Tenía muchas ganas de leer este libro ya que Beatriz Manrique (con la
que tengo contacto vía redes sociales) se encargó de ponernos los
dientes largos lanzando avances. Y, bueno, a mí me pones un rubio en el
Oeste y le tengo que hacer un placaje.
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¡Pero Craig no es un vaquero palote!
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Pero vive en el oeste de Estados Unidos tras la Guerra de Secesión, ¿no?
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Pues pa mí
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A Craig Donovan le pica el palote cuando ve a
Melissa Andersen. A Melissa Andersen se le mueven las entretelas
cuando ve a Craig Donovan. En los bailes en los que coinciden se miran,
se remiran y se ajkdhfsjkahfkjdf-iran. Y el destino les acaba juntando,
pero para que se tiren los trastos a la cabeza más de cerca.
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Muertas nos quedamos
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Esta puede ser la sinopsis más loca que me haya inventado, pero no
pensaríais que os iba a destripar algo, ¿no? No, Mari, te lees mi reseña
y, luego, te lees el libro 😂. Leer un libro de Beatriz
Manrique siempre es meter la cabeza en una historia en la que tan
importante es lo que te cuenta como el modo en el que te lo cuenta y
aquí te lo cuenta de un modo que me ha encantado, enganchándote desde el
primer momento y dejándote picada para que no puedas dejar de
leer. Realmente el libro es muy nadista, es sencillo y no va más allá de
contarnos una historia de amor, algo que no digo a modo de crítica sino
todo lo contrario porque, aunque vemos que el protagonista y su entorno
tienen un pasado lleno de sucesos y acontecimientos dignos de conocer,
la escritora nos pincela ese pasado pero se centra en la historia de
amor entre Craig y Melissa, que, al fin y al cabo, es lo que queremos leer en una novela romántica (al menos, yo). Solo hay un momento en el que
desviamos la atención de la pareja protagonista para irnos al pasado con
los amigos de ambos, algo que al principio me ha desubicado un poco pero donde luego me he sumergido
de cabeza, ya que esos retazos del pasado son piezas del puzle que no
sabíamos que nos faltaban y gracias a las cuales somos capaces de
entender por completo qué ha llevado a los protagonistas a la situación
en la que se encuentran. Lo malo de las secuencias del pasado es que me
han enganchado y me he quedado con ganas de más, así que espero
que Beatriz Manrique se líe la manta a la cabeza y haga otro libro donde esta pareja siga jugando al
ajedrez y también se echen un cinquillo o un teto.
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Y, si no, ya te echo yo lo que sea, Josh
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Volviendo a Craig y a Melissa, su historia de amor se desarrolla de un
modo pausado (que no lento) y coherente, son dos personas que deben convivir
juntas y que parten de una desconfianza inicial que solo se puede
superar cuando ambos dejen caer sus muros
de Adriano 😏 y puedan descubrirse. Reconozco que disfruto mucho de los sentimientos y sensaciones que son
evidentes para el lector pero no para los personajes que los sienten, y
aquí Craig y Melissa están llenos de ellos. Hay una inicial atracción
que va echando raíces incluso aunque ellos no quieran y que va
afianzándose y tornándose en algo más con el paso del tiempo, con los
pequeños gestos de ambos y el descubrimiento de la verdadera
personalidad de cada uno. Vamos, que el roce hace el cariño y ellos van
acumulando cariño de ese que culmina en hacer un niño.
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Y de hacerte desayunos divinos, con postre de pepino
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Esta vez he visto a Beatriz Manrique más cómoda escribiendo secuencias
akjdhfakjshfkjhfkajd, cargando la historia de tensión sexual y sabiendo
cuándo dejarnos con la miel en los labios para disfrutar más cuando
llegue el momento (que llega, de modo bonito, elegante y 🔥🔥🔥, aunque
no se abusa de estas secuencias). Si bien el modo de narrar me ha gustado, otras cosas no lo han hecho
tanto, pero os las comento bajo el aviso "no es de mi gusto ni del de mi arbusto, pero lo mismo a ti no te importa". Para empezar, le falta un repaso ortográfico. No voy a
incidir mucho en esto porque hay gente a la que no le molestan ciertos
signos de puntuación mal puestos o alguna palabra mal escrita que se
repite bastante, pero yo no soy de esas y, si no lo menciono, me salen
arrugas y ESO SÍ QUE NO. Otra cosa que no me gusta
especialmente es que se nos birlen determinados acontecimientos y nos los acaben
contando cuando ya han ocurrido. No necesito que me cuenten todo al
dedillo pero las cosas importantes quiero vivirlas, no que me las
cuenten. Y otra cosilla que mñe es el exceso de datos. Valoro mucho la
buena documentación y que se integre en la narración y creo que este es
el libro de Beatriz Manrique en el que mejor lo logra, pero en algún
momento sí que he notado un exceso de información que me sacaba de la
lectura. Pero es gusto personal, eh, que yo soy doña tajos. También hay
gente a la que no le gusta que le describan cimborrios viriles y ahí sí
que yo ya cortaría menos...
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Kim leyendo guarrerismos
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Para terminar, debo decir que todos los personajes despiertan tu simpatía, si hay algún personaje "malvado" apenas aparece. El
tono de la historia es más bien amable y eso se refleja en los
personajes, que consiguen gustarte siendo interesantes y demostrando su
personalidad sin ser una caricatura constante llena de cabreos o reacciones hiperexageradas. Esto se ve especialmente en
Melissa, que no es una de esas protagonistas que demuestran su fortaleza gritando e
imponiéndose por su xixi moreno. La fortaleza también se demuestra con
inteligencia, queridas, y Melissa es prueba de ello (así le pasa, que
menudo maromazo se beneficia la jodía).
En definitiva, que Valle de sueños ha sido una lectura deliciosa, el mejor libro que he leído de Beatriz Manrique hasta la fecha. Una historia
bonita y bien narrada, que me costaba dejar de leer y me ha dejado con
ganas de más, por lo que se lleva en nuestro Gandymetro...
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Craig, tu rubiedad palotil me pone los bajos a mil
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