martes, 26 de noviembre de 2024

La mujer de Gabriel (Ángeles 2), Robin Schone


La noche de la reinauguración de la Casa de Gabriel, uno de los mas famosos establecimientos dedicados al sexo en Londres, Victoria Childers subasta su virginidad ante los asombrados clientes. Gabriel, el dueño del local, ofrece dos mil libras por ella, convencido de que ha sido enviada por un antiguo enemigo para matarle. Sin embargo, Victoria no es una asesina, sino una antigua institutriz a quien la necesidad de sobrevivir a la pobreza y a su propia soledad obliga a tomar esa drástica decisión.
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Haggards queridas, aquí vengo con la reseña de la segunda novela de Ángeles y he de decir que es un libro 100% Robin Schone. Esto quiere decir que hay mucho erotismo y poco sexo, pero el que hay no va a ser convencional. Siguiendo cierta trama que no terminó de cerrar en El amante, la autora vuelve a esa manera de narrar en el que las cosas se dicen a medias (estilo un tanto poético e "intensito" que se hace algo pesado para mi gusto) y nos tiene con un suspense extraño para contarnos otra historia de venganza, violencia, sexo y muerte. Y de nuevo a mí me ha tenido despistada y con la cabeza hecha un lío con lo que pasaba ahí, pero ya sabéis que...

No me entero, pero me da igual porque es la Schone - Parte 2

El protagonista ahora es Gabriel, el ángel rubio al que la madame que formó a ambos (Michael y él) en el mundo de la prostitución adoctrinó para satisfacer los deseos lúbricos de hombres. Su vida está irremediablemente unida a Michael. Sin embargo, él nunca ha sido de familia bien y, encima, tuvo que dejar que señores le hicieran sus cosas por donde amargan los pepinos. Todo alegrías, tal y como sabemos que le gusta a la Schone.


Pero ahí no queda la cosa. Y es que Gabriel lleva casi quince años sin dejar que nadie lo toque por un pedazo de trauma que arrastra y que es la clave de su relación amor-odio con Michael. En la primera novela se alude a dos hombres malosos, el "primer hombre" y el "segundo hombre" como causantes de todas las desdichas de este par de maromos. En esta entrega todo se centra en encontrar al llamado "segundo hombre", el cual o es quitado de la circulación por Gabriel o será aquél el que se cargue a nuestro ángel rubio.


Como veis, todo muy romántico (ironía modo ON). Para embrollar más la cosa, aparece por la Casa de Gabriel el día de su reapertura Victoria Childers, una joven que ofrece en subasta su virginidad, ya que no tiene un duro y necesita urgentemente comer. A Gabriel le resulta sospechosa y se le mete en la cabeza que ella es el enlace con el "segundo hombre" y que viene a cargárselo, amén de que ella también morirá después. No sé si me seguís, pero yo tenía el cardado hecho un lío también. 


El caso es que ella no tiene idea de qué va el asunto tampoco (todas somos Victoria) y Gabriel puja por su virgo para protegerla en su casa. Poco a poco se va descubriendo que la joven (bueno, no tan joven para la época, porque ya tiene treinta y cuatro años) es una antigua institutriz caída en desgracia, que fue despedida sin referencias por su patrón y que guarda un secreto. Victoria tiene un pasado jodido además de todo lo contado, ya que su padre era un misógino y estaba obsesionado con que las mujeres eran todas unas sorras y unas evas tentadoras. Por supuesto, ninguna tenía derecho a gozar de alegrías bajeriles y eso a Victoria la tiene traumatizada porque a ella le dan unos calores ahí que vamos, lo que la hace sentirse una prostituta. Un mierda como un piano ese progenitor. Pero que levante la mano quien no sienta fuegos internos.

Victoria, no estás sola

Con estos mimbres Robin Schone nos cuenta una historia de supervivencia, la de Gabriel y Victoria, cada uno con sus líos mentales y sexuales. También es una historia de descubrimiento (o redescubrimiento) sexual y de redención. Quizá es algo repetitivo si lo comparamos con el libro anterior, pero al ser otro prostituto con mochila a tope es normal. En cuanto al romance, como siempre veo poco de ello, en esta autora el amor se descubre avanzada la trama y a través del contacto sexual. Podría ser parecido a lo que vemos en mucha romántica de época, donde pasan del sexo al amor en cero coma. Sin embargo, con Robin Schone hay un matiz diferente: el sexo no es exactamente lujurioso, sino que se convierte en la vía para el autoconocimiento sensual y lo que lleva a la conexión de personajes que son complementarios, que estaban destinados a encontrarse. 

Lovely estilo Schone, ojo

En esta novela encontramos de nuevo prácticas sexuales distintas a lo que solemos encontrar en romántica de época, como por ejemplo las duchas con erótico resultado o el voyeurismo en una escena muy bien descrita (no como otras, cof, cof). Lo que sí puedo criticar a Robin Schone es no haberse atrevido con estas novelas a una historia boa/boa, porque la relación Michael-Gabriel no puede ser más ambigua y en este libro eso se acentúa. Y tanto lo hace que parece en ocasiones que Victoria sobra ahí. Ojalá un momento guarreril entre los dos ángeles 😏

Al menos nos regala un beso entre ellos 🔥

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Gabriel, tengo ducha con chorros de hidromasaje


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miércoles, 13 de noviembre de 2024

The One You Can't Forget (The Ones Who Got Away 2), Roni Loren

[Libro no publicado en español]
La mayoría de los días Rebecca Lindt se siente una impostora. El mundo la admira como superviviente pero esa imagen se derrumbaría si la gente conociera su secreto. No se merecía ser superviviente pero nada puede cambiar el pasado así que decide sumergirse en el trabajo. No puede hundirse si nunca para.
Wes Garrett está tratando de recuperarse tras perder su negocio, su dinero y casi su cabeza en un complicado divorcio. Pero cuando interviene en un atraco y salva a Rebecca, la abogada que ayudó a su ex a arruinarle, su sencilla vida se vuelve complicada.
Su atracción es inconveniente y ninguno quiere más que una aventura. Pero cuando el secreto de Rebecca está a punto de salir, ambos descubren que pueden perder todo, incluso lo que no sabían que necesitaban: al otro. 


Me avergüenzo supremamente de esta reseña (y os lo digo antes de empezar a hacerla) porque hace meses que leí este libro y la vida me ha impedido reseñarlo. ¡Así que a ver qué os cuento, si me acuerdo de cuatro cosas sueltas! También el hecho de que me acuerde de poco os indica que ha sido un libro que no me ha dejado huella...

El 90% de vosotras ahora mismo

Pasa del libro pero no de la reseña, por favor. El subidón que me dio el primero, The Ones Who Got Away, se ha diluído como droja en el Cola Cao en esta segunda historia de la serie. Y eso que desde un principio estoy más que in en la historia de estas cuatro supervivientes de un tiroteo estudiantil, porque me parece la repera hacer una romántica con ese punto de partida (que a ver cómo puedes superar eso y seguir viviendo). Spoiler: no se supera. Aquí la superviviente es Rebecca Lindt, que se ha convertido en una abogada de la releche especializada en divorcios y en dejar tiritando al oponente. El trabajo le hace no pensar en el tiroteo y en lo falsa que es su imagen de heroína, ya que guarda un secreto sobre ese tremedo acontecimiento que, si se supiera, haría tambalear esa maravillosa imagen de que ella se tiene (y que perjudicaría sin duda a su padre, que es congresista/senador/político de vete tú a saber qué, ya os digo que no recuerdo -y me da igual-). En fin, que la chica tiene suerte para todo, porque una noche la asaltan y no solo sale a defenderla un perrete sino también un maromazo que te cagas, Wes Garrett, por el que comienza a sentir una atracción casi inmediata. Aunque tal vez la suerte no sea tanta porque Rebecca ya conoce a Wes de antes, fue la abogada de su exmujer en el divorcio y la principal responsable de que este perdiera todo.

Excelente noticia para que se líe parda

Perdió hasta la sobriedad, con eso os lo digo todo. ¿Podrá esa atracción -que es mutua, claro, si no, menuda mierda de romántica- superar ese pasado que les une? Spoiler: pues claro que sí porque, si no, menuda mierda de romántica again. Ahora, también os digo que ni Wes ni su cola la reconocen, pero cuando lo hacen... A puntito está esto de irte a tomar porCullen. Afortunadamente no ocurre y Rebecca y Wes se meten en tol lío del amorío, al que hay que unir los traumas de ambos, la investigación del atraco de Rebecca y los pistos que uno de los alumnos de Wes tiene (es que Wes es maravilloso y enseña cocina a chavales en riesgo de exclusión o excluidos directamente). Y mucho amor, mucho amor desde el principio.

Cuánto me gusta esoNO

Qué le vamos a hacer, de todas las cosas del sopinstant lo que menos me trago es el instalove y estos se lovean casi desde el minuto uno. Yo suspendo la credibilidad para todo pero aquí eso me ha chirriado tanto que lo he arrastrado durante todo el libro. Que el libro está bien escrito, con su drama y su dureza de fondo, pero ese "te quiero pero no podemos estar juntos pero te quiero" casi desde el principio no me ha gustado. Tampoco tiene mucha chicha a pesar de todo el trasfondo, salvo ver lo maravilloso que es Wes, lo mucho que se van enamorando y lo bien que les viene tenerse para aprender a vivir mejor con sus traumitas. Nada desagradable pero poco reseñable. Lo único que despertó mi atención fue la situación de uno de los alumnos de Wes, como ya os he comentado, que está metido en un buen lío que acaba afectando a nuestros protagonitas. Esto va cobrando cada vez más importancia y a mí me acabó interesando más que la relación amorosa. Sin embargo, en el tramo final Roni Loren no sabe ni dónde tiene el culo y resuelve todo rápido y un poco de cuchufleta. La parte abogacil se despacha a las primeras de cambio, como si un hada con una varita mágica lo arreglara todo, dejándote con cara de tonta justo en lo que más estabas esperando leer.

Por mi santo xirri yo te termino

En fin, que no está mal, tiene una intención muy loable y un maromo estupendo pero es libro muy olvidable, a mil años luz del primero de la serie, así que le doy en nuestro Gandymetro...

Cocinero, cocinero, enciéndeme la candela


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martes, 5 de noviembre de 2024

Inevitable (Lord Pengwern) (Caballeros disolutos 3), José de la Rosa


1812. Gabrielle se enfrenta a una desgarradora realidad: necesita desesperadamente un trabajo para mantener a sus dos hermanos pequeños o los tres perecerán de hambre en las calles de Londres.
Cuando se entera de que el vizconde de Pengwern, Timothy Clifford, busca para sus hijos una institutriz con o sin experiencia, no cabe en sí de gozo, aunque le extraña que un caballero tan reputado no haya contratado a las mejores.
Solo cuando llega a Harewood Abbey, la mansión campestre de los Pengwern, y se enfrenta al terrible mal humor del vizconde, comprende que todos los que se le acercan huyen despavoridos ante su falta de modales y de decoro.
Lo que empieza siendo el peor de los encontronazos ante un hombre que se ve incapaz de soportar, se va transformando en algo tierno mientras Gabrielle comprende las heridas que han transformado el carácter de Timothy y él descubre la mujer deslumbrante que se esconde tras la institutriz de sus hijos.
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(NOTA: no os creáis lo que pone en el último párrafo de la sinopsis, de ternura nada)
Sí, queridas, he vuelto a caer en una lectura de esta serie tras zamparme Blackwater, dos de Nuria Llop (uno de ellos reseñado aquí) y Tuya hasta el amanecer. Hay que ver cómo después de leer el de Teresa Medeiros, un libro como Inevitable se cae por todos lados. Es que no hay color, por favor. Estamos otra vez ante un enemies to lovers (qué aburrimiento ya) mal llevado como en las anteriores entregas. De verdad, para hacer esto hay que saber construir muy bien tanto a los personajes como el desarrollo de toda la historia. Porque lo que no puede ser es que no sepamos ni qué edad tiene el protagonista ni en qué momento ni por qué sienten algo el uno por el otro mientras se odian. Aparece todo de repente para variar, como siempre pasa en las novelas de esta serie.

Tan mal creo que pocos lo han hecho

Una cosa voy a decir antes de meterme en faena: venderte estos libros diciendo (además de lo de los Bridgerton, uf) que sus protas masculinos son "arrogantes, desalmados y lujuriosos" (sic) y que luego ni una cosa ni otra, es otra engañifa. Porque el hecho de que el maromo de esta novela busque gresca con unos campesinos, beba en su casa (¿pero hay noble palote que no empine el codo?), tenga una amante (lo mismo digo, ¿hay alguno que no tenga churri o churris?) o le pegue un puñetazo a otro en su club no me parece a mí que sea para ir vendiéndolo como el colmo de los depravados. 

La actitud disoluta de estos señores es invisible

En fin, pasemos a la historia. Dice el autor en una nota final que es su humilde homenaje a Jane Eyre, cosa que he visto yo desde que he empezado con el rollo de la institutriz y el señor supuestamente atormentado. Al menos sabe que él no está a la altura del clásico, cosa que le honra, pero podría haber escrito algo mucho mejor. Hay novelas que toman como referencia la inmortal obra de Charlotte Brönte y hacen maravillas, como es el caso de Rebecca de Daphne du Maurier. 

Una señora Danvers que quemara todo le daba yo a esta novela

Hasta ahí (institutriz y amo con pasado traumático) el parecido, porque la protagonista, Gabrielle Langley, ni tiene una infancia desgraciada ni pasa por el orfanato que le haría forjar su carácter. Simplemente se queda huérfana de padre (de madre ya lo era) a los veinte años con dos medio hermanos pequeños a su cargo y sin un duro, por lo que tiene que buscarse la vida. Y encuentra la solución en un anuncio para ser institutriz sin necesidad de referencias. Allá que se planta, pero antes tiene en el camino un encuentro con un tipo desagradable que, oh, sorpresaNO, será su amo, Timothy Clifford, Lord Pengwern (apellido más feo no había seguramente). ¿Os suena?


Vale, esto puede ser muy típico pero bien llevado resultar gracioso. PUES NO. Gabrielle es una Mary Sue de manual: cae bien a todos, es una ñoña y le salen las cosas casi siempre bien. Apenas tiene que batallar con los hijos de Lord Pengwern, unos supuestos salvajes que no saben lo que es la educación, y nada más llegar ya los tiene en su bolsillo. Ninguna trastada gorda contra ella de por medio. ¡Ni los Von Trapp son tan moñas!

¡Ni un mísera rana para darle la bienvenida!

Los diálogos entre Gabrielle y Timothy son un mñé total. Se dicen de todo pero sin gracia, me parecen unos encontronazos que diría hasta desagradables. Con Tuya hasta el amanecer llegué a soltar alguna carcajada ante lo que se decían, verbigracia:

Gabriel: -Aunque no es del todo perfecta -añadió señalando hacia la silla-. Ronca mientras duerme.
Samantha: -Y a usted se le cae la baba -replicó atreviéndose a tocarle un instante la esquina de la boca.

Este intercambio de frases me pareció algo fresco, divertido, que dice mucho de los protagonistas y su relación. Si nos vamos a la fuente de la que bebe Inevitable, ahí tenemos a Rochester preguntándole a Jane si cree que es guapo y ella soltando un no sin pensarlo dos veces. ¡O llamándola bruja! Así sí, pero aquí no le he visto tira y afloja ingenioso por ningún lado. Que ella sea una contestona a veces no la hace ingeniosa, y que el le diga exabruptos no lo hace un tipo atormentado pero con corazón de oro, no sé si me explico.

Te explicas divinamente, Cassie (Rochester says)

Él es, por decirlo suave, insoportable (así hubiera yo titulado la novela: INSOPORTABLE). Se supone que porque su mujer, de la que estaba muy enamorado (mñé), falleció hacía cinco años (insisto: ¿qué edad tiene este tío?) y por ello es un amargado que sólo busca pelea, no se habla con los vecinos y deja a sus hijos hacer gamberradas. No se profundiza para nada en su psicología, tenemos que asumir que es así porque no ha superado el luto (no sé qué luto, la sombra de su mujer fallecida no está por ningún lado). Pero él no lo dice, lo sabemos porque alguien lo comenta. No vemos el conflicto interior en él por seguir recordando a su mujer y sentirse atraído por la institutriz. Tampoco hablan de manera tranquila entre ellos, sólo se pelean o están en tensión, no se va forjando una amistad que pueda derivar en algo más, no hay evolución. Lo más gracioso es que para Timothy lo normal es que, cuando una mujer le importa, le da por pelearse con ella. De patio de colegio todo. 


El amor de Gabrielle tampoco lo entiendo. Imaginad el panorama: lo conoce por accidente y piensa que es un odioso maleducado. Se ven en la casa cuando llega, él la trata fatal dándole instrucciones sobre su cometido y ya nunca se tropiezan más hasta un mes después. Pues ojo cuidao que ella, con sólo esos dos momentos en los que él es un mierdas y tras cuatro semanas sin encontrarse con él y sentir alivio por ello (cito textualmente) "de vez en cuando, se descubría pensando en él de una manera que incluso a ella le turbaba". O sea, cruzan dos frases cargadas de un tono insultante y está enamorada. Porque, atención, casi inmediatamente después de esa frase, ella oye al amo hablar con una mujer y le escuece el estómago. Celos, MADRE DEL AMOR HERMOSO. En mi vida he leído un instalove más absurdo.


¿Queréis conflicto? Pues nos mete a esa mujer, una suerte de Blanche Ingram que se acuesta con el lord, es perfecta y hermosísima, y, por otro lado, también al primo de él, Paul Pickford, que si os digo la verdad, ojalá y hubiera acabado la protagonista con él. Es el mejor personaje de toda la novela: le gusta Gabrielle desde que la ve, es educado y considerado con ella, se hace su amigo y encima es guapo. Sería el trasunto de St. John Rivers, aunque Pickford sí quiere a Gabrielle y no es un moñas religioso. Pero no, nos tenemos que comer con patatas que se quede con el tóxico porque toca.


Pero no os creáis que hay algún personaje malvado aquí, salvo el protagonista, que manda romana que sea el peor de todos. Ni la guapísima amante ni ningún criado o vecino, NADIE es un villano ni NADIE acaba mal. Todos felices y comiendo perdices. Da igual lo que haya pasado, todo sale a pedir de boca para todos: bien casados y colocados.


No cuento más de la trama porque ya os podéis imaginar lo que pasa si sabéis qué ocurre en Jane Eyre con ella (pasa de pobre a rica por una carambola). Voy ahora al tema que más me ha fastidiado de esta novela: la falta de corrección de la escritura. Ya dije que lo de sacar novelas cada poco puede pasar factura, aunque si tienes a alguien que te lea antes lo mismo puedes enmendar los errores de bulto (las tramas ya son harina de otro costal). Conforme avanza la serie, la edición es peor, no puede ser que estés leyendo y cada dos por tres te salgas de la lectura por cosas como:

-Repeticiones del adjetivo "buen" hasta la náusea: el buen mayordomo, el buen hombre, el buen doctor, el buen criado, el buen anciano, el buen... así todo el rato.
-Gente chasqueando lenguas, bocas y dedos.

Prueba de que no exagero

-Faltas de ortografía: porque en vez de por que, ato por hato...
-Otras perlas: travesada, despediros (como imperativo), rencontrarse.
-Un capítulo a modo de haiku de tres frases.

No entiendo a este autor, va de mal en peor con esta serie (y quedan dos, miedo da). Bajo el Puente de los Vientos me pareció una buena historia (a pesar de las erratas y faltas de ortografía que podéis ver en mi reseña de GR), reposada, con personajes que crecen y evolucionan. Pero todo esto me da la sensación de que está escrito a salto de mata para aprovechar el tirón Bridgerton y sólo echa más mierda sobre la romántica de época. Hagamos libros ambientados en la Regencia como si fuera fácil, sin prestar atención a la chicha y a la construcción de personajes. ¡Tú también puedes hacerlo! ¡Y encima este libro se inspira en una obra maestra! Con buen pijo bien se jode dicen en mi tierra, pero éste no es el caso.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Es INEVITABLE cabrearse con esta novela

Y un Antigandy para Timothy por insufrible


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