[SPOILERS DE THE ANGELS' SHARE -¡incluso en la sinopsis!-]
[Libro no publicado en español]
En un primer momento la muerte de William Baldwine, cabeza de familia de los Bradford, fue calificada de suicidio pero más tarde su hijo mayor y declarado enemigo, Edward, confesó que había sido un asesinato. Encarcelado, Edward no sufre por la desintegración de su familia o su pérdida de libertad sino por la mujer que deja atrás. El amor de su vida, Sutton Smythe, es la única persona por la que realmente se ha preocupado pero, como directora ejecutiva del mayor rival de la Bradford Bourbon Company, cualquier relación entre ellos es imposible. Y a eso hay que sumar el tiempo que Edward va a pasar en la cárcel...
Lane Baldwine debería seguir siendo el eterno playboy, siempre a la sombra de su hermano mayor Edward. En cambio se ha convertido en el nuevo cabeza de familia y de la empresa. Seguro de que Edward está encubriendo a alguien, Lane y su amor verdadero, Lizzie King, siguen la pista de un asesino... únicamente para descubrir un secreto que cambiará todo de modo devastador.
Mientras Lane intenta descubrir la verdad y Sutton se encuentra irremediablemente arrastrada hacia Edward a pesar de las circunstancias, las vidas de los habitantes de Easterly nunca volverán a ser iguales. Para algunos será algo bueno. Para otros, puede ser una tragedia más grande de lo que pueden imaginar. Únicamente hay algo seguro: el amor sobrevive a todo. Incluso al asesinato.
Nos invade la pena suprema ante las perspectiva del fin de este culebronazo de lujo. No es que haya sido una saga que de las que nos roba el sueño y provocado canas pero oye, una ve mansionacas y ricachones en apuros y no puede evitar que los midiclorianos culebronescos se le revolucionen. ¿Habrá remontado el vuelo la Ward en esta última entrega y nos habrá tenido mordiéndonos las puntas de las extensiones del pelo? Os quito ya mismo la intriga: NO.
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Se me muere una lentejuela de la pena |
Bueno, queridas, sinceramente, ésta era una serie que podría haber dado mucho más juego y me parece que J.R.Ward no ha sabido manejarla. Y es una pena porque, oh, los pistos culebronescos, decidme a mí si eso no es carne de novela romántica. Pues aquí hay chicha pero poca y alguna hasta mñe. Voy a meterme un poquito en faena y no me queda más remedio que soltar spoilers del libro anterior, así que ya sabéis...
Dejamos el pisto de los Bradford en todo lo alto, con mi adorado Edward encarcelado por haberle dado pasaporte al otro mundo a su padre, Gin casada con una mala bestia, Max reapareciendo y Lane siendo Mñerlock Holmes. Y ahí está la intriga, en ver si se resuelven las tramas de cada hijo y la principal del asesinato. No es que os pueda contar qué es lo que pasa porque, claro, la gracia del libro está en eso pero yo esperaba un camino lleno de sorpresas y me he encontrado con uno bastante simplón. Ya os digo que parece que la Ward ha querido quitarse de encima este libro y lo ha escrito un poco de aquella manera, con mucho rollo a la hora de narrar pero poca chicha en cuanto a la acción. Leyendo la reseña de The Angels' Share (porque, es triste decirlo pero más triste es mentir, de un año para otro no me acuerdo ni de la mitad de lo leí) descubro que vi en ese libro exactamente los mismos problemas que en éste: la Ward se enrolla como las persianas para contar poco y, encima, avanzar menos. Vamos, que medio libro se lo quita de encima a paso tortuguil. Y es que no me digáis a mí que no es como de coña que empiece el libro, vea Lane que hay un intruso en su propiedad, salga tó jiñao a neutralizar el peligro... y se entretenga en contarnos lo grande que es el jardín, que hay que ver qué cuidados requiere, que si el poto lo plantaron en los ochenta unos criados de los Lannister, blablabla. Tú esperas algo así 👇
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¡Que el pisto no pare, no pare, no! |
...y es esto lo que tienes 👇
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Este pisto no tiene ganas de moverse |
La verdad es que la Ward tiene un modo peculiar de contarnos las cosas, es la misma técnica que usa con los vampiritos pero allí ya nos tiene bien pilladas por los ovarios y nos importa menos saber que Butch usa tal colonia o que Vishous está traumado (y que nos los repita quinientas veces). Sin embargo, aquí ese tipo de narración no funciona tan bien porque no hay tanta chicha ni tan loca y al final nos hace la lectura muy lenta. Chica, van tres libros con esta familia, ya sabemos que Edward es un amor traumatizado por el joputismo paterno y la tortura de unos hijoeputas-malparidos-gonorrea, que Gin es una cabra loca egoísta al borde de que la asesinen, que Lane es un mñe y está muy enamorado de Lizzie. ¿Es necesario que te pases medio libro poniéndonos en antecedentes? ¡NO! Nosotras queremos que la acción avance, saber qué va a ser de Edward, si Max ha hecho algo, si Gin y Samuel T. tendrán un futuro, si Lane se irá a tomar viento sacará la empresa a flote. Pues para eso nos toca llegar a la segunda mitad del libro, donde la Ward mete la directa y resuelve todo. Punto a su favor: yo he quedado contenta con los finales de los personajes.
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¡Yupi! |
Punto en contra: resuelve determinadas tramas a base de abracadabrismos.
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Abracadabra vete a pastar con las cabras |
Pero Ward, hija mía, seriously? ¿No sabes hacerlo mejor? Por favor, me lloran los pendientes de diamantes viendo que has resuelto todo de un modo tan simplón. Una ya tiene el culo pelado de ver culebrones y espera algo surrealista, que te atropelle un camión y cambies de cara y te trasplanten el cerebro o que te abduzcan los extraterrestres. ¡Pero cosas simplonas, no, por Dior, que esto es Chanel y no Primark! A pesar de quedar contenta con los finales de mis tramas favoritas, no puedo evitar sentir que la Ward no tenía ganas de pensar mucho y se ha quitado el libro de encima como ha podido, de un modo rápido y hasta tonto (especialmente me ha jo**do cómo resuelve la historia de Gin, con la que he sufrido como una perra para luego ver cómo, en dos párrafos, chimpún trocotró finiquitada). Añado que mi otra favorita, la de Edward, también se la ventila a la de tres. Mientras, la de Lane aburre hasta a las ovejas as usual y la de Max... Esto... ¿Para qué has venido, chato molinero?
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Contenta me tienes, Ward |
El libro también tiene cosas buenas, no es un total mñeísmo literario. Te engancha porque te da la dosis de culebrón que necesitas como drogaína en vena si estás pillada por las historias que te cuenta. Para mí esta drogaína han sido las historias de Edward y Gin, que concentran el sentimiento y la angustia y, por tanto, mi disfrute lector. Otra cosa positiva es que el punto de vista de Lane no es el predominante, lo que hace que el libro por ahí no sea tan aburrido como el anterior (cómo puede ser que en el primer libro me gustara Lane, es que no lo comprendo, con lo brasas que es). Pero medio libro de avanzar tan lentamente y otro medio libro a toda leche con cosas simplonas y algún wtf suelto hacen que se quede la lectura muy cojita. Además, hay personajes que pululan por allí de los que esperabas algo más y que al final hacen poca cosa.
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Personajes secundarios en busca de cariño |
En fin, no es que haya sido un libro decepcionante pero, como final de culebronazo que es, esperaba más de Devil's cut. El libro es como el resto de sus compañeros de serie, promete más de lo que da. A veces engancha, a veces aburre, a veces emociona pero siempre acabas leyendo con la sensación de que se podía haber profundizado más, haber elaborado más la historia. Al final ha sido una serie descafeinada que nos deja algunos personajes que adorar y que corren el riesgo de perderse en el olvido. Una pena porque todas las fans de la Ward sabemos que lo puede hacer mucho mejor. En fin, seguiré poniendo ojitos tristes a mis joyoncios a la espera de encontrar un buen culebronazo digno de mi Dinastía.
Por todo esto le damos a Devil's cut en nuestro Gandymetro...
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Edward y Samuel T., como sois dos caballeros, en mi cama os espero |