Si sois lectoras más o menos habituales de este blog, no tendréis ninguna duda de que la haggard que esto escribe es fan de la Ward, más de veinte libros suyos reseñados lo avalan. Pero también tengo que reconocer que últimamente me estoy distanciando algo de ella y soy de las que pide un fin cercano y digno a la Hermandad de mis vampiritos favoritos, ya que creo que, a pesar de los pistos que esta mujer se inventa, la serie está agonizando y me gustaría que se cerrara dignamente. Por esa falta de feeling he tardado más en leer este libro (por eso y porque me puedo enterrar en libros pendientes), pero por fin le he podido echar el guante a Fuego en el cuerpo, el primero de la nueva serie de la Ward, La Hermandad de los Bomberos Palote.
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Te encendemos y apagamos a la vez |
Antes de nada, debo deciros que, en mi opinión, hay que leer los dos relatos previos que la Ward hizo -en Amazon tenéis los dos gratis en inglés- (o que os cuente alguien qué pasa en ellos, el caso es saber qué ocurre). La edición traducida no los incorpora (tampoco se han publicado por separado) y me parece que en ellos ocurren determinadas cosas que son importantes para conocer la relación de nuestra pareja protagonista, los bomberos Anne Ashburn y Danny Maguire, que comienzan este libro con tensiones de toda clase por los usos de la manguera, IYKWIM. Anne es hija y hermana de dos leyendas bomberiles y, precisamente por eso, se ha currado más que nadie su puesto y no está dispuesta a que los piticlines que le hacen los bajos con Danny interfieran en su carrera. Pero ser bombero es un oficio muy duro en el que te juegas la integridad física cada vez que trabajas, y Anne y Danny lo van a comprobar en sus propios cuerpazos mucho antes de lo que esperaban...
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Nosotras también lo comprobamos |
Bueno, queridas, ya solo por lo que la Ward se inventa en ese inicio (esas cosas que solo pueden salir de su mente y que aquí llamamos WardTheFucks), este libro merece no quedar en el olvido. Yo bien que lo voy a recordar, ya que creo que aún me duelen la cara y el corazoncito de la hostia que me llevé. Anne y Danny se recuperan como buenamente pueden y de modo distinto, ya que, si bien Danny sigue siendo bombero, Anne tiene que dejar su trabajo y se reinventa como inspectora de incendios, lo que le va a hacer asomar la cabeza por ciertos sitios donde no va a ser bien recibida... A todo esto, hay que sumarle ciertos pistos que ya vimos en los relatos previos y otros que asoman la patita por aquí, ya que hay mucho maromazo en esta Hermandad de los Bomberos Palote (bueno, no todos son bomberos, pero Fuerzas y Cuerpazos de Seguridad del Estado me queda muy largo) y cada uno tiene lío propio.
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Kim cuando se encuentra pistos |
He sentido este libro como un intento de traslación de los vampiritos al mundo real. Sé que no es justo porque es una serie nueva pero me es muy difícil leer tropecientos libros de una escritora en los que la base con la camaradería y un fin común y no encontrar similitudes con el nuevo, donde hay un grupo de maromazos que tienen un trabajo común y una camaradería muy especial. Obviamente, las que hayan leído poco o nada de la Ward tendrán una experiencia lectora distinta, así que os podéis fiar más de esas reseñas que de la mía. Yo lo único que os puedo decir es que si la Ward me pone un grupo de maromazos así, yo tengo que empeñar hasta las pestañas postizas para darle mi dinero porque compro y mil veces compro. Me he encontrado un libro muy Ward, con ese lenguaje tan rápido lleno de expresiones coloquiales y de referencias a la cultura popular (también con ese exceso de rucu rucu mental que a veces te saca de la lectura y la enlentece). Si bien Danny es un maromazo fantabuloso de dejarte las bragas vueltas y abrazarte como un oso, la gran protagonista es Anne, un personaje fuerte que ha luchado mucho y debe sobreponerse a los golpes de la vida para reinventarse sin dejar de ser la misma (*ejem* me ha recordado mucho a Xhex *ejem*). Si hay algo que alabo de la Ward en este libro es que nos ha metido traumas y vida real. Los personajes son héroes para la sociedad pero sufren en silencio las hemorroides los fracasos y las pérdidas, experiencias que les han dejado huella y hasta tocados del ala, algo de lo que no se libra ni nuestro Superman Dannyboy. Son más profundos de lo acostumbrado en un libro de la Ward, aunque dentro de sus limitaciones, claro, ya que no es una maestra en desnudar almas humanas a través de las palabras. Lo de desnudar cuerpos ya se le da mejor y aquí Anne y Danny nos lo demuestran, aunque menos de lo que me hubiera gustado (ya para esto están los relatos previos...) y no de un modo romántico, ya que Danny va con sus sentimientos a pechote descubierto pero Anne lleva una coraza que no quiere dejar caer. El sexo llega muchas veces como vía de escape y culminación a una situación de palotismo sostenido y no desfogado. Siempre significa algo incluso aunque Anne no lo quiera reconocer y esas secuencias están muy logradas, aunque ya os podéis olvidar de los guarrerismos de antaño de la Ward. Aquí, en pocos párrafos y con poca descripción nos apaña.
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Contenta me tienes, chica |
No tengo quejas sobre los guarrerismos (más allá de que la Ward se los ha vuelto medio mojigata), pero sí con el amor entre Anne y Danny, más basado en los sentimientos que saben que comparten que en una evolución de ellos que podamos ver. Y es que Danny ya viene enamorado de Anne y esta también bebe los vientos por él desde antes de que los conociéramos, así que lo que nosotros presenciamos es el proceso de derribo de las barreras y de sanamiento mutuo que ese amor les proporciona pero no el de enamoramiento. Y justo ese es el mayor problema que le he encontrado, que en una novela romántica me falte historia de amor. Sin embargo, me lo he pasado mejor leyendo por el motivo más inesperado: la trama de intriga. La Ward la mete como de tapadillo unida al nuevo trabajo de Anne, pero poco a poco va cobrando más peso y he acabado enganchada. Tanto, que ni he visto venir la nueva hostia que te dan.
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Para que te vayas calentita |
Así que ya veis, el libro lo he leído a gusto. Tiene un ritmo irregular, muchas veces dado por ese exceso de pensamientos de los personajes (ay, si le metiera yo la tijera) y la historia de amor es floja, ya que nos quedamos con las ganas de sentir esas mariposillas del enamoramiento y, además, me ha faltado desarrollo de sus amoríos. Pero la Ward tiene un estilo (loco) que me gusta y esa mezcla de realidad, traumas con los que tienen que aprender a convivir, multitud de personajes interesantes e intriga que no se termina de cerrar, unida a dos protagonistas fuertes pero con debilidades y muy queribles han hecho que me haya picado con el libro y tenga ganas de seguir la serie, si es que la escribe.
Por todo esto, le damos en nuestro Gandymetro...
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Dannyboy, patiabierta para ti en la cama estoy |