[Libro no publicado en español]
Llegando a Fort Worth en tren, Amelia Carson aún no conoce a Dallas Leigh, el hombre con el que ha prometido casarse y que conoce únicamente por carta. Pero el alto vaquero que la espera en la estación no es su futuro marido, es Houston, el hermano de Dallas, al que han enviado a buscarla y llevarla al rancho de Dallas en un viaje de tres semanas. Criada en la Georgia devastada por la guerra, Amelia piensa que la Texas de la que Dallas le habla en sus cartas es el paraíso, el lugar en el que lograr sus sueños al lado del hombre adecuado.
Fijándonos en las apariencias, Houston a duras penas puede ser considerado el hombre adecuado. La guerra a la que ha sobrevivido le ha dejado cicatrices interiores y exteriores y es un pobre competidor contra su atractivo hermano. Pero en el momento en el que Houston conoce a Amelia se da cuenta de que ésta posee el coraje que esta salvaje tierra requiere. Amelia sabe mirar más allá de su marcada cara y ver su alma. Y él lucharía contra cualquier hombre por ganar su corazón... salvo contra su propio hermano. Y así Houston y Amelia cabalgan por senderos peligrosos, duermen bajo las estrellas y, que Dios les perdone, se enamoran...
Tenía yo el cuerpo para un vaquero palote y para meterle mano a Lorraine Heath y al final se me cruzó por delante esta trilogía y dije "pues para mis adentros que va". Sí, queridas, una tiene una lista de lecturas pendientes más largas que el pelo de la prota de Enredados pero luego se le cruzan tres hermanos buenorros por delante y no es persona. Aunque aquí no podemos decir que a primera vista nos crucemos con Houston Leigh y corramos como unas locas a sus brazos. En todo caso tal vez correríamos en sentido opuesto porque belleza belleza bellezón va a ser que no es.
¡Pero si soy un bomboncito! |
Ay, qué lastimica. Nuestro Houston es primo de una lija, duro y áspero por completo. Bueno, muchos motivos de alegría no puede tener cuando tuvo que irse a combatir en la Guerra de Secesión (en el bando perdedor, claro) siendo un niño y acabó perdiendo parte de la cara, un ojo y sus sueños #AlegríaAlegría. Así que, cuando su hermano Dallas le manda a recoger a su prometida -a la que aún no conoce-, él va con la misma ilusión con la que afrontaría que el depilasen los huevecillos con pinzas. Y si Houston tiene una vida divertida, Amelia Carson, la prometida de Dallas, también tiene lo suyo. Vamos, que cuando Dallas contesta a su anuncio pidiendo marido y ve que es un hombre íntegro no duda en comprometerse con él incluso sin saber si es un callo malayo o se sorbe los mocos. Ahora podréis pensar que Amelia ve a Houston y cree que es Dallas y se le muestra solícita y le arrima el culete para tener refrotes por el camino. Pues ya os vais quitando esa idea de la cabeza porque NO. Éste no es un libro de malentendidos y de calentones bajo el carromato. Aquí se siente y se sufre en silencio, como las hemorroides, y se sabe desde el principio lo que hay (que es un pisto importante cuando ves que te estás pillando como un adolescente por la prometida de tu marido...).
Sufres y te quitas los mocos a la vez, ¡2x1! |
La novela tiene dos partes diferenciadas, el camino de Amelia y Houston hasta el rancho de Dallas y la estancia allí. En la primera parte obviamente estamos solitos con Houston y Amelia. A pesar de tener sus secretos ocultos (y que les lastran como a mí el peso de mis joyoncios) son dos personas sinceras y de buen corazón. Houston es muy arisco pero poco a poco va sintiéndose más cómodo con Amelia y confiando en ella. ¡Ay, lo que nos gustan a nosotros los traumados duros por fuera y rellenos de trufa por dentro! Una pena que el pobre esté tan marcado (aunque por supuesto eso lo hace mucho más interesante). Amelia es como una flor en un desierto lleno de pedruscos, la dama de buen corazón y ganas de vivir que lleva alegría a las vidas de todos los que la conocen. Vamos, que es mucho menos interesante que Houston pero aún así le haremos hueco en nuestro corazoncito. Y ya en el rancho podemos conocer a los hermanos de Houston, el famoso Dallas (guapísimo y que siempre consigue lo que quiere -aviso: no es un capullo, es únicamente un tío al que la vida ha hecho duro-) y Austin, un pollofollable adorable con dotes artísticas del que estoy esperando saber si toca otras cosas igual de bien que el violín...
Te dejo que me toques los timbales |
¡Lectoras rancias encabezadas por Cassie! ¡Aquí vais a hacer la croqueta! ¡El guarrerismo brilla por su ausencia! No totalmente, eso sí (que ya estaría yo con el modo indignado activo) pero es cierto que aquí no hay chorreos ni comidas de ptr ni tocamientos impuros ni palotismos irrefrenables. Ganas no faltan pero Houston sabe cuándo tiene que parar y lo hace (Amelia no sabe nada y cuando se comienza a enterar de lo que vale un peine la fuerza de voluntad de Houston se activa y con las ganas que te quedas). En este caso no estamos ante una novela de vaqueros palote sino ante una de "vaqueros traumados que adoran mucho y que quieren ser palote si se diera el caso -que no se va a dar- y hacen que Kim lea el libro con mucha pena".
Espera que lo escribo en un hashtag |
Es lo primero que leo de Lorraine Heath pero he quedado enamorada de su modo de escribir, elegante, delicado y sutil. Estando en un secarral lleno de vaqueros rudos y sin una mujer alrededor me esperaba una novela más brusca y me he encontrado con una novela contenida, de poco sentimiento expresado y mucho sufrido (es más Maravilla que Un largo atardecer). Aunque Lorraine Heath en ningún momento nos oculta lo que los personajes sienten, no hay regodeo en ese amor imposible. Bueno, a veces me he cansado un poco de que repitieran determinadas cosas sobre los personajes (que si ella tiene unos ojos que tal, que si él es Pascual...) pero no es algo que me haya hecho estar 😒. ¡Ey, el amor imposible es una jodienda y a lo mejor ellos se contentan con repasar mentalmente lo maravilloso que es el otro ya que no pueden trincarse vivos a la sombra de una chumbera! En cualquier caso, aquí no hay moñismo y eso para mí es un requetebién.
Como todo en esta vida de Dior no ha sido una lectura perfecta. Reconozco que me he sorprendido al disfrutarla teniendo en cuenta que lo mío no son las cosas con poca acción y mucho sentimiento oculto, así que ya por eso Lorraine Heath se ha ganado mi admiración y mi firme compromiso de ir devorando más
Texas Destiny ha sido una lectura sorprendente. Una novela de poca acción, mucho sentimiento y amor imposible narrada de un modo elegante y muy pausado que tenía todos los ingredientes para no gustarme y que, sin embargo, lo ha hecho. Me deja con muchas ganas de echarles el lazo al resto de los hermanos Leigh (que, espero, se corten menos a la hora de desenfundar el rifle...).
Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...
Houston, tienes un problema de adorabilidad suprema |