Anhelos ocultos, Sandra Brown (Laura Jordan)

Lauren abandona Boston huyendo de un mezquino pretendiente. En Texas la aguarda un interesante futuro: un rico hacendado le ha ofrecido un empleo bien remunerado. Pero cuando llega a la mansión, descubre que su protector ha muerto repentinamente y la viuda de éste tiene planes muy distintos para ella. Pretende casarla con su único hijo, Jared, un redomado vividor de legendaria mala fama. Lauren ignora los oscuros motivos de tan descabellada propuesta, pero no tiene más remedio que aceptar.

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Como ya os comenté en mi reseña de What If You & Me, ese libro y Anhelos ocultos fueron los responsables de sacarne del putamierdismo lector que llevo arrastrando todo el año. ¿Volverán las malas lecturas a mi Kindelito sus páginas posar? Ni lo dudes pero que me quiten lo bailao. Y en este caso bailo al son de un banjo bajo los calores de Texas a principios del siglo XX. Sandra Brown nos manda a Coronado, un pueblo al que llega la bella e inocente Lauren Holbrook con una maleta llena de ilusiones que el adorable (pero vejestorio #NoPichaPochaBook) Beck Lockett ha puesto ahí. Lauren huye de un negro futuro en Boston y llega a Coronado par trabajar como secretaria de la mujer de Ben. Pero cuando la muchacha llega se enfrenta a la noticia más desoladora posible. ¿Que no tienen Netflix? ¡No! Que Ben ha fallecido.

A Kim no le gusta

Y su viuda, a la que le sale el malpecorismo por las orejas, planea librarse de Lauren del modo más truculento posible: casándola con el buenorraco de su hijo.

A Kim le gusta mucho

Dirás tú que qué cosa loca es esta pero es que estamos ante una de Sandra Brown, queridas, aquí todo es posible. Al menos Lauren ya conoce a su futuro esposo, Jared, ya que él era el responsable de ir a buscarla cuando llegó al pueblo. Una pena que lo único que la joven pudo conocer de él fue su entrepierna.

¡Di que sí! ¡Lo importante, lo primero!

Esto cobra sentido si os decimos que Jared estaba tan borracho que no pudo ni moverse del carromato en el que estaba tumbado y en el que Lauren fue trasladada a casa de Ben. El maromo es una joya, ya que no solo es borracho sino juerguista y putero. ¡Te lo vas a pasar pipa, Lauren! Y encima es joyita maromial nivel Brown, más áspero que un bocadillo de esparto, malhablado, brusco, cabezón, p'adentrista... Vamos, maromo browniesco 100%, de esos a los que hay que tenerles mucha fe, darles su espacio y confiar en que son diamantes es (muy) bruto que nos van a recompensar con creces cuando les veamos la boa personalidad real. Leía esto junto con What If You & Me y pensaba que vaya dos maromos distintos me estaba metiendo entre pecho y espalda, suerte la mía que MeCaben todos si me piticlinean las teclas correctas. Y, ay Jared, cómo me las ha piticlineado...

Jared piticlineándome con pericia

Jared sí es un maromo de los que merece la pena pero hasta llegar al momento en el que le tiras las bragas pasas por muchas situaciones de quererle tirar la vajilla de Sargadelos a la cabeza. Jared tiene una posición muy complicada en su propia casa y ahí cae Lauren, a sufrir las consecuencias de algo de lo que ella no es responsable. Y es que la madre de Jared, la sorracamporrialesca de Olivia, soportó carros y carretas por culpa de su marido y Jared ha pagado el pato. Así pasa, que está el maromo que le suda todo el nardo. Con todo esto, podréis suponer que, si bien Lauren es la protagonista, el motor de todo es Jared. Ella de hecho se pasa gran parte del libro siendo un poco mosquita muerta pero es muy entretenido (y a veces hasta divertido) ver cómo va a sacando personalidad y ganando independencia de acción y opinión, para disfrute de su suegraNO. Me lo he pasado francamente bien leyendo esta historia llena de pistos familiares que, además, está muy bien ambientada. La situación de la época y del lugar afectan a la historia y juegan un papel casi tan importante como las relaciones que ocurren entre los personajes. Me sorprende ver que es una novela de 1982 (creo que es la primera histórica de la Brown, corregidme si me equivoco -escrita con el seudónimo de Laura Jordan-) porque no se ha quedado viejuna. Bueno, tal vez ella sea un poco más del gusto de la época, algo pavisosa, y, por supuesto, ciertos comportamientos maromiales están más cerca del bodicerripismo de la época que de los gustos actuales, pero no es algo que me haya importado. A los maromos de la Brown los amas o los odias y no hay duda de qué pie cojeo yo.

Kim ante un maromo de la Brown

El libro está escrito de un modo estupendo. Se toma su tiempo a la hora de ponerte en situación pero esto no te aburre, más bien al contrario, te va envolviendo y te pica de tal modo que necesitas saber qué co*o pasa ahí que no te están contando. Te empapa del entorno, de la mezcolanza de procedencias y educaciones, juntando todo con la pasional historia de amor que se cuece a fuego lento y que cuando explota...

Cuando lees las secuencias guarreriles

Qué gustito, chica. No son guarrerismos como los de ahora en cuanto a descripciones nardiles o chorreanescas eternas pero tampoco están llenos de floripondios literarios. Son tan pasionales como su maromo (que tiene más vicio que oficio). Folleteos y tensión sexual aparte (que de esto también va bien servido), es un libro con momentos divertidos, emotivos y tan lleno de pistos (todo perfectamente entremezclado) que te mantiene alerta para acabar confluyendo en un vertiginoso final que no puedes dejar de leer y en el que Sandra Brown no tiene contemplaciones.

La Brown solucionando tramas de modo delicado

No es un libro perfecto, ya que creo que le falta más tiempo de la pareja junta y preferiblemente sin que uno de ellos dé muestras casi constantes de bipolaridad (spoiler: él). También creo que había mucha tela que cortar en ese final y que un poco más de extensión en esta parte no hubiera estado mal, pero en cualquier caso me ha parecido una lectura estupenda, adictiva, muy bien escrita y entretenida, así que le damos en nuestro Gandymetro...

Jared, vaquero, no te dejo vivo ni el sombrero