El seductor (Lecciones de amor 2), Suzanne Enoch

Los cotilleos de la sociedad le llaman “El Santo”—pero Michael Halboro, Marqués de St. Aubyn se ha ganado sobradamente su reputación como el más notorio libertino de Londres. Evelyn Ruddick, una dama de increíble belleza, sabe que tendría que evitarle a toda costa, pero quiere ayudar a los niños del orfanato del Corazón de la Esperanza, y él dirige la junta de la fundación. Evie está decidida a enseñar a este hombre, encantador y arrogante, una lección sobre la compasión, pero no será tan sencillo... sobre todo desde que su contacto inflama su deseo, haciendo que Evie anhele rendirse a sus apasionadas enseñanzas...
La idea de unirse a su “proyecto” es impensable, pero esta encantadora mujer se niega a rendirse. Y, ¿qué otra cosa puede hacer un libertino que se precie sino seducir a la dama? Pero muy pronto será él quien caiga seducido por el tierno corazón y los violentos sonrojos de Evie. ¿Podría la tentación de las largas y apasionadas noches pasadas en sus brazos lograr lo imposible? ¿Podría el infame “santo” ser reformado finalmente?

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Cinco años de bloguerío y algunas cosas parece que no las voy a aprender nunca, como que no debo dejar pasar mucho tiempo entre las lecturas de los libros de una misma serie ni debo dejar pasar mucho tiempo entre la lectura y la reseña. Pues bien, con este libro me he lucido, ya que me he pasado por el forro ambas cosas. Hace tanto que leí El canalla que a duras penas recordaba de qué iba esta serie, y hace cinco días que terminé este... y casi no recuerdo nada.

Como veis, me ha dejado impactada

Si hacemos memoria de abuela cebolleta, en esta serie tenemos a tres amigas enagüiles que deciden reformar a tres sinvergüenzas palote y que, por el camino, acaban conociendo los placeres carnales de la mocedad y perdiendo el corazoncito. En este libro le toca el turno de acabar con las enaguas por la cabeza a Evelyn Ruddick, una chica estupenda que parece vivir únicamente según los deseos de su hermano. Todo lo que Evie desea es poder ayudar a los más desfavorecidos y, por eso, empieza a colaborar con un orfanato, sin saber que se ha metido en la boca del lobo, pues ese orfanato está dirigido por el sinvergüenza mayor del Reino, Michael Halboro, al que llaman El Santo como broma suprema, ya que precisamente las puertas del cielo no va a tener jamás abiertas...

Él es más de abrir piernas

Como veis, no es que el libro tenga una gran profundidad psicológica, es otro nadismo, más cercano a Julia Quinn que a Lisa Kleypas (no lo digo como un desprecio, sino para que os hagáis una idea). No puedo decir que haya sido una mala lectura porque he pasado un rato entretenido leyéndolo, pero la escritura de Suzanne Enoch no termina de encandilarme, así que estaba leyendo un poco para pasar el trámite de avanzar con la serie. 

Me da vergüencita pero tengo que decirlo

La pareja protagonista es lo que más me ha gustado, especialmente por Michael, ya que su sinvergonzonería anima la historia de amor. Evie me ha parecido bastante plana y sosainas, demasiado llorona y quejica para mi gusto. Se supone que debe reformar al seductor pero se reforma él solito, cosas del amor, ya tú sabes, y ella es el catalizador que ayuda en el cambio. Los progresos en Evie se limitan a querer catarlo a todas horas (será sosa pero no tonta) y a plantarle cara a su hermano de una forma algo raruna. Pero el carácter que saca, lo saca siempre con Michael, y sus momentos juntos son lo mejor del libro, algunos divertidos, otros surrealistas, pero siempre cargados de tensión sexual y con un tira y afloja constante por ver quién se lleva la mano ganadora que te hace leer muy entretenida. Lo malo es que no siempre están juntos y ahí el libro se convierte en algo más bien anodino, lleno de personajes simples y algunos, como el hermano, bastante caricaturescos. Me ha parecido escrito con poca pasión, como si Suzanne Enoch también estuviera pasando el trámite de avanzar con la serie y poco más, pero esto os lo digo desde mi poca conexión con la historia, así que está teñido de la más absoluta subjetividad (como cualquiera de mis reseñas, para qué nos vamos a engañar).

Me tendréis que querer con esas cositas

Y, si os preguntáis por los guarrerismos, pues casi ni los recuerdo, así que os podéis imaginar que no son nada memorables (salvo alguna secuencia con afeitado de por medio que te hace un poco de tilín y otro de tolón). No sé si es peor escribir una reseña mala que una que ni fu ni fa, pero es que es lo que me ha parecido el libro, una buena historia contada de un modo desapasionado y que podría haber sido mucho mejor en manos de otra escritora. No me disgusta Suzanne Enoche pero tampoco me vuelve loca, aunque seguiré leyendo la serie, ya que es justo por el tercero por el que la empecé a leer. ¿Tocará una reseña de croqueta de jamón ibérico? ¡A ver si tardamos poco en averiguarlo!

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

San Michael de los Palotismos, que tu boa vele nuestros guarrerismos