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Te voy a dar lo tuyo y lo de tu prima |
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Ya estás tardando |
El caso es que no tenía yo mucha fe en un bodice rippismo en el desierto porque, a priori, tiene mil cosas que no me gustan pero será el confinamiento, será que el maromo es rubio y eso me sulibeya los perjúmenes, que me ha resultado una lectura de lo más entretenida. Con sus cosas, eh, pero lo he leído muy a gusto. Por no contaros demasiado, os diré que Alysson Vickery tiene la mala suerte de ser el instrumento de la largamente planeada venganza de Nicholas Sterling/Jafar el-Saleh contra el asesino de sus padres, así que, tras un primer encuentro (donde tú sabes que si eso siguiera los cauces naturales de las novelas románticas que nos gustan estos dos acabarían en una fiesta fusionándose por los morros), Jafar la rapta y se la lleva con los bereberes, con la esperanza de que su prometido vaya a rescatarla y, ¡catapún!, le dé pasaporte al otro mundo y vengue así la cruel muerte de sus padres. Pero claro, la sed de venganza propone y el palotismo dispone, y Jafar no contaba con que Alysson le iba a despertar la boa del desierto que le anida en los bombachos, grrrrrrrrrrrrrrrr. Y, ojo cuidao, que Alysson tampoco esperaba que ese bereber hermoso y rubio como la cerveza le pusiera de punta hasta los pelos del xixi, y no por miedo, precisamente...
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Alysson corre peligro de que se le incendien los pololos |
La historia tiene bastante más chicha, ya que Jafar (al que me obligo a ponerle otra cara que no sea la del malo de Aladdin 😆) tiene un pasado que hace que se comporte de ese modo (qué raro, ¿verdad?) y la irrupción de Alysson en su vida le vuelve las convicciones y las creencias patas arriba. Él es fantástico y maravilloso y yo le daba las bragas tras el primer saludo, pero claro, esto tiene ciertos bodice rippismos (esto es, actos no consentidos) y 😒. Como me pasa con todos estos libro, intento apartar mis pensamientos e ir por donde me quiere llevar la escritora. Por supuesto que entiendo los sentimientos bajeriles de Alysson hacia Jafar (que ya empezaron en ese primer encuentro), pero no puedo evitar que me den vueltas los ojos cada vez que se menciona que el cuerpo de Alysson tiene vida propia y va en contra de su mente (igual que cuando se equipara la violación con folleteo y no con cualquier acto sexual forzado #Mñe). Supongo que este libro es clásico en ese aspecto y esas cosas contentarán a las fieles lectoras que llevaron a los forzamientos guarreriles a ser básicos en los libros, pero a mí eso me ha incomodado. La tensión sexual entre ambos es palpable y está muy conseguida, así que creo que lo podía haber llevado de otro modo para acabar en el mismo sitio, esto es, dándole al tema con unos ardores que ni estando el Sáhara a pleno sol a las cuatro de la tarde en agosto. Se repite muchísimo que a Alysson le traiciona su cuerpo, como para que entendamos que desea las guarreridas que Jafar le hace incluso cuando ella explícitamente se niega. Mira, NO. Por esto no le puedo dar más nota, a pesar de que realmente me lo he pasado bien leyéndolo, pero es que me fastidia haya usado ese recurso para meter guarrerismos cuando claramente hay una tensión entre ambos que te salta los empastes (y no os quiero decir cómo son estas secuencias cuando ya nos dejamos de mierdas de esta clase y se entregan a la pasión, muy pasionales y echar mano del abanico diciendo "ois, jamía, qué empotramiento más rico te estás echando pal cuerpo").
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Aquí me tenéis, preparándome para leer los guarrerismos |
Los grandes protagonistas del libro son ellos dos y no hay nada secundario que nos robe la atención. Aunque los personajes resultan algo planos, Jafar está más logrado y resulta mucho más interesante, he disfrutado mucho con el conflicto que se le plantea. La novela me ha parecido bien escrita y muy bien documentada. Se nota que es de una época a medio camino entre los viejunismos y la romántica más moderna y, aunque algunas partes tienen miembros (¡y, oye, menos mal, porque qué sería de nosotras sin ellos!) y expresiones etéreas, en general no me ha parecido viejuna ni de prosa rimbombante. Eso sí, hay demasiados rucu rucus mentales, de esos que parten de una situación satisfactoria y le dan tantas vueltas que al final acabamos con todo torcido 😒. Nos da muchísima información sobre la situación política de la época y del país, así como del modo de vida y las costumbres bereberes, cuestiones que resultan bastante importantes y que, sorprendentemente, me ha gustado leer (hasta de Wikipedia he tirado 😅). Además, Nicole Jordan tiene buena mano para integrarlo con la historia de amor, pero a veces ese contexto histórico parece comerse la trama amorosa, algo que se nota especialmente en la parte final, donde la historia flojea y se ve cómo hace encaje de bolillos para que todo termine de un modo que no nos haga tirar el libro por la ventana (y mira, Mari, no voy a tirar yo mi Kindelito en pleno confinamiento).
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A no ser que queráis que os reseñe el champú en seco |
Así que, a pesar de todas las cosas que no me han convencido y me han hecho torcer morrete, he pasado una buena lectura, así que estaré pendiente de vuestras reseñas, por si hay alguna joyita que merezca la pena y me entretenga como Señor de mi deseo, al que damos en nuestro Gandymetro...