Hoy vengo a daros una noticia. Hoy yo, la haggard rubia, os vengo a decir
que he leído un libro que me ha gustado.
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Kim celebrándolo
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Bueno, si habéis visto la valoración veréis que es de tres Gandys y medio,
algo que puede no parecer gran cosa. Pero, creedme, lo es, ya que
la sensación que he tenido leyendo este libro ha sido tan estupenda que, aunque la nota no parezca muy allá (aunque yo por un tres Gandys no
ma-to pero sí me dejo el dinerito), he terminado pensando que, por fin,
estaba rompiendo mi nefasta racha de lecturas.
¡Y lo leí alternándolo con otro que me salió incluso mejor! Pero ya
os contaré un poco más tarde sobre ese libro, que ahora toca hablar de la
segunda parte de la serie
Say Everything de Roni Loren.
Conocimos a
Andi Lockley en
Yes & I Love You, el libro anterior de la serie, y aquí seguimos sus andanzas por los
podcasts de crónica negra y de terror. Y de ambas cosas sabe un
rato esta chica, no solo porque sea fan total de las películas de cagarse
por la pata abajo sino porque, por desgracia, vivió una en sus carnes
morenas, lo que
la ha dejado traumatizada de por vida, acarreándole
problemas de confianza en todos los niveles de su vida y especialmente en
los que más nos interesan, el sentimental y el sexual.
¡Pero, tranquilas, que ya viene su vecino al rescate!
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¡Aquí estoy!
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Bueno, un vecino un poco más terrenal y menos superhéroe.
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¡Aquí estoy!
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Y un poco más perjudicadillo, que le falta una pierna.
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¡Aquí estoy!
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A lo mejor el hombre también necesita un poco de ayuda, para qué lo vamos
a negar. ¡Pues has caído en el libro adecuado, porque esta historia va de
salvación mutua! El vecino en cuestión es Hill Dawson, en cuya vida
con todas las extremidades era un
bombero top a punto de casarse pero al que el derrumbe de un
edificio provocó el derrumbe de su vida. No solo
perdió una pierna y su trabajo, sino también a su prometida, a la
que no culpa por no querer cargar con un lisiado pero sí por cepillarse a
un compañero de manguera.
Hill se encuentra perdido y desorientado pero una noche el grito de
su vecina despierta en él sus ansias protectoras. Y, cuando la conoce,
también se le despiertan otras cosas...
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La manguera nunca duerme
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Pero ojo que esto no es conocerse y ponerse a chingar en el descansillo,
que aquí hay verdaderos problemas difíciles de superar. Por
supuesto que se superan (porque la romántica no existe para que nos
peguemos un tiro antes las mierdas de la vida) pero no se olvidan ni se
quedan aparcados. Aunque ambos llegan a este punto con las barreras bien
levantadas, la atracción mutua y la sensación de comodidad que sienten
cuando están juntos hacen que,
de modo natural, vayan bajando las defensas. Y las ropas interiores. Porque, si ganas confianza, ¡al catre sin
tardanza!
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Esta me la apunto para decírsela a mi amigo el buenorro
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Como Andy tiene verdaderos problemas en este aspecto,
tiene que ser todo con consentimiento explícito total y sin ninguna
presión,
lo que hace los guarrerismos en este libro muy muy sexis y, además,
los dota de mucho significado, ya
aportan algo y hacen avanzar la relación entre ambos. En este
aspecto, Roni Loren me parece espléndida. Sabe
mezclar a la perfección los miedos de Andi
(y de Hill, que también tiene lo suyo)
con el palotismo y los sentimientos. En general, Roni Loren me
parece una narradora estupenda, una de esas voces actuales que para
mí se está convirtiendo en un sí automático (soy un poco cagaprisas porque
solo he leído dos libros de ella pero dejadme con mis ilusiones). Creo que
es
capaz de contar una historia de lo más convencional dándole siempre un
pequeño giro que la hace más intensa y profunda. Esta daba para mucho drama y, aunque lo tiene, Loren consigue hacer un
libro sexi, a veces emotivo, a veces divertido y siempre
difícil de dejar de leer. Y eso que no podemos decir que tenga un ritmo vertiginoso, ya que es
más de los personajes y su recorrido personal que de una acción externa
constante. Va intercalando de modo natural destellos del pasado de ambos
con sus situaciones presentes para poder apreciar lo que ambos avanzan y
lo beneficiosa (y hot) que resulta su unión. Es verdad que puede
ser un libro coñazo si no pasa nada externo a los amoríos y comeduras de
cabeza de la pareja pero
justo cuando lo externo irrumpe es cuando el libro pierde fuelle. La autora añade una trama de intriga que mñe mñe, la he notado metida
con calzador. Y luego va y se cae en la marmita de la cursilería.
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El infierno para Kim
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Ay, es que no puedo con la sobredosis de azúcar, ya me conocéis, y esa
parte final me ha parecido tan cursi que
me ha menguado un poco la sensación tan buena que llevaba. Pero
vamos, que no me empaña la lectura. Además, le tengo que añadir a este
libro el meritazo de
darme ganas de leerlo cuando lo estaba alternando con otro que me tenía
más feliz que una perdiz, Anhelos ocultos
de Sandra Brown (ya caerá su reseña por aquí). Esto os lo cuento porque,
aunque no tienen nada que ver, no podía evitar establecer comparaciones y
ver lo sumamente distintos que son ambos, especialmente en el plano
maromial. No os voy a dar una chapa cumlaudista sobre la evolución de la
romántica porque tuve que elegir entre ser lista o guapa y la belleza me
pudo, pero veía al maromo de la Brown y pensaba que si él viera al de este
libro sacaría la voz de
El Fary para decir que al hombre blandengue lo detesta. No voy a criticar a los maromos brownianos porque son una de mis
debilidades pero
adoro que podamos disfrutar igualmente de tíos majos, sinceros, que no
se imponen, que escuchan, que te trincan cosa fina cuando tú les dices que pueden
hacerlo. Y, oye, qué suerte la mía, que MeCaben todos y los puedo
disfrutar a dos manos 😏.
En fin, que What If You & Me ha sido una lectura
entretenida, sexi y dulce
a la que damos en nuestro Gandymetro...
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3'5. Hill, apágame los fuegos bragueriles
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