Cuando escogí
Arrastrado por el mar para el mes de Nora Roberts en el Reto Rita 5, lo hice mirando y remirando recomendaciones, ya que
lo anterior que había leído de Norita no me había parecido gran cosa y no sabía por dónde tirar. Efectivamente, leerlo fue un acierto, así que
no podía desaprovechar las ganas de leer a Norita y continué con el libro de Ethan. Por desgracia, su historia
no me ha gustado tanto como la de Cameron, pero era algo que sospechaba desde el libro anterior, donde la que iba a ser pareja aquí me daba un
tufillo moñas. También reconozco que
Cameron es más mi tipo de maromo que Ethan Quinn, no vengo yo a descubriros la pólvora, que ya me conocéis. Ethan es más achuchable, adorable total, pero es
muy pa'dentrista, de esos que callan todo lo que sienten, y lleva callándose su amor por
Grace Monroe toda la vida. La ha visto enamorarse, casarse,
ser madre, divorciarse, matarse a trabajar... y él ahí, como el niño que mira el escaparate lleno de pasteles sabiendo que nunca los va a catar. ¿Y por qué no puede Ethan catar el pastel de Grace, dicho esto con el mayor de los guarrerismos implícitos que te puedas imaginar? Pues porque
Grace no le ve de otro modo que no sea como un amigo (Ethan, chico, ponte gafas) y porque el
pasado de nuestro maromo es tan sumamente sórdido y terrible como para que haya borrado de su mente la idea de formar una familia...
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Ethan, si necesitas amorcito, trae aquí el *ito |
En serio, tremendo lo que ha pasado Ethan, demasiado bien está. Se debe, claro, a que lo recogieron los Quinn tras el último abuso que sufrió y en ese entorno logró sobreponerse y convertirse en el hombretón que es, un pescador y constructor de barcos metódico y calmado que aparta su solitaria vida para volver a vivir con sus hermanos y darle un hogar a Seth, el último de los niños recogidos por su difunto padre, Ray (ya sabéis que este pisto es el hilo conductor de toda la saga). Grace ha sido una constante en la vida de Ethan pero siempre como amiga, nunca como otra cosa más, algo que decepciona a Grace sobremanera ya que, como seguro que todas habéis imaginado, lleva toda su vida suspirando por Ethan sin decir nada. Grace tomó una mala decisión que la acabó dejando con sus sueños rotos, sola, con un bebé y rechazada por su padre así que, a pesar de su juventud, sabe lo que es trabajar duro, pero eso no le impide soñar con lo maravilloso que sería tener a Ethan como compañero de vida. ¡Y con que esas rudas manazas se pasearan por su cuerpo con fines puramente guarreriles, que no está hecha de porcelana y necesita que ese maromo le pegue unos buenos meneos!
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Salchicha hasta hartarse necesita Grace |
Si en la entrega anterior la historia de amor y el pisto de Seth tenían la misma importancia, aquí tenemos más bien una historia de amor con pequeños momentos de ese tema pero sin ocupar mucho espacio. Esto es estupendo en un libro de romántica, porque aquí hemos venido a los amoríos, pero no tan estupendo si la historia de amor no termina de engancharte, que es lo que me ha pasado a mí. Ethan es genial y Grace es estupenda pero, mira, son unos sosos de cuidado. Ella me pareció un poco moñas en la entrega anterior, opinión que he reafirmado en este (que, por cierto, tiene un aire viejuncillo típico de los libros de pueblito encantador de una romántica un poco más tradicional o conservadora de la que me gusta leer). Entiendo que Grace es una mujer más típica que Anna en el entorno en el que se desarrolla la historia pero Nora Roberts la hace excesivamente mñe para mi gusto, siempre a expensas de lo que hagan los demás y un poco blandurria. Cuando saca la personalidad, ya es tarde para que yo me suba a su barco. Ethan es el motor del libro, con ese pasado tan horrible y esos miedos que tiene que afrontar. Sin embargo, es tan equilibrado y tranquilo que ya veía yo que necesitaba un calambrazo en los cataplines para demostrar que tenía sangre. Juntos no han demostrado ser una bomba de relojería sino una inyección de tranquilizante, todo el tiempo entre lo cuqui y lo soso y ñoño. Además, hay una niña pululando para terminar mi regocijo 😒😂. En este libro queda bastante claro que todo es cuestión de lo que conectes con ellos y sus amoríos, ya que, si te gustan, vas a disfrutar de mucho libro con sus avances y retrocesos. Pero, si te pasa como a mí, que a veces te llevan al sueño REM... Durante mucho tiempo me parecía que no pasaba nada entre ellos, que todo eran sus miedos y sus sueños, y yo necesitaba algo más de movimiento, lo que llega cuando Cameron y Anna meten mano. De hecho, las intervenciones de estos, los momentos de los hermanos juntos y los líos con Seth y su madre me han gustado tanto como en la entrega anterior, es lo que le da vidilla al libro. Lo que pasa es que aquí esos momentos ni son abundantes ni se mezclan bien en la trama amorosa, así que la sensación general que me ha quedado es buena, porque lo he leído bien y rápido, pero un poco sosainas. Del elemento paranormal no menciono nada porque para qué, está ahí, es poco y no molesta (pero pfff). Veremos a ver cuando lleguemos al cuarto donde se resuelva todo, si acabo tirando la saga por la ventana o no.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...
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Ethan, eres divino pero demasiado mohíno |