa es el amor entre West y Phoebe, su capacidad de reconocer lo que sienten, aceptarlo e intentar iniciar una vida juntos. Entiendo que esto resulte algo decepcionante para muchas pero, para mí, no lo ha sido. Phoebe ya tuvo una vida previa satisfactoria que la dejó sumida en la tristeza, y West bastante carga tiene con la de su terrible fama, con lo que Lisa Kleypas ha decidido que ambos se merecían un libro amable y que nosotras nos merecíamos disfrutar de una historia de amor sin que nada nos distrajera. Como a Phoebe la conocimos en El diablo en primavera y a West ya nos lo resabemos de memoria desde el primer libro de la serie, no se pierde tiempo en presentar personajes, con lo que vamos directamente al turrón. Y, ay, qué turrón... ¡De esos de a diez euros la pastilla! Es imposible no adorar a estos personajes, que son nobles y sinceros. West es un personaje que, bajo su sorna, esconde la amargura que le da haber jodido su futuro por sus acciones pasadas, y una gran capacidad para sentir y amar. Es un hombre complejo (nos ha jodío, con cuatro libros para conocerlo bien que se ha podido llenar de complejidad) que no va haciendo gala de traumas sino tratando de mejorar la vida de los demás y, con ello, la suya propia. Phoebe es un personaje más sencillo a su lado, con una maravillosa infancia (por favor, es hija de Sebastian y Evie, ¡ahí no puede haber infelicidad por ningún lado!) pero una gris vida por delante, a la que West le devuelve el color. Y también el calor, porque vaya refrotes que le mete el Ravenel, ¡de echar a arder hasta las cortinas del saloncito! 

Chispas por frotamiento intensivo

Creo que Lisa Kleypas ha ido recuperando tono según ha avanzado la serie, regalándonos un libro mejor cada vez hasta llegar a este, una dulce joya nadista que saborear sin sufrimientos. Devil's Daughter es un libro muy bien escrito, pausado pero fluido y entretenido. Nada se ve forzado sino natural (teniendo en cuenta que esto es Romancelandia, provincia Kleypas). El instalust es un flechazo en toda regla que desemboca en una estupenda tensión sexual y, más tarde, en unos profundos sentimientos (sobre todo por parte de West) que aportan gran emoción al libro. Es un regalito para las fanes, hilándose perfectamente con lo acontecido en El diablo en primavera y Como dos extraños, y enlazando con las Wallflowers, ya que podemos saber qué ha sido de nuestras floreros favoritas... Y, si sois fanes de Sebastian St. Vicent Challon (pero en plan locas, como yo), preparaos para hacer la croqueta pulidora de parqué ante sus apariciones, que no son como las del libro de Gabriel, estupendas pero fugaces. Sebastian roba la escena cada vez que aparece, con su imponente presencia y su soberbia lengua 👅. Si bien creo que el personaje favorito de Kleypas siempre será Marcus, creo que a Sebastian ha sabido dotarlo de una gran boa personalidad muy peculiar y distintiva, que aquí volvemos a ver en todo su esplendor. Suma tú eso a mi firme opinión de que West Ravenel es uno de los mejores maromos que ha creado la Kleypas y ya puedes imaginar lo que ha sido este libro para mí...

De felicidad croquetil

Para mí ha sido un libro delicioso que me he tenido que obligar a leer despacio por miedo a terminarlo en un día. Tiene todo lo que yo quería para este libro pero de un modo distinto al que esperaba, aunque igualmente satisfactorio. Es un nadismo total pero no faltan temas muy kleypasianos, como las críticas al clasismo y al machismo, y la obligada modernización de la sociedad enagüil (además de una receta relacionada con un personaje que cada libro de esta serie lleva al final, un detalle sin importancia que a mí me encanta). En fin, que no busquéis aquí una reseña objetiva porque os hablo con el corazón de fan en la mano: Devil's Daughter me ha hecho disfrutar muchísimo y se ha convertido en mi favorito de la serie de lejos. 

Por todo esto, le damos en nuestro Gandymetro...

No cabe más perfección maromial en un libro