Una hermosa y aristocrática mujer se une en matrimonio con un audaz y apuesto aventurero. Desde el inicio, la relación conyugal se perfila como ardiente y explosiva. Shanna no está dispuesta a dejarse avasallar por el impetuoso Ruark. Sin embargo, no imaginan que la pasión que les consume tendrá, también, que arrastrar terribles peligros y aventuras en dos continentes. Desde el Londres del siglo XVIII hasta las húmedas plantaciones del Caribe, pasando por mares infestados de piratas sanguinarios, Shanna y Ruark asumirán sin vacilar el vertiginoso destino de su peculiar historia de amor y la llevarán hasta sus últimas consecuencias…
Shanna es una de esas novelas que hay que leer sí o sí porque, siempre que alguien habla de ella, no falta el añadido de que tiene a la protagonista más insoportable de la Historia. Bueno, a fecha de hoy puedo decir que ya la he leído y que me he encontrado con protagonistas más tontas, lo cual no dice mucho de las lecturas que elijo, todo sea dicho. En fin, que por fin he conocido a Shanna y en nuestro hostiómetro (que no pongo porque tal vez no sea muy políticamente correcto y, sinceramente, porque me da pereza buscarlo) le daría tres guantás a mano abierta. Creo que Shanna es muy acorde a lo que, siendo históricamente cercanos a la realidad, sería una heredera consentida del año catapún con decenas de pretendientes y dotada de una belleza (tetas) descomunal.
Pero cuéntanos de qué va la novela, ¿no? |
Perdón, perdón, que coge una el critiqueo y se le va el santo al cielo. Pues Shanna va de eso, de Shanna Trahern, una joven heredera que vive en una isla caribeña y a la que su padre, cansado de que rechace pretendientes a diestro y siniestro, fija un plazo para que busque churri y le dé un heredero o ya se encargará él de buscárselo. Todo lo que Shanna tiene de bella y joven lo tiene de caprichosa y de tirana, con lo que no está dispuesta a someterse a la voluntad de su padre. Viendo que su experiencia londinense de encontrar marido ha salido bastante mal, decide que ella vuelve casada (¡y viuda!) por sus ovarios y, con su fiel criado, se agencia como marido a un preso condenado a la horca.
El yerno ideal, ole tu xixi |
¿¡Cómo te quedas, Mari!? Seguro que no tan muerta como se va a quedar el marido de Shanna, ja je ji jo ju. Es un plan infalible porque, además, el padre de Shanna quiere que esta se case con alguien de recopetín y esta busca un apellido que suene a noble. Así, encuentran en la cárcel a Ruark Beauchamp, un colono condenado a muerte por cargarse a una chica a la que había dejado embarazada. Este, obviamente, niega haber hecho todo (niño y asesinato) pero en el trullo está pudriéndose igual. Cuando Shanna llega con sus tetas por bandera y su oferta de matrimonio, Ruark no duda en aceptarla pero poniendo una única condición: que puedan pasar juntos una noche para que el matrimonio sea consumado. Vamos, que como última comida antes de palmarla, Ruark pide comerse un chichi, no esperaba yo menos. Es para leer esa noche de bodas... Como las sinopsis viejunas son maravillosas a la hora de no contar nada, no seré yo la que os haga destripes por doquier. Simplemente os diré que la noche de bodas se produce pero Ruark no queda muy satisfecho que digamos así que ni su propia muerte evitará que siga a Shanna hasta su hogar en Los Camellos para que el acuerdo nupcial ocurra como Dior manda y Ruark pueda cepillarse a su esposa por delante y por detrás tris tras.
¡Nada impedirá que me calce a Shanna! |
¡Y no penséis que os he contado medio libro porque esto es solo el principio! Claro que, en un libro de seiscientas páginas, lo mismo esto son cientocincuenta 🫠. En fin, que nos quedan por delante esclavos, malvados, piratas, secuestros, un maromo maravilloso pero al que a veces le falta mucha personalidad y una protagonista que pasa de ser una Escarlata O'Hara de Hacendado a una soberana hija de fruta, para luego volverse maja y algo digna del amor del maromo. ¿Por qué se enamora Ruark de ella? Pues porque le ciega la cola, claramente, otro motivo no veo. Shanna es una petarda que trata a Ruark como a un trapo maloliente pero al que no deja de trincarse cuando le arden los bajos porque, amiga, tonta no es. Y Ruark, que pensaba que no iba a catar chichi caliente, no va a dejar escapar a Shanna, incluso si ello le cuesta su nombre y su libertad, por no hablar de otras renuncias que hace...
Un hombre que piensa con la cola, qué novedad |
Ruark tiene más chicha de la que enseña (y mira que el hombre tiene cariño a eso de ir con el pechote al aire #BIEN) pero parece que a nadie le interesa. Aquí lo que interesa es que nadie descubra que Ruark y Shanna están casados y que esta se enamore de él y deje de tratarle en plan contigonobichesco. Y digo yo que si eso no podía haberlo contado Kathleen Woodiwiss en menos páginas porque madre mía, qué libro más largo. Al menos para mí, que no veía la hora de acabarlo. No soy fan de los barquitos ni de los piratas y aquí hay unos cuantos que me entorpecen la lectura, en ciertos tramos parecía una novela de aventuras más que de amor. Bueno, que tampoco es que yo me haya creído el amor entre estos dos. Kathleen Woodiwiss creo que transmite muy bien el deseo pero el enamoramiento me ha sido más difícil verlo. Aquí me ha costado conectar desde un principio con todo y eso ya ha lastrado mi lectura. Supongo que, con la adoración que le tengo a Cenizas al viento, espero mucho de la Woodi y no siempre me lo va a dar. Sí se ve que es una novela suya en lo elaborado de la ambientación y de la narración. Esta mujer se toma su tiempo, no hay nada apresurado (libro laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargo) y te describe todo perfectamente para que puedas visualizarlo cual documental de Dmax. En las secuencias guarreriles es menos descriptiva la jodía, recurriendo al lenguaje florido y rococó para describirnos cómo se follan vivos. Cosas del romance viejuno.
Shanna me ha parecido una novela hija de su época, elaborada y con intenciones de contar una gran historia de amor en la que lo único que acaba contando es una de aventuras con sus cositas amorosas. Es complicado aburrirse con todo lo que ocurre pero, a pesar del estupendo maromo, la tontunez de la protagonista, la ambientación y esa sobredosis de acontecimientos han hecho que no me haya convencido y acabara pidiendo la hora para que terminara pronto.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...