En Mayfair estallaría un escándalo si se descubriera que la Sociedad Literaria de Damas Londinenses ha decidido cambiar las novelas de Jane Austen -demasiadas aburridas para su gusto- por algo más provocador... algo como Frankenstein.Tras un debate en una reunión campestre, Sarah Moorehouse y sus amigas deciden crear al Hombre Perfecto -en sentido figurado, por supuesto-. A cada una de ellas se le asigna una tarea, y a Sarah le corresponde tomar prestada la camisa del anfitrión, el apuesto Matthew Davenport; marqués de Langston. Pero, cuando una noche descubre al marqués en el jardín con una pala, su imaginación se desboca y los malentendidos se suceden uno tras otro. De repente, Sarah y Matthew se ven envueltos en una lucha para descubrir cada uno los secretos del otro...
Hay un refrán español que dice "Entre col y col, lechuga". Pues mi huerto literario lleva una racha de coles que no es
normal, poca lechuga me he encontrado en las lecturas que llevo. Y ni
echando mano de autoras que me dieron buenos ratos, como es el caso.
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A la rica col de Bruselas |
Después del empacho de
Regencia Hacendado (de la que aún me quedan dos por reseñar) y la intensidad de
las dos novelas de la bilogía Ángeles de Robin Schone, decidí
optar por algo que fuera una apuesta segura. Está claro que soy
afortunada en el amor, porque lo que es en el juego...
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No gano para maquillarme los cardenales que llevo ya de tanto guantazo lector |
Siempre lo digo: no hay vacas sagradas en romántica. Es cierto que
de Jacquie D'Alessandro sólo había leído
El ladrón de novias, pero me dejó tan buen sabor de boca que creí, ilusa de mí, que volvería
a dar con un libro entretenido, bien escrito y con una historia bonita.
Oye, pues nada de eso encontré aquí, hay que tener ojo, ¿eh?
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Donde pongo el ojo pongo la bala, sí |
El punto de partida es interesante, ya que hay un misterio de por medio y
eso puede dar juego a la novela. Unido a que la protagonista no es la
guapa del grupo de amigas llamado
Sociedad Literaria de Damas Londinenses, sino la diferente, la que
usa gafas y tiene una personalidad alejada de buscar marido y está más
interesada en la jardinería y el dibujo, pues la idea promete. Sin
embargo, la autora se olvida pronto de esa supuesta personalidad e
independencia. Y me explico.
Sarah Moorehouse va de mera acompañante de su hermana Carolyn (viuda joven),
la cual ha sido invitada a la mansión de Matthew Davenport, marqués de
Langston. Junto a ellas, también están lady Emily y lady Julianne, amigas de
las hermanas y en edad casadera. La razón de estar allí es que el marqués
necesita urgentemente encontrar esposa debido a la mala situación económica
que tiene, fruto de los desmanes de su padre. A esto se une que tiene un
plazo muy corto para conseguir dinero y eso le lleva al plan desesperado de
casarse con una heredera rica, cosa que Sarah no es ni por asomo. Por otra
parte, siguiendo las últimas palabras de su padre en el lecho de muerte,
está como loco buscando "algo" en los jardines de la finca, una cosa que no
sabemos qué es en bastante parte del libro, pero que le puede salvar de la
quiebra y de casarse por la fuerza. Lo que no sabe es que Sarah lo ha visto
husmear de noche con una pala y su imaginación se despierta.
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Sarah es la vieja del visillo enagüil |
Sarah, como he dicho, está allí de carabina de su hermana y para
entretenerse con ella y sus amigas se reúnen en secreto para comentar un
libro escandaloso: Frankenstein. Convencida de que los hombres
son un memos, las anima a emular al doctor de la novela que han leído y
crear a su hombre ideal en forma de muñeco. A mí esto me ha parecido una
tontuna y me ha dado hasta grima de pensar lo que debía parecer eso. El caso
es que cada una tiene que robar una prenda de los amigos del marqués que
también están ahí y a Sarah le toca hacerse con la camisa del mismísimo
anfitrión.
La escena del robo tiene gracia y es bastante hot, pero para mí el
problema está en que Sarah, la que piensa que todos los hombres son
tontucios y blablablá, en el momento en el que en bolas a Matthew por
accidente se olvida de sus principios y ya la tenemos enamorada y pensando
que el marqués es el hombre ideal. A mí estas cosas así de pronto me matan.
Es por eso que voy a crear una nueva categoría de libros: los
románticos Air fryer y los románticos puchero. Últimamente leo
mucho Air fryer, que serían aquellos en los que el amor/atracción surge en
menos que canta un gallo o los protagonistas cambian de parecer en cuanto
ven al maromo/jovencita de turno.
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En estas moderneces pueden salir mierdas incomestibles |
A mí llamadme rancia (qué novedad, ¿eh?), pero soy más de un buen romance puchero, con sus dos
horas de cocción a fuego lento que son los que dan como resultado un guisado
bien espesito y sustancioso, ideal para mojar pan.
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Comida en olla de barro y de cuchara, la mejor |
Si al enamoramiento rápido y lujurioso le metemos que la escritura deja que desear, pues ya me diréis. Quizá no me hubiera cabreado tanto esta novela si no
tuviera la cantidad de "maldición" y "maldita sea". Y no digamos
fruncimientos de ceño y labios que ni en
Cincuenta sombras de Grey vi algo igual, que ya es decir. De verdad
que no sé qué le pasó a esta mujer aquí, pero ha sido una cosa insoportable
leer algo así. Y dejo pruebas de lo que digo:
En fin, que no me han quedado ganas de leer las siguientes de momento. Y
mira que la historia de la hermana viuda puede estar bien, pero como
alguien no me lo confirme, ni con un palo me acerco. Una pena, ya que
entre la pareja hay momentos divertidos y conversaciones graciosas, pero
no son suficientes como para enamorarme del conjunto. Llegó un momento en
que sólo me interesaba saber qué narices buscaba Matthew y cómo lo iba a
encontrar.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...
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Matthew, no metas tu pala en mi jardín |
Soy Anita ( no me conecta). Está serie la leí hace siglos. No me acuerdo de nada, solo que me entretuvo mucho. Jajaja no registré lo de las maldiciones 🤣🤣🤣🤣🤣
ResponderEliminarA mí me sacaba de quicio, jajaja.
EliminarAhora me he quedado yo con las ganas de saber qué buscaba el maromo XDDDDD (pero obviamente no lo voy a leer, que no me llama nada lo que dices). Una pena que te encuentres con estas cosas, hermosa. A ver si tienes más suerte lectora pronto!
ResponderEliminarFantástica reseña, me he reído mucho, sobre todo con tus Air Fryer (que son mis Sopinstant XDDDD).
Besotes!
Sopinstant mola mucho (además de ser un término más viejuno, jajaja).
EliminarHola!!
ResponderEliminarDe esta autora no he leído muchas, la verdad... y ahora, no sé por qué, me da que sus novelas no han envejecido bien (cosas mías, que conste). En el momento en el que la traducían no era de mis imprescindibles y no la compraba. Después he encontrado de segunda mano alguno suyo y lo he leído, pero no ha terminado de convencerme. Quizás esa repetición de maldiciones es cosa del traductor... nunca se sabe
Un besote
Habría que ver un original, pero ya ves que en "El ladrón de novias" no recuerdo nada así. En fin, otra autora de la que me llevo un chasco.
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