miércoles, 10 de julio de 2024

Diez años

[Como todo últimamente en la vida haggardiana, estas palabras llega con retraso. ¡Pero más vale tarde que nunca! Así que allá van y que, de paso, sirvan para echar el cierre vacacional, con el que esperamos leer mucho y reseñar algo.]

Abro esta entrada con una sonrisa en la boca y diez años más tarde que aquella vez que, con mi Cassie al otro lado de internet y de España, me disponía a crear este blog (tecleadamente hablando, que intelectualmente es cosa de dos) y su primera entrada, toda una declaración de intenciones. Curiosamente estaba el Real Madrid ganando la final de la Champions League y este año lo tenemos otra vez en la final en las mismas, jejeje. En fin, tontunas que se me vienen ahora a la cabeza, esa que mide el doble que mi cuerpo gracias a mi inmenso cardado.

Creamos este blog para dar rienda suelta a nuestras opiniones de literatas (la experta y la novata) pero el origen de la vida haggardiana, ya sabéis, viene de Outlander. Unos meses antes de crear este blog mi Cassie me descubrió ese libro, justo cuando estaban en pleno casting de la serie, y eso fue hacer pop y ya no hubo stop, una vez que empecé a leer romántica no he sido capaz de parar. ¡Las charlas que tuvimos comentando la saga! Incluso en los peores momentos de mi vida, Cassie y Outlander me acompañaron (esto suena a frikiloncio total pero es la purita verdad). Después de Outlander, vinieron otras lecturas frenéticas y locas, como las de la serie Fever de Karen Marie Moning. Yo, que no sabía por dónde moverme en esto de la romántica, me puse a buscar recomendaciones de libros, listas que seguir, blogs de reseñas... Y en esto que, oye, si nosotras buscamos recomendaciones y opiniones, ¿por qué no dar nosotras las nuestras para poder orientar a más gente? O desorientar, porque viendo nuestro estilo...

¡Babelia, contrátanos!

Diez años más tarde, el blog sigue abierto, ¡milagro! Y contra vida, viento y marea seguimos reseñando, aunque ya no llegue mucho nuestra tontuna porque eso de leer blogs ha pasado a mejor vida. ¿Y es que a quién no le va a gustar que un vídeo loco de TikTok le cuente un libro trendy a base de gifs de gatitos? A nosotras también nos gusta pero si ya nos cuesta escribir cuatro tontunas, imagina hacer un vídeo con gatitos que expliquen un libro, nos explota el cardado.

Nuestras vidas (y las vuestras) han cambiado un poquito desde hace diez años. Y creemos que es momento de valorar esta década y comentar por aquí qué nos ha aportado irnos a la cama con un libro y si seguimos enamoradas o no de la novela romántica. Y es que nosotras no somos las mismas pero la novela romántica, tampoco. Hace diez años las portadas colorinchis estaban reservadas para Los futbolísimos y ahora ves un dibujito de una pareja adorable y lo mismo te encuentras que se percuten en todas las posiciones del Kamasutra. No vamos a hacer un resumen de la evolución de la romántica porque nos falta documentación y leer mucho más pero sí podemos contaros nuestra relación con nuestro género favorito (o no) en estos diez años.

Cassie

(Aparece por aquí la haggard morena) Que dice mi Kim que esto empezó con una experta y una novata. Y en estos momentos la alumna ha superado con creces a la maestra, porque la supuesta experta era yo (ya veis, había leído ná y menos 😅), pero qué alegría que abriera la caja de Pandora de la romántica para que Kim, toda una profesional, se hiciera la gran conocedora del género y todos los subgéneros habidos y por haber: vampiritos, dark romance, Oeste, Regencia... ¡Si hasta lee en inglés la tía! Como bien dice, hemos pasado grandes momentos leyendo de forma conjunta. Daría gusto recuperar nuestras conversaciones por Messenger hablando de Jamie Fraser, Barrons, Jervaulx, Lord Saxon y Seton 🔥🔥🔥 Aunque se pueden resumir en una palabra que ya es universal: 

AÑDSJFAÑLSKDJFÑKDJFLSAJDFKS

Y qué decir de nuestra conocida tirria a Grey (y derivados) y a la autora superventas patria. Si eres fan del de las sombras y de la cuchufleta no leas mis primeras reseñas, porque vas a sufrir mi ira. 
 
Como vuelva a leer "cuchicheó" o "frunzo el ceño" te meto una yoya

¿Qué han sido estos diez años para mí? Lo primero, han servido para quitarme los prejuicios sobre la novela romántica, porque esta haggard lectora los tenía. Peeeero también os digo que cuando iba a El Corte Inglés y pasaba por la sección de literatura, miraba de soslayo esos portadones de señores descamisados y mozas con unas posturas imposibles. Y, además, desde hacía muchos años guardaba en mi corazoncito una lectura que hice casi de casualidad con 15 años: Una dulce enemistad de la Lindsey. Y me preguntaba si serían todas así de entretenidas y con su dosis de picante. Pero hasta que llegó Kim y Outlander no me puse en serio a ver qué era eso de la novela romántica. Madre mía, qué gozo, qué ratos leyendo y compartiendo impresiones... Y cuántos descubrimientos maravillosos: joyas de Laura Kinsale o la Woodiwiss, maravillas de Susan Elizabeth Phillips y otras muchas que me han dado momentos estupendos. Aunque no es oro todo lo que reluce: tuve que fundar el Club del Porro, porque menudas fumadas tienen algunas de las grandes de la romántica también. He de decir que me divierte tanto reseñar cosas de 5 Gandys como sacar a pasear mi viperina lengua y despotricar de lo que no me gusta. 

Si no sabéis fumar, ¿para qué os metéis, queridas?

En estos momentos apenas leo y reseño romántica (soy lo peor, lo sé), pero es que no doy con nada que me haga ir flotando como cuando leí Una rosa en invierno o Flores en la tormenta. Mi abanico lector no es tan grande como el de Kim (ni mi cardado tampoco) y a mí la contemporánea (quitando alguno de SEP o la Kleypas) no me va. De escoceses he llegado a estar saturada y canallas de la Regencia hay un momento en que parecen todos iguales. Sé que queda mucho aún que no he leído, veo las lecturas con 4 y 5 Gandys que pone Kim y me hacen ojitos (menos cuando son contemporánea y/o están en inglés).


Pero no os libraréis de alguna reseña mía cuando dé con una joya... o con un truño que me haga soltar pestes, que sé que lo gozáis también. 

Kim

Ya os lo he dicho, la romántica me ha acompañado estos diez años y ha sido mi respiro y rescate durante este tiempo. Sigo leyendo romántica, la sigo adorando y no me abandona esa sensación maravillosa de poder encontrar una joyita escondida en las páginas del nuevo libro que vaya a empezar. Pero también es verdad que, a veces, me invade la sensación de que lo mejor ya está escrito y casi todo ya lo he leído (bueno, eso es mentira pero ahora me toca rebuscar más para encontrar libros buenos). Me pueden sorprender y emocionar algunas novedades, como me pasó hace poco con Siempre fue Georgie, pero eso cada vez me ocurre menos. ¿Me he vuelto una rancia, doctorcito? ¿O es que simplemente esa búsqueda de lo maravilloso me hace decepcionarme cada dos por tres? ¿O tal vez sea que tener que leer y reseñar me pesa? ¡Ay, espero que no sea esto último porque escribir tontunas por aquí me encanta! También os digo que a veces me canso de reseñar porque tampoco sé si sirve para algo, me gustaría escribir otro tipo de entradas (sobre romántica, claro) y dar opiniones y preguntaros. Luego me doy cuenta de que para hacer esas cosas hay que ser lista y yo solo llego a hacer megaconstrucciones capilares con la Nelly, así que me pongo un gif de Jonathan Bailey como Anthony Bridgerton y ya vuelvo a mi ser de persona con pocas ínfulas y mucha belleza.

Encefalograma plano ya mismo

En estos diez años he pasado por casi todos los subgéneros de la romántica: histórica, paranormal, dark, erótica, bdsm, contemporánea, guarrerismos con minotauros... y todos los he disfrutado (aunque también me he metido unos truños de impresión). Creo que lo que más me sigue gustando es una buena histórica con maromazo, Abandonada a tus caricias y El diablo en invierno me siguen pareciendo insuperables y no me canso de releerlas, aunque muchas contemporáneas se han quedado a vivir conmigo, como Paraíso robado o El diablo tiene los ojos azules. Mucho enemigo que se trinca vivo, como podéis ver, creo que el enemies to lovers que es mi tópico favorito. ¡Y las segundas oportunidades! Aunque, para mí, por encima de todo lo romántico que he leído está la trilogía de El jinete de bronce, una historia que se metió en mis venas y que nunca me abandonará. En fin, que de todo esto se podría hacer un post aparte, ¡diez años dan para muchas joyas leídas y para más chascazos! Ahora sigo leyendo viejunismos pendientes pero leo más cosas actuales porque gracias a Netgalley puedo leer novedades por la patilla e intento apañarme leyendo en inglés, con lo que mi abanico lector ahora es tipo Locomía, abarca medio globo terráqueo. Ahora pasan por mis manos muchos libros M/M (una delicia tener tantas colas a mi disposición, si me lo preguntas), historias más inclusivas (contemporáneas o no) y muchas otras que, por desgracia, veo más superficiales y bienquedas. Vamos, que las hostias que una buena Sandra Brown te metía poniéndose por montera cualquier tipo de corrección ahora no las pillo. Que, por otro lado, a lo mejor no es tan malo, porque alguna que otra te puede dejar traumatizada para los restos, sobre todo si tienes la mala suerte de cruzarte con una de esas que te dicen que son románticas y no tienen final feliz.

Yo, como pille un libro de esos

Pero oye, que yo sigo leyendo. ¡Y siguiendo recomendaciones! Si algo me ha dado asomar carita por aquí es seguir a muchas de vosotras que o bien en blogs o bien en Instagram compartís vuestras lecturas y me ponéis los dientes largos con ese libro que ya mismo tengo que leer. El movimiento de lectores por redes sociales puede ser fabuloso si buscas y encuentras gente que merece mucho la pena y yo en vosotras la he encontrado. Sí, esto suena muy de tía polilla a la que Bookblabla le suena a chino pero yo ya soy más de tener las tetas por la cintura que por la garganta así que no voy a fingir ser otra cosa, que bastante tengo con ser un personaje de cartón piedra.

De mentira pero bien guapa

Diez años son pocos en muchas cosas pero muchos por estos lares internáuticos, donde todo dura lo que un story de Instagram. Hemos cambiado, hemos evolucionado y tenemos ganas intermitentes pero yo creo que merece la pena seguir manteniendo con vida esta casa tan extraña y fantástica que hemos levantado por aquí, ¿no os parece? Si vosotras seguís viniendo a aguantar un poco del peso de nuestras lentejuelas, nosotras seguiremos viniendo con un carrito de tontunas y un bolso llenos de gifs. Por ahora, os deseamos que aguantéis únicamente el peso de un mojito en una mano y un libro en la otra, que el verano es para hacer lo mínimo posible y que ese mínimo sea placentero a tope.

¡Nos vemos en septiembre!

miércoles, 3 de julio de 2024

La fusión (Miles High Club 2), T.L. Swan


Conocí a Tristan Miles cuando me hizo una oferta para comprar mi empresa. La rechacé. Luego me invitó a cenar. Lo rechacé. Seis meses después, nos reencontramos en Francia. Aunque he intentado rechazarlo de nuevo, hemos pasado el mejor fin de semana de mi vida. Pero lo nuestro no tiene futuro. Soy viuda y tengo tres hijos pequeños, y seguro que Tristan no busca nada serio, ¿verdad? 
Goodreads ❤  Amazon


Dos años después del chascazo que fue La escala (que realmente no es que fuera chasco, ya que no esperaba nada, simplemente es que fue un espanto total), aquí estoy con el libro de Tristan, del cual lo único que recordaba era que ese personaje me gustó mucho en el libro anterior. Le pido tan poco ya a una novela de ricachones que con que no me dieran ganas de tirar el libro por la ventana ya me era más que suficiente y me daba miedito que Tristan no estuviera a la altura.

En el altar te espero, mozo

Pues sí, así me tiene Tristan, emocionadita perdida. Cómo pueden haber salido este libro y el anterior de la mente de la misma escritora me resulta inexplicable porque donde en La fusión solo encontré sopor absoluto, aquí he encontrado un libro divertidísimo que no quería dejar de leer.


Tristan Miles es Richard Gere en Pretty Woman.

¿Ratuno y putero?

No, me refiero a que se dedica a lo mismo que el personaje de Gere en esa peli, compra empresas que se están yendo a pique. Y ahora tiene entre ceja y ceja la empresa de Claire Anderson, a lo que esta se niega, ya que es el fruto de los sueños y esfuerzos de su difunto marido y la herencia de sus hijos. No está Tristan acostumbrado a que le nieguen lo que quiere pero en este caso, se conformaría con una cenita con Claire para limar asperezas de la piedra por la que se la quiere pasar con ella. Pero ni eso le da ella, encabronada como está con ese pijo buenorro que quiere quitarles a sus hijos el futuro. Pero, ay, los días pasan, los cansancios se acumulan y a Claire le surge la oportunidad de irse una semanita a Francia a unas conferencias que no le interesan ni Penry. ¡Pero Francia! ¡Champán, queso brie, Mbappe! Y Tristan, que resulta que es uno de los ponentes y ella sin saberlo. Cuando sus miradas se cruzan, no se sabe si es odio o palotismo lo que les recorre el cuerpo (bueno, obviamente sí lo saben, ellos, nosotras y hasta el Papa de Roma) pero Claire decide que son muchos años de negarle a su xixi una alegría y que unos días de follardismo con un maromazo nunca han hecho daño a nadie. Además, lo que ocurre en Francia se queda en Francia.


Es que en esto del follar cuando haces pop ya no hay stop, Claire, y Tristan no está dispuesto a dejar de catar a semejante moza que le ha vuelto el pirulo loco como hacía siglos que no le ocurría. Así que la cosa está en ver si pueden seguir teniendo algo en las sábanas y, tal vez, fuera de ellas, a pesar de la reticencia de Claire, que tiene un bagaje que ni el equipaje de la Piquer dando la vuelta al mundo. El eje de la relación es Claire, ya que es la que tiene todos los problemas. Tristan lo único que quiere es estar con Claire pero ella tiene que sacar a flote una empresa que se va a pique y a tres hijos en edades complicadas y a los que a saber qué tal les sienta que su madre esté con otro hombre. Y, ay, hermosas, Claire arrastra mucho drama y la relación no es fácil y blabla, pero yo me he reído lo más grande con este libro. 

Y también perdí bragas a lo loco

Pero descojonarme de cambiarme varias veces la Tena Lady. Tristan es glorioso en su maromismo pero en su vertiente cómica es espectacular. Es un personaje de esos que para todo tiene una réplica que te salta la sonrisilla o la carcajada y no hay secuencia cómica en el que no esté involucrado. Y os digo que hay momentos locos y surrealistas dignos de la mejor SEP (simplemente con el primer encuentro de Tristan con los hijos de Claire me caí de la cama de la risa). De verdad, una delicia inesperada. A todo esto tengo que sumarle que es uno de los pocos libros que he encontrado últimamente en los que el motivo que separa a la pareja es importante y complicado de salvar. También os digo que justo aquí, en uno de los momentos más importantes del libro, es donde Claire, que hasta entonces me parecía una mujer bastante coherente y por la que sentir simpatía, hace aguas. No entiendo muy bien qué ha hecho la escritora con ella, ya que era fuerte, una superwoman que intentaba llegar a todo pero que sabía que le costaba, y que en el momento en el que rozaba la felicidad se deshace de ella del modo más testarudo y un poco pueril. Además, en el tramo final, las cosas se resuelven no porque ella haga algo, con lo que me he quedado con la sensación de que muy fuerte ella y todo lo que tú quieras pero ha tenido que llegar el maromo a sacarle las castañas del fuego

Pero por qué por qué por quéééééé

También tengo mis quejas con esta resolución final, ya que no se nos explica qué ocurre con la empresa, no he entendido los motivos de la decisión de Tristan... En fin, que este libro en esto es un poco el meme del caballo, que el culo es miguelangelesco y la cabeza digna de un Gallifante. A pesar de todo esto, he disfrutado muchísimo con La fusión y con Tristan, un personaje que no se vuelve tontucio y que con cada página me ha ganado más. El libro, además, se lee estupendamente, de un modo ágil que te incita a seguir leyendo. No es que vaya a ser lo mejor que he leído en mi vida pero sí ha logrado combinar el humor, el guarrerismo (ay, qué guarrindongo es Tristan y cómo me gusta, grrrrrr) y la emotividad de un modo estupendo. Una contemporánea que merece la pena.

Por todo esto se lleva en nuestro Gandymetro...

Tristan, maravilla, tríncame en la silla