martes, 5 de noviembre de 2024

Inevitable (Lord Pengwern) (Caballeros disolutos 3), José de la Rosa


1812. Gabrielle se enfrenta a una desgarradora realidad: necesita desesperadamente un trabajo para mantener a sus dos hermanos pequeños o los tres perecerán de hambre en las calles de Londres.
Cuando se entera de que el vizconde de Pengwern, Timothy Clifford, busca para sus hijos una institutriz con o sin experiencia, no cabe en sí de gozo, aunque le extraña que un caballero tan reputado no haya contratado a las mejores.
Solo cuando llega a Harewood Abbey, la mansión campestre de los Pengwern, y se enfrenta al terrible mal humor del vizconde, comprende que todos los que se le acercan huyen despavoridos ante su falta de modales y de decoro.
Lo que empieza siendo el peor de los encontronazos ante un hombre que se ve incapaz de soportar, se va transformando en algo tierno mientras Gabrielle comprende las heridas que han transformado el carácter de Timothy y él descubre la mujer deslumbrante que se esconde tras la institutriz de sus hijos.
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(NOTA: no os creáis lo que pone en el último párrafo de la sinopsis, de ternura nada)
Sí, queridas, he vuelto a caer en una lectura de esta serie tras zamparme Blackwater, dos de Nuria Llop (uno de ellos reseñado aquí) y Tuya hasta el amanecer. Hay que ver cómo después de leer el de Teresa Medeiros, un libro como Inevitable se cae por todos lados. Es que no hay color, por favor. Estamos otra vez ante un enemies to lovers (qué aburrimiento ya) mal llevado como en las anteriores entregas. De verdad, para hacer esto hay que saber construir muy bien tanto a los personajes como el desarrollo de toda la historia. Porque lo que no puede ser es que no sepamos ni qué edad tiene el protagonista ni en qué momento ni por qué sienten algo el uno por el otro mientras se odian. Aparece todo de repente para variar, como siempre pasa en las novelas de esta serie.

Tan mal creo que pocos lo han hecho

Una cosa voy a decir antes de meterme en faena: venderte estos libros diciendo (además de lo de los Bridgerton, uf) que sus protas masculinos son "arrogantes, desalmados y lujuriosos" (sic) y que luego ni una cosa ni otra, es otra engañifa. Porque el hecho de que el maromo de esta novela busque gresca con unos campesinos, beba en su casa (¿pero hay noble palote que no empine el codo?), tenga una amante (lo mismo digo, ¿hay alguno que no tenga churri o churris?) o le pegue un puñetazo a otro en su club no me parece a mí que sea para ir vendiéndolo como el colmo de los depravados. 

La actitud disoluta de estos señores es invisible

En fin, pasemos a la historia. Dice el autor en una nota final que es su humilde homenaje a Jane Eyre, cosa que he visto yo desde que he empezado con el rollo de la institutriz y el señor supuestamente atormentado. Al menos sabe que él no está a la altura del clásico, cosa que le honra, pero podría haber escrito algo mucho mejor. Hay novelas que toman como referencia la inmortal obra de Charlotte Brönte y hacen maravillas, como es el caso de Rebecca de Daphne du Maurier. 

Una señora Danvers que quemara todo le daba yo a esta novela

Hasta ahí (institutriz y amo con pasado traumático) el parecido, porque la protagonista, Gabrielle Langley, ni tiene una infancia desgraciada ni pasa por el orfanato que le haría forjar su carácter. Simplemente se queda huérfana de padre (de madre ya lo era) a los veinte años con dos medio hermanos pequeños a su cargo y sin un duro, por lo que tiene que buscarse la vida. Y encuentra la solución en un anuncio para ser institutriz sin necesidad de referencias. Allá que se planta, pero antes tiene en el camino un encuentro con un tipo desagradable que, oh, sorpresaNO, será su amo, Timothy Clifford, Lord Pengwern (apellido más feo no había seguramente). ¿Os suena?


Vale, esto puede ser muy típico pero bien llevado resultar gracioso. PUES NO. Gabrielle es una Mary Sue de manual: cae bien a todos, es una ñoña y le salen las cosas casi siempre bien. Apenas tiene que batallar con los hijos de Lord Pengwern, unos supuestos salvajes que no saben lo que es la educación, y nada más llegar ya los tiene en su bolsillo. Ninguna trastada gorda contra ella de por medio. ¡Ni los Von Trapp son tan moñas!

¡Ni un mísera rana para darle la bienvenida!

Los diálogos entre Gabrielle y Timothy son un mñé total. Se dicen de todo pero sin gracia, me parecen unos encontronazos que diría hasta desagradables. Con Tuya hasta el amanecer llegué a soltar alguna carcajada ante lo que se decían, verbigracia:

Gabriel: -Aunque no es del todo perfecta -añadió señalando hacia la silla-. Ronca mientras duerme.
Samantha: -Y a usted se le cae la baba -replicó atreviéndose a tocarle un instante la esquina de la boca.

Este intercambio de frases me pareció algo fresco, divertido, que dice mucho de los protagonistas y su relación. Si nos vamos a la fuente de la que bebe Inevitable, ahí tenemos a Rochester preguntándole a Jane si cree que es guapo y ella soltando un no sin pensarlo dos veces. ¡O llamándola bruja! Así sí, pero aquí no le he visto tira y afloja ingenioso por ningún lado. Que ella sea una contestona a veces no la hace ingeniosa, y que el le diga exabruptos no lo hace un tipo atormentado pero con corazón de oro, no sé si me explico.

Te explicas divinamente, Cassie (Rochester says)

Él es, por decirlo suave, insoportable (así hubiera yo titulado la novela: INSOPORTABLE). Se supone que porque su mujer, de la que estaba muy enamorado (mñé), falleció hacía cinco años (insisto: ¿qué edad tiene este tío?) y por ello es un amargado que sólo busca pelea, no se habla con los vecinos y deja a sus hijos hacer gamberradas. No se profundiza para nada en su psicología, tenemos que asumir que es así porque no ha superado el luto (no sé qué luto, la sombra de su mujer fallecida no está por ningún lado). Pero él no lo dice, lo sabemos porque alguien lo comenta. No vemos el conflicto interior en él por seguir recordando a su mujer y sentirse atraído por la institutriz. Tampoco hablan de manera tranquila entre ellos, sólo se pelean o están en tensión, no se va forjando una amistad que pueda derivar en algo más, no hay evolución. Lo más gracioso es que para Timothy lo normal es que, cuando una mujer le importa, le da por pelearse con ella. De patio de colegio todo. 


El amor de Gabrielle tampoco lo entiendo. Imaginad el panorama: lo conoce por accidente y piensa que es un odioso maleducado. Se ven en la casa cuando llega, él la trata fatal dándole instrucciones sobre su cometido y ya nunca se tropiezan más hasta un mes después. Pues ojo cuidao que ella, con sólo esos dos momentos en los que él es un mierdas y tras cuatro semanas sin encontrarse con él y sentir alivio por ello (cito textualmente) "de vez en cuando, se descubría pensando en él de una manera que incluso a ella le turbaba". O sea, cruzan dos frases cargadas de un tono insultante y está enamorada. Porque, atención, casi inmediatamente después de esa frase, ella oye al amo hablar con una mujer y le escuece el estómago. Celos, MADRE DEL AMOR HERMOSO. En mi vida he leído un instalove más absurdo.


¿Queréis conflicto? Pues nos mete a esa mujer, una suerte de Blanche Ingram que se acuesta con el lord, es perfecta y hermosísima, y, por otro lado, también al primo de él, Paul Pickford, que si os digo la verdad, ojalá y hubiera acabado la protagonista con él. Es el mejor personaje de toda la novela: le gusta Gabrielle desde que la ve, es educado y considerado con ella, se hace su amigo y encima es guapo. Sería el trasunto de St. John Rivers, aunque Pickford sí quiere a Gabrielle y no es un moñas religioso. Pero no, nos tenemos que comer con patatas que se quede con el tóxico porque toca.


Pero no os creáis que hay algún personaje malvado aquí, salvo el protagonista, que manda romana que sea el peor de todos. Ni la guapísima amante ni ningún criado o vecino, NADIE es un villano ni NADIE acaba mal. Todos felices y comiendo perdices. Da igual lo que haya pasado, todo sale a pedir de boca para todos: bien casados y colocados.


No cuento más de la trama porque ya os podéis imaginar lo que pasa si sabéis qué ocurre en Jane Eyre con ella (pasa de pobre a rica por una carambola). Voy ahora al tema que más me ha fastidiado de esta novela: la falta de corrección de la escritura. Ya dije que lo de sacar novelas cada poco puede pasar factura, aunque si tienes a alguien que te lea antes lo mismo puedes enmendar los errores de bulto (las tramas ya son harina de otro costal). Conforme avanza la serie, la edición es peor, no puede ser que estés leyendo y cada dos por tres te salgas de la lectura por cosas como:

-Repeticiones del adjetivo "buen" hasta la náusea: el buen mayordomo, el buen hombre, el buen doctor, el buen criado, el buen anciano, el buen... así todo el rato.
-Gente chasqueando lenguas, bocas y dedos.

Prueba de que no exagero

-Faltas de ortografía: porque en vez de por que, ato por hato...
-Otras perlas: travesada, despediros (como imperativo), rencontrarse.
-Un capítulo a modo de haiku de tres frases.

No entiendo a este autor, va de mal en peor con esta serie (y quedan dos, miedo da). Bajo el Puente de los Vientos me pareció una buena historia (a pesar de las erratas y faltas de ortografía que podéis ver en mi reseña de GR), reposada, con personajes que crecen y evolucionan. Pero todo esto me da la sensación de que está escrito a salto de mata para aprovechar el tirón Bridgerton y sólo echa más mierda sobre la romántica de época. Hagamos libros ambientados en la Regencia como si fuera fácil, sin prestar atención a la chicha y a la construcción de personajes. ¡Tú también puedes hacerlo! ¡Y encima este libro se inspira en una obra maestra! Con buen pijo bien se jode dicen en mi tierra, pero éste no es el caso.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Es INEVITABLE cabrearse con esta novela

Y un Antigandy para Timothy por insufrible


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martes, 29 de octubre de 2024

El secreto de una dama (Corazones solitarios 1), Nuria Llop


La joven que dijo «no» a un rey... y eligió vivir sus sueños.
Claudia Maldonado se niega a ser una concubina. Y encima tiene que oír, de su propio padre, las ventajas que este “intercambio” aportaría a la familia. Porque ser amante de Felipe IV es un privilegio, y que la haya escogido entre todas las jóvenes damas de la corte, un halago. Claudia tiene claro que yacer con el monarca no le reportará nada que ella desee. Y solo encuentra una salida: alejarse de Madrid hasta que el rey se olvide de su capricho. Manuel Perea vuelve a España, después de largos años de destierro, y lo último que espera encontrar es una invitada sorpresa. ¿Quién es esta joven, por qué se oculta en casa de su hermana y de quién está huyendo? A pesar de su halo de inocencia, de esos ojos azules y de sus labios carnosos… no se fía de ella. Pero su voluntad se quiebra con solo mirarla.
Una novela de vidas cruzadas y pasiones sin freno, donde una dama muy dada a imaginar lances y amoríos se convierte en la heroína de su propia aventura.


Hablar de Nuria Llop es hablar de una escritora española de romántica original. Es cierto que ha incurrido en subgéneros más típicos como los highlanders o el Oeste a través de su serie Odissey Park o en el cozy mistery con Un asunto delicado (que he leído, por cierto). Pero si algo la caracteriza es su romántica de época ambientada en la España del Siglo de Oro, un toque distinto al medievo o el siglo XIX patrio. De sus novelas históricas de este corte he leído tres de Madrid Siglo de Oro (si queréis ver las reseñas están aquí, aquí y aquí) y ahora me he lanzado al primero de su serie Corazones solitarios.

La propuesta es muy interesante al meter, aunque sea de forma indirecta, a personajes históricos como el conde-duque de Olivares y el mismísimo rey Felipe IV, del que es bien conocida su afición a las mujeres más allá de su esposa. Con esto juega Nuria Llop para crear una trama en la que la joven protagonista, Claudia Maldonado, será el objeto de deseo del monarca y ella, ni corta ni perezosa, sale por patas porque no quiere amancebarse ni con el rey ni con el sursum corda que bajara del cielo.


Es por esto que huye a casa de Marta Perea, a la que conoció en la capital pero reside en Orgaz, y que nadie podrá sospechar que alberga a la fugitiva, ya que nadie de su entorno sabe de ella, salvo Elena Herrera, su mejor amiga y cómplice. Lo que no sospecha Claudia es que a esa misma casa llegará el hermano de Marta, Manuel, desterrado en Italia por un crimen que él dice que no cometió y que vuelve a su hogar porque le preocupa la situación de su hermana. Ya tenemos el pisto servido. 


Como siempre, Nuria echa mano de los enredos propios del teatro español del Siglo de Oro como las identidades ocultas y las farsas (en este caso un matrimonio fingido entre Claudia y Manuel), además de meter una intriga sobre el pasado del protagonista y su vinculación con la familia de la joven que hace imposible el romance. 


Pero como los sentimientos son los que son, la atracción se hace inevitable para ambos. Manuel es un picha brava con una imaginación desbocada y, a pesar de tener una prometida en Italia, no para de fantasear con Claudia. Ella, por su parte, tiene una pasión secreta por la literatura y quiere emular a una de las escritoras del momento, María de Zayas, por lo que no deja de crear en su mente rocambolescas historias sobre el pasado de Manuel para entender su comportamiento con ella. Hay una buena combinación entre la experiencia de él y la inocencia de ella, pero para mí ella a veces es demasiado lianta y él demasiado obsesionado con el sexo. 

La diosa interior de Manuel cada vez que él ve a Claudia

Por eso me decanto más por las parejas secundarias. Por un lado, Marta Perea y el notario Lorenzo Espósito, sobre todo este último, ya que evoluciona bastante y pasamos de odiarlo (porque lo vemos con los ojos de Marta) a quererlo. En cuanto a Marta, es de esos personajes que ya hemos visto en otras novelas de Nuria Llop siendo protagonistas: viudas con carácter que ha sabido salir adelante sin ayuda de ningún hombre y que no quieren saber nada más de amores. En este caso, la pobre no ha tenido un matrimonio feliz y lo último que desea es otro marido. Menos mal que al final se da cuenta de que un señor con un buen bigote y una barba poblada siempre viene bien para el cuerpo. Me ha parecido una gozada ver ese detalle tan haggardiano.

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La otra pareja que promete es la de Elena Herrera y Enrique Díaz, el primo de Claudia. Su novela, La magia del corazón, es un enemies to lovers que seguro que tiene su encanto, teniendo en cuenta que en El secreto de una dama no se aguantan... o eso parece. Ella no lo soporta y él la llama "el erizo", así que imaginad lo que puede ser eso. 


En resumen, una novela que se lee con agrado, está bien narrada, ambientada y documentada, los diálogos tienen momentos divertidos y los personajes están bien construidos, aunque, como digo, yo prefiero las parejas secundarias a la protagonista, sin que ello quiera decir que Claudia y Manuel den ganas de matarlos, ojo. Sólo me han parecido menos atractivos que los otros y su relación demasiado instalust, algo que no me suele gustar demasiado. Pero eso ya es cosa mía y de mis ranciedades.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Manuel, molas bastante pero prefiero un barbas 😏



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martes, 22 de octubre de 2024

Inalcanzable (Señor Walpole) (Caballeros disolutos 2), José de la Rosa


Isabella Whitaker, condesa de Kylemore, ha jurado proteger a su familia a cualquier precio, una promesa hecha a su moribundo abuelo, el duque de Badersfield. Pero su destino da un giro inesperado cuando se cruza con Caleb Walpole, un hombre hecho a sí mismo, despreciado por la alta sociedad, y conocido por su salvaje reputación.
Acuciada por los problemas, Isabella está dispuesta a sacrificarlo todo, incluso a entregarse a Caleb, a pesar de su oscuro pasado.
Rodeados de verdades a medias y de una pasión imposible entre dos personas que se detestan, Caleb e Isabella lucharán contra las barreras sociales y sus propios impulsos. ¿Podrán anteponer sus intereses a su deseo?
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Pues sí, como dije en la reseña de Irresistible, iba a continuar con la serie, pero ya me lo estoy pensando. Este autor te pone unas tramas que parecen una cosa y después no cuajan como una espera. En este caso, otra vez mucho enemies to lovers que se queda de nuevo en agua de borrajas, un quiero y no puedo. Si me puse a leer esta segunda entrega es porque el protagonista no es un lord, sino uno de esos hombres de origen incierto, hechos a sí mismos y que pasan de los aristócratas. ¡Que me den a mí un Derek Craven o un Zachary Bronson, que mis enaguas y yo somos suyas! 

Pues toma hostia

CHASCO GORDO. Caleb podría haber sido un fantástico maromo (su retrato en la portada es lo mejor del libro con diferencia) y no lo es por culpa del autor, que no desarrolla bien a sus protagonistas si lo matan. Lo siento, pero a mí no me convence la manera de crear a sus personajes (masculinos y femeninos), me da la sensación de que llegamos como a medio y ya tuviéramos que conocerlos o algo así. En el caso de Caleb Walpole, el potencial era grande y al principio estaba yo tan a gusto pensando en los grandes ratos que iba a pasar. 

Soñaré con Derek Craven

La fórmula de la pareja que se odia pero está destinada a acabar junta se plantea aquí de otra forma, pero sigue sin funcionar del todo. En este caso, Isabella Whitaker, la segunda de tres hermanos y única mujer, promete a su abuelo en el lecho de muerte mantener el ruinoso patrimonio de la familia unido. Por ello, mientras su hermano mayor tiene otros planes para ella (casarla con un viejales odioso), Isabella decide proponer un matrimonio de conveniencia a un rico podrido pero de baja estofa. Con esta transacción uno gana el título nobiliario y la otra el dinero que no tiene para sacar a la familia de la bancarrota. Suena bien, ¿no? Pues está fatal planteado. Lo primero de todo es que el autor se saca de la manga que ella tenga noticias de Caleb Wilpole. No lo vemos antes, no coinciden en ningún sitio previamente. Es como si de pronto le viniera a la cabeza ese señor, pregunte un poco qué tal es (supuestamente un depravado, libertino y blablabá, cosa que para nada se ve en el libro) y se plante en su casa a hacer el negocio con un tipo al que, de entrada, detesta porque no es un caballero. PERO VAMOS A VER, eso no se le ocurre ni al que asó la manteca. 


Una vez que conocemos a Caleb, nos intentan dejar con la intriga de que él la conocía de antes pero ella no lo ha reconocido en su encuentro y muajajaja, se va a enterar de quién soy yo cuando ella y todo su patrimonio sean míos. Ooootra cosa mal llevada, las razones del comportamiento de él con respecto a ella son la pollada más grande que he leído en tiempo. A todo esto, ¿qué pijo edad tiene este tío? Hay un diálogo en el que Isabella da a entender que tienen la misma y al principio se dice que ella tiene dieciocho años ("una edad avanzada para una mujer casadera", ¿PERO QUÉ COÑIO? Es que me indigno). ¿Me tengo que creer que Caleb no ha cumplido ni los veinte, ha hecho un fortunón y es un tiazo? 


Como veis, el problema con este escritor es que parece que va con prisas y no se da cuenta de que hay cosas que son incongruentes y les falta mucho trabajo detrás. Como saca libros como churros (no es casualidad que fuera el primer editor de la ínclita MM, otra que los pare cada tres meses), sus argumentos van a toda pastilla, las relaciones no evolucionan de forma lógica y pasan del verse y follarse vivos pero no hablarse mientras están de trocotró (literalmente: aquí trincan sin hablar para no insultarse) y luego a cara de perro tol día. Mira, de verdad...


Me da mucha pena, porque José de la Rosa no tiene malas ideas ni escribe mal, se nota el oficio, pero me da que no reposa bien sus historias para hacer más creíble el desarrollo tanto del argumento como de los personajes. A Isabella dan ganas de darle por todos lados, se pasa el libro tomando unas decisiones que madre mía; Caleb es mejor, pero como he dicho está muy desaprovechado. Toda la trama creo que lo está, podría haber hecho el enemies to lovers con más tensión sexual y no con acostarse y darle al tema por la noche y no mirarse por el día, porque eso no me lo trago. O algo más de humor, como me pareció ver en cierta socarronería de Caleb que después desaparece y nunca más se supo de ella. 

Y ahora toca abrir el melón de la ortografía y la falta de corrección. Soy de las que opina que un escritor no puede tener faltas. A mí me saca de la novela ver cosas como la siguiente (y no es la única):


Vale, no me tiréis piedras aún. Se pueden tener buenas ideas y no controlar del todo la ortografía, admito barco como animal acuático. ¿Pero de verdad no tienes alguien de confianza que lea tus textos y te corrija? Es que no me cabe en la cabeza. José de la Rosa peca de esto y también de erratas. Ya me quejé de esto cuando leí Bajo el Puente de los Vientos, que encima fue finalista del Premio Amazon (que no es el Nadal, pero ya podrían darle un revise a lo que publican).

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Caleb, si te pillara la Kleypas serías un buen melofó



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martes, 15 de octubre de 2024

El amante (Ángeles 1), Robin Schone


Con 36 años, Anne Aimes es una solterona enormemente rica que, bajo una apariencia poco agraciada, esconde un carácter apasionado y ardiente… Michel des Anges es el gigoló del momento, y está en la cresta de la ola por su capacidad para complacer a las mujeres… Su tarifa para Anne son diez mil libras… Pero, más allá del comercio carnal, Michel busca olvidarse de sí mismo satisfaciendo sexualmente a una mujer que ni siquiera sospecha los verdaderos motivos por los que ha aceptado su propuesta… Arrastrado por la marea de un deseo cada vez más salvaje, Michel enredará a Anne en una sórdida telaraña en la que el precio del placer será la vida misma...
Una novela desbordante de erotismo sobre el precio de la pasión.
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Queridas haggards, como lectora rara que soy saltamos en el tiempo y nos vamos a un viejunismo de erótica de la mano de una de las grandes: Robin Schone. Esta autora es ya conocida del blog y por eso decidí lanzarme a leer otra de sus bilogías, acertadamente llamada en español Ángeles, ya que los maromos (protagonista y secundario-no-sé-si-melofó con novela propia) se llaman Michael (o Michel, según toque) y Gabriel. Así que estaremos como en el cielo con ellos seguroNO. 

Así son estos ángeles de la guarda

Y digo que NO porque ya sabéis que a la Schone no le va precisamente el jijijaja ni lo picante con sentido del humor. Sus historias están siempre envueltas en un halo de melancolía, tristeza y hasta ganas de pegarse un tiro, pero mezclado todo esto con trocotró del bueno y bien escrito y prácticas sexuales que en el XIX (y diría que hasta en el XXI) no eran lo más normal del mundo.

No words needed

En este libro tenemos dos protagonistas que no son la alegría de la huerta precisamente. Por un lado está Anne Aimes, la consabida solterona provinciana de treinta y seis años, forrada de perras, virgen y harta de haber pasado toda su juventud cuidando a sus padres ancianos y que quiere sentir placer sexual. Esto lo hemos visto en otras novelas como Irresistible de la Kleypas o Deseos ocultos de una dama de Lorraine Heath, pero sabemos que Robin Schone le da siempre su puntito personal. En otras de sus novelas las protagonistas femeninas son mujeres maduras casadas e incluso abuelas ya, y aquí se lanza al cliché de la solterona pero dándole un giro muy de su estilo.

Giro con apertura bajeril

El amante que Anne se busca no va a ser el típico aristócrata libertino que no quiere sentar cabeza, sino un profesional, un prostituto, con todas las letras, al que le paga diez mil libras por un mes de sus servicios. El gigoló es Michel Des Anges, así llamado porque "hace a la mujeres ver a los ángeles" cuando llegan al orgasmo. Ya puestos a darle al sexo, pues hay que ir a lo seguro. Pero Michel no es el mismo tiazo que ella conoció hace dieciocho años cuando fue presentada en sociedad y se quedó encandilada con él, ya que ahora luce unas cicatrices por quemaduras que no lo hacen precisamente atractivo. El pobre lleva cinco años sin dar servicio ninguno porque su nuevo aspecto produce rechazo en las mujeres, menos en Anne, que ve más allá de su aspecto externo.

La belleza está en el interior de su ropa interior

Por su parte, Michel ve en ella un medio para una venganza personal con alguien de su pasado, pero no esperaba que ella terminara importándole y que el riesgo sea demasiado grande. Y aquí está la raíz del conflicto que Schone nos va dando a pinceladas algo confusas, si os soy sincera. 

No me entero, pero me da igual porque es la Schone

Por otra parte, Robin Schone nos adentra en el mundo de la prostitución masculina sin romantizaciones ni gaitas a través de la vida de Michel/Michael, que no ha sido un camino de rosas, y la de su amigo Gabriel menos, ya que desde que eran unos críos de trece años una madame los acogió y dijo "el moreno para las mujeres y el rubio para los hombres", así, sin preguntar qué preferían. Imaginaos la mochila que llevan, sobre todo Gabriel (del que leeré su libro seguro). 

Llevan "por si acasos" para parar un carro

La relación entre Anne y Michel está narrada de una forma muy al estilo Schone: cosas que no se cuentan, la historia del pasado de Michel que no sabremos qué es hasta muy al final y escenas de sexo bien narradas, con una perfecta mezcla entre lo explícito y lo elegante. Esta vez no nos vamos a encontrar con cosas tan absurdas como aquello de "usted desea que un hombre la llene de su eyaculación hasta que nade en ella", pero exageraciones con el tamaño del miembro (25 cm) y puntas con forma de ciruela madura de 10 cm de diámetro que no falten. Qué manía con poner a los tíos con unas boas que no hay agujero que las pueda acoger, coñio.


Ah, y también hay nombres varios para el pene, como en El tutor, pero esta vez en francés. Porque a Anne le pone mucho que Michel le enseñe vocabulario en el idioma de nuestros vecinos mientras que está instruyéndola en los placeres carnales. Qué pena que Michel no sea español porque en castellano...

Lo habéis leído cantando, que lo sé yo

El único pero que le pongo es que al libro le falta romance, eso es así. La historia tiene más de redención, venganza y autoconocimiento que de amor. Anne y Michel son dos personas que necesitan ser deseadas más que amadas, aunque luego pueda surgir el cariño al entender que tienen mucho en común: les trae al pairo lo que digan de ellos. Siempre hay que admitir que esta autora se arriesga con sus novelas eróticas donde sus heroínas son mujeres normales y en edades ya pasada para la época que quieren sexo y placer, trata temas como la anticoncepción y el control sobre la propia sexualidad femenina y, en este caso, lo hace poniendo sobre la mesa la existencia de la prostitución heterosexual masculina en un siglo en el que existió, pero no se decía en voz alta, tal y como señala la autora en la nota final al libro. Esto es una señora seria y no alguna que yo me sé y que habla sin tener ni puta idea de Historia.


Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Michel, háblame en francés



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martes, 8 de octubre de 2024

Irresistible (Lord Adam) (Caballeros disolutos 1), José de la Rosa


Adam Baxley, el disoluto heredero del conde de Dunwich, se encuentra en una encrucijada desesperada. Su padre le impone un matrimonio y un heredero en un plazo implacable. Si fracasa, perderá su posición, fortuna y título, cayendo en la desgracia social. La elegida para ser su esposa no puede ser peor, pues se trata de Roxanne Blyton, una mujer sin encantos y estigmatizada por la reputación de su malogrado padre.
Lo que comienza como un matrimonio catastrófico se convierte en un torbellino de emociones cuando descubren que tras sus desplantes se esconde una pasión irresistible que no pueden comprender. Pero ¿puede el amor florecer entre dos almas destinadas a odiarse?
Sumérgete en la lujuriosa y seductora atmósfera del Londres de 1812, donde el Club de los Caballeros Piadosos, una hermandad de aristócratas libertinos, despierta nuevos deseos y tentaciones. ¿Podrán Adam y Roxanne resistir la pasión que los consume?
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Queridas haggards lectoras, por aquí aparezco yo, Cassie, más conocida como "El Guadiana de Blogger", porque asomo mi cardado cuando menos lo esperáis y, de repente, vuelvo a desaparecer. Y lo hago aprovechando que este verano me propuse leer más romántica (además de El Quijote, para que veáis que MeCaben todos los tipos de libros y no sólo maromos de distinto pelaje). 

¿Qué se cuece por aquí?

Allá que agarré el Kindle a ver lo que tenía por ahí y nada me seducía. Opté, entonces, por tirar por la lectura que menos horas me ocupara (así de práctica soy) y que al menos tuviera dos características: enaguas y una escritura más o menos decente. Es por eso que se me fueron los ojos a un escritor patrio de romántica: José de la Rosa. De él había leído dos cosas: una contemporánea -Gigoló, el amor tiene un precio-, que más o menos bien, y otra más histórica que romántica -Bajo el Puente de los Vientos-, que me gustó bastante, aunque necesitaba un corrector con mucha urgencia. 


Con estos antecedentes me puse al lío, aunque torciendo el morro, como es habitual en mí. ya que este autor tiene dos cosas en su contra: animar a publicar a cierta autora que no nombro porque me salen arrugas, y publicitar sus novelas históricas de Regencia como "Historias que suceden en el Londres de los Bridgerton" o "Si, te gustan los Bridgerton, te gustarán mis novelas". Si algo me saca de quicio es la gente que se sube al carro que pasa en ese momento, ya sean escoceses, Greys y sus sombras y, ahora, los puñeteros Bridgerton, a los que voy a terminar aborreciendo. Porque creo que este señor no había hecho apenas romántica histórica hasta este momento y la de Bajo el Puente de los Vientos no es tan romántica y se enmarca en la Revolución francesa. Pero ahora ha empezado a parir libros "estilo Bridgerton" ya que es lo que toca. Esto es un arma con muchos filos porque: 

1) Si eres fan de la saga (serie y/o libros) te vas a decepcionar.
2) Si odias los Bridgerton (serie y/o libros) no te vas a acercar ni con un palo a estas novelas, por lo que pierde potenciales lectores. 

Dicho esto, cada uno puede publicitar su obra como mejor le parezca y es muy lícito aprovechar las modas, pero cuidadín con lo que te digan luego, que te puede dar donde más duele y habrás de asumirlo con deportividad. Está claro que a él le va bien el tirón y ahí tenemos su serie Regencia canalla (cuando hay libros de Regencia con canallas para aburrir en la romántica histórica de toda la vida) y también la que abre esta novela, Caballeros disolutos. Que, leído este libro, la serie podría llamarse Caballeros puteros a los que les van las orgías y son un tanto hipócritas con el tema de la prostitución, pero quedaba muy largo. 

Madre mía, Cassie, deja ya de contarnos mierdas y empieza la reseña

Pues aún queda rollo, dear Kim... Diréis que pa qué me meto a leer algo que, de entrada, parece que no me apetece. Pues mi idea era empezar y, si no me enganchaba, a otra cosa, mariposa. Pero resulta que el tío sabe lo que hace y te pone capítulos cortos y cierta intriga para que no cierres el libro. Tampoco es que se caliente mucho la cabeza armando una historia muy complicada, pero es eficiente y escribe bien. Lo que hace lo hace respetando las reglas del juego en la romántica histórica en cuanto a personajes, vocabulario y ambientación. Y soltado todo este rollo, paso a diseccionar, que es lo que se espera de un blog de reseñas.

Mi especialidad: irme por las ramas y tocar los coj...

Irresistible (con ésta ya llevamos por aquí tres novelas con ese nombre, ejem) es un enemies to lovers un poco raro. Lord Adam Baxley, futuro conde de Dunwich, es bastante odioso hasta la mitad, aunque tampoco es que me haya enamorado después, ojo. Es un tío desagradable con la protagonista por mierdeos con sus padres (los traumatizados de siempre), está todo el día con cara de enfado menos cuando pasa horas con madame Camille, una prostituta de alto standing con la que se quiere casar, o va al Club de Caballeros Piadosos, un lugar con un nombre muy de coña, ya que es donde se juntan cinco amigos ricos, guapos y follarines y todas las señoras (que no prostitutas) que se apunten a organizar orgías, pero con orden, eh. Nada de todos con todos: ellos con dos mujeres a la vez sí, pero entre hombres nada de tocarse las boas ni meterlas en cuevas que no son.

Una boa del Club sin saber dónde colarse

El caso es que los padres de Adam son unos frustrados porque perdieron dos hijos y les quedó uno, que es para ellos lo peor. Así que viene la consabida amenaza: o te dejas el puterío y te casas y procreas o no ves un duro más. La elegida es Roxanne Blyton, una señorita sosa y caída en desgracia que no sabe nada de follar la vida. A mí me ha chirriado muchísimo que Roxanne, repudiada por toda la sociedad debido a la supuesta mala fama de su difunto padre, sea la que casen con su hijo. Todo el rato hablan de que es "una obra de caridad", pero me ha parecido muy traído por los pelos que sea ella precisamente, cuando la reputación de su padre y su trágico final está directamente conectada con la familia de Adam. Y en ningún momento se dice que lo hacen por remediar el daño que le pudieran causar, sino todo lo contrario: la tratan fatal. Os juro que no entendía nada. Pero si no es así, se cae toda la trama de intriga, claro. Ay, José, que se te ven las costuras...

Te hemos pillado, querido

Por supuesto, entre la pareja hay un odio absoluto que, de entrada, está más claro por parte de él, que le dice fea en la cara y no puede ni hacerle una guarrerida la noche de bodas. En cuanto al odio (mezclado con atracción) de ella, no sabemos muy bien por qué es, se va revelando poco a poco y oliendo a venganza y a poner las cosas del pasado en su sitio. Con aborrecimiento y todo, ella lo quiere seducir con un propósito secreto y echa mano de quien menos se espera para aprender a ser sexy (no esperéis nada al estilo El tutor🔥), pasando de patito feo a cisne en nada y provocando reacciones boíles en su marido. 

Me pongo rimmel y mira qué cambio

¿Hay amor en la novela? Para mí no: hay lujuria, como ocurre con demasiada frecuencia en muchas novelas románticas. Todo ese rollo de sentir que te crece el bulto de la entrepierna al ver el escote de tu mujer o que te derritas cuando el maromo te da un beso, pero después del fornicio (bien descrito, sin exageraciones ni descripciones de vergas, punto a favor) se convierte en un "no puede repetirse, porque patatas", mñé. A la relación le ha faltado desarrollo a punta pala, no entiendo el enamoramiento de ella y en cuanto al de él, todo ocurre de repente porque Roxanne aparece con vestuario, maquillaje y peluquería que la favorecen. Mira por dónde, ahí está el auténtico homenaje a los Bridgerton (la serie) sin que este señor viera la última temporada. Los personajes pasan de una cosa a otra de golpe y Adam cambia de personalidad al volver la página y de pronto es súper adorable con Roxanne. Y todo para que el drama cerca del final sea mayor y haya una especie de deus ex machina con el que se resuelve todo.


En cuanto al estilo, no le pongo peros. José de la Rosa es correcto escribiendo, te da información a cuentagotas y hace muchos cliffhangers a final de capítulo, recurso fácil y muy lícito para que sigas leyendo. Por otra parte, lo del Club no le he visto sentido más allá de mostrar alguna orgía y darnos a entender que todos los lords son unos crápulas hasta que se enamoran de la virginal de turno. Los amigos apenas aparecen y yo creía que el resto de libros de la serie sería sobre ellos, pero no. Es que no dan para secundarios melofó aunque no tuvieran su propia historia. Lo único que sabemos de ellos es que son capaces de beneficiarse a varias señoras durante toda una noche...

De fantasmas está la romántica llena

En definitiva: un revoltillo de muchas cosas que he leído antes con un tema de fondo (no digo cuál por si la leéis) que puede ser un poco distinto al salirse de los bailes y salones, pero nada novedoso. Que habré leído yo menos que otras, pero no me ha sorprendido. Sin embargo, me ha entretenido un par de días y eso ya es mérito. ¿Leeré el resto de esta serie? Sí, para comprobar si mejora la cosa o se queda en más nadismo elevado al cubo.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Adam, quedaos en vuestro Club tu boa y tú


COMPARTIR ES EL MEJOR CAMINO PARA QUE UN MAROMAZO LLAME A TU PUERTA
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