[Libro no publicado en español]
Empezó como cualquier otra mañana en el tren. Hasta que me quedé hipnotizda por el tipo sentado al otro lado del pasillo. Estaba gritándole a alguien por el teléfono como si dirigiera el mundo. ¿Quién se creía este engreído trajeado que era, Dios? Realmente, sí que parecía un dios. Cuando llegó su parada, se levantó repentinamente y bajó. Tan de repente que se le cayó el teléfono al salir. Puede que yo lo cogiera. Puede que revisara sus fotos y llamara a alguien de sus contactos. Puede que haya tenido el teléfono de ese desconocido varios días, hasta que finalmente reuní el valor de devolverlo. Cuando crucé la ciudad hasta su oficina, se negó a recibirme, así que dejé el teléfono sobre una mesa vacía en la oficina del gilipollas. Puede que antes le dejara en él una fotografía algo grosera. No esperaba que me contestara. No esperaba que nuestras conversaciones fueran tan calientes. No esperaba enamorarme. Y todo antes de vernos. No podíamos ser más distintos pero, bueno, ya sabes lo que dicen sobre los opuestos. Cuando finalmente nos vimos, descubrimos que a veces los opuestos no solo se atraen sino que se consumen el uno al otro. Nada podía prepararme para el camino por el que me llevó y desde luego no estaba preparada para el lugar en el que terminaría cuando acabara el viaje. Todo lo bueno tiene un final, ¿verdad? Salvo que nuestro final era uno que no vi venir.
Empezamos las reseñas del nuevo año (ya sin reto que disfrutar *lloramos fuertemente*) con una novela que, precisamente, leímos en el mes de Vi Keeland del Reto Rita 5. Si hay una cosa que destaco de los libros de Vi Keeland (con o sin
Penelope Ward) es que se leen a la velocidad del rayo. Bueno, lo que más
destaco son los maromazos que se marca pero eso no hace falta que os lo
diga, que ya conocéis mis gustos 😆. Aunque mi experiencia con The Baller no fue maravillosa, la parte buena del libro sí me gustó,
así que, ya que tenía varios libros para ese mes, decidí seguir con ella,
a ver si encontraba alguno que me sulibeyara los ovarios. Y lo que hice
fue leer otra vez The Baller.
¿Has bebido, Kim? |
No es que lo releyera, es que Stuck-Up Suit es exactamente igual. Cámbiale
el maromo, aumenta o mengua su grado de arrogante follabilidad, cambia
algo de la prota y modifica ligeramente el pasado traumático que va a
venir a darles por detrás de modo no guarreril... Hazle eso a The Baller y
ya tienes este libro (o, muy probablemente, casi cualquiera de su obra). Como ya os comenté, sus libros son un día de la marmota
literario por completo. ¿Por qué repito con
ella, si no me acaba de convencer? Porque lo que sí me convencen son sus
maromos, de lengua rápida en cualquier aspecto que te puedas imaginar. Y
en ese sentido, Graham Morgan es fabuloso. Bueno, a Soraya Venedetta no se
lo parece cuando lo ve por primera vez en el tren, siendo un gilipollas de
tomo y lomo hablando con alguien por teléfono. Cuando Graham se baja, se
le cae el teléfono y Soraya lo recoge. Y, mira, Soraya no es como
cualquiera, Soraya es peculiar. Como ha visto lo idiota que es, decide
husmear por el teléfono, viendo fotos de él en las que no parece tan
caraculo, así que decide devolvérselo. Cuando acaba siendo Soraya la
receptora del caraculismo de Graham, esta decide dejarle el teléfono con
unas fotos de lo más soeces... y sexis, algo que despierta la cola el
interés de Graham de tal modo que está hasta dispuesto a mensajearse con
esa desconocida cañón para poderle hacer guarreridas aunque no se
conozcan.
Tú en Tinder haces lo mismo |
Como ya os imagináis, la cosa se va cargando de tensión sexual, ya que
Soraya tiene los ovarios bien puestos y no se deja amedrentar por Graham,
lo que acaba poniendo más palote aún al maromo. La conquista en estos
libros es lo mejor y aquí es estupenda, porque rápidamente ves que Graham
tiene un palo metido en su sabroso culazo pero su modo de ser público es
más bien un mecanismo de defensa para (seguro que no te lo esperas) que
nadie le vuelva a herir como ya lo hicieron. Sí, queridas, no estamos ante
un libro de la Keeland si no hay traumita. Soraya también tiene lo suyo y
le alabo a la escritora que sepa intercalar su trauma con las cositas de
Graham para hacer la historia más completa. Otra cosa es que a mí me haya
gustado...
Así me he quedado |
Para mí, el principal problema de este libro es el mismo que el de
The Baller: la parte de la conquista dura muy poco. Esos momentos
sexis de irse buscando los culámenes pero resistirse pero "ay que te voy a
comer hasta la fotocopia del pasaporte en cuanto te pille" son los mejores
y aquí los he disfrutado mucho, pero poco dura la alegría en la casa del
pobre y Vi Keeland decide
dedicar un tercio del libro a lo ligero y 🔥 y dos tercios a poner a
prueba esa relación
recién estrenada. El drama llega muy pronto para mi gusto y, aunque me ha
gustado ver cómo Graham y Soraya lo afrontan, no puedo evitar sentirme
decepcionada por cómo se resuelve todo, a través de cosas tontas y
pueriles que bien podrían haber salido de uno de los culebrones que tanto
le gustan a Graham. Por el camino queda el personaje de la abuela, por
ejemplo, que podría haber metido baza en la resolución final y que
realmente no sé ni para qué aparece. Me da rabia que me pase esto en un
libro que tiene un protagonista tan fantástico, duro
en los bajos por fuera, tierno por dentro e íntegro, que
me ha tenido encantada durante toda la lectura. Os diré que, si no llega a
ser por él, le habría puesto un Gandy menos porque, aunque lo he leído muy
bien y rápidamente, Soraya me interesaba mucho menos y realmente todo el
pisto del drama me daba un poco igual. Pero
Graham bien se merece una caída de bragas y una subida de nota, así
que se lleva en nuestro Gandymetro...
[Por cierto, si os gustó
Cocky Bastard, os gustará el guiño que se le hace al final 🐐]