jueves, 7 de abril de 2016

Sólo mío/Nadie como tú (Serie Chicago Stars 3/Hermanos Bonner 1), Susan Elizabeth Phillips


Jane Darlington es una de las mejores físicas del país, pero lo que más desea es tener un bebé. Solo hay un pequeño problema: encontrar el padre adecuado. Jane es superdotada, algo que ha sido una dura carga durante toda su vida y está decidida a que su hijo no sufra lo que sufrió ella. Por eso necesita encontrar un padre especial para su bebé. Alguien realmente, bueno, alguien que sea tonto. Cal Bonner, el legendario quarterback de los Chicago Stars, parece la elección perfecta. Pero ese atractivo campeón con su marcado acento sureño la lleva a una conclusión equivocada. La doctora Jane descubre demasiado tarde que su elegido es bastante más listo de lo que ella había imaginado y que no está dispuesto a dejarse utilizar por una sabionda obsesionada con tener un bebé. Una inteligente y solitaria mujer que solo sueña con la maternidad cautivada por un hombre que lo último que quiere es ser padre. ¿Pueden la pasión y la atracción hacer que dos personas tan fuertes y vulnerables caigan en las redes del amor?


[Antes de meterle mano a Cal la reseña, tengo que explicaros una cosita sobre este libro. Antes de conocer el paraíso de Goodreads, esa maravillosa guía para poder leer los libros en orden, me hice yo la lista de esta serie y me bailaban los títulos. No es que bailaran la conga, sino que éste y el siguiente a veces los veía con un título y otras, con otro. Así que he puesto los dos en la reseña para que nos os hagáis el cardado un lío, como me pasó a mí. Además, tanto éste como el siguiente componen una subserie dentro de la de los Chicago Stars, Los Hermanos Bonner. Seguro que noslosfó a los dos, grrrrrrrr.]

¡Qué felicidad nos invade cuando abrimos un libro de SEP! Nosotras, tan honestas y modestas como siempre, nunca os hemos engañado: somos seppies y nos encantan sus libros, con esa mezcla de comicidad, absurdos, momentos de vergüenza ajena y sentimientos maravillosos. ¡Esa fórmula es más chunga de copiar que la de la Coca Cola! Pero ya vimos lo bien que funciona en los anteriores libros de la serie, Tenías que ser tú y Heaven, Texas. ¿Logrará SEP conquistarnos de nuevo? ¿O este libro será un zurillito pinchado en un palo? 

¡Dioscito! ¡Que el libro sea tan gracioso como yo!

Jane Darlington es lista. Pero lista lista, eh, de ésas tipo Sheldon pero dentro de la parte sociable de la humanidad. Es física y está ahí intentando ser la mejor por mucho que el gili*****s de su jefe se lo impida. Además es mona, con lo que, a priori, lo tiene todo en la vida. Pero no es verdad. Ella quiere algo que no puede obtener por sí misma: un bebé. Ya sé que estáis pensando que para quedarse embarazada no hace falta tener un máster, pero es que Jane es lista y quiere elegir bien al padre de su niño. Lo que pasa es que Jane es demasiado lista y digamos que quiere que su hijo no lo sea tanto, para que así no sufra lo que ella sufrió de pequeña. Así que el padre debe tener buena planta (que tampoco va a querer que el niño sea un Sloth) pero que vaya más justito de inteligencia. Y, oh, ahí es donde entra a jugar Cal Bonner, el quarterback de los Chicago Stars, que está como para restregarle el pan por el pechote pero que cuando abre la boca...

Mismamente

Así que, una vez elegido el padre, habrá que pasárselo por la piedra, digo yo. Y para eso, a través de una vecina, Jane se hace pasar por pilingui...


...y así quedarse with child, en uno de los planteamientos más whatthefuckistas que te puedas echar a la cara porque no me digas tú a mí que para chingar con un pichafloja de éstos te tienes que liar esos pistos. A ver si no vas a ser tan lista al final, Jane, hermosa... ¡Pues no tiene problemas Cal como para preocuparse por otro más! Teniendo ahí al quarterback suplente, Kevin Tucker, que le está soplando en la nuca (aunque no de modo guarrer) y con sus padres que cada vez se llevan peorEl caso es que Cal, que tan tonto no es, no tarda mucho en descubrir el percal y en cagarse en tó buscar a Jane para ajustarle las cuentas. Y si esas cuentas pasan por tocarle los cataplines a la señora física y por llevarla a su sureño pueblo a que se hinche a ver paletos, pues allá que va. Y, por supuesto, si tan valiente ha sido como para tener ñiquiñiqui con él antes, espera que no tenga ningún problema en repetirlo ahora...

¡A tomarte la revancha a base de polvos!

Y ahí es donde empieza lo bueno, pudiendo ver cómo se van descubriendo mutuamente y... Bueno, esas cositas que todas sabéis que habitan en los mundos de SEP. Diálogos llenos de humor y mala leche (¡yo ya no sabía a quién apoyar!), momentos ajdaljghsgdfhgajahdfjka, mucho sentimiento y nuestra puntita de sufrimiento, con el topping de un adorafollable llamado Kevin Tucker al que le voy a hacer yo unos touchdowns en cuanto lo pille que no se va ni a encontrar el apellido. 

Me vas esperando, Kevin

Y que no nos falte, por favor, nuestra ración de historia secundaria adorable y que nos llegue al corazoncito (y que siempre te deja con ganas de que se desarrolle más). No os voy a engañar, queridas, me he pasado casi toda la novela disfrutando como un cerdo rebozándose en el barro niño comiendo un helado. La verdad es que a partir de la llegada al pueblo esta historia me ha recordado mucho a la de Bobby Tom en Heaven, Texas, será por lo de estar en un pueblo típico americano de ésos en los que todos se conocen, ser el ídolo local y por el gran protagonismo de su familia (la superabuela de Cal es maravillosa). Estás con la sensación de "esto ya he leído yo pero me gusta tanto que me lo leería mil veces y las mil me gustaría". Pero...

Mi incontinencia verbal me lo impide, Meredith

Pues sí, a las novelas de SEP también se les puede poner un "pero" y ésta lo tiene, siendo además lo suficientemente molesto para mí como para que le bajara un Gandy, así os lo digo. Y es que todo iba genial, en plan croqueta y no poder dejar de leer y tal hasta que, de repente, la cosa se estanca. A ver, para mí estas historias, en el momento en el que los sentimientos se acaban imponiendo sobre la parte divertida, corren el riesgo de perder mi interés, algo que hasta ahora no había pasado. Hasta ahora. Y es que en la parte final, en ésa en la que esperas la apoteosis de sentimientos y de poner los ojitos de corazón y todas esas cosas que, por muy rancia que yo sea, disfruto como una enana, SEP lo alarga mucho e innecesariamente. Os juro que me bajó toda la emoción y que ya terminé de leer el libro con el morrillo tristón. ¡Si hasta Cal se saca de la manga un WTF que no tiene sentido! 

Escuchar algo malo de SEP me rompe el corazoncito

Pero que este desliz final no os impida echarle el guante al libro porque, de verdad, todo lo anterior merece tantísimo la pena... El toque SEP sigue siendo maravilloso y, como dice mi madre, "hasta el mejor escribiente echa un borrón". Aquí el borrón es pequeñito y Cal la tiene tan grande que Sólo mío sigue siendo un magnífico libro, lleno de risas, maromazos y emociones

Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...

Cal, ven y quítame el lacito rosa, que ya te quito yo la ropa


COMPARTIR ES EL MEJOR CAMINO PARA QUE UN MAROMAZO LLAME A TU PUERTA
Share to Facebook Share to Twitter Email This Pin This

viernes, 1 de abril de 2016

Las dos caras de la luna, Elizabeth Bowman


Malbourey House, Inglaterra. 1806.
Tras el matrimonio de su hermana mayor con el poderoso Pierce Bonneville, la vida ha dado un giro radical para la intrépida y rebelde Livia Middleton.
Aunque, por fuera, su delicado porte refleja todo lo que una señorita debería ser, por dentro, su alma y su pérfido corazón arden en rebeldía. Ni su ventajosa posición, ni las constantes amonestaciones por parte de su hermana han conseguido aplacar el volcán que bulle en el interior de Livia que, a sus diecinueve años, se ha convertido en una joven caprichosa e indisciplinada a la que ningún caballero con dos dedos de frente osaría cortejar.
Jack vive sometido a una pasión imposible. Sabe que Livia es una mujer inalcanzable para él pero, al mismo tiempo, se niega a que sea otro hombre el que consiga arrebatarle su más preciada rosa inglesa.
Jamás han existido dos almas más discordantes ni menos predestinadas a encontrarse, pero tienen algo en común: están locos el uno por el otro.
Sin embargo, cuando el refinado ingeniero Richard Grandison aparece en Malbourey y corteja a Livia con oscuras intenciones, Jack se verá obligado a dejar a un lado sus reparos y lanzarse de una vez a la conquista...


¡Quién me iba a decir a mí que a estas alturas de la película aún me faltaba estrenarme en algo! Pues sí, con unas enaguas made in Spain. Gracias a Mi Rinconín de Lectura tuve la oportunidad de leer Las dos caras de la luna de Elizabeth Bowman aunque reconozco que con esa portada me la hubiera comprado igualmente (¡me parece preciosa!). ¿Podré decir lo mismo del contenido...?


Miedito miedito

Olivia Middleton es lo que nosotras, lectoras de bien, podemos considerar una chica bien... ahostiable. Parece que su mayor alegría en la vida es joder la de los demás demostrando siempre su superioridad. El clasismo y la maldad los tiene innatos pero desde que vive con su hermana y su cuñado en la rica Malbourey (Gales) está de un subido que no hay quien la aguante. Bueno, corrijo, sí hay alguien que la aguanta. Jack Payton, el mozo de cuadras con complejo de santo Job que le aguanta los desplantes, las subidas de tono, la maldad suprema y todo el recopetín de virtudes que tiene esta mujer. 


Efectivamente, se la quiere calzar

A Livia también le salta el corazón y le pica el xixi cuando ve a Jack pero, claro, ella es superior a él en todos los aspectos y tiene que dejarlo siempre claro, humillando a Jack si es necesario. Y el pobre ahí, aguantando carros y carretas por las migajas que Livia le da en los breves momentos en los que no se comporta como una perra infernal. Vamos, las dos caras de la luna del título. Esta chica puede ser adorable y malvada casi a la vez. ¿Será géminis como yo? ¿Ciclotímica? ¿Loca perdía? Lo que sí es es más lista que el hambre porque cuando llega Richard Grandison con su progreso metido en los rizos y su look a lo Marichalar...


Hola, soy Richard Grandison, el progreso cuesta y mi gomina tambien

... Livia le ve el rabo (figuradamente hablando -literalmente ya se lo ve a otro-). Uuuuuuuuuuuuhhh, intriga e imposibles por todos lados. ¿Podrá Jack catar pija? ¿Conquistará Grandison el corazón de hielo de Livia y el del resto de habitantes de Malbourey? ¿Se llevará Livia un sopapo? Ya tenemos todos los ingredientes del pisto enagüil sobre la mesa, ahora hay que echarlos en la sartén y que se hagan a fuego lento. 

-A ver, Kim, lo que todas estamos esperando, cuenta. ¿Te ha gustado el pisto?
-Pues mira, ya que lo dices, no hay nada como el pisto que hace mi madre porque...
-No, no, decimos la novela, chica, que si haces reseña es por algo.
-Pues...


Elizabeth Bowman y sus lectoras hablan con Kim

¡Un momento, un momento! Me explico y luego ya si eso los pedruscos (a la cabeza no, por favor, que estoy estudiando). La novela me ha parecido bonita y fácil de leer aunque irregular. Me ha gustado que la escritora se haya atrevido con una protagonista tan sumamente mala. Pero ojo que es mala tipo Escarlata O'Hara pero mucho peor (vamos, que yo no es que le deseara los pedruscos en la cabeza pero casi). ¿Qué pasa cuando tienes alguien así que sabes que va a ser odiado? Pues que ya puedes adorar al otro protagonista o vas listo. Y es justo lo que no me ha pasado a mí. Jack Payton es un encanto, eso no lo voy a negar, pero es tan bueno y tan sufridor que parece que tiene horchata en las venas. Tiene sus momentos de ira porque, de verdad, si Livia no le saca de sus casillas es que ya es un hombre de corchopán pero luego siempre vuelve al redil. Un mñe, vamos. Es cierto que no todos van a ser hombretones que dejen a su amor imposible por emprender una vida propia, también los habrá más débiles que no puedan abandonar su vida aunque sea una mierder, pero a mí personalmente me ha faltado que coja el toro por los cuernos y no deje que Livia lo maneje así, aunque eso le cause el despido.


Y a Livia lo que le falta es esto

Las escenas folletiles son pocas poquísimas pero están escritas con muy buen gusto y son poco descriptivas (lo que aquí queda estupendamente). No se pierde más tiempo del necesario en eso y me ha parecido un gran acierto. De los personajes secundarios, soy fan de Jane. Me hubiera gustado ver una historia de amor con ella de protagonista (ahí lo dejo para un futuro libro...). En cuanto al macguffin del negocio de Grandison me ha parecido que se trata de modo irregular, toma mucho protagonismo y luego casi te olvidas para volver más tarde. Se le ve la patita muy pronto y por eso esa trama para mí perdió interés pronto pero hay momentos (los de August y Mary) que me han gustado y sorprendido y eso no es fácil cuando lees así



[Qué queréis que os diga, una es hija de sus experiencias lectoras y las mías con escritoras patrias, de momento, no han sido buenas, aunque siempre intento coger el libro con la mejor de las intenciones].

Elizabeth Bowman me ha cautivado en más momentos (eeeeeeehhhh, que soy un encanto). He disfrutado de las conversaciones a mala leche entre Livia y Grandison, el lenguaje directo que usan, la rapidez con la que se expresan y esa tensión tan poco disimulada hacen que esas partes del libro sean espléndidas. En general he disfrutado mucho más del libro cuando la escritora deja de lado algunas redundancias y expresiones recargadas y nos muestra una prosa más sencilla y ágil. Creo que por eso me ha gustado más Livia que Jack, porque ella representa esa desnudez del lenguaje y él a veces llega a ser hasta cursi (sí, ya sé que no hay nada como el amor imposible para que nos salga el moñismo romántico por las orejas). Y qué final...


Que no son nervios, eh, que es manicura...

Una cosita más. No soy la princesa del guisante y tengo una manga que ni la M30, no voy con el ojillo a ver qué cazo pero ya sabéis cómo es esto, ves un fallo de un tipo y automáticamente te saltan todos a la cara. Me he encontrado algunos signos de puntuación y espacios mal colocados. Ya, ya sé que esto es de un pijoterismo supremo pero a veces me daba la impresión de leer una copia a la que le faltaba una última corrección. Bueno, a lo mejor a mí me han mandado la copia garrafón por haber sido tan cutre de ganarla en un sorteo.



En definitiva, Las dos caras de la luna es una novela bonita y sencilla pero que me deja la impresión de que pudo ser mucho mejor. La historia es muy original pero me parece que va a trompicones, con momentos de calidad que nos muestran lo que Elizabeth Bowman puede llegar a ser y otros en los que las ganas de escribir bonito se comen lo que nos cuenta. De todos modos es refrescante ver que se puede escribir bien romántica en español sin ser zafia ni chusca y espero que siga escribiendo enaguas cada vez más fluídas y bonitas (y que yo pueda disfrutar de su lectura).

Por todo esto se lleva en nuestro Gandymetro...


Jack, si sacas tu genio te enseño la cara oculta de mi luna


COMPARTIR ES EL MEJOR CAMINO PARA QUE UN MAROMAZO LLAME A TU PUERTA
Share to Facebook Share to Twitter Email This Pin This

lunes, 28 de marzo de 2016

El Príncipe Cuervo (Tetralogía Príncipes 1), Elizabeth Hoyt


Edward de Raaf, conde de Swartingham, necesita con urgencia un secretario que ponga orden en sus caóticas finanzas. El problema es que, con su carácter, espanta a todos los candidatos. Para Anna Wren el puesto es la solución a sus problemas, después de enviudar de un marido infiel y quedarse en la ruina. La atracción entre ambos personajes queda patente desde el primer momento, aunque Edward no parece muy dispuesto a dejarse llevar por ella. Cuando Anna descubre que el conde es habitual de un conocido burdel de Londres, decide poner en marcha una pequeña mascarada. Porque en el juego de la seducción, no existen reglas.



Tras un diálogo internetero con Elsa Bravante (@Elsabravante) donde nos desahogábamos sobre cierta autora patria y best-seller que he intentado leer pero va a ser que no, ella me recomendó El Príncipe Cuervo con todos los riesgos que implica eso. Porque si a ti te encanta una novela y otra persona la pone verde, te fastidia mucho, ¿a que sí? 


Lúthien aka @lucihawke y yo discrepando amigablemente sobre "Flores en la tormenta"

Nada más empezar, ya vi que el primer encuentro entre los dos protagonistas estaba claramente inspirado en Jane Eyre (que se me va a escapar eso a mí, vamos): mujer por un camino lodoso, perro que se aproxima, jinete (llamado Edward, como Rochester) que se cae por culpa de la fémina y le suelta a la pobre cuatro frescas con su mala leche. "Vale", me dije, "esto puede estar bien si el resto de la trama no es una copia de la inmortal obra de Charlotte Brontë." Y no, desde luego, porque hasta ahí el parecido.



Para empezar, se ambienta en el siglo XVIII, concretamente en 1760, así que nada de hombres de la Regencia calaveras o con un palo metido por el culo ni jovencitas en salones de baile. Anna Wren, la protagonista, es una viuda de treinta y un años que lleva seis sin marido y siete sin darle a la coyunda. Su matrimonio no fue al final como para tirar cohetes y, encima, su situación económica actual no es buena. Por ello decide emplearse como secretaria del conde de Swartingham, que resulta ser el jinete con el que tiene el encontronazo. Habemus lío.


Edward de Raaf es, por su parte, un hombre con muy mal genio y me ha hecho mucha gracia cómo lo ha llevado la autora: es un malhablado, tiene un criado respondón que lo saca de quicio y se le va la pinza con las cosas que le responde Anna, algo que en el fondo le gusta porque no es una simple mujer florero. También es viudo y necesita un heredero, pero Anna no le va a valer porque parece ser estéril, ya que no tuvo hijos en su anterior matrimonio. Además, Edward ya se ha buscado a una jovencita londinense para casarse con ella y procrear, pero la boca sensual de la viuda lo tiene obsesionado y con la boa yendo por su cuenta cada vez que la mira.



Mas no creáis que todo es así tan fácil. La primera impresión que se llevan el uno del otro es lo contrario al instalust: ella se fija en que tiene la cara llena de señales de la viruela y de guapo nada, y él la ve bastante feúcha, aunque, como he dicho más arriba, le gusta su boca. Y una se pregunta que qué protagonistas son estos. Pues unos que, conforme vas leyendo, te da igual si son feos o guapos, la verdad. Que él tenga cicatrices horrendas en su rostro no impide que luego luzca un cuerpazo y un pechote peludo de caerse de culo, por ejemplo. Además, lo de menos es si están buenos o no, ya que lo importante es cómo Edward se pone cachondo de pensar en la viudita o que a Anna empiece a gustarle el conde y se le remuevan las enaguas tras años de luto y abstinencia bajeril.



¿Cómo se remedian, pues, estas ganas de ambos de darle alegría el cuerpo? Pues, en el caso de él, de una manera fácil y hasta bien vista: nos vamos a un prostíbulo de lujo y nos desfogamos. Pero, ¿y ella? Anna se plantea una realidad que aún planea por nuestra sociedad tan moderna: las mujeres no tenemos las mismas necesidades sexuales que los hombres y mucho menos nos urge satisfacerlas (sí, aún hay algún troglodita que piensa así). Imaginad para una viuda del siglo XVIII lo que puede ser eso: a pan y agua xixil. Hasta que Anne se planta y dice que nanai... ¿Queréis saber qué se le ocurre? Pues no os lo voy a decir porque para mí es lo mejor de la novela. 



A lo mejor puede parecer inverosímil, pero yo con esa parte lo he pasado pipa y no me resulta tan descabellado que se hicieran este tipo de cosas. Esos momentos han sido muy sensuales, con Anna llevando la voz cantante y sintiéndose libre por una vez en su recatada vida de viuda de campo. Aunque, claro, no todo va a salir como ella pretendía y el pisto que se va a montar va a ser un rato gordo. 


Las grandes virtudes de la historia son sus dos protagonistas y cómo llevan su relación, que Edward sea un hombre de su época (un terrateniente inglés del XVIII preocupado por asuntos agrarios, ya que estamos en la Revolución Agrícola) y los encuentros añldjañlsdjfasñdfsskjd del principio más un plus de momentazo onírico que tela marinera. Los "peros" para mi gusto están en un cierto abuso del sexo hacia la segunda mitad de la novela, los fragmentos del cuento El Príncipe Cuervo (muy parecido a La Bella y la Bestia y al mito de Eros y Psique) que no sé qué tienen que ver con cada capítulo, que el gran enredo se solucione un poco tontamente, algunos términos que no me cuadraban y expresiones que quiero creer que son obra del traductor (¿"Jolines" en el siglo XVIII?). Con todo, se lee de una sentada y se disfruta mucho con la relación entre Edward y Anna. 

Por todo esto, recibe en nuestro Gandymetro...


Edward, te doy medio Gandy más si nos vemos en la Gruta de Afrodita


COMPARTIR ES EL MEJOR CAMINO PARA QUE UN MAROMAZO LLAME A TU PUERTA
Share to Facebook Share to Twitter Email This Pin This

martes, 22 de marzo de 2016

A Sir Phillip, con amor (Serie Bridgertons 5), Julia Quinn


¿Es posible enamorarse de alguien a quien no has visto nunca? Eloise y Phillip están a punto de descubrirlo. Ella, la pequeña de la familia Bridgerton, acude a casa de él cuando, después de un año de amistad por carta, recibe su sorprendente oferta de matrimonio. Eloise está dispuesta a acabar con su soltería, pero su soñado pretendiente no acaba de encajar con la imagen del hombre que la espera: no sólo es rudo e introvertido, muy ditinto de los caballeros londinenses a los que está acostumbrada, sino que -algo que olvidó mencionar en sus cartas- tienes dos niños de ocho años que, desde la muerte de su madre, se han convertido en auténticos diablos. Pero Eloise es una Bridgerton, y no se rinde fácilmente: no se ha criado con siete hermanos para dejarse vencer ahora por dos pequeños malcriados. Phillip, por su parte, tan sólo quería una esposa y una madre para sus hijos, pero la aparición de Eloise le promete mucho más: un futuro llenos de pasión y emociones... y el final de la vida tranquila y sosegada que, hasta hace poco, confundía con la felicidad.


A ver que me ajusto el corsé, me coloco las enaguas, me subo las medias y me bajo las br*g*s que voy a ponerme con mis nadismos guarreriles favoritos, los Bridgerton, esa familia con una genética maravillosa en la que todos los hombres están buenorros y todas las mujeres están un poco locas (herencia de la madre, claramente). Y es que, como bien me recordó nuestra sweetie Blackmagicrose, "¡los tienes abandonados, jodía!". Totalmente cierto, fue leer la historia de mi Colin y dejarlos de lado porque, claro, a mí, después de él, esa familia me la pela Columela.


¡Ya, ya, ya! Me avergüenza ese comportamiento tan poco propio de mí porque ya sabéis que a mí MeCaben muchos pero mis entretelas no querían más. Y fatal por mí, lo sé, porque además la historia de Colin se entremezcla sutilmente con la de Eloise, de tal modo que te deja ya picada para coger este libro. Y es que yo pensaba que tras la croquetabilidad suprema de Seduciendo a Mr. Bridgerton el hostión en el siguiente libro iba a ser considerable.


Vamos, pero ni fruta idea

Eloise Bridgerton no se calla ni bajo el agua. No es que lo haya intentado (hablar bajo el agua, digo) pero estoy segura de que sería capaz de hacerlo si físicamente fuera posible. Uno podría pensar que el hecho de que siga soltera con veintiocho años tendría que ver con esa capacidad para el blablaísmo sin fin, pero sus seis propuestas de matrimonio rechazadas revelan que pretendientes no le han faltado. Lo que le pasa a Eloise es que no tiene necesidad de casarse, sabe que lo hará y que lo hará bien. Y si no lo hace siempre podrá estar descojonándose del universo con su amiga Penelope, otra solterona como ella. Aunque claro, el hecho de que Penelope se casara y la dejara sola no entraba en sus planes. Y ahora está triste, desubicada y sola. Y esa situación lleva a medidas entre rarunas y desesperadas, como escaparse de casa para conocer a un viudo que le pide matrimonio sin conocerla.

Soy Eloise y así de loca estoy, chatas

Sir Phillip Crane es un botánico viudo y padre de dos gemelos a los que no es capaz ni de entender ni de controlar. Él estaba destinado a otras cosas pero la vida tenía otros planes para él y se encontró casado y con dos hijos viviendo una vida poco feliz, algo que no mejoró cuando se quedó viudo. Necesitaba rait nau una madre para sus hijos, una mujer a la que poderle endiñar el cuidado de los monstruítos. Su boa también tenía ciertas necesidades a las que él no les hace ni caso pero, claro, eso es hasta que Eloise entra en su vida. Y entonces la mente y en la vida tranquila del señor Crane se ponen patas arriba, justo como nos quedamos nosotras cuando Phillip decide demostrarle a Eloise que pueden casarse y tener una buena vida y acoplarse perfectamente.


Ejemplo de acoplamiento enagüil

Y básicamente ya sabéis todo lo que hay que saber de la novela.



¡Eh! ¡Que esto son enaguas de Julia Quinn, a ver si vais a creer que es Lo que el viento se llevó! Aquí chicha, la justa, esto es nadismo puro y duro. Claro que tiene su cosica pero que eso no nos vaya a distraer ahora de lo que vamos buscando: una bonita historia de amor con sus aljdghljfgasdjgfsl y su poca profundidad. ¿Te entretiene? ¡SÍ! ¿Te da calorcito en las partes necesarias? ¡SÍ! ¿Sale Colin? ¡¡SÍ!! ¡Pues entonces no pidamos más y hagamos la croqueta!


La croqueta de las enaguas

Eso sí, echo de menos el humor que me enamoró en El duque y yo. Aunque Julia Quinn es especialista en situaciones y diálogos graciosos, me falta mi buena dosis de risas. Ésta es una historia más romántica (aunque no por ello peor, ojo) lo que pasa es que en esta serie espero siempre un poco de descojone. Y también echo de menos a lady Whistledown, aunque ya sabemos que ésa ahora no tiene el xixi para los farolillos de los demás (bastante tiene con los suyos propiosakjfdhklajhfjdf). Y hablando de farolillos y xixis, aquí sexo hay el justo. A ver, para mí nunca hay suficiente pero éste es el perfecto para este libro (y puesto en los momentos adecuados). El proceso que sufre Phillip en sus bajos entretelares ante la perspectiva de meter la boa en caliente es absolutamente normal y propicia sus buenos ratos de descojone, aunque la chispa del enamoramiento es un poco forzada para mi gusto. Pero también os digo que no te pones a leer estos libros buscando realismo, te pones buscando un cuento de amor y poco más. Para pensar y cagarme en tó sufriendo ya tenemos otros libros y no son los de la Quinn.

¡Y dame buenos raticos!

¡Vivan las enaguas nadistas de la Quinn! Ya sé que me repito más que el ajo pero si coges un libro y ves que a lo tonto no lo puedes dejar tal vez ese libro te esté gustando más de lo que te estás dando cuenta y eso es justo lo que me ha pasado aquí. Este libro es como ese chico normal con el que te pones a hablar y que se destapa como una maravillosa compañía y como un melofó encubierto que te deja la sonrisa en la boca y las enaguas vueltas. Ni la historia es un pisto de cuidado ni Julia Quinn tiene un estilazo escribiendo que te deje loca pero, para mí, ha sido un libro sorprendente, distinto a lo que esperaba, muy fácil de leer y bonito. Y como no le pedía nada, me ha encantado.

Por todo esto se lleva en nuestro Gandymetro...


Phillip, vente, chato, que nos adaptemos un rato


COMPARTIR ES EL MEJOR CAMINO PARA QUE UN MAROMAZO LLAME A TU PUERTA
Share to Facebook Share to Twitter Email This Pin This

viernes, 18 de marzo de 2016

Edenbrooke, Julianne Donaldson


Marianne Daventry haría cualquier cosa para escapar del aburrimiento de Bath y las atenciones amorosas de un cretino que no le interesa en absoluto. Así que cuando le llega una invitación de su hermana gemela, Cecily, para que se una a ella en una maravillosa casa de campo, aprovecha la oportunidad. Por fin podrá relajarse y disfrutar del campo, que tanto le gusta, mientras su hermana se las arregla para librarse de las atenciones del guapo heredero de Edenbrooke. Sin embargo, Marianne acabará por descubrir que incluso los mejores planes pueden salir mal: primero será un aterrador encuentro con un salteador de caminos, después un coqueteo aparentemente inofensivo... el caso es que, al final, Marianne se verá envuelta en una inesperada aventura llena de intriga y de amor, tan apasionante que no podrá dar descanso a su mente. ¿Será capaz de controlar su corazón traidor o caerá rendida ante un misterioso desconocido? Está claro, el destino quiere para Marianne algo distinto a lo que ella había planeado al ir a Edenbrooke.
Goodreads ❤  Amazon


Terminé de leer Yo antes de ti para que no me chafaran la historia con ese demencial tráiler que han hecho y me dije que ahora qué me echaba al cuerpo. A La Guardia de los Highlanders quiero visitarla poco a poco para ir digiriendo tanta columna marmórea y no empacharme de tíos musculosos. Así que me fui a mi To-Read de Goodreads (al que nunca hago caso) y vi por ahí Edenbrook. 

El libro flipando por haber sido elegido

Nada me gusta más que entrar en una novela enagüil sin tener ni pajolera idea de la trama. Lo primero que me llamó la atención es que fuera en primera persona. Las escritas de este modo últimamente suelen ser más las de contemporánea y a veces te dan ganas de arrancarte los ojos porque es como si estuviera protagonizada por la autora y hasta la oyes y te la imaginas haciendo todas las guarradas que describe y AAARRRRRRRGGGGG!!! 


Pero aquí, gracias a Dios o a Charlotte Brontë que es lo mismo, no vamos a querer pegarnos un tiro con esas cosas. La protagonista es una chica de diecisiete años, Marianne Daventry, la cual vive con un sentimiento de culpa por la muerte de su madre en un accidente y siente el abandono (algo exagerado para mi gusto) de su padre, mientras que su hermana melliza, Cecily, lo tiene todo: belleza, saber estar en público, moverse como pez en el agua entre pretendientes... Además vive en Londres, mientras que a Marianne le toca aburrirse en Bath con su abuela y su stalker pesado. Cecily está a punto de liarse con un rico heredero al que le ha echado el ojo, así que aún más perfección a añadir a su persona, cosa que a Marianne a veces le repatea los higadillos. Ella es más torpe, le gusta estar por ahí dando vueltas (literalmente) y la vida en el campo. Por eso, cuando la invita su hermana a acompañarla a Edenbrook, la casa rural de la familia del citado rico heredero, no ve el momento de salir de Bath.

¡Aunque sea en la baca el coche!

Pero no va a ser todo llegar y ya está, sino que va a vivir una pequeña peripecia gracias a la cual conocerá a un tipo bastante peculiar, además de guapo y algo misterioso. Yo, que soy una rancia como bien sabéis, estaba encantada leyendo esta novela muy a la antigua usanza. Su referente más lejano sería Jane Austen y el más cercano Georgette Heyer, que fue la que tomó a la primera y le dio un toque "moderno" antes que otras. Como en las obras de estas dos autoras, hay un poco de enredo inocente, identidades equívocas, enamoramientos que luego serán un fiasco... Marianne me pareció un personaje bastante acorde a la época. A diferencia de su mundanal hermana, ella no sabe nada de galanteos ni de flirtear con hombres. Su abuela la anima a ir a  Edenbrook para que se forme en esas lides y sea una dama de sociedad, pero ella ve con malos ojos cómo Cecily le cuenta, por ejemplo, que los calaveras son los que mejor besan y el tonteo que se lleva con uno de ellos al mismo tiempo que le hace ojitos al heredero. Insisto: yo soy una rancia y me identificaba con Marianne frente a su hermana, porque ¿qué es eso de ir por ahí pegándose morreos con cualquiera, eh, EH?

Y a mucha honra, querido

¿Y cómo es el protagonista masculino de esta novela? Philip es ññasdkfañskdjfñaskdjfasañ, con un sentido del humor elegante, toma el pelo a Marianne con gracia, le dice unas cosas que POR FAVOR (a mí se me caían las enaguas a veces), pero es un caballero de la cabeza a los pies, a pesar de la supuesta mala fama de donjuán que tiene. Él se queda prendado desde el principio, pero Marianne no sabe de qué va el rollo porque es muy inocente. Y todo el jugueteo que se da entre ambos es sin traspasar las normas sociales, nada de te agarro y te planto una comedura de tetamen que te dejo tonta pa los restos (que seguro que ganas a Philip no le faltan), ni hay instalust (ella lo ve guapo, pero nada de sentir calores xixiles, ni palpitaciones en los bajos ni cosas así). 

Mi ranciedad y yo haciendo la croqueta como Kim

Y diréis que me contradigo si, al leer otras de mis reseñas, critico la falta de añdfjasñdkjfs o digo que disfruto con los momentos guarrindongos, pero cuando una novela está bien montada en un estilo concreto como lo está ésta, chapeau a que no se eche de menos el perraquismo guarreril. La propia autora dice que, si bien Jane Austen estaría encantada con el legado que ha dejado, también preferiría que se diera más importancia al amor y menos a la lujuria. No me echéis los perros aún, pero en cierto modo le tengo que dar la razón. Que hay novelas en las que todo empieza con ganas de trocotró (y en cuanto te descuidas ya tiene la prota el vestido por los sobacos) y luego si eso nos enamoramos y hasta nos amamos pa los restos entre polvete y polvete. Unas lo hacen muy bien (¡y me encanta!) y otras no tanto. Así que esta autora me ha sorprendido por la sencillez sin pretensiones y por homenajear a quien hay que hacerlo, Jane Austen, y no como otras que sólo se les ocurre hacer el homenaje al Grey (paradme que ya sabéis que la vena del cuello me explota). Resumiendo: no por casualidad Edenbrooke se subtitula A proper romance, porque no puede ser más apropiado o, si queréis, más rancio (dicho esto con cariño).

Por todo eso, merece en nuestro Gandymetro...


Philip, eres adorafollable


COMPARTIR ES EL MEJOR CAMINO PARA QUE UN MAROMAZO LLAME A TU PUERTA
Share to Facebook Share to Twitter Email This Pin This