miércoles, 13 de noviembre de 2024

The One You Can't Forget (The Ones Who Got Away 2), Roni Loren

[Libro no publicado en español]
La mayoría de los días Rebecca Lindt se siente una impostora. El mundo la admira como superviviente pero esa imagen se derrumbaría si la gente conociera su secreto. No se merecía ser superviviente pero nada puede cambiar el pasado así que decide sumergirse en el trabajo. No puede hundirse si nunca para.
Wes Garrett está tratando de recuperarse tras perder su negocio, su dinero y casi su cabeza en un complicado divorcio. Pero cuando interviene en un atraco y salva a Rebecca, la abogada que ayudó a su ex a arruinarle, su sencilla vida se vuelve complicada.
Su atracción es inconveniente y ninguno quiere más que una aventura. Pero cuando el secreto de Rebecca está a punto de salir, ambos descubren que pueden perder todo, incluso lo que no sabían que necesitaban: al otro. 


Me avergüenzo supremamente de esta reseña (y os lo digo antes de empezar a hacerla) porque hace meses que leí este libro y la vida me ha impedido reseñarlo. ¡Así que a ver qué os cuento, si me acuerdo de cuatro cosas sueltas! También el hecho de que me acuerde de poco os indica que ha sido un libro que no me ha dejado huella...

El 90% de vosotras ahora mismo

Pasa del libro pero no de la reseña, por favor. El subidón que me dio el primero, The Ones Who Got Away, se ha diluído como droja en el Cola Cao en esta segunda historia de la serie. Y eso que desde un principio estoy más que in en la historia de estas cuatro supervivientes de un tiroteo estudiantil, porque me parece la repera hacer una romántica con ese punto de partida (que a ver cómo puedes superar eso y seguir viviendo). Spoiler: no se supera. Aquí la superviviente es Rebecca Lindt, que se ha convertido en una abogada de la releche especializada en divorcios y en dejar tiritando al oponente. El trabajo le hace no pensar en el tiroteo y en lo falsa que es su imagen de heroína, ya que guarda un secreto sobre ese tremedo acontecimiento que, si se supiera, haría tambalear esa maravillosa imagen de que ella se tiene (y que perjudicaría sin duda a su padre, que es congresista/senador/político de vete tú a saber qué, ya os digo que no recuerdo -y me da igual-). En fin, que la chica tiene suerte para todo, porque una noche la asaltan y no solo sale a defenderla un perrete sino también un maromazo que te cagas, Wes Garrett, por el que comienza a sentir una atracción casi inmediata. Aunque tal vez la suerte no sea tanta porque Rebecca ya conoce a Wes de antes, fue la abogada de su exmujer en el divorcio y la principal responsable de que este perdiera todo.

Excelente noticia para que se líe parda

Perdió hasta la sobriedad, con eso os lo digo todo. ¿Podrá esa atracción -que es mutua, claro, si no, menuda mierda de romántica- superar ese pasado que les une? Spoiler: pues claro que sí porque, si no, menuda mierda de romántica again. Ahora, también os digo que ni Wes ni su cola la reconocen, pero cuando lo hacen... A puntito está esto de irte a tomar porCullen. Afortunadamente no ocurre y Rebecca y Wes se meten en tol lío del amorío, al que hay que unir los traumas de ambos, la investigación del atraco de Rebecca y los pistos que uno de los alumnos de Wes tiene (es que Wes es maravilloso y enseña cocina a chavales en riesgo de exclusión o excluidos directamente). Y mucho amor, mucho amor desde el principio.

Cuánto me gusta esoNO

Qué le vamos a hacer, de todas las cosas del sopinstant lo que menos me trago es el instalove y estos se lovean casi desde el minuto uno. Yo suspendo la credibilidad para todo pero aquí eso me ha chirriado tanto que lo he arrastrado durante todo el libro. Que el libro está bien escrito, con su drama y su dureza de fondo, pero ese "te quiero pero no podemos estar juntos pero te quiero" casi desde el principio no me ha gustado. Tampoco tiene mucha chicha a pesar de todo el trasfondo, salvo ver lo maravilloso que es Wes, lo mucho que se van enamorando y lo bien que les viene tenerse para aprender a vivir mejor con sus traumitas. Nada desagradable pero poco reseñable. Lo único que despertó mi atención fue la situación de uno de los alumnos de Wes, como ya os he comentado, que está metido en un buen lío que acaba afectando a nuestros protagonitas. Esto va cobrando cada vez más importancia y a mí me acabó interesando más que la relación amorosa. Sin embargo, en el tramo final Roni Loren no sabe ni dónde tiene el culo y resuelve todo rápido y un poco de cuchufleta. La parte abogacil se despacha a las primeras de cambio, como si un hada con una varita mágica lo arreglara todo, dejándote con cara de tonta justo en lo que más estabas esperando leer.

Por mi santo xirri yo te termino

En fin, que no está mal, tiene una intención muy loable y un maromo estupendo pero es libro muy olvidable, a mil años luz del primero de la serie, así que le doy en nuestro Gandymetro...

Cocinero, cocinero, enciéndeme la candela

martes, 5 de noviembre de 2024

Inevitable (Lord Pengwern) (Caballeros disolutos 3), José de la Rosa


1812. Gabrielle se enfrenta a una desgarradora realidad: necesita desesperadamente un trabajo para mantener a sus dos hermanos pequeños o los tres perecerán de hambre en las calles de Londres.
Cuando se entera de que el vizconde de Pengwern, Timothy Clifford, busca para sus hijos una institutriz con o sin experiencia, no cabe en sí de gozo, aunque le extraña que un caballero tan reputado no haya contratado a las mejores.
Solo cuando llega a Harewood Abbey, la mansión campestre de los Pengwern, y se enfrenta al terrible mal humor del vizconde, comprende que todos los que se le acercan huyen despavoridos ante su falta de modales y de decoro.
Lo que empieza siendo el peor de los encontronazos ante un hombre que se ve incapaz de soportar, se va transformando en algo tierno mientras Gabrielle comprende las heridas que han transformado el carácter de Timothy y él descubre la mujer deslumbrante que se esconde tras la institutriz de sus hijos.
Goodreads ❤  Amazon


(NOTA: no os creáis lo que pone en el último párrafo de la sinopsis, de ternura nada)
Sí, queridas, he vuelto a caer en una lectura de esta serie tras zamparme Blackwater, dos de Nuria Llop (uno de ellos reseñado aquí) y Tuya hasta el amanecer. Hay que ver cómo después de leer el de Teresa Medeiros, un libro como Inevitable se cae por todos lados. Es que no hay color, por favor. Estamos otra vez ante un enemies to lovers (qué aburrimiento ya) mal llevado como en las anteriores entregas. De verdad, para hacer esto hay que saber construir muy bien tanto a los personajes como el desarrollo de toda la historia. Porque lo que no puede ser es que no sepamos ni qué edad tiene el protagonista ni en qué momento ni por qué sienten algo el uno por el otro mientras se odian. Aparece todo de repente para variar, como siempre pasa en las novelas de esta serie.

Tan mal creo que pocos lo han hecho

Una cosa voy a decir antes de meterme en faena: venderte estos libros diciendo (además de lo de los Bridgerton, uf) que sus protas masculinos son "arrogantes, desalmados y lujuriosos" (sic) y que luego ni una cosa ni otra, es otra engañifa. Porque el hecho de que el maromo de esta novela busque gresca con unos campesinos, beba en su casa (¿pero hay noble palote que no empine el codo?), tenga una amante (lo mismo digo, ¿hay alguno que no tenga churri o churris?) o le pegue un puñetazo a otro en su club no me parece a mí que sea para ir vendiéndolo como el colmo de los depravados. 

La actitud disoluta de estos señores es invisible

En fin, pasemos a la historia. Dice el autor en una nota final que es su humilde homenaje a Jane Eyre, cosa que he visto yo desde que he empezado con el rollo de la institutriz y el señor supuestamente atormentado. Al menos sabe que él no está a la altura del clásico, cosa que le honra, pero podría haber escrito algo mucho mejor. Hay novelas que toman como referencia la inmortal obra de Charlotte Brönte y hacen maravillas, como es el caso de Rebecca de Daphne du Maurier. 

Una señora Danvers que quemara todo le daba yo a esta novela

Hasta ahí (institutriz y amo con pasado traumático) el parecido, porque la protagonista, Gabrielle Langley, ni tiene una infancia desgraciada ni pasa por el orfanato que le haría forjar su carácter. Simplemente se queda huérfana de padre (de madre ya lo era) a los veinte años con dos medio hermanos pequeños a su cargo y sin un duro, por lo que tiene que buscarse la vida. Y encuentra la solución en un anuncio para ser institutriz sin necesidad de referencias. Allá que se planta, pero antes tiene en el camino un encuentro con un tipo desagradable que, oh, sorpresaNO, será su amo, Timothy Clifford, Lord Pengwern (apellido más feo no había seguramente). ¿Os suena?


Vale, esto puede ser muy típico pero bien llevado resultar gracioso. PUES NO. Gabrielle es una Mary Sue de manual: cae bien a todos, es una ñoña y le salen las cosas casi siempre bien. Apenas tiene que batallar con los hijos de Lord Pengwern, unos supuestos salvajes que no saben lo que es la educación, y nada más llegar ya los tiene en su bolsillo. Ninguna trastada gorda contra ella de por medio. ¡Ni los Von Trapp son tan moñas!

¡Ni un mísera rana para darle la bienvenida!

Los diálogos entre Gabrielle y Timothy son un mñé total. Se dicen de todo pero sin gracia, me parecen unos encontronazos que diría hasta desagradables. Con Tuya hasta el amanecer llegué a soltar alguna carcajada ante lo que se decían, verbigracia:

Gabriel: -Aunque no es del todo perfecta -añadió señalando hacia la silla-. Ronca mientras duerme.
Samantha: -Y a usted se le cae la baba -replicó atreviéndose a tocarle un instante la esquina de la boca.

Este intercambio de frases me pareció algo fresco, divertido, que dice mucho de los protagonistas y su relación. Si nos vamos a la fuente de la que bebe Inevitable, ahí tenemos a Rochester preguntándole a Jane si cree que es guapo y ella soltando un no sin pensarlo dos veces. ¡O llamándola bruja! Así sí, pero aquí no le he visto tira y afloja ingenioso por ningún lado. Que ella sea una contestona a veces no la hace ingeniosa, y que el le diga exabruptos no lo hace un tipo atormentado pero con corazón de oro, no sé si me explico.

Te explicas divinamente, Cassie (Rochester says)

Él es, por decirlo suave, insoportable (así hubiera yo titulado la novela: INSOPORTABLE). Se supone que porque su mujer, de la que estaba muy enamorado (mñé), falleció hacía cinco años (insisto: ¿qué edad tiene este tío?) y por ello es un amargado que sólo busca pelea, no se habla con los vecinos y deja a sus hijos hacer gamberradas. No se profundiza para nada en su psicología, tenemos que asumir que es así porque no ha superado el luto (no sé qué luto, la sombra de su mujer fallecida no está por ningún lado). Pero él no lo dice, lo sabemos porque alguien lo comenta. No vemos el conflicto interior en él por seguir recordando a su mujer y sentirse atraído por la institutriz. Tampoco hablan de manera tranquila entre ellos, sólo se pelean o están en tensión, no se va forjando una amistad que pueda derivar en algo más, no hay evolución. Lo más gracioso es que para Timothy lo normal es que, cuando una mujer le importa, le da por pelearse con ella. De patio de colegio todo. 


El amor de Gabrielle tampoco lo entiendo. Imaginad el panorama: lo conoce por accidente y piensa que es un odioso maleducado. Se ven en la casa cuando llega, él la trata fatal dándole instrucciones sobre su cometido y ya nunca se tropiezan más hasta un mes después. Pues ojo cuidao que ella, con sólo esos dos momentos en los que él es un mierdas y tras cuatro semanas sin encontrarse con él y sentir alivio por ello (cito textualmente) "de vez en cuando, se descubría pensando en él de una manera que incluso a ella le turbaba". O sea, cruzan dos frases cargadas de un tono insultante y está enamorada. Porque, atención, casi inmediatamente después de esa frase, ella oye al amo hablar con una mujer y le escuece el estómago. Celos, MADRE DEL AMOR HERMOSO. En mi vida he leído un instalove más absurdo.


¿Queréis conflicto? Pues nos mete a esa mujer, una suerte de Blanche Ingram que se acuesta con el lord, es perfecta y hermosísima, y, por otro lado, también al primo de él, Paul Pickford, que si os digo la verdad, ojalá y hubiera acabado la protagonista con él. Es el mejor personaje de toda la novela: le gusta Gabrielle desde que la ve, es educado y considerado con ella, se hace su amigo y encima es guapo. Sería el trasunto de St. John Rivers, aunque Pickford sí quiere a Gabrielle y no es un moñas religioso. Pero no, nos tenemos que comer con patatas que se quede con el tóxico porque toca.


Pero no os creáis que hay algún personaje malvado aquí, salvo el protagonista, que manda romana que sea el peor de todos. Ni la guapísima amante ni ningún criado o vecino, NADIE es un villano ni NADIE acaba mal. Todos felices y comiendo perdices. Da igual lo que haya pasado, todo sale a pedir de boca para todos: bien casados y colocados.


No cuento más de la trama porque ya os podéis imaginar lo que pasa si sabéis qué ocurre en Jane Eyre con ella (pasa de pobre a rica por una carambola). Voy ahora al tema que más me ha fastidiado de esta novela: la falta de corrección de la escritura. Ya dije que lo de sacar novelas cada poco puede pasar factura, aunque si tienes a alguien que te lea antes lo mismo puedes enmendar los errores de bulto (las tramas ya son harina de otro costal). Conforme avanza la serie, la edición es peor, no puede ser que estés leyendo y cada dos por tres te salgas de la lectura por cosas como:

-Repeticiones del adjetivo "buen" hasta la náusea: el buen mayordomo, el buen hombre, el buen doctor, el buen criado, el buen anciano, el buen... así todo el rato.
-Gente chasqueando lenguas, bocas y dedos.

Prueba de que no exagero

-Faltas de ortografía: porque en vez de por que, ato por hato...
-Otras perlas: travesada, despediros (como imperativo), rencontrarse.
-Un capítulo a modo de haiku de tres frases.

No entiendo a este autor, va de mal en peor con esta serie (y quedan dos, miedo da). Bajo el Puente de los Vientos me pareció una buena historia (a pesar de las erratas y faltas de ortografía que podéis ver en mi reseña de GR), reposada, con personajes que crecen y evolucionan. Pero todo esto me da la sensación de que está escrito a salto de mata para aprovechar el tirón Bridgerton y sólo echa más mierda sobre la romántica de época. Hagamos libros ambientados en la Regencia como si fuera fácil, sin prestar atención a la chicha y a la construcción de personajes. ¡Tú también puedes hacerlo! ¡Y encima este libro se inspira en una obra maestra! Con buen pijo bien se jode dicen en mi tierra, pero éste no es el caso.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Es INEVITABLE cabrearse con esta novela

Y un Antigandy para Timothy por insufrible

martes, 29 de octubre de 2024

El secreto de una dama (Corazones solitarios 1), Nuria Llop


La joven que dijo «no» a un rey... y eligió vivir sus sueños.
Claudia Maldonado se niega a ser una concubina. Y encima tiene que oír, de su propio padre, las ventajas que este “intercambio” aportaría a la familia. Porque ser amante de Felipe IV es un privilegio, y que la haya escogido entre todas las jóvenes damas de la corte, un halago. Claudia tiene claro que yacer con el monarca no le reportará nada que ella desee. Y solo encuentra una salida: alejarse de Madrid hasta que el rey se olvide de su capricho. Manuel Perea vuelve a España, después de largos años de destierro, y lo último que espera encontrar es una invitada sorpresa. ¿Quién es esta joven, por qué se oculta en casa de su hermana y de quién está huyendo? A pesar de su halo de inocencia, de esos ojos azules y de sus labios carnosos… no se fía de ella. Pero su voluntad se quiebra con solo mirarla.
Una novela de vidas cruzadas y pasiones sin freno, donde una dama muy dada a imaginar lances y amoríos se convierte en la heroína de su propia aventura.


Hablar de Nuria Llop es hablar de una escritora española de romántica original. Es cierto que ha incurrido en subgéneros más típicos como los highlanders o el Oeste a través de su serie Odissey Park o en el cozy mistery con Un asunto delicado (que he leído, por cierto). Pero si algo la caracteriza es su romántica de época ambientada en la España del Siglo de Oro, un toque distinto al medievo o el siglo XIX patrio. De sus novelas históricas de este corte he leído tres de Madrid Siglo de Oro (si queréis ver las reseñas están aquí, aquí y aquí) y ahora me he lanzado al primero de su serie Corazones solitarios.

La propuesta es muy interesante al meter, aunque sea de forma indirecta, a personajes históricos como el conde-duque de Olivares y el mismísimo rey Felipe IV, del que es bien conocida su afición a las mujeres más allá de su esposa. Con esto juega Nuria Llop para crear una trama en la que la joven protagonista, Claudia Maldonado, será el objeto de deseo del monarca y ella, ni corta ni perezosa, sale por patas porque no quiere amancebarse ni con el rey ni con el sursum corda que bajara del cielo.


Es por esto que huye a casa de Marta Perea, a la que conoció en la capital pero reside en Orgaz, y que nadie podrá sospechar que alberga a la fugitiva, ya que nadie de su entorno sabe de ella, salvo Elena Herrera, su mejor amiga y cómplice. Lo que no sospecha Claudia es que a esa misma casa llegará el hermano de Marta, Manuel, desterrado en Italia por un crimen que él dice que no cometió y que vuelve a su hogar porque le preocupa la situación de su hermana. Ya tenemos el pisto servido. 


Como siempre, Nuria echa mano de los enredos propios del teatro español del Siglo de Oro como las identidades ocultas y las farsas (en este caso un matrimonio fingido entre Claudia y Manuel), además de meter una intriga sobre el pasado del protagonista y su vinculación con la familia de la joven que hace imposible el romance. 


Pero como los sentimientos son los que son, la atracción se hace inevitable para ambos. Manuel es un picha brava con una imaginación desbocada y, a pesar de tener una prometida en Italia, no para de fantasear con Claudia. Ella, por su parte, tiene una pasión secreta por la literatura y quiere emular a una de las escritoras del momento, María de Zayas, por lo que no deja de crear en su mente rocambolescas historias sobre el pasado de Manuel para entender su comportamiento con ella. Hay una buena combinación entre la experiencia de él y la inocencia de ella, pero para mí ella a veces es demasiado lianta y él demasiado obsesionado con el sexo. 

La diosa interior de Manuel cada vez que él ve a Claudia

Por eso me decanto más por las parejas secundarias. Por un lado, Marta Perea y el notario Lorenzo Espósito, sobre todo este último, ya que evoluciona bastante y pasamos de odiarlo (porque lo vemos con los ojos de Marta) a quererlo. En cuanto a Marta, es de esos personajes que ya hemos visto en otras novelas de Nuria Llop siendo protagonistas: viudas con carácter que ha sabido salir adelante sin ayuda de ningún hombre y que no quieren saber nada más de amores. En este caso, la pobre no ha tenido un matrimonio feliz y lo último que desea es otro marido. Menos mal que al final se da cuenta de que un señor con un buen bigote y una barba poblada siempre viene bien para el cuerpo. Me ha parecido una gozada ver ese detalle tan haggardiano.

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La otra pareja que promete es la de Elena Herrera y Enrique Díaz, el primo de Claudia. Su novela, La magia del corazón, es un enemies to lovers que seguro que tiene su encanto, teniendo en cuenta que en El secreto de una dama no se aguantan... o eso parece. Ella no lo soporta y él la llama "el erizo", así que imaginad lo que puede ser eso. 


En resumen, una novela que se lee con agrado, está bien narrada, ambientada y documentada, los diálogos tienen momentos divertidos y los personajes están bien construidos, aunque, como digo, yo prefiero las parejas secundarias a la protagonista, sin que ello quiera decir que Claudia y Manuel den ganas de matarlos, ojo. Sólo me han parecido menos atractivos que los otros y su relación demasiado instalust, algo que no me suele gustar demasiado. Pero eso ya es cosa mía y de mis ranciedades.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Manuel, molas bastante pero prefiero un barbas 😏

martes, 22 de octubre de 2024

Inalcanzable (Señor Walpole) (Caballeros disolutos 2), José de la Rosa


Isabella Whitaker, condesa de Kylemore, ha jurado proteger a su familia a cualquier precio, una promesa hecha a su moribundo abuelo, el duque de Badersfield. Pero su destino da un giro inesperado cuando se cruza con Caleb Walpole, un hombre hecho a sí mismo, despreciado por la alta sociedad, y conocido por su salvaje reputación.
Acuciada por los problemas, Isabella está dispuesta a sacrificarlo todo, incluso a entregarse a Caleb, a pesar de su oscuro pasado.
Rodeados de verdades a medias y de una pasión imposible entre dos personas que se detestan, Caleb e Isabella lucharán contra las barreras sociales y sus propios impulsos. ¿Podrán anteponer sus intereses a su deseo?
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Pues sí, como dije en la reseña de Irresistible, iba a continuar con la serie, pero ya me lo estoy pensando. Este autor te pone unas tramas que parecen una cosa y después no cuajan como una espera. En este caso, otra vez mucho enemies to lovers que se queda de nuevo en agua de borrajas, un quiero y no puedo. Si me puse a leer esta segunda entrega es porque el protagonista no es un lord, sino uno de esos hombres de origen incierto, hechos a sí mismos y que pasan de los aristócratas. ¡Que me den a mí un Derek Craven o un Zachary Bronson, que mis enaguas y yo somos suyas! 

Pues toma hostia

CHASCO GORDO. Caleb podría haber sido un fantástico maromo (su retrato en la portada es lo mejor del libro con diferencia) y no lo es por culpa del autor, que no desarrolla bien a sus protagonistas si lo matan. Lo siento, pero a mí no me convence la manera de crear a sus personajes (masculinos y femeninos), me da la sensación de que llegamos como a medio y ya tuviéramos que conocerlos o algo así. En el caso de Caleb Walpole, el potencial era grande y al principio estaba yo tan a gusto pensando en los grandes ratos que iba a pasar. 

Soñaré con Derek Craven

La fórmula de la pareja que se odia pero está destinada a acabar junta se plantea aquí de otra forma, pero sigue sin funcionar del todo. En este caso, Isabella Whitaker, la segunda de tres hermanos y única mujer, promete a su abuelo en el lecho de muerte mantener el ruinoso patrimonio de la familia unido. Por ello, mientras su hermano mayor tiene otros planes para ella (casarla con un viejales odioso), Isabella decide proponer un matrimonio de conveniencia a un rico podrido pero de baja estofa. Con esta transacción uno gana el título nobiliario y la otra el dinero que no tiene para sacar a la familia de la bancarrota. Suena bien, ¿no? Pues está fatal planteado. Lo primero de todo es que el autor se saca de la manga que ella tenga noticias de Caleb Wilpole. No lo vemos antes, no coinciden en ningún sitio previamente. Es como si de pronto le viniera a la cabeza ese señor, pregunte un poco qué tal es (supuestamente un depravado, libertino y blablabá, cosa que para nada se ve en el libro) y se plante en su casa a hacer el negocio con un tipo al que, de entrada, detesta porque no es un caballero. PERO VAMOS A VER, eso no se le ocurre ni al que asó la manteca. 


Una vez que conocemos a Caleb, nos intentan dejar con la intriga de que él la conocía de antes pero ella no lo ha reconocido en su encuentro y muajajaja, se va a enterar de quién soy yo cuando ella y todo su patrimonio sean míos. Ooootra cosa mal llevada, las razones del comportamiento de él con respecto a ella son la pollada más grande que he leído en tiempo. A todo esto, ¿qué pijo edad tiene este tío? Hay un diálogo en el que Isabella da a entender que tienen la misma y al principio se dice que ella tiene dieciocho años ("una edad avanzada para una mujer casadera", ¿PERO QUÉ COÑIO? Es que me indigno). ¿Me tengo que creer que Caleb no ha cumplido ni los veinte, ha hecho un fortunón y es un tiazo? 


Como veis, el problema con este escritor es que parece que va con prisas y no se da cuenta de que hay cosas que son incongruentes y les falta mucho trabajo detrás. Como saca libros como churros (no es casualidad que fuera el primer editor de la ínclita MM, otra que los pare cada tres meses), sus argumentos van a toda pastilla, las relaciones no evolucionan de forma lógica y pasan del verse y follarse vivos pero no hablarse mientras están de trocotró (literalmente: aquí trincan sin hablar para no insultarse) y luego a cara de perro tol día. Mira, de verdad...


Me da mucha pena, porque José de la Rosa no tiene malas ideas ni escribe mal, se nota el oficio, pero me da que no reposa bien sus historias para hacer más creíble el desarrollo tanto del argumento como de los personajes. A Isabella dan ganas de darle por todos lados, se pasa el libro tomando unas decisiones que madre mía; Caleb es mejor, pero como he dicho está muy desaprovechado. Toda la trama creo que lo está, podría haber hecho el enemies to lovers con más tensión sexual y no con acostarse y darle al tema por la noche y no mirarse por el día, porque eso no me lo trago. O algo más de humor, como me pareció ver en cierta socarronería de Caleb que después desaparece y nunca más se supo de ella. 

Y ahora toca abrir el melón de la ortografía y la falta de corrección. Soy de las que opina que un escritor no puede tener faltas. A mí me saca de la novela ver cosas como la siguiente (y no es la única):


Vale, no me tiréis piedras aún. Se pueden tener buenas ideas y no controlar del todo la ortografía, admito barco como animal acuático. ¿Pero de verdad no tienes alguien de confianza que lea tus textos y te corrija? Es que no me cabe en la cabeza. José de la Rosa peca de esto y también de erratas. Ya me quejé de esto cuando leí Bajo el Puente de los Vientos, que encima fue finalista del Premio Amazon (que no es el Nadal, pero ya podrían darle un revise a lo que publican).

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Caleb, si te pillara la Kleypas serías un buen melofó

martes, 15 de octubre de 2024

El amante (Ángeles 1), Robin Schone


Con 36 años, Anne Aimes es una solterona enormemente rica que, bajo una apariencia poco agraciada, esconde un carácter apasionado y ardiente… Michel des Anges es el gigoló del momento, y está en la cresta de la ola por su capacidad para complacer a las mujeres… Su tarifa para Anne son diez mil libras… Pero, más allá del comercio carnal, Michel busca olvidarse de sí mismo satisfaciendo sexualmente a una mujer que ni siquiera sospecha los verdaderos motivos por los que ha aceptado su propuesta… Arrastrado por la marea de un deseo cada vez más salvaje, Michel enredará a Anne en una sórdida telaraña en la que el precio del placer será la vida misma...
Una novela desbordante de erotismo sobre el precio de la pasión.
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Queridas haggards, como lectora rara que soy saltamos en el tiempo y nos vamos a un viejunismo de erótica de la mano de una de las grandes: Robin Schone. Esta autora es ya conocida del blog y por eso decidí lanzarme a leer otra de sus bilogías, acertadamente llamada en español Ángeles, ya que los maromos (protagonista y secundario-no-sé-si-melofó con novela propia) se llaman Michael (o Michel, según toque) y Gabriel. Así que estaremos como en el cielo con ellos seguroNO. 

Así son estos ángeles de la guarda

Y digo que NO porque ya sabéis que a la Schone no le va precisamente el jijijaja ni lo picante con sentido del humor. Sus historias están siempre envueltas en un halo de melancolía, tristeza y hasta ganas de pegarse un tiro, pero mezclado todo esto con trocotró del bueno y bien escrito y prácticas sexuales que en el XIX (y diría que hasta en el XXI) no eran lo más normal del mundo.

No words needed

En este libro tenemos dos protagonistas que no son la alegría de la huerta precisamente. Por un lado está Anne Aimes, la consabida solterona provinciana de treinta y seis años, forrada de perras, virgen y harta de haber pasado toda su juventud cuidando a sus padres ancianos y que quiere sentir placer sexual. Esto lo hemos visto en otras novelas como Irresistible de la Kleypas o Deseos ocultos de una dama de Lorraine Heath, pero sabemos que Robin Schone le da siempre su puntito personal. En otras de sus novelas las protagonistas femeninas son mujeres maduras casadas e incluso abuelas ya, y aquí se lanza al cliché de la solterona pero dándole un giro muy de su estilo.

Giro con apertura bajeril

El amante que Anne se busca no va a ser el típico aristócrata libertino que no quiere sentar cabeza, sino un profesional, un prostituto, con todas las letras, al que le paga diez mil libras por un mes de sus servicios. El gigoló es Michel Des Anges, así llamado porque "hace a la mujeres ver a los ángeles" cuando llegan al orgasmo. Ya puestos a darle al sexo, pues hay que ir a lo seguro. Pero Michel no es el mismo tiazo que ella conoció hace dieciocho años cuando fue presentada en sociedad y se quedó encandilada con él, ya que ahora luce unas cicatrices por quemaduras que no lo hacen precisamente atractivo. El pobre lleva cinco años sin dar servicio ninguno porque su nuevo aspecto produce rechazo en las mujeres, menos en Anne, que ve más allá de su aspecto externo.

La belleza está en el interior de su ropa interior

Por su parte, Michel ve en ella un medio para una venganza personal con alguien de su pasado, pero no esperaba que ella terminara importándole y que el riesgo sea demasiado grande. Y aquí está la raíz del conflicto que Schone nos va dando a pinceladas algo confusas, si os soy sincera. 

No me entero, pero me da igual porque es la Schone

Por otra parte, Robin Schone nos adentra en el mundo de la prostitución masculina sin romantizaciones ni gaitas a través de la vida de Michel/Michael, que no ha sido un camino de rosas, y la de su amigo Gabriel menos, ya que desde que eran unos críos de trece años una madame los acogió y dijo "el moreno para las mujeres y el rubio para los hombres", así, sin preguntar qué preferían. Imaginaos la mochila que llevan, sobre todo Gabriel (del que leeré su libro seguro). 

Llevan "por si acasos" para parar un carro

La relación entre Anne y Michel está narrada de una forma muy al estilo Schone: cosas que no se cuentan, la historia del pasado de Michel que no sabremos qué es hasta muy al final y escenas de sexo bien narradas, con una perfecta mezcla entre lo explícito y lo elegante. Esta vez no nos vamos a encontrar con cosas tan absurdas como aquello de "usted desea que un hombre la llene de su eyaculación hasta que nade en ella", pero exageraciones con el tamaño del miembro (25 cm) y puntas con forma de ciruela madura de 10 cm de diámetro que no falten. Qué manía con poner a los tíos con unas boas que no hay agujero que las pueda acoger, coñio.


Ah, y también hay nombres varios para el pene, como en El tutor, pero esta vez en francés. Porque a Anne le pone mucho que Michel le enseñe vocabulario en el idioma de nuestros vecinos mientras que está instruyéndola en los placeres carnales. Qué pena que Michel no sea español porque en castellano...

Lo habéis leído cantando, que lo sé yo

El único pero que le pongo es que al libro le falta romance, eso es así. La historia tiene más de redención, venganza y autoconocimiento que de amor. Anne y Michel son dos personas que necesitan ser deseadas más que amadas, aunque luego pueda surgir el cariño al entender que tienen mucho en común: les trae al pairo lo que digan de ellos. Siempre hay que admitir que esta autora se arriesga con sus novelas eróticas donde sus heroínas son mujeres normales y en edades ya pasada para la época que quieren sexo y placer, trata temas como la anticoncepción y el control sobre la propia sexualidad femenina y, en este caso, lo hace poniendo sobre la mesa la existencia de la prostitución heterosexual masculina en un siglo en el que existió, pero no se decía en voz alta, tal y como señala la autora en la nota final al libro. Esto es una señora seria y no alguna que yo me sé y que habla sin tener ni puta idea de Historia.


Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Michel, háblame en francés