¡Al rico Reto Rita! Este mes tocaba Karen Robards, y no me preguntéis por qué, pero a mí me sonaba a algo así tipo Nora Roberts: contemporánea con misterio. Qué grata sorpresa descubrir que empezó con la histórica y, aunque se lanzó también al otro subgénero, nunca abandonó sus orígenes. Busca que te busca, decidí leer el primero de las Hermanas Banning, porque el título ya promete. Que me gusta a mí un escándalo, oiga.
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¡Es-cán-da-lo, es un escándalo! |
Como reza la sinopsis, Gabriella (Gabby para los amigos), es la mayor de tres hermanas, hijas de un padre joputa y apostador que se casó varias veces. Fruto de su primer matrimonio fue Marcus, heredero del título de conde de Wickham. Pero, ay, éste está por las Indias desde hace mil años y ha muerto en tierra extraña y en circunstancias aún más extrañas, por lo que la situación se presenta jodida para las chicas, ya que el nuevo heredero es un primo que no les va a dar ni los buenos días y sí una patada en el culo para echarlas de su casa.
Como nadie, salvo ella y su fiel criado, sabe de la muerte de Wickham una palabra, Gabby se calla y simula que todo está OK y se va a Londres a presentar en sociedad a Claire, su medio hermana mediana, la guapa de la familia y la que puede hacer un matrimonio provechoso, puesto que ya contaba con el visto bueno de su fallecido hermano. Y aquí empieza el lío, porque al llegar a la ciudad se encuentra con que el fiambre está vivo y coleando, haciendo lo que un calavera rico puede hacer: estar de pampaneo y fiestukis desde hace casi un mes por capital. Gabby sabe perfectamente que ese tipo no es quien dice ser... Y, claro, a ver cuál de los dos destapa el pisto, porque ambos se están beneficiando de la situación.
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¿Estaremos ante otro Wickham mentirosillo como el de "Orgullo y prejuicio"? |
Vayamos al análisis. Esta novela me ha gustado bastante por varias cosas. Una de ellas es que no hay instalust ni instalove. Gabby no es una pardilla, sino que piensa en que está metida en un follón, pero es práctica y decide seguir con la mentira. Con todo, desconfía de ese tipo que se hace pasar por su medio hermano, y más cuando ve que tontea con Claire.
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Gabby sacando el Darcy que lleva dentro |
Le parece un calavera y un libertino, aunque no le niega el atractivo. Por su parte, el falso Whickham la pone poco a poco a prueba, intentando desarmar la coraza que ella se ha hecho debido a cierto defectillo físico cuyo origen la tiene un poco traumatizada. Pero sin los mierdeos de La antigua magia. #NeverForgetMiHaterismo con esta novela.
Por otro lado, a mí me gustan bastante las historias de suplantaciones y equívocos (aunque me dieron de tortas en su momento porque le di una buena puntuación a Un extraño en mis brazos, cágate lorito) y, si bien Escandaloso parte de una historia bastante rocambolesca, tiene su gracia porque la solución no es fácil: si se destapa el engaño, malo. Si no, peor al empezar la atracción entre ambos. Recordemos que no estamos en Juego de Tronos.
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Nosotros somos hermanos 100% y ya ves el problema para comernos el morro |
Y es precisamente esa atracción lo que da el título a la novela. Sin embargo, Karen Robards no ha explotado excesivamente el salseo que promete una relación tan poco usual en unos hermanastros, dejando el tema más esbozado que desarrollado. Pero yo me lo he pasado bien, los protagonistas tienen unos tira y afloja divertidos, cargados de ironía y con una Gabby que no se muerde la lengua a la hora de llamar como se merece al supuesto Wickham: cerdo, mentiroso, canalla... Vamos, que lo pone fino y a él, en el fondo, le divierte. Hasta que deja de divertirle porque se va enamorando de ella y sabe que no es posible revelar su identidad para poder consumar su amor. E, insisto: sin mierdeos por parte de él tampoco. Nada de "ay, que yo soy un tipo duro y no me enamoro y blablablá". No señor: Wickham tiene otras razones para apartarse de Gabby y se postula de momento como gran candidato a Personaje que pasará al Olimpo de mis amores por ser un tío auténtico.
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¡Tú no, coñio! |
Así que, haggards, tendréis que leer la novela para ver cómo Karen Robards sale de semejante historia. Que sepáis que lo hace de manera muy digna, porque mira que hay autoras que se meten en berenjenales parecidos por ser originales y luego terminan por plantarte un final que te dan ganas de estrellar el libro contra la cabeza de semejante creadora.
Por todo ello, recibe en nuestro Gandymetro...
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Cuanto más hermano, más te la agarro con la mano |
¡Otro mes más de reto cumplido! Y a este le tenía especiales ganas porque tenía El ojo del tigre haciéndome ojitos desde la estantería desde hace años (cosas del acaparamiento lector), así que me alegro especialmente de haber disfrutado de la lectura porque eso significa que mi inversión de dos euros fue buena.
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A ver si creéis que soy rica a base de derrochar |
Como tampoco es cuestión de hacer una reseña eterna, os diré que el libro me ha gustado y me ha entretenido muchísimo. Tiene un inicio de lo más trepidante, cuando el carruaje en el que viaja la condesa Isabella Saint Just hacia Londres para reunirse con su marido es interceptado y a ella la raptan. Por una serie de azares, Isabella acaba en manos de Alec Tyron, el Tigre, dueño y señor del cotarro en los suburbios londinenses. Y tranquilas, no acaba en sus manos porque sea él el que la rapte, sino porque es él el que la libera y la protege (libre adaptación de la realidad con el fin de evitaros un spoiler), ya que alguien intenta matarla. Igual que a él.
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Los peligros no te dejan tranquila ni para ir a mear |
Como ya podéis suponer, el roce hace el cariño y, a pesar de ser como el agua y el aceite (o justo por eso), entre ellos saltan chispas de toda clase que tú y yo sabemos solo puede acabar en una relación de lo más apasionada. Y es que entre ellos la pasión es cegadora y, en mi opinión, Karen Robards nos la transmite muy bien y sin recrearse en la parte sexual (tenemos un libro #RanciedadFriendly, amigas). Se recrea mucho más en los preliminares que en el folleteo en sí y más en las sensaciones que en las descripciones (vamos, que sabrás que Alec tiene un megacimborrio pero no de qué color es). En esta parte se nota especialmente que esta novela es viejuna, ya que he notado más florituras con el lenguaje de lo que leo habitualmente en novelas más modernas (aunque no se acerca a otras autoras con las que los personajes parecen tener epifanías místicas y no guarreriles). Como lo he leído traducido, no sé si será cosa de la traducción o viene del original, pero sí he visto, en general, el lenguaje algo viejuno y con cierto abuso de diminutivos y blandenguerías. aunque también se usa muy bien el lenguaje para marcar la clase de la que procede cada uno. ¡Ah, y que no se me olvide! Si hay algo de lo que se abusa es de decirnos lo leonado que es el pelo de Alec.
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El Tigre, el rey león de las enaguas londinenses |
En general, he disfrutado de todo. Los capítulos son muy cortos, lo que contribuye a que la lectura sea muy ágil y rápida, con una parte más pausada donde podemos disfrutar de momentos ajdhfjkahfkljfjka. El misterio me ha tenido intrigada hasta al final (realmente no era para tanto pero yo estaba tan entretenida leyendo que he estado pillada hasta el final) y el romance entre ambos me ha encantado, con ese modo con el que se tratan, entre la diversión y la seriedad, con sinceridad y pasión. A ambos los veo coherentes con sus orígenes, su educación y sus sentimientos y, mira, debe ser que llevo unas lecturas de 💩 o que este libro me ha entrado por el ojillo pero me ha dejado más que satisfecha. Eso sí, el desenlace me ha parecido muy precipitado y, para mi gusto, no se rematan todos los flecos pero eso no me ha quitado la buena sensación general del libro y la alegría que me ha dado pillar un viejunismo que me ha hecho disfrutar.
Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...
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Tigre, quiero que me comas las carnes morenas y tó lo negro |
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