Una de las reglas sociales más conocidas dice que una joven de buena familia nunca debería acudir a casa de un marqués de mala reputación y pedirle un beso apasionado. Sin embargo, para conquistar a este granuja, lady Carpurnia Hartwell deberá romper todas las reglas… NUEVE REGLAS QUE ROMPER PARA CONQUISTAR A UN GRANUJA: 1. Besar… apasionadamente. 2. Fumar puros y beber alcohol. 3. Montar a horcajadas. 4. Practicar esgrima. 5. Asistir a un duelo. 6. Disparar una pistola. 7. Jugar (en un club de caballeros). 8. Bailar todos los bailes en una fiesta. 9. Ser considerada hermosa. Una sola vez.Estoy en etapa enagüil y me encanta, ya lo sabéis. Podría vivir aquí tranquilamente y que le vayan dando concurso a los rollos contemporáneos (pero seguro que alguno me leo antes de que acabe el año, eso no lo descartéis. Hay un reto literario en juego...). La verdad es que, leyendo este libro he llegado a una triste conclusión: nada ha cambiado sustancialmente en esta nuestra sociedad. Sí, es de enaguas como decía, pero podría casi trasladarse a la época actual. Y es que una mujer ha de ser siempre una dama, no salirse del redil, tener unos modales concretos, no desmelenarse. Si hace algo inadecuado, las que más la criticarán serán las otras mujeres. Esto es para llorar, pero es la realidad pura y dura.
Sin embargo, ¿quién de las lectoras de esta novela no ha ansiado romper con las reglas? Todas nos sentimos como Calpurnia/Callie, con ganas de salirse del camino marcado sin importarnos las consecuencias. ¡Hago mía esa lista ya mismo!
Tengo mi espada de esgrima oxidándose, Gabriel |
Lady Calpurnia, una joven rica no demasiado espectacular físicamente, lleva desde los diecisiete años enamorada del tipo más canalla de Londres, Gabriel St. John Ralston. El hombre es como para caerse de culo de guapo y si encima te dice el día de tu primer baile que tienes nombre de emperatriz romana y que no es tan malo parecerse a un albaricoque con el horrendo vestido que tu madre te ha puesto, como para que no te guste. Y así pasa Calpurnia diez años. Ahora tiene veintisiete y es ya toda una solterona que empieza a admitir su situación. Hasta que una noche saca a la María Jiménez que lleva dentro y decide que se acabó. En plan tonto con su hermano (que no la llega a tomar en serio) hace una lista de todas aquellas cosas transgresoras que quiere hacer y que podéis ver en la sinopsis. Y la tía empieza por el mejor: recibir un besarraco y no de un fulano cualquiera, no... Del mismísimo Gabriel St. John. Trocotró.
Para qué nos vamos a andar con indirectas a los veintisiete años |
A partir de aquí, Calpurnia tiene un subidón de adrenalina y una bajón de enaguas, se desmelena y empieza a querer tachar cosas de la lista. La casualidad hace que en cada aventura vaya tropezándose con un sorprendido Gabriel que accede encantado a ser su padrino en su intención de transgredir las normas a cambio de que ella ejerza de madrina de su hermanastra Juliana en sociedad. Y entre transgresión y transgresión, pues pasa lo que tiene que pasar: que al gran libertino empieza a hacerle gracia la niña bien que quiere romper con lo establecido. ¿Qué significa eso? Pues cosas como ir a jugar a las cartas y terminar envidando a la grande, IYKWIM. O ponerse a practicar esgrima y terminar con el florete clavado, literal y figuradamente. Ni que decir tiene que Gabriel es la repanocha en verso en cuestión de poner a Callie on fire y a nosotras inundando el suelo mientras leemos. Desde aquí le voy a conceder a este señor un nuevo título a añadir al de Marqués de Ralston:
Calpurnia sorprende por ser un personaje que quiere disfrutar de la vida, que está hasta la cofia de ser la perfecta soltera y le importa tres pepinos perder su reputación. Si ya se va a quedar para vestir santos, al menos que se vaya de este mundo habiendo catado ciertos placeres. Lo que no esperaba era que Gabriel sintiera algo por ella, ya que ni él mismo reconoce que se está enamorando. Y es que, queridas lectoras, últimamente doy con idos de olla que esconden traumas edípicos de cuidado. Me explico: protagonistas masculinos que no han tenido una relación demasiado buena con la madre y por eso no quieren compromisos con mujeres. Pero al menos no les da por castigar a las féminas, sino por preguntarles cosas tales como dónde quieres que te ponga la boa para que te dé mas gustirrinín (y a Gabriel le gusta mucho preguntar "¿Qué es lo que quieres, preciosa?" ñadkjfñalksjgañslkdfjsañk). Traumatizados así los que me echen.
Pues claro, mucho mejor que dar palos |
En esta novela tenemos además el placer de conocer al hermano gemelo de Gabriel, Nicholas, y a la ya citada hermanastra recién hallada y proveniente de Italia, que prometen grandes aventuras en las novelas siguientes. Por cierto, que no he dicho qué aspecto tienen Gabriel y Nicholas, ¿verdad? Pues pasad por el blog de las Pecados, jojojo...
Dale la vuelta que tiene premio |
Por todo esto le damos en nuestro Gandymetro...
Gabriel, tengo una lista para ti |