[Libro no publicado en español]
Lady Hero Batten, la bella hermanda del duque de Wakefield tiene todo lo que una mujer puede desear, incluyendo un prometido perfecto. Ciertamente el marqués de Mandeville es bastante aburrido y sin sentido del humor pero eso no molesta a Hero. Hasta que conoce a su escandaloso hermano...
Lord Griffin Reading dista mucho de ser perfecto y está encantado con ello. Es un misterio cómo pasa sus días pero todo Londres sabe que se le puede encontrar en los peores tugurios cada noche. A Hero le disgusta automáticamente y Griffin piensa que ella, con sus actos de beneficencia y sus impecables modales, es demasiado perfecta para la sociedad y, por supuesto, para su hermano. A pesar de ello, sus constantes duelos dialécticos despiertan la chispa del deseo que hará temblar sus mundos. ¿Podrán dos personas imperfectas encontrar su perfecto amor verdadero?
Pues nada, queridas, ya me he puesto las enaguas que están para trapillos para pasear un rato por Maiden Lane que, aunque tiene un nombre como de moza virgen de buena familia, es una de las zonas de Londres por las que debes pasear del brazo de maromazo o, casi mejor, no pasear en absoluto. Claro que teniendo en cuenta que es una serie muy bien valorada y que acaba de terminar tras doce libros (de los cuales no encontramos ninguno traducido 😒) es un sitio por el cualquier amante de las enaguas debe pasar. Y si además de las enaguas te gustan los maromos perturbadores, los sufrimientos lectores y los guarrerismos de boas con venorras, allí hay que plantar el chalet.
En mi pechote os estoy esperando |
Lady Hero Batten es una noble solidaria que en Wicked intentions decidió ser benefactora del orfanato regentado por Winter y Temperance (que ahora ha dejado el puesto a su hermana Silence). Ayudar a los desfavorecidos es, sin duda, lo que se espera de una noble que ha sido educada para ser un ejemplo de perfección, al igual que casarse con otro noble y tener pequeños noblecitos. Hero ya ha escogido al perfecto marido, el marqués de Mandeville, otro ejemplo de rectitud y, en su caso, de estabilidad a la hora de caminar con un palo metido por el trasero, justo lo contrario que su hermano Griffin Remmington, que no tiene el menor problema en enseñarle a nuestra lady lo que valen unas buenas posaderas sin nada metido en ellas.
Normal que estén duras como piedras, que las ejercito mucho |
Griffin es un escándalo con patas (y eso que lo más escandaloso de él no se conoce...) y Thomas no puede ni verle, algo que Hero debe anotar en esa libreta de cosas que una mujer perfecta debe saber. Claro que por mucho que tú anotes que no debes relacionarte con el libertino seductor de ojos verdes si éste insiste en ser adorable contigo y en ayudarte en una de las misiones de tu vida no hay regla moral ni educación ni xixi que se resista.
Nos gusta ser sutiles con Griffin |
Debo confesar que no sé muy bien por dónde meterle mano a esta reseña (ay, que no sepa yo por dónde meter mano, habrase visto...). No me puedo quejar de que haya sido una lectura aburrida porque creo que a esta serie le puedes achacar muchas cosas menos aburrimiento, pasan muchísimas cosas y más que espero que pasen. El libro comienza estupendísimamente, con un culazo varonil en plena clase de zumba
Vamos fatal |
No es que me haya caído mal pero me ha parecido un personaje incongruente. Es una lady educada para conocer exactamente cuál es su lugar en la vida, a quién debe obedecer, cómo comer una alita de pollo y no acabar churretosa, en fin, esas cosas que encorsetaban la vida más que los vestidos. Sin embargo, para tener bien claro todo eso, se lo pasa por el forro de las enaguas excesivamente rápido (y bastantes veces, todo sea dicho). Ya sé que ese conflicto es el que da vidilla pero me parece a mí que Hero da por Cullen mucho con esos principios para luego meterlos debajo de la peluca con excesiva rapidez. Además que la chica tiene muy poco nervio, está ahí a lo que le manden cuando se supone que tiene cierta independencia (como sus visitas al orfanato muestran). Nada, chicas, que no he conectado con ella. Eso sí, todo lo que no he conectado con ella he conectado con Griffin, al que me he pasado adorando todo el libro. A mí es que me das un sinvergüenza enagüil y ya pierdo la cabeza y Griffin eso uno y de los buenos. Con la boa siempre a punto, la sonrisilla a flor de piel, una vida oculta y un buen corazón que no le cabe en el pechote, es la estrella del libro.
Si Hero no te achucha, ya te cobijo yo en mi hucha |
Si hay una cosa que Elizabeth Hoyt escribe bien son los momentos ajdgfajglfsdflh y, teniendo un maromo de boa alegre, aquí hay bastantes (Amigas de la Ranciedad, torced morrete porque aquí se fo**a bastante y de un modo descriptivo). También hay momentos de tensión sexual pero, como se ñiquiñiquea demasiado rápido para mi gusto, lo que viene después para mí estanca la relación amorosa. Ahí entran en juego las historias secundarias a robarnos la atención. La de Thomas (breve y mal llevada para mi gusto), la de Silence (dejándonos con la miel en los labios) y la de Phoebe (uno de mis personajes favoritos y a la que espero y deseo que le den un libro y un maromazo directamente proporcionales a lo estupenda que es ella). Sumemos a todo esto el Londres sucio y asqueroso de la época peluquil y el problema de bebercio generalizado que tenían (muy importante para nuestros personajes) y tenemos un libro muy interesante pero renqueante, entretenidísimo a veces, mñe otras.
Como ya os he dicho, Elizabeth Hoyt escribe muy bien los guarrerismos, que son muy hot (#NotRanciedadFriendly) aunque tal vez haya demasiados (algunos lo único que aportan es que le tengas que dar al abanico -no me voy a quejar yo de eso, claro-) y me encanta el retrato de la sociedad que hace, no de la alta sino la de los pobres y la chusma. Pero si hay una cosa que odio de sus libros y no soy capaz de perdonarle es el fragmento de cuento que pone al inicio de cada capítulo.
Kim, cada vez que inicia un capítulo |
Yo no sé quién le ha dicho que eso es maravilloso por no lo es, te corta el ritmo, te distrae... No aporta nada salvo mala leche. Bueno, eso a los que los lean porque yo directamente me los salto y vivo tan feliz. En fin, que Notorious pleasures baja un pequeño escalón con respecto al libro anterior pero no lo suficiente como para que deje de interesarme por esta serie (sobre todo viendo cómo termina este epílogo...). Es un libro con un punto de partida espléndido y que luego se desarrolla de modo irregular para terminar de un modo algo precipitado. Aún así es una lectura entretenida y muy guarreril y no seré yo la que se queje de exceso de meneos bajo unas buenas enaguas.
Por todo esto se lleva en nuestro Gandymetro...