When the Duke Was Wicked (Scandalous Gentlemen of St. James 1), Lorraine Heath

[Libro no publicado en español]

La gran dote de Lady Grace Mabry le hace imposible saber si un pretendiente está enamorado de ella o de su fortuna. ¿Quién mejor para distinguir a un amante de un caradura que su célebre amigo de la infancia, el Duque de Lonvingdon?

Tras perder a su querida esposa Juliette, Lovingdon ha pasado diez años de placer en placer. Puede ayudar a Grace a encontrar una pareja apropiada, conocedor como es de los sinvergüenzas, y a cómo diferenciar las emociones honestas de las falsas. Pero las lecciones llevan a una tórrida pasión y Grace se ve involucrada en el malvado plan de otro hombre...

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Adoro las enaguas de Lorraine Heath, pero si encima los protagonistas están relacionados con otros personajes que ya quisimos en sus propios libros, me tienes más que comprada. Y eso es justo lo que nos encontramos en esta serie, Scandalous Gentlemen of St. James, que protagonizan los hijos de un grupo enagüil de Lorraine Heath que ya nos encandiló en su momento, Los huérfanos de St. James 😍.

[Debo señalar que, si sois ñiñiñiñis del orden lector como yo, el orden ideal de lectura de series heathianas sería Los huérfanos de St. James → The Hellions of Havisham → Scandalous Gentlemen of St. James, aunque esta serie que hoy comenzamos no está traducida...]

La realidad espabilando a la lectora de romántica en español

Una podría pensar que crecer bajo la tutela de Jack Dodger es lo que ha convertido a Henry Standford, el Duque de Lovingdon, en un crápula, pero la triste realidad es que Lovingdon era el colmo de la rectitud hasta que su mujer y su hija murieron por su culpa, y no hay moral que pueda soportar esa carga. Grace Mabry, siendo hija de Frannie, conoce a Lovindgon desde siempre, pero apenas puede reconocer a ese hombre ideal del que se enamoró hace años en el sinvergüenza palote en el que se ha convertido. Sin embargo, Grace sabe que un noble únicamente interesado en el refrote es capaz de reconocer a otro, así que va a recurrir esos conocimientos para que le ayude a separar el grano de la paja y pueda escoger un marido que la quiera por sí misma y no por su dote. Y ya sabemos que en romántica, las enseñanzas se suelen pagar... con las enaguas por las orejas.

Protagonista de romántica enagüil ready for the trocotró

Pero hasta que las enaguas inicien los altos vuelos hay un camino que es bastante divertido, ya que Lovingdon y Grace comparten una relación meramente amistosa y casi fraternal, sobre todo por parte de él, que la ha visto como una chiquilla toda su vida (capaz de desplumarle en cualquier juego de cartas, pero una niña igualmente). Lo que pasa es que Grace ha crecido mientras que él se ha rebozado en su desgracia y se va a dar cuenta justo ahora que ella busca marido. Podría seguir contando cosas pero estoy más que convencida de que ya os habéis hecho una idea de cómo es el libro y muy probablemente no os equivoquéis en nada. When the Duke Was Wicked no es nada nuevo bajo el sol, es bastante previsible y nadista ya que, salvo los secretos que ambos ocultan, no hay ningún misterio. Ambos se conocen desde siempre y su relación es estupenda, llena de diálogos ingeniosos y sin artificios ni necesidad de impresionar al otro. Destaca Grace por encima de cualquier personaje, una protagonista enamorada pero que no está dispuesta a ser segundo plato de nadie ni a dejar de lado su personalidad, ni siquiera por el amor de su vida.

Grace me ha enamorado hasta a mí

Es un nadismo enagüil que va como la seda, con todas las cosas que esperamos de esta clase de libros (sus avances guarreriles, sus retrocesos sentimentales, su punto emotivo made in Lorraine Heath...) y con esa alegría que te da saber qué ha sido de personajes que ya adoraste previamente. Lo he disfrutado mucho hasta la parte final, en la que la escritora se saca una cosa de la manga sin ton ni son que hace que la historia dé un cambio brusco y, con él, un bajón importante. Parece como si la Heath se hubiera dado cuenta de que no había tensión y se saca de la manga un apocalipsis kleypasiano mal planteado y peor resuelto que lo único que hace es estropear el final.

Kim disfrutando el tramo final

Quitando eso, es todo lo que esperas de un libro de la Heath, aunque sea un Heath menor, ya que no logró tenerme croqueteando. Tiene buen ritmo, unos protagonistas que te caen bien, unos secundarios que llaman tu atención, guarrerismos y sentimientos, pero es de los que terminas con un buen sabor de boca (si no cuentas ese patinazo final) y olvidas a la media hora.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

3'5. Este duque palote me tiene en el bote