Poppy Hathaway adora su poco convencional familia, aunque ansía encontrar la normalidad. Entonces, el destino la lleva ha encontrarse con Harry Rutledge, el enigmático propietario de un hotel e invento con fortuna, poder y una peligrosa vida secreta. Cuando el coqueteo pone en entredicho su reputación, Poppy sorprende a todos aceptando la proposición de Harry, sólo para descubrir que su flamante esposo le ofrece toda su pasión, pero no su confianza.
Harry estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ganarse a Poppy, excepto abrirle su corazón. Durante toda su vida ha guardado las distancias con el resto del mundo… pero la mordaz y cautivadora Poppy exige ser su esposa en todos los sentidos. Pese a todo, cuando el deseo crece entre ellos, un enemigo acechará entre las sombras. Ahora, si Harry desea mantener a Poppy a su lado, debe forjar una verdadera unión de cuerpo y alma, de una vez por todas…
Tras recuperarnos de la montaña de emociones de Seducción al amanecer, seguimos con la familia enagüil más loca que te puedas encontrar (con permiso de los Bridgerton), los Hathaway. Reconocemos que, de los que quedan, el que más nos interesa es Leo (¡quién nos lo iba a decir!), pero no ha llegado aún su turno y sí el de Poppy, la más normal (si es que hay alguien normal con esos genes...). ¿Habrá logrado en su libro la felicidad tranquila y serena que tanto ansía?
¡Espero que no, que no estoy durmiendo mi resaca por leerte! |
Poppy Hathaway quiere casarse, tener una vida tranquila y ser feliz. Tiene buena dote, es muy guapa y, tras tres temporadas en Londres, sigue soltera y entera. Y es que es complicado atraer a los maromos casaderos cuando no te comportas como deben hacerlo las señoritas bien, cuando hablas demasiado, demuestras inteligencia y curiosidad, tienes dos cuñados gitanos y un hermano con merecida fama de picha brava al que se la pela todo (y se la pelan unas cuantas...). Sí, Poppy no lo tiene fácil para casarse pero eso no le ha impedido enamorar secretamente a un joven aristócrata que únicamente tiene que convencer a su padre para casarse con ella. ¡Pero, oh, terror de los terrores, su futurp está en peligro al entrometerse el misterioso y todopoderoso Harry Rutledge, dueño de uno de los mejores hoteles de Londres y que se ha encaprichado de nuestra Hathaway! Y queridas, Harry está acostumbrado a obtener todo lo que se propone y Poppy no va a ser una excepción para él. Esto no tiene nada que ver con el amor sino con la obsesión de Harry por coleccionar rarezas y, en su mundo, Poppy es la mujer más extraña que ha conocido. Simpática, parlanchina, inteligente, guapísima, interesada en sus autómatas... Tiene que tenerla sin importar lo que se lleve por el camino. Y si por ese camino tiene que herir a alguien, incluso aunque sea a Poppy, pues ajoderse y aguantarse.
¡Harry, no tienes vergüenza ni la conoces! |
¡Menudo pisto! No tenía muchas expectativas puestas en ella porque la anterior me encantó y estaba deseando pillar la de Leo, así que pensaba que con Poppy me iba a aburrir. ¡Para nada! Lisa Kleypas se saca de la manga un nadismo total y absoluto que nos mantiene intrigadísimas y enganchadísimas. Los protagonistas son dos personajes opuestos condenados a entenderse y no tenemos muy claro que lo vayan a hacer. No se conocen y se enamoran, inician su camino juntos por la vida de mala manera y el amor va surgiendo poco a poco (aunque no lo vemos demasiado, debo señalar). A Poppy es imposible no quererla porque es un encanto pero es un personaje simple al lado de Harry, el verdadero interés del libro, tan misterioso pero a la vez tan atrayente. Tiene bien merecida su fama y, a pesar de los sentimientos que sabemos que tiene y que enseña muy poquito, Lisa Kleypas se juega el cardado con ciertos comportamientos muy censurables de Harry que hacen que camines en la fina linea de matarlo a leches o a polvos.
Está claro por qué opción nos decantamos |
Lisa Kleypas hace un retrato bastante poco atrayente del protagonista: despiadado, egoísta y capaz de hacer cualquier cosa para conseguir lo que quiere... Es un hombre falto de cariño que, como no ha conocido el amor, ni lo pide ni lo necesita y tiene todas las papeletas para caernos como una patada en el culamen. Pero ahí entra la gran Lisa Kleypas para que justo nos pase lo contrario y acabemos encantadas con él (al menos eso ha pasado conmigo, aunque reconozco que Harry puede tener un traguito y, como no te guste, dudo mucho de que el libro lo haga). Harry nos desconcierta porque hace unas cosas y dice otras, le vemos comportamientos sorprendentes, unos censurables, otros que nos encandilan. La relación entre Poppy y Harry es una especie de La bella y la bestia pero ciñéndose al aspecto interior, claro, porque exteriormente Harry Rutledge de bestia tiene únicamente lo que ocultan sus pantalones, grrrrrrrrrrr.
Y qué espléndidas secuencias de cama (o de alfombra) nos regala Lisa Kleypas, extensas y descriptivas sin ser chuscas. Cuando yo leo un libro de esta mujer (salvo deshonrosas ocasiones como La antigua magia) acabo tan calentorra que se me derrite hasta el pegamento de las pestañas postizas. ¡Y lo que me puedo reír! Sus diálogos son espectaculares y, en esta serie, cada vez mejores y más divertidos. Para muestra, uno de los que me provocó más risa floja.
-No sé si ella sabrá la respuesta.
-¿Y por qué no? Es una mujer casada.
-Sí, pero... bueno... se trata de un problema masculino.
Leo palideció.
-Pues tampoco sé nada de eso. No tengo problemas masculinos. De hecho, no me gusta cómo suena eso de "problemas masculinos".
-Oh -dijo Poppy, abatida, cubriéndose el regazo con una manta.
-Maldita sea. ¿A qué llamas exactamente "problema masculino"? ¿Es que Rutledge tiene problemas para izar la bandera? ¿O es que sólo puede izarla a media asta?
-¿Y por qué no? Es una mujer casada.
-Sí, pero... bueno... se trata de un problema masculino.
Leo palideció.
-Pues tampoco sé nada de eso. No tengo problemas masculinos. De hecho, no me gusta cómo suena eso de "problemas masculinos".
-Oh -dijo Poppy, abatida, cubriéndose el regazo con una manta.
-Maldita sea. ¿A qué llamas exactamente "problema masculino"? ¿Es que Rutledge tiene problemas para izar la bandera? ¿O es que sólo puede izarla a media asta?
A estas alturas de la película ya deberíais conocer al dedillo el estupendo estilo narrativo de Lisa Kleypas, una perfecta mezcla de amor, humor y guarrerismos (aunque aquí la parte de amor es la más floja). Está narrado del modo habitual, en tercera persona alternando puntos de vista de los personajes, también de algunos secundarios, de los que vemos algo de sus historias que, sorpresa, no se resuelven en este libro (vamos, que Lisa nos vuelve a hacer un Kleypas de los suyos). Y en estas historias secundarias hay un personaje fundamental, Catherine Marks, que resulta que no sólo tiene una peculiar relación con Leo (¡por Dior, me subo por las paredes esperando su libro!) sino que también está misteriosamente relacionada con Harry...
Catherine es como un Kinder |
Hay que reconocer que en este libro prácticamente no pasa nada, es un nadismo pero con poca similitud con la reina de éstos, Julia Quinn. Es cierto que son enaguas de amor, centradas básicamente en cómo dos personas opuestas se acaban amando, pero a Lisa Kleypas le encanta darnos detalles de la época, mostrándonos cómo cambia la sociedad, los avances tecnológicos, etc. Los personajes no están aislados de su tiempo y yo adoro esos detalles y lo bien que nos los cuela la Kleypas, bien haciendo que sean algo importante en la novela (el hotel y su funcionamiento) o que nos aporten pequeños matices sobre un personaje (como los autómatas de Harry).
No nos referimos a estos autómatas pero a Harry le encantarían |
Queridas, para mi ha sido un libro prácticamente perfecto. ¿Qué me ha faltado? Pues el remate de determinadas situaciones. Se nos ocultan tantas cosas de Harry que su enamoramiento de Poppy no fluye de modo natural y todo lo que tiene con Catherine Marks al final acaba pareciendo un pelín exagerado para los comportamientos previos que tiene. Que yo estaba que vivía sin vivir en mi con el desconcierto y la curiosidad que tenía pero luego no me ha parecido para tanto. Ah, y el apocalipsis kleypasiano que esta mujer nos suele regalar al final me ha parecido algo descafeinado. Eso sí, el libro culmina en todo lo alto con ese final abierto...
Así me has dejado, Lisa Kleypas |
En fin, queridas, que estoy disfrutando de esta serie como si me bañara en una fuente de chocolate. Tentación al anochecer ha sido una lectura vista y no vista que no podía dejar ni aunque se me cerraran los ojillos del sueño. Ágil, muy entretenida, desconcertante y con un final estupendo para agarrar como una loca el siguiente libro. ¡Libros así sí, Lisa Kleypas!
[No me extraña que quieras repetir fórmula con Los Ravenel y Rhys Winterbone. Y quien dice repetir fórmula dice escribir la misma historia retocando cosas, ejem...]
Por todo esto y mucho más, le damos a Tentación al anochecer en nuestro Gandymetro...
Harry, ven a mi cama a que te engrase el autómata... |