En tierras lejanas (Familia Bonner 1), Sara Donati

Invierno de 1792. Elizabeth Middleton, una joven inglesa, soltera y celosa de su independencia llega a Paradise, un incipiente poblado de montaña del estado de Nueva York, para reunirse con su acaudalada familia. A sus veintinueve años, Elizabeth ha renunciado al amor por una firme convicción que regirá su destino: consagrar su vida a ofrecer una educación digna a todos los niños del lugar, sean blancos, negros o indios. Mientras lucha por enraizar su sueño en una tierra de agrestes códigos sociales y manifiesta hostilidad hacia unas ideas demasiado avanzadas para su tiempo, Elizabeth conoce a Nathaniel Bonner, un atractivo e inteligente hombre blanco criado por los indios Mohawk y por el que no puede evitar sentirse profundamente atraída.

Goodreads ❤  Amazon

¡Hola holitaa! Os iba a desear una feliz vuelta de vacaciones, pero eso no existe, así que os deseo un feliz inicio de curso lector o de lo que os salga de las enaguas 😬. ¿Habéis leído mucho estas vacaciones? Por aquí algún libro ha caído y justo hoy os traemos la reseña de una de esas lecturas veraniegas. Ya sabéis que en este blog reseñamos novelas románticas pero hoy me voy a pasar por el forro del refajo eso para hablaros de un libro que, si bien no es novela romántica (aquí la ponemos bajo la etiqueta Romántica de época porque no tenemos etiquetas que no sean románticas), es un novelón en el que una historia de amor inolvidable tiene gran peso. Vamos, justo lo que a Diana Gabaldon le gustaría que dijeran de Forastera.

Herself se va calentita sin comerlo ni beberlo

Bueno, dejadme soltar esa maldad porque no entiendo ese afán de la Gabaldon por renegar de la romántica cuando claramente el primer libro de la historia de Jamie y Claire lo es. Pero aparquemos el tema gabaldoniano para que os cuente mi impresión sobre En tierras lejanas, libro que, precisamente, me recomendaron por gustarme Forastera. Pues bien, entiendo la recomendación por el guiño a la novela de Diana y porque ella misma hablabla bien del libro de Sara Donati (aunque luego en Goodreads dijera lo contrario #NoPuedoConLosDivismos #SeñorLlévamePronto), pero en trama se parecen como un huevo a una castaña. Nuestra protagonista, Elizabeth Middleton, es una solterona que abandona la civilizada Inglaterra para irse al Nuevo Mundo a vivir con su familia en un salvaje pero precioso paraje, Paradise, un pueblo en las montañas del estado de Nueva York. Elizabeth viaja con un sueño y todo el conocimiento que los chorrocientos libros que trae pueden encerrar, ya que quiere abrir una escuela en Paradise donde todos los niños puedan recibir una educación digna. Y cuando dice "todos" quiere decir justo eso, todos los niños, sin excluir ni a pobres ni a nativos, ya que Paradise tiene como ilustres vecinos a los Mohawks, que viven en una montaña cercana. Como habréis podido adivinar, entre los planes de Elizabeth no figuraba el de casarse, pero tampoco figuraba el de conocer a Nathaniel Bonner, uno de esos Mohawks, y que se le saltaran los corchetes del corsé y le sonaran campanas en el moño-que-empieza-por-c.

Hola, soy Nathaniel y tus bragas son mías

¡Y el resto de mi ropa, chato!

No penséis que he puesto esa imagen de Daniel Day-Lewis por mi xixi moreno (que también), es que Nathaniel es el hijo de Ojo de Halcón, el personaje del estupendo Daniel en El último mohicano. Ya veis, mozas, al final no era el último mohicano, ya que él y Cora tuvieron a Nathaniel y Sara Donati nos lo ha convertido en protagonista de este libro para nuestro placer lector y el guarreril de Elizabeth #Trocotró. Con la primera mirada ya notamos la tensión de índole akjfdhkajfdhlkja entre ambos, que desembocará en un romance apasionado que contará con la única aprobación de nuestras ganas marranas y de los corazones y bajos de los protagonistas (además del del padre de Nathaniel que, como ya sabéis, es MARAVILLOSO). Y es que, aunque Nathaniel es blanco por genes, es Mohawk por vida, costumbre y educación, con lo que su relación con Elizabeth no estará bien vista y tendrá que sobrevivir a mil y un obstáculos, entre los que encontramos el racismo, los egoísmos y envidias de la mitad de personajes, la desconfianza y el odio, sobre todo el que cierto personaje que quiere a Elizabeth por esposa tiene hacia Nathaniel...

¡Cuate, aquí hay tomate!

Pistos culebronescos, personajes fuertes, un nuevo mundo lleno de maravillas y peligros y una vibrante historia de amor, ¿qué más quieres, Mari Puri? Yo no le pido mucho más. Bueno, sí, que me robe el sueño y el aliento, que es justo justo lo que no ha logrado En tierras lejanas, de ahí que no le pueda plantar la maxima puntuación, pero vamos, en este caso eso es lo de menos. Sara Donati logra escribir una novela de esas que sabes que va a ser distinta desde que la empiezas a leer. ¿No os pasa a vosotras eso de abrir un libro y en el primer párrafo notar que es una novela especial? Pues a mí me ha pasado con este libro. No puedo hablar de la historia de amor entre Elizabeth y Nathaniel sin mencionar el resto de las tramas, la ambientación de la novela, que te lleva a un mundo que te resulta tan fascinante como a Elizabeth, las costumbres de los nativos, así que entremezclado está todo. Sientes a los personajes como personas reales, con sus diferentes caras, sus bondades y sus defectos, y Sara Donati juega contigo, sentando las bases de unas creencias para luego destrozarlas enteras (vamos, que te quedas con cara de tonta un par de veces). Si hablamos de heroínas fuertes, Elizabeth es una de las mejores que me he encontrado. Tiene unas convicciones muy fuertes y la inteligencia suficiente como para dejarlas a un lado cuando ve que no lleva la razón. Obviamente, también es testaruda y a veces quería desmocharla, pero nunca me ha parecido insoportable. Y Nathaniel... ¡¡Aaaaaayyyyyyyyyyyyyyyy, Nathaniel!! Loca me tiene, ¡LO-CA!

Así lucirá mi lápida

Dejadme a mí con mis fangirlismos, que vivo mucho más feliz. Nathaniel es maravillosísimo, incluso a pesar de sus defectos (que los tiene). Mientras que Elizabeth intenta encerrar sus sentimientos, los de Nathaniel se palpan (ya quisiera yo palparle, ya...) y se sienten cada segundo que pasa con Elizabeth. Su amor es de esos pasionales, que consumen, que te levantan hasta los pelos del xixi de la nuca, así ama Nathaniel Bonner. Pero, como os he dicho, el amor, aunque es el eje del libro, no es lo que lleva el peso. Sara Donati aprovecha los pasos de Elizabeth y Nathaniel para que conozcamos la época y la zona en la que viven, describiendo de un modo vívido y minucioso (pero no pesado, ¡aleluya!) el entorno y sus costumbres, sobre todo la de los Mohawks (aunque a veces me he hecho un buen lío con los nombres de los nativos 😵). A pesar de ser un tocho de impresión, la novela no se me ha hecho nada pesada y ha mantenido mi interés hasta en los pasajes que menos me interesaban (y no digo flojos porque no creo que nada flojee en este libro). Si no le doy los cinco Gandys es por lo que os he dicho, porque me ha faltado ese puntito que hace que la lectura me robe el sueño y la respiración, pero desde luego me ha parecido un novelón, una historia preciosa y emocionante muy bien contada, lo que tiene mucho mérido teniendo en cuenta que es más largo que un día sin pan. Desde luego, seguiré leyendo la saga, a ver qué más momentos maravillosos me pueden dar los Bonner ❤.

Por todo esto, le damos en nuestro Gandymetro...

4'5. Nathaniel, quiero que me explores las tierras lejanas