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martes, 29 de octubre de 2024

El secreto de una dama (Corazones solitarios 1), Nuria Llop


La joven que dijo «no» a un rey... y eligió vivir sus sueños.
Claudia Maldonado se niega a ser una concubina. Y encima tiene que oír, de su propio padre, las ventajas que este “intercambio” aportaría a la familia. Porque ser amante de Felipe IV es un privilegio, y que la haya escogido entre todas las jóvenes damas de la corte, un halago. Claudia tiene claro que yacer con el monarca no le reportará nada que ella desee. Y solo encuentra una salida: alejarse de Madrid hasta que el rey se olvide de su capricho. Manuel Perea vuelve a España, después de largos años de destierro, y lo último que espera encontrar es una invitada sorpresa. ¿Quién es esta joven, por qué se oculta en casa de su hermana y de quién está huyendo? A pesar de su halo de inocencia, de esos ojos azules y de sus labios carnosos… no se fía de ella. Pero su voluntad se quiebra con solo mirarla.
Una novela de vidas cruzadas y pasiones sin freno, donde una dama muy dada a imaginar lances y amoríos se convierte en la heroína de su propia aventura.


Hablar de Nuria Llop es hablar de una escritora española de romántica original. Es cierto que ha incurrido en subgéneros más típicos como los highlanders o el Oeste a través de su serie Odissey Park o en el cozy mistery con Un asunto delicado (que he leído, por cierto). Pero si algo la caracteriza es su romántica de época ambientada en la España del Siglo de Oro, un toque distinto al medievo o el siglo XIX patrio. De sus novelas históricas de este corte he leído tres de Madrid Siglo de Oro (si queréis ver las reseñas están aquí, aquí y aquí) y ahora me he lanzado al primero de su serie Corazones solitarios.

La propuesta es muy interesante al meter, aunque sea de forma indirecta, a personajes históricos como el conde-duque de Olivares y el mismísimo rey Felipe IV, del que es bien conocida su afición a las mujeres más allá de su esposa. Con esto juega Nuria Llop para crear una trama en la que la joven protagonista, Claudia Maldonado, será el objeto de deseo del monarca y ella, ni corta ni perezosa, sale por patas porque no quiere amancebarse ni con el rey ni con el sursum corda que bajara del cielo.


Es por esto que huye a casa de Marta Perea, a la que conoció en la capital pero reside en Orgaz, y que nadie podrá sospechar que alberga a la fugitiva, ya que nadie de su entorno sabe de ella, salvo Elena Herrera, su mejor amiga y cómplice. Lo que no sospecha Claudia es que a esa misma casa llegará el hermano de Marta, Manuel, desterrado en Italia por un crimen que él dice que no cometió y que vuelve a su hogar porque le preocupa la situación de su hermana. Ya tenemos el pisto servido. 


Como siempre, Nuria echa mano de los enredos propios del teatro español del Siglo de Oro como las identidades ocultas y las farsas (en este caso un matrimonio fingido entre Claudia y Manuel), además de meter una intriga sobre el pasado del protagonista y su vinculación con la familia de la joven que hace imposible el romance. 


Pero como los sentimientos son los que son, la atracción se hace inevitable para ambos. Manuel es un picha brava con una imaginación desbocada y, a pesar de tener una prometida en Italia, no para de fantasear con Claudia. Ella, por su parte, tiene una pasión secreta por la literatura y quiere emular a una de las escritoras del momento, María de Zayas, por lo que no deja de crear en su mente rocambolescas historias sobre el pasado de Manuel para entender su comportamiento con ella. Hay una buena combinación entre la experiencia de él y la inocencia de ella, pero para mí ella a veces es demasiado lianta y él demasiado obsesionado con el sexo. 

La diosa interior de Manuel cada vez que él ve a Claudia

Por eso me decanto más por las parejas secundarias. Por un lado, Marta Perea y el notario Lorenzo Espósito, sobre todo este último, ya que evoluciona bastante y pasamos de odiarlo (porque lo vemos con los ojos de Marta) a quererlo. En cuanto a Marta, es de esos personajes que ya hemos visto en otras novelas de Nuria Llop siendo protagonistas: viudas con carácter que ha sabido salir adelante sin ayuda de ningún hombre y que no quieren saber nada más de amores. En este caso, la pobre no ha tenido un matrimonio feliz y lo último que desea es otro marido. Menos mal que al final se da cuenta de que un señor con un buen bigote y una barba poblada siempre viene bien para el cuerpo. Me ha parecido una gozada ver ese detalle tan haggardiano.

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La otra pareja que promete es la de Elena Herrera y Enrique Díaz, el primo de Claudia. Su novela, La magia del corazón, es un enemies to lovers que seguro que tiene su encanto, teniendo en cuenta que en El secreto de una dama no se aguantan... o eso parece. Ella no lo soporta y él la llama "el erizo", así que imaginad lo que puede ser eso. 


En resumen, una novela que se lee con agrado, está bien narrada, ambientada y documentada, los diálogos tienen momentos divertidos y los personajes están bien construidos, aunque, como digo, yo prefiero las parejas secundarias a la protagonista, sin que ello quiera decir que Claudia y Manuel den ganas de matarlos, ojo. Sólo me han parecido menos atractivos que los otros y su relación demasiado instalust, algo que no me suele gustar demasiado. Pero eso ya es cosa mía y de mis ranciedades.

Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...

Manuel, molas bastante pero prefiero un barbas 😏



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martes, 23 de diciembre de 2014

La joya de mi deseo (Madrid Siglo de Oro 2), Nuria Llop


Madrid, 1618. Luisa Estrada, propietaria de una de las joyerías más antiguas de la villa, tiene un problema: es una joven viuda y en el gremio de joyeros no se permite la entrada a las mujeres.Catalina de Velasco, clienta habitual de la joyería, le ofrece la solución: Luisa debe buscarse un marido. Pero ¿sería correcto abandonar el luto? Y lo que es peor... ¿sin estar enamorada? Según Catalina, en estos asuntos más vale guiarse por el sentido común. ¿Y qué es el matrimonio sino un contrato?Álvaro Villanueva, un actor muy dado a galanteos, acepta el pacto, sobre todo ahora que su carrera está en horas bajas. Por no hablar de que vivir bajo el mismo techo que Luisa es una perspectiva de lo más estimulante.Luisa se siente atrapada en una situación embarazosa. Álvaro, por su parte, descubre que ejercer de esposo fuera de los escenarios –y en alcobas separadas– resulta ser el papel más complicado de su vida. Pese a todo, ambos empiezan a desear algo más que un intercambio comercial... hasta que se cruza en su camino una perla de valor incalculable, por la que muchos venderían su alma. Solo hay un factor que ningún plan secreto puede predecir: una pasión desatada.


Me decidí a leer esta novela por varias razones: es romántica de época, pero ambientada en España y en una época distinta al siglo XIX o el medievo (el Siglo de Oro nada menos), había leído buenas críticas y, por último, sigo a la autora en Twitter. Es cierto que también sigo a otras, pero en este caso ciertas cosas me llevaron a leer su novela debut: la formación de Nuria Llop (licenciada en Historia del Arte como yo), su manera de tuitear (es triste decirlo, pero hay "escritoras" que tuitean con faltas de ortografía y eso NO) y que no sólo se dedique a retuitear sus mierdas cosas (verbigracia, fotos de sus lectoras con caras de idas posando con sus novelas, o blogs donde les ponen mil estrellas en las valoraciones), sino que hace retuits de publicaciones interesantes relacionadas con el mundo de la literatura romántica y con otras temáticas. En definitiva: una persona seria. Además, la he visto en una entrevista en Youtube y da gusto escucharla. Porque he tenido que oír cada cosa de otras que... (me callo, que ya sabéis que me enciendo).


Iba a nombrar a... No, que el que calla jode y apaña...

La historia comienza de una forma bastante directa y se nos presentan los personajes de manera clara. Luisa Estrada, viuda muy joven, pero con un objetivo en la vida, que es el de mantener la joyería de su familia a pesar de ser un mundo de hombres (y se lamenta de que eso no vaya a cambiar); Álvaro Villanueva, un actor que ha llegado a su máximo esplendor pero que ve que ya se acerca a esa edad que le impedirá interpretar galanes, aunque las damas siguen sin resistirse a sus encantos; y Catalina de Velasco, dama noble, cliente habitual de la joyería Estrada, amiga de Luisa y también de Álvaro. Su aburrimiento la lleva ejercer de casamentera (el celestinaje es algo tan español...) y consigue unir a estas dos personas tan distintas, pero con un rasgo en común: ninguno busca el amor y tienen necesidades que se solucionarán con ese matrimonio. A Álvaro no le interesa enamorarse  prefiere la conquista y los placeres carnales, ir picoteando como una abeja, de flor en flor, si bien eso es fruto de un trauma del pasado (no voy a decir nada del Grey, ejem). En cuanto a Luisa, guarda la memoria de su esposo y no piensa tampoco en enamoramientos, sólo en su joyería, pero tiene un peligroso secreto que Álvaro descubre por casualidad (aunque no sea lo que parece). La atracción física comienza por parte de él, ve a Luisa como una mujer muy sensual, mientras que ella pasa del marido impuesto por su amiga. Pero poco a poco su cuerpo se rebela contra su voluntad y le entran las ganas de catar varón tras casi un año de luto. Ni ella se aclara con lo que le pasa, porque nunca le había ocurrido algo igual. 


Luisa hecha un lío


Sin embargo, Álvaro, que había empezado siendo un conquistador, se da cuenta de que no desea eso con Luisa, nada de "aquí te pillo, aquí te mato" ni que ella se eche en sus brazos como agradecimiento por sacarle las castañas del fuego (que para fuego, el que tiene ella en los bajos, btw). Álvaro es capaz de refrenarse ¡y hasta de hacerse una paja guarrerida por no caer en la tentación! Viendo todo esto, cabe preguntarse: ¿El Don Juan de la villa puede haber caído en las garras de Cupido? ¡Todo es posible! ¿Y Luisa? ¿Podrá hacer frente a sus fuertes convicciones? Precisamente eso es lo que me ha gustado de la novela, que los personajes son fieles a la época, sobre todo ella. Cuando Luisa ve a Álvaro la primera vez no siente que se le caigan las enaguas, ni mucho menos. En su mente sólo está el bien de su negocio, el luto por su marido y el qué dirán. En principio no desea ningún contacto con Álvaro. Pero éste disfruta con el galanteo, y aquí es donde la novela gana mucho, con los diálogos cargados de segundas intenciones que ponen a Luisa como un tomate (y a una servidora taquicárdica, para qué negarlo). Un ejemplo:


-Debiste caer sobre algo cortante para que te dejara esa marca -repuso ella, mirando el perfil de Álvaro. Vio que el ángulo de la mandíbula se movía tenso y supo que aquella caída era algo más de lo que admitía-. ¿No quieres contármelo?
Él volvió la cabeza de golpe y una mirada retadora acompañó a su réplica.
-¿Y tú quieres ver hasta dónde llega? 

¿Pero esta tía no estaba en el otro blog?

¿No es añlgjñalsdfjalksdjgalkñsdfjañslkdjgñalsdhj? Pues así todo el rato, oiga. Y me encanta, porque Luisa no cae rendida, sino que es fuerte... hasta cierto punto. Al pobre Álvaro lo lleva loco: él es sincero por primera vez en años y ella lo torea bastante con el tonteíllo y lo que no es tonteíllo, IYKWIM. Las escenas más hot están muy bien narradas, hay un perraqueo justo, como a mí me gusta, con sus acercamientos y sus torsos musculosos con vello y flechas que marcan el camino hacia la boa y lenguas que invaden bocas y ñadskjgañlhjgañksldjghasñ. ¡TODAS SOMOS LUISA!


¡Álvaro, arráncanos el corsé con los dientes!

En general, la novela es muy agradable de leer, tiene buen ritmo y se nota que Nuria Llop se ha empapado de la época (aunque hay expresiones que me resultan algo chirriantes, pero las acepto porque me fío de la autora). Como la misma Nuria ha confesado, trata de recuperar en el argumento las tramas de las obras del teatro español del Siglo de Oro, con sus enredos, sus amores imposibles, sus malentendidos y sus misterios que hay que resolver. Todo es una gran tramoya orquestada por otros personajes que no son Luisa ni Álvaro, y este último hará el papel de su vida, el que nunca creyó que podría interpretar. En cuanto a Luisa, no es una Pichote, no la arma cuando se enfrenta a Álvaro ni mucho menos, sabe estar en su sitio y comportarse como una dama del siglo XVII sin renunciar a su carácter. ¡Muerte y destrucción a las protagonistas que van de lo que no son!



Los secundarios están bien construidos, sobre todo Cristóbal, criado de Álvaro, que no tiene pelos en la lengua a la hora de dirigirse a su amo. Sus diálogos también tienen bastante gracia y son una nota de humor nada chusco, sino todo lo contrario. Si bien la historia en general no es nada demasiado complejo, se pasa un rato divertido leyendo guiños a la época (cierta joya muy famosa, la obra que Álvaro está ensayando, las alusiones otras obras, personajes históricos...) y disfrutando de un entorno que nos es cercano por ser español. Y no por cercano se hace menos necesaria la documentación, se mira con una lupa, y eso es de aplauso. Que ya está bien de "coloco esto en la época medieval y en Escocia porque sé qué mola, pero mis highlanders no llevan kilt y mis protas femeninas se dedican a gritar a los protas masculinos". PERO WTF? Vale, vale, ya me callo... Que esta novela me ha gustado sin necesidad de compararla con otras y no se merece perder protagonismo. ¡Ah, y hay segunda parte, La diosa de mi tormento! Seguro que caerá.
Por todo esto, se merece en nuestro Gandymetro...


Álvaro, queremos que nos pulas cual diamante


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