martes, 22 de noviembre de 2022

The Worst Guy (Vital Signs 2), Kate Canterbary

[Libro no publicado en español]
Ocho semanas de proximidad forzosa es demasiado tiempo para odiar a alguien que intentas no amar.
Sebastian Stremmel no necesita otro dolor de cabeza. Tiene demasiados por sí mismo sin Sara Shapiro, la nueva y estridente cirujana reconstructiva, que irrumpe en su ala quirúrgica con su alegre y chirriante felicidad. Pero Sebastian no suele obtener lo que quiere. Nadie se mete bajo su piel como Sara, tanto que una acalorada discusión y una sala de observación destrozada hacen que ambos acaben en ocho semanas obligatorias de terapia de resolución de conflictos. Ahora están obligados a pelear de modo justo, lo que rápidamente les lleva a pelear sucio cuando nadie les ve.
Saben que es un error.
Juran que no volverá a pasar.
Aseguran que se lo han sacado de su sistema.
No lo han hecho.
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Si ya lleváis un tiempo por aquí, sabréis que soy una ñiñiñiñi lectora (por si no miráis nunca quién escribe cada cosa, la ñiñiñiñi soy yo, la haggard rubia). Por mi ñiñiñismo lector, si quiero leer un libro y este pertenece a una serie que tiene cuatro por delante, pues esos cuatro que me tengo que leer aunque me interesen tanto como depilarme el xirri a base de tirones con cinta aislante (sorry por la imagen). Algo así me pasó con esta serie, que yo quería leer este libro y tenía otro delante, así que con ese me tuve que poner. Y gracias a Dior que solo era uno el que tenía que leer antes, porque son más de la misma calidad que ese y mando el Kindelito a tomar por el Ohio.


No, claro que no, porque me quitaréis el Kindelito de mis frías manos, vamos. En fin, que la serie solo tiene un libro antes y menuda castaña pilonga es, que tiene el honor de ser el primero (y, hasta la fecha, último) que he abandonado. ¿Me habré perdido maravillas? Ni lo sé ni me importa porque fue conocer al protagonista de este libro, Sebastian Stremmel, ver que era un revenido de la vida y dejar ese sufrimiento para pasar a su libro, donde me prometían un enemigos que se trincan vivos de tomo y lomo entre Sebastian y Sara Shapiro. Y, oye, te digo que pocas veces me he encontrado con unos enemigos tan enemigos. Vamos, tan enemigos que en el trabajo tienen tremenda bronca y los mandan a sesiones de terapia conjunta porque en una de esas hunden el hospital y no por exceso de follardismo.

Las paredes, que solo se muevan por traqueteo guarreril

Resulta que Sebastian y Sara con cirujanos del mismo hospital. Él es cirujano traumatólogo y ella, cirujana plástica especialista en reconstrucción. Cada uno es estupendo en lo suyo pero no se soportan. ¿Por qué? Por nada específico y por todo en general, es lo típico que la mera presencia de la otra persona ya te saca de quicio. Sebastian no puede aguantar esa felicidad que Sara desprende (salvo cuando habla con él, que parece que deja escapar su demonia interior) y Sara, que siempre intenta contentar a todo el mundo, abre sin quererlo su caja de Pandora interior cada vez que ve al borde cirujano. Ya os digo, enemistad pura. En un encontronazo en el hospital, saltan chispas y cristales, así que acaban en ocho semanas de terapia conjunta, donde lo mismo tienen que ir a hacer piragüismo que montar un puzle a ciegas.

¿Y al teto cuándo juegan?

Pues cuando se dan cuenta de que, como no pueden ponerse las manos en el cuello para estrangularse, mejor ponérselas para ponerse perraquísimos. Pero sin dejar de odiarse, eh. Si buscas polvos enfurecidos, aquí los tienes. Si buscas unos enemigos que lo sean de verdad y no porque no se hayan podido trincar antes, estos dos son para ti. Como esto es novela romántica, tampoco vamos a descubrir América y no nos vamos a encontrar giros sorprendentes. Sabes que se odian y en algún momento se amarán, porque aquí se trinca por el goce guarreril pero el goce y el roce llevan al amor (lo sé, no rima pero no me queréis por ser Bécquer). Ambos llegan a su acercamiento con una coraza durísima a través de la que no pasa nadie, lo que hace que uno de ellos empiece a interesarse y preocuparse por el otro antes y, por tanto, a bajar sus defensas e intentar que sea el otro el que las baje. Y, sorprendentemente, el que primero flojea es Sebastian, no Sara. Digo sorprendentemente porque, por lo general, suele ser él el que es más duro que una pared de hormigón y ella la que está ahí a salvar al maromo. Aquí, Sebastian tiene su pasado pero básicamente lo que le pasa es que está hasta el nardo de todo, que tiene cuarenta y dos años, le duele todo el cuerpo y prefiere quedarse en casa durmiendo antes que salir de juerga.

Sebastian (y yo) ante la vida

Pero, más allá de su pasado, ser un revenido y de estar hasta la *olla de todo; Sebastian vive bien. Sin embargo, no entiende a Sara y pronto se da cuenta de que a esta le pasa algo (sí, entre odios y folleteos dirtytalkianos Sebastian tiene suficiente sangre en el cerebro como para ver que ahí hay gato encerrado). Y, efectivamente, ese comportamiento de querer agradar a todo el mundo esconde unos problemas de autoestima y salud más grandes que la cola de Sebastian (que ya sabéis que, como buen maromo de romántica, calza trabucazo). Nuestro maromo se da cuenta de que Sara tiene más capas que una cebolla y, con paciencia y comprensión, le da cariño, apoyo y tiempo para que ella decida coger las riendas de su vida e intentar mejorar tanto física como mental y sentimentalmente.

Y bajerilmente

Sinceramente, me ha parecido un libro muy entretenido. El odio que estos se tienen da lugar a momentos bastante divertidos y me ha gustado que, a pesar del folleteo, se sigan odiando, no que de repente te empiecen a decir que ya se sentían atraídos y blabla. Bueno, los enemigos que se trincan vivos son una de mis debilidades y estos enemigos me han entrado por el ojillo derecho. No es que sea una obra maestra ni mucho menos pero es un libro solvente que sabe pasar por encima del hecho de que se carga la tensión sexual a las primeras de cambio para entretenernos de otro modo, con el desconcierto de Sebastian, con la complejidad de Sara y con su evolución como pareja. Eso sí, el hecho de que a nivel sexual no tenga misterio hace que gran parte del libro tampoco tenga tensión, salvo la de intentar adivinar cuándo Sara se va a lanzar con todo sobre los brazos de Sebastian. 

Ya os digo que no es gran cosa pero sí logra su misión de ser entretenido y de no hacérsete bola leyéndolo. Tiene momentos divertidos, otros sentimentales, un maromo que se comporta con la moza de un modo que mi feminismo le ha aplaudido con el xirri... Eso sí, en el guarrerismo estos son de decir tits y cosas así, algo que a mí me provoca vergüenza ajena y risa. Pero más vergüenza me provocó intentar leer el anterior libro, así que a este le perdono casi todo.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

3'5. Doctor, auscúlteme el xirri sin pudor


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martes, 15 de noviembre de 2022

An Affair with a Notorious Heiress (Scandalous Gentlemen of St. James 4), Lorraine Heath

[Libro no publicado en español]
Hijo de un duque y de una desacreditada madre, Alistair Mabry, marqués de Rexton, luchó por su camino hacia la respetabilidad. Ahora, el soltero más deseado de Londres y especialista en esquivar el matrimonio Rexton solo se casará con una mujer de impecable reputación, buena familia y predilección por mantenerse lejos de las gacetas de cotilleos. Pero cuando llega a un acuerdo para ser visto cortejando a una joven debutante cuya célebre hermana mayor mermó sus posibilidades de matrimonio, Rexton se encuentra irremediablemente atraído por la inapropiada Tillie, la misma lady Landsdowne y hermana de la joven debutante.
Tras un escandaloso incidente que sacude la sociedad y desgracia su posición, Tillie rechaza acobardarse ante la cara de la sociedad. En lugar de eso, mantendrá su cabeza alta y hará de carabina para su hermana pequeña, aunque Tillie está convencida de que el cortejo de Rexton está lleno de secretos, secretos que jura descubrir. Sin embargo, hacerlo requiere acercarse peligrosamente al tremendamente guapo y prohibido marqués...
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Lorraine Heath es una autora que adoro y de la que siempre espero grandes cosas pero reconozco que es más por el amor que le tengo tras haberme dado libros inolvidables (este y este, por ejemplo) que porque todos los que he leído de ella me hayan encandilado, que no ha sido el caso. Vamos, que le tengo mucha fe porque me encanta cómo escribe y siempre abro un libro suyo esperando descubrir otra de sus historias que deje huella en mi corazón. Y este libro no es una de ellas.

Nuestra Kim no se merece este año

Pero yo sigo leyendo porque tendré que conocer el destino de los hijos de los muchachos de Feagan, ¡que mi ñiñismo lector me obliga! Y en esta historia nos toca conocer qué es de la vida del marqués de Rexton y futuro duque de Greystone, Alistair Mabry, hijo de Frannie Darling. Este marqués, como todo noble palote de romántica que se precie, ha evitado el matrimonio como yo evito las arrugas, pero tiene muy claro que, cuando elija a su futura duquesa, escogerá a una joven sin tacha alguna, al colmo del sinmanchismo, a una mujer cuyo pasado no salpique a sus hijos y los convierta en el blanco preferido de los matones que pueda encontrarse por la vida. Lo captas, ¿verdad?

¡Traumita al canto!

Claro, hombre, ¡qué sería de la romántica sin un trauma por medio! Frannie será muy duquesa pero no deja de ser una mujer callejera de dedos ágiles que se casó con un duque, algo por lo que Rexton pagó en su vida estudiantil y que este quiere evitar a sus hijos. Así que prisa por casarse no tiene. Pero Rexton tiene una debilidad (familia aparte) que es su semental.

Aquí somos de sementales con grandes cualidades

Por una vez y sin que sirva de precedente no nos referimos a la cola de Rexton sino al veloz caballo que posee y que ansía cruzar con una yegua maravillosa y rapidísima para tener caballos que ni Flash. Y hete aquí que puede conseguir que su caballo se trinque a semejante yegua si corteja de mentirijilla a una joven heredera americana a la que no se acerca ni Penry porque su hermana, Mathilda Hammersley, se casó, se lió con un criado y se divorció.

Esperad que me recupero

Obviamente, la experta lectora caza a la primera que Rexton va a cortejar a la hermana pero se va a enamorar de Tillie, la divorciada. A todo esto, el cortejo tiene como fin que a la muchacha se le acerquen otros maromos, no que Rexton se case con ella. Esto parece complicado porque yo lo cuento como el culo pero realmente es como si te vieras la segunda temporada de Bridgerton con un cortejo falso y una Edwina mucho más lista (parece que Shonda se leyó El vizconde que me amó y este, los metió en una coctelera y le salió la historia catódica de Anthony y Kate). Volviendo a este libro, la primera parte está llena de palotismo oculto, de deseo que no puede llegar a ninguna parte. Rexton y Tillie ya lo han catado (mucho más él que ella, claro, y con más éxito, ya que Tillie prefirió ser una apestada de la sociedad antes que seguir casada, así de exitoso fue su matrimonio) y ambos reconocen el deseo que te recorre el cuerpo cuando la lujuria te golpea, pero se pasan la primera parte conteniendo los perraquismos. Entre eso y el falso cortejo estás de lo más entretenida leyendo. Pero a la Heath le da un repente y decide poner patas arriba la historia, sacando a la luz todos los secretos, dando un giro total a las relaciones de todos los personajes y convirtiendo el libro en una historia mucho más insulsa y aburrida.

Yo, si pillara a la Heath por banda

Y no es que hasta entonces fuera eso una cosa loca pero lo leías con interés, pensando en cómo se iba a desarrollar la cosa y cómo estos dos iban a poder darle al mortero, pero después resulta que al mortero le dan casi por contrato (lo que lees) y la tensión que te hacía leer con interés se convierte en mñeísmo. Aún así no dejas de leer porque Rexton es maravilloso, el motor del libro y del lector. Es cierto que la que lleva todo el peso dramático es ella pero a mí es él el que me ha motivado a seguir leyendo. Me encantan los personajes como él, que reconocen lo que les ocurre y actúan sin tonterías ni dobleces. Bueno, olvidemos que engaña a una moza haciéndole creer que la corteja, ¿vale? Siendo Tillie la torturada y con la buena mano que tiene la Heath para hacer que esa clase de personajes te conquisten, no he logrado conectar con ella. Sientes pena y tal pero no te toca la fibra del modo en el que lo hacen otros personajes de la autora. En ese sentido este libro se queda muy en la superficie. Sí, te da pena lo que hay pero tampoco como para sufrir un poquito. Y fuera de estos sentimientos, el libro no tiene nada, no hay sobresaltos, apocalipsis kleypasianos o dramones sobrevenidos que te dejen con las patas colgando. Supongo que todos los conflictos que la relación entre Rexton y Tillie tiene ya los exploró la Heath en el libro de los padres de él, así que parece que ni ella misma sabe de dónde sacar la chicha. Tampoco los guarrerismos son destacables, lo terminé anoche y ahora mismo no soy capaz de recordar ninguno. Es un libro decente pero también olvidable que solo recomiendo por el maromo, porque la Heath pocas veces te encabrona y por si tienes curiosidad por saber qué le ocurre a esta gente, así que se lleva en nuestro Gandymetro...

A este marquesito, lengüetil repasito


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martes, 8 de noviembre de 2022

Eyes of Silver, Eyes of Gold, Ellen O'Connell

[Libro no publicado en español]
Anne Wells ha avergonzado a su estricta familia desde que era niña con sus ocasionales pero graves desvíos de la conducta de una dama. Su familia echa la culpa de esos desvíos al desgraciado hecho de que sea una solterona de veintiocho años. Cord Bennett, hijo del segundo matrimonio de su padre con una mujer cheyene, es más que una vergüenza para su buena familia de rancheros y abogados, están avergonzados y temen a la oveja negra. Cuando encuentran a Annie y Cord juntos y solos, la furia del padre de ella lleva a la violencia y la familia de Cord está más que deseosa de creer que es culpa de Cord. ¿Podrán Anne y Cord usar la libertad que les da ser condenados por pecados que no han cometido para lograr tener una vida juntos? ¿O acabarán separados por sus entrometidas familias?
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Hace poco escuchaba en el podcast de Sarah MacLean un episodio sobre libros que tenían un inicio potente y, mientras limpiaba el polvo (porque una tiene estilo pero también no quiere que se la coma la mierda) y lo escuchaba, pensaba que este libro tendría que estar en esa lista porque dime tú a mí si no es un inicio impactante que les den a los protagonistas una paliza que los dejen picassianos y, además de moribundos, acaben la escena casados.

Yo, tras leerlo

Vamos, si ese inicio no atrapa tu atención es que está moñeca o muerta. Anne Wells y Cord Bennett ya se conocían pero, por mala suerte (la mala suerte de tener un padre joputa una y ser mestizo en mala época y mal lugar el otro) acaban contrahechos y casados. Como esto es una novela romántica y por amor no se han casado, nos encontramos con una trama en la que vemos el día a día del peculiar matrimonio mientras se van conociendo y enamorando. Para ser sinceras, Cord ya venía enamorado de serie, como las sabias lectoras pillan desde el primer momento, pero nos ha salido el muchacho padentrista y no lo demuestra. Eso sí, sabemos que ni en sus mejores sueños hubiera esperado tener a Anne como compañera de vida (y de fornicio 😏). Cord es mitad nativo y, en Colorado en 1885, no es que se le tenga mucho aprecio en la sociedad. A eso hay que sumarle que ni su propia familia le tiene en alta estima y Anne, desde pequeña, siempre le ha tratado bien y le ha regalado amables miradas, así que a Cord le han crecido los sentimientos y los palotismos internos igual que la 🐍. Anne, por su parte, tiene la tremendísima suerte de tener un padre que la obliga a hacer lo que él quiere, que justo es lo contrario de lo que ella desea, por lo que la muchacha acaba huyendo de casa para acabar en la de Cord, donde volvemos al apalizamiento primigenio. Tras ese comienzo era complicado mantenerte en ascuas y este libro, para qué nos vamos a engañar, no lo hace.


Menos abucheos que esto, aquí, no es malo. La lectura de este libro ha sido una cosa un poco rara, ya que, tras ese inicio, yo esperaba una cosa loca de no poder plantar el culo en la silla de los sobresaltos y eso no ocurre. La sensación leyendo era de que no pasaba nada, están Cord y Anne en la granja, adaptándose a su nueva vida, viendo cómo les acogen en el pueblo, cómo se toman la noticia sus familias, cómo se desenvuelven ellos en sus actividades guarreriles... Porque mucho matrimonio forzoso y mucho padentrismo pero el folleteo no lo dejan para el último día precisamente, no sea que venga alguien a decir que ese matrimonio no es válido por no haberse consumado. Como decía Elsa en nuestro BR, leer este libro es como ver un capítulo de La doctora Quinn pero, por suerte, con más protagonismo del romance. Yo leía pensando que no pasaba nada pero era pararme para echar la vista atrás y ver que sí habían ocurrido muchas cosas pero pequeñitas: avances amorosos, pequeños triunfos de la pareja frente a las adversidades, planes malvados que no salen, planes malvados que sí salen...

Pues a lo tonto, estaba entretenida

Es una novela más bien de estar por casa, donde la acción se concentra en el principio y en el final, y el resto del tiempo nos dedicamos a adorar la claridad con la que Anne habla y actúa, y el silencio y amor contenido que Cord lleva como seña y que es básico en un padentrista de manual. Pero ojo cuidao, que Cord será muy padentrista pero al palotismo bien que la da uso. Son secuencias, eso sí, con más sentimiento que hottismo, porque para ambos el refrote con la otra persona está lleno de significado y sentimiento, pero nuestras buenas descripciones y cositas bajeriles nos llevamos.

Que lo majo no quita lo follardín

Ante la cantidad de obstáculos que la pareja afronta, la relación entre ambos es un oasis de reposo y comodidad. Su amistad, su camaradería, sus ganas de solucionar todo en el momento y no esconderse cosas hacen que su relación esté llena de sinceridad, sobre todo porque Anne no sabe callarse y no piensa dejar que el padentrismo de Cord se cargue algo que puede ser precioso. La escritora me ha parecido muy habilidosa a la hora de contarlo todo, ya que no evita enseñarnos lo malo que les rodea pero lo hace sin incidir demasiado (que ya bastante muestra con ese principio). Las circunstancias son importantes por cómo les afectan pero lo básico en el libro es la relación entre Anne y Cord, que siempre se nos muestra con una mirada cariñosa. Me ha parecido que está bien escrito, es un libro de esos que, nada más comenzarlo, ya sabes que va a ser distinto. Eso sí, no es de esos que se te agarran al corazón y te dejan sin aliento (al menos a mí no me ha pasado), es más una lectura de sentarte en el sofá con un café calentito y degustarla con tiempo. No es una cosa intrépida pero tampoco te vas a aburrir, lo que ya me parece un meritazo.

Es un libro bonito y bien escrito, lleno de gente que sientes que perfectamente podría haber existido, cuyas historias se cuentan con amabilidad y cariño (y crudeza, si es necesario). A pesar de la sensación de leer y que no pase nada, el libro logra engancharte hasta el final, gracias a una pareja protagonista sin dobleces a la que coges mucho cariño.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Padentrista palote, eres digno de refrote


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