Tiffy Moore necesita un piso barato, y con urgencia. Leon Twomey trabaja de noche y anda escaso de dinero. Sus amigos piensan que están locos pero es la solución ideal: Leon usa la cama mientras Tiffy está en la oficina durante el día y ella dispone del apartamento el resto del tiempo. Y su modo de comunicarse mediante notas es divertido y parece funcionar de maravilla para resolver las vitales cuestiones de quién se ha acabado la mantequilla y si la tapa del váter debería estar subida o bajada.
Claro que si a eso se añaden exnovios obsesivos, clientes exigentes, hermanos encarcelados por error y, lo más importante, el hecho de que aún no se conocen, Tiffy y Leon están a punto de descubrir que lograr la convivencia perfecta no es fácil. Y que convertirse en amigos puede ser solo el principio...
Este libro lleva varios meses publicado en español y no era de los que tenía en mi radar, no me llamaba especialmente la atención. Pero, claro, llegó un momento en el que me lo encontraba hasta torciendo las esquinas, así que decidí sacar un ratito y ver qué encerraba ese libro del que todo el mundo hablabla maravillas. Y nada, aquí sigo, esperando a ver la maravilla que encierra, que no se la he encontrado en la lectura.
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Travolta y yo no la encontramos |
A Tiffy Moore le ha dejado su ex y debe abandonar la casa de Gran hermano que compartían, so pena de morir apuñalada por una de las miradas que le lanzan él y su nueva novia. Pero claro, a Tiffy no le salen las libras por debajo de sus coloridas bufandas y alquilar un piso en Londres está fuera de su presupuesto. Y en estas que se cruza con el anuncio de Leon Twomey, un enfermero que busca compañero de piso. Bueno, mejor dicho, de cama.
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¡Leon, guarronaco! |
La verdad es que suena más guarrer de lo que es, ya que Leon alquila el piso (y la habitación con su correspondiente cama) durante las horas en las que él trabaja. Vamos, como la plaza de garaje que tú dejas libre de ocho de la mañana a seis de la tarde y alquilas justo durante esas horas. Pues igual pero con sábanas involucradas. Como los horarios son incompatibles y los días libres Leon los pasaría en casa de su novia Kay, a Tiffy le parece ideal. Y, de ese modo, comienza una extraña convivencia, compartiendo espacio sin compartirlo. La novia de Leon es la que gestiona todo con Tiffy, así que ellos están varios meses viviendo "juntos" sin conocerse y cruzándose notitas que les van acercando y haciendo más fácil la adaptación de cada uno a la nueva situación, ya que Leon es un chico bastante tranquilo y poco amigo de los cambios y Tiffy llega a su piso como un huracán de colores y ganchillo. Como ya sabéis, no suelo leer las sinopsis, así que el punto de partida de este libro me pareció de lo más marciano y, a la vez, atractivo y original, así que ha sido una lástima que no haya colmado las expectativas que me creó. Debo reconocer que me costó entrar en el libro, era lo típico que, por mucho que lo intentaba, no lograba engancharme. Supongo que el hecho de que ellos dos no se conocieran no casa del todo con la idea que yo tengo de una novela romántica, que implica que tengan roce y goce (sí, estoy ignorando deliberadamente las novelas epistolares -de las que no suelo ser muy fan, por cierto-), pero tú y yo sabemos que en algún momento se verán y pasará algo, así que eso no me preocupaba especialmente. El principal problema que he tenido con Piso para dos es que no he conectado con el modo en el que está escrito. Es cierto que la historia es original, dulce y, una vez que te pilla, lo lees estupendamente y en un suspiro, pero la escritura me ha parecido carente de emoción, incluso en los pasajes necesariamente emotivos. Tiffy y Leon no ha conseguido transmitirme lo que sienten y me ha parecido más una sucesión de hechos narrados casi de modo aséptico que un libro que provocara algo en mí. Lo he leído bien pero no me ha dejado huella alguna. Sobre todo, no he entendido el por qué de la escritura distinta del punto de vista de Leon, que me ha parecido extrañísimo y sheldoniano (algo que no tiene nada de malo, pero me ha tenido desconcertada durante gran parte del libro), aunque es un chico de lo más adorable. Realmente los dos protagonistas son encantadores y más complejos de lo que aparentan, sus problemas dan más profundidad de lo que puedes esperar encontrar en una chick lit. Sí, porque es chick lit, lo que significa que...
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Ellos chingarán pero ni con estas gafas lo verás |
Efectivamente, que sepas que si se da esa situación, no la vas a leer, así que no cojas este libro esperando polvos salvajes en la ducha, porque como no los eches tú... Reconozco que el libro se me hizo más cuesta arriba hasta que se conocieron, ya que, a partir de ahí, su relación se vuelve más interesante, llenándose de esa tensión sexual no resuelta que esperas desde el principio, lo que hizo mi lectura mucho más entretenida. Valoro especialmente que la escritora haya tocado el tema de los malos tratos, ya que, siempre que lo encuentro bien tratado, pienso que tal vez alguien pueda estar pasando por lo mismo y no se dé cuenta hasta verlo reflejado en lo que está leyendo o que la lectura pueda ayudar a alguien a reconocer una situación similar en otra persona cercana. Sin embargo, creo que, debido a la importancia que tiene (y que el propio libro le da), era necesario que se cerrara esa trama de un modo más tajante y claro. Para mí es algo que se cierra de manera apresurada y facilona, al igual que la trama del hermano de Leon o la de su anciano paciente.
En definitiva, Piso para dos es un libro al que le cuesta arrancar y que, una vez te tiene metida en la historia, se lee en un suspiro, aunque no llega a emocionar. Es una historia sencilla con una parte importante de realidad que la hace distinta, pero que acaba perdiendo fuelle para tener un final algo precipitado y bastante ñoño. No ha logrado encandilarme y, tristemente, la olvidaré en unos días.
Por todo eso, se lleva en nuestro Gandymetro...
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Leon, yo lo que quiero es que me coma tu tigre |