Unbound, Cara McKenna

[Libro no publicado en español]

Merry ha perdido mucho recientemente, primero a su madre y luego, unos cuarenta y cinco kilos. Sintiéndose a la deriva, se lanza a la búsqueda de perspectiva. Una caminata de tres semanas cruzando las Highlands escocesas supone un reto para su nuevo cuerpo y para reenfocar sus prioridades pero, cuando el desastre la golpea, se ve obligada a buscar refugio en la perdida casa de un taciturno y guapo desconocido...
Rob se exilió a las Highlands hace años, desesperado por escapar de su autodestrucción. Acosado por los remordimientos, evita el contacto humano a toda costa, pero cuando Merry aparece, enferma, no puede ahuyentarla. Mientras la cuida hasta que se recupere, Rob no puede resistirse ni a su dulce comportamiento ni a sus flirteos. La encendida pasión entre ellos despierta un apetito secreto que Rob siempre ha intentado ocultar. Pero Merry nada desea más que ayudar a que Rob se rinda a sus deseos, y ese viaje lleva a los amantes a una tierra salvaje totalmente distinta...

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[Ay, dejadme un minutillo más mirando esa portada, ¡parfavaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar! *lametón de pantalla* *gesto de asquete por lamer la pantalla*]

Ale, ya. Sí, así de superficial soy, ya me conocéis, pero es que estas portadas de maravillosos torsos me ponen perraquilla a la par que espolean mis ganas lectoras (despertadas en este caso por la fantástica reseña que Bona Caballero hizo de Unbound). Luego entré en Goodreads y vi que mi adorada Tiffany Reisz le había dado cinco estrellitas y, claro, me tuve que tirar en plancha sobre él. No ha sido para nada la lectura que yo esperaba. 

Pero para bien, eh.

Merry Murray está de viaje mochilero montañeril por las Highlands escocesas como homenaje a su recientemente fallecida madre, natural de allí. Merry pasa por una época complicada, intentando superar la ausencia de su progenitora y ajustarse a los cambios de su cuerpo tras perder más de cuarenta kilos. Y a punto está de perder más cuando comienza a irse por la pata abajo tras beber agua de un lago, ¿es que no has visto a Bear Grylls, chica? A mí seguro que esto me pilla en un hotelazo pero a ella le pilla en mitad del prado y el único sitio al que puede ir a pedir ayuda es a una cabaña solitaria que encuentra por el camino y que, fíjate tú lo que son las cosas, está habitada por el ermitaño-pero-joven-buenorro-y-no-psicópata Rob Rush, un hombre que oculta mucho más de lo que sus barbuchas indican... 

Además de eso, claro

Rob acoge a Merry a regañadientes, pero sus ganas de aislarse del mundo no conllevan que se le muera una turista en la puerta de casa, así que poca cosa puede hacer. Mientras se recupera, Merry va mostrando cada vez más interés en el huraño pero atrayente Rob y quiere conocerle más (en una casa SIN LUZ ELÉCTRICA y con un buenorro te ves obligada a entretenerte con algo...). Y Rob poco a poco se va sintiendo cada vez más cómodo con esa entrometida pero amable desconocida, tanto que al final acaba por salir a la luz su boa uno de sus más complicados secretos de índole guarreril: que le va la mandanga sumisa fetichil. A él. A un maromo con unos abdominales en los que se puede rallar chocolate. Le gusta satisfacer todos tus deseos. Y que le hagas cositas. A ESE MAROMO.

Ay madre de Dior, ¿dónde firmo para que me caiga Rob Rush encima? Y lo digo en el más literalmente guarreril de los sentidos. Bajo mi punto de vista, cuando tú tienes una historia como esta (excursionista que llama a la puerta de un ermitaño buenorro con la boa medio atrofiada de no usarla) puedes narrarla de dos modos:

-páginas y páginas de mandanga y trocotró sin desenfreno con nula profundidad, o 
-lo contrario.

Vale, como base para mi tesis veo esto flojo pero lo entenderéis si alguna vez habéis leído un libro erótico, BDSM, etc., que, además, sea "otra cosa". Están los que son una mera excusa para un desfile de todas las técnicas y situaciones sexuales que se te puedan ocurrir, y las que son... Pues eso, otra cosa. En el caso de Unbound, si esperáis un libro de metesaca constante, con zurramientos placenteros por doquier y guarrerismo en cada página este NO es vuestro libro. De hecho, yo no lo calificaría ni de erótica, aunque sí de BDSM porque tiene elementos para encuadrarlo ahí. Es una lenta historia de amor entre dos personajes que tienen pesados lastres relacionados con ellos mismos  (Merry con su cuerpo, Rob con su sexualidad y con otra cosa...) que les impiden desarrollarse plenamente, y de cómo, al relacionarse con el otro, consiguen tomar conciencia de cómo son y de la fuerza interior que tienen. Por separado, sobreviven. Al conocerse, aprenden a reconciliarse con ellos mismos y tienen la posibilidad de vivir, incluso aunque sus caminos se separen. Y de paso se meten unas sesiones guarreriles que gran intensidad en el gozamiento pero más en el sentimiento, ya que las secuencias sexuales están íntimamente ligadas a su mente y corazón. Y es que Rob siempre se ha sentido avergonzado de sus pulsiones sexuales y nunca ha podido vivir su sexualidad libremente, con lo que la limpieza mental con la que Merry acoge sus gustos le sorprende tanto que se entrega a esos momentos con una intensidad y una emoción que llegan al lector. 

Kim estaba tal que así, pero con volumen capilar

Y es que, aunque el hilo conductor del libro es Merry, Rob es el corazón del libro. Es un personaje muy complejo pero muy bien llevado, con una sensibilidad y un modo de demostrar sus sentimientos... Ay, yo qué sé, este hombre hablaba y yo me encontraba al borde de la lagrimilla. Habría sido facilísimo para Cara McKenna hacer de Rob un borde revenío y ha optado por el camino difícil haciendo justo lo contrario, lo que hace de él un personaje más especial aun. Merry palidece a su lado, me ha parecido más convencional y con mucho menos interés, aunque ambos me han parecido muy reales (bueno, todo lo reales que pueden ser dentro de esta historia tan inverosímil). Me ha encantado cómo Cara McKenna nos cuenta esta historia, con una primera parte en la que no pasa nada (incluso me he cansado un poquito, no os voy a engañar) destinada a ir descubriendo a los personajes y una segunda llena de intensos sentimientos y de contadas escenas sexuales (muy descriptivas pero muy bien escritas, nada soeces) pero de gran significado para ellos. Ya sé que parece una mezcla digna de la pizza con piña pero os prometo por mi cardado que es fantástica y funciona. El final me ha resultado demasiado precipitado, eso sí, pero no me ha quitado la intensa sensación previa. 

Unbound es una historia de amor sencilla llena de sentimientos complejos, donde podemos ver el poder curativo de la aceptación propia, la autoestima y el cariño de los demás junto con lo tremendamente bien que vive uno cuando puede hacer guarreridas felizmente sin arrastrar el peso de la culpa eterna. 

Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...

Rob, como te descuides, me ato a tu pechote