
Eliah Al-Saud es un hombre excéntrico y poderoso, emparentado con la familia reinante de Arabia Saudí. Vive en París y dirige una empresa de seguridad que, en realidad, oculta actividades de defensa y de espionaje ofrecidas al mejor postor. Matilde Martínez es una joven pediatra argentina que sueña con curar a los niños más desfavorecidos y trabajar para una ONG en el África. El destino la pondrá en el camino de Eliah y será en París donde la atracción que se inspiran los unirá. Sin embargo, los secretos que ambos guardan celosamente pondrán en riesgo no sólo su amor, sino sus vidas. En el marco del siempre latente conflicto palestino-israelí y con una amenaza atómica como telón de fondo, Matilde y Eliah vivirán una aventura que los llevará a recorrer el mundo y los enfrentará a los peligros que acechan a quienes se atreven a desafiar a los imperios dominantes.Me acomodo el cardado y abro Caballo de Fuego. París con esa ansiedad que producen los libros que mueres por leer. Y sí, ya sé que he tardado pero de verdad que tenía muchas ganas de ponerme con esta historia, sobre todo después de conocer la de los padres del protagonista en Lo que dicen tus ojos, la precuela. No es por nada pero ya se puede emplear bien Eliah para que me guste más que su padre Kamal...
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Que lo sepas, Kamal Al-Saud |
Eliah Al-Saud es un hombre serio, taciturno y misterioso. Viniendo de la familia que viene muy normal no iba a ser pero lo suyo es ya de traca. Con 31 años tiene un pasado turbio y triste, igual que su presente y su futuro. Y es que básicamente es un mercenario que se vende al mejor postor. Pero, eh, nada de verlo como Stallone, ja, ya quisiera el cachocarne de disturbing cejas. Eliah es un maromazo de ojos verdes y uno de los dueños de una empresa militar privada, se desplaza en avión privado, va de traje y tiene todos los lujos a su alcance. Así fue educado y así es como ve la vida, a todo trapo pero llena de peligros, de intrigas, con la muerte a la vuelta de la esquina. Eliah vive sumido en una especie de oscuridad que ni él mismo ve hasta que conoce a Matilde Martínez, una cirujana pediátrica que llena de luz la vida de todos los que la conocen (y que también está muy relacionada con otros personajes de Lo que dicen tus ojos *Kim hace la croqueta*). Y es que Matilde, que las ha pasado canutas, vive para ayudar a los demás. Justo Eliah la conoce cuando ella va a París a prepararse para ir al Congo y su belleza y su pureza
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Se dicen los bajos de Eliah y Matilde mutuamente |
Pero el Caballo de Fuego tiene que aprender a tratar a Matilde, que no es una zorrupia de ésas a las que Eliah está acostumbrado (ay, la zorrupia estrella de este libro, otro pistaco) y, encima, no puede contarle a qué se dedica porque no es como contar que te dedicas a coser bragas. Menuda tarea tiene por delante, porque Eliah es digno hijo de su padre, no se le pone nada por delante y lo que tiene con Matilde es un flechazo de libro, así que casi desde el principio sabe que tiene que tenerla para él (con ese sentimiento de posesión que tan palote nos pone en los libros pero que si nos pilla en la vida real nos hace salir corriendo del susto, todo sea dicho). Y Matilde es tan poquita cosa, tan tímida y apocada... Ninguna experiencia de las que ha vivido, ni su trauma por su **********, ni su matrimonio (¡ay la leche!) la han preparado para el torbellino de sentimientos y perraquismo que le va a despertar Eliah. Os podría decir que #TodasSomosMatilde porque, vamos a ver, con semejante maromazo estaríamos igual pero, chicas, dudo mucho que haya aquí alguna lectora tan tontalculo como ella.
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Jean, sé que te duele pero tengo que decirlo |
Con Matilde a punto he estado de desempolvar el hostiómetro. Entiendo todo lo que ella arrastra y que un hombretón como Eliah (un maromazo de pelo en pecho que no ofende su naturaleza árabe llevando plata en el cuello -yo con esto me desorinaba viva-) te saca las inseguridades hasta de debajo del salvaslip. Pero, de verdad, a veces me ha resultado excesivamente pesada y cargante. Eliah también tiene lo suyo con ese sentimiento posesivo y celoso que Matilde le despierta pero, mientras él es uno de esos personajes que llegan a tu corazón y a tu lista de maromos para quedarse (a pesar de lo complicado e imperfecto que es), ella te despierta muchas veces instintos
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Y unos cubazos de agua que repongan la deshidratación sureña |
De la trama de Caballo de Fuego os cuento poco porque es como intentar contar Dinastía en un tuit. Hay cosas relacionadas con Israel, con espionaje, con atentados, secuestros, asesinatos... La parte no amorosa se acabará relacionando con la amorosa pero, mientras la tensión sexual se resuelve demasiado pronto, la tensión del resto del libro engancha pero demasiado tarde y os va a hacer la picha un lío pero paciencia, queridas, que merece la pena llegar al final. Claro, que hasta que lleguéis allí... Es uno de los problemas que le he visto a este libro, que mete tanto tanto tanto que acabas con un mareo que ni en la olla loca.
Pero terminado el libro la verdad es que todos esos pistos molan mucho. De hecho te llegas a plantear que han molado más que los pistos amorosos. ¡Eh, no os tiréis encima de mí! La trama amorosa es fantástica pero... Bueno, el libro es muy largo y se extiende demasiado sin que pase nada. A ver, pasa que los sentimientos evolucionan, se hacen más firmes... Es algo muy importante en los personajes, viendo de dónde vienen, pero parece que hay un momento en el que lo único que hacen es fol**r. Pero, claro, ¿le molesta eso a alguien? ¡A mí para nada! ¡¡Fo**ad, hermosos, fol**d como si no hubiera mañana!! Menudo atracón de polvos te arreas aquí. Y ajgdfjhsagfjlshaakhfakhgad de descripción media y gran intensidad, porque Eliah Al-Saud es como su padre y en las lides amorosas desboca su
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Matilde tampoco aunque el xixi lo siente pero bien |
He disfrutado mucho con los personajes secundarios, me parecen uno de los grandes aciertos del libro. Juana, la mejor amiga de Matilde, es la fr

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Un brindis por ti, Florencia, chatunga |
Pero si hay una cosa que no me ha gustado es que a veces da la impresión de que estás en El show de Truman porque la Bonelli te mete una sobredosis de marcas que alucinas. Me suele gustar que nos den detalles de ese tipo porque te imaginas que realmente los personajes existen pero, chica, repetir tantas veces las marcas no aporta nada y cansa. Ya sé que Eliah está forrado y que gasta pastones como yo kilos de laca pero no me lo repitas tanto porque no es necesario. ¿Me oyes, Bonelli? NO ES NECESARIO Y QUEDA CUTRE.
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Esas cosas, Flo, NO |
En fin, queridas, que he quedado encantada con mi primer rodeo sobre el Caballo de Fuego (grrrrrrrr) y en cuanto termine esta reseña me tiro como una loca sobre Caballo de Fuego. Congo, la segunda parte de la serie. No es Caballo de Fuego. París un libro redondo, como ya os he contado, pero la sensación que te queda tras leerlo es especial y bonita. Y para mí es eso lo que cuenta, que me quede contenta y con ganas de seguir leyendo sobre ellos, cosa que voy a hacer ahora mismito.
Por todo esto, le damos a Caballo de Fuego. París en nuestro Gandymetro...
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Eliah, ven que yo cobijo a tu Caballo de Fuego |