[Libro no publicado en español]
La vida para Emma no pinta bien. El mundo la conoce como la Princesa Anya en Dark Castle pero de repente su personaje pasa por el hacha, literalmente. La guinda del pastel es encontrar a su novio en la cama con otra mujer. Emma necesita un descanso y su santuario viene en la forma de Rosemont, una maravillosa finca en California que promete descanso y relax.Allí conoce al igualmente maravilloso nieto de la propietaria, el exjugador de hockey y actual ermitaño Lucien Osmond, y Emma ve en él su propio sufrimiento y su anhelo. Lucien es encantador cuando quiere pero también reservado y hosco, con una coraza protectora tan gruesa como la de Emma. A pesar de la creciente atracción que sienten, se evitan mutuamente. Pero una noche hay un chapuzón sin ropa y empiezan a llegar a la puerta de Emma los deliciosos postres que Lucien cocina para ella, tentándola a probar la vida de nuevo... Intentando alejarse solo acaban cada vez más cerca y sus piezas rotas pueden juntarse y hacerles sentir completos de nuevo.
No pensaba hacer esta reseña porque, básicamente, yo estoy en un sitio, mi ordenador en otro y mis ganas de no tirarme por el balcón metidas en una caja. ¡Pero no hay nada que un papel y un boli, sumados a las ganas de rajar un rato no puedan superar! (Obviamente, si leéís esto, en algún momento me reencontré con mi ordenador y pude pasarlo a Blogger). En fin, que este año está siendo toda una yincana a la hora de leer, ver series y hacer reseñas, a lo que tengo que sumar que el 90% de todo lo que leo es un truño. ¡Imaginad mis ganas de abandonarme a un buen nadismo de mono con platillos! Pues nada, next, porque Make It Sweet ha sido Make Me Booooooored.
Estoy superentretenida leyendo Make it Sweet |
No va a ser muy larga esta reseña porque tengo tan poco que contar como el libro en sí. Kristen Callihan nos presenta a Emma Maron, la compañera de Macon Saint en Juego de Tronos una exitosa serie de fantasía. Como ahora no se lleva en Catodia que puedas ver una serie tranquilita, al personaje de Emma le hacen un Ned Stark, lo que deja a Emma decolocada y en el INEM, así que necesita esconderse para lamerse las heridas. Tú lo mismo te vas al Primark a comprarte bragas y luego a comerte unas tortitas para que se te pase el disgusto (o a comprar libros por encima de tus posibilidades lectoras, como haría yo) pero ella se va a una especie de resort de ensueño donde vive una amiga de su abuela. Y no está sola la señora sino que la acompaña su nieto Lucien Osmond, tremendo maromazo que maneja como nadie la manga... pastelera.
Lucien te flambea la filloa |
¡Por favor, que el mundo me escupa y me mande a Romancelandia, donde te encuentras a la vuelta de la esquina a un buenorraco que lo mismo te hace un macaron que te demuestra lo bien que maneja el taladro! Lucien no es solo pastelero, cocinero y chico para todo, sino que fue un exitoso jugador de hockey, así que imagínate el panorama que se encuentra Emma, para hocicar en pechote y en tarta. Esto es de un instalust total pero, afortunadamente para ellos (no tanto para el lector), correspondido, que Lucien la ve a ella y, jatetú, es superfan de su personaje e incluso se ponía palotillo cuando la veía enseñar cacho en la serie, así que no puede evitar que sus bajos levanten armas cuando la conoce. Pero no es oro todo lo que reLucien (🙄), ya que nuestro maromo, oh, chorprecha, está traumadito, ya que tuvo que dejar el hockey porque peligraba su salud y eso le hizo amargarse de tal modo que solo logra animarse endulzando la vida de los que tiene alrededor a través de la alta pastelería que hace.
Tiene una buena manga pastelera y sabe usarla |
Así que os podéis imaginar que el libro es ver cuándo se trocotrean y cómo lidian con sus movidas mentales a la vez, nada más. Estos dos se atraen a las claras desde el principio, se llevan bien desde el principio, intentan no trincarse desde el principio porque la escritora cree que así nos va a mantener más interesadas y NO y lo sienten todo de un modo tan profundo que me parecía estar ante adolescentes que disfrutan de su primer amor y no ante gente adulta que ya tiene canas en los bajos. En serio, no sé qué quiere contar aquí la Callihan, sin conflicto ni tensión. Algo hay al final, claro, porque si no esto sería como leer la Wikipedia, pero está muy mal situado dentro de la trama, es como si se hubiera dado cuenta de que se le acababa el libro y tenía que meter algo de drama, así que lo tira al final de cualquier manera. Bueno, de cualquier manera, no: de mala manera.
La Callihan situando los puntos claves del libro |
Estar leyendo una historia de dos personas que claramente se atraen y que no quieren liarse mientras uno hace dulces y la otra arrastra el culo por él no es lo que yo llamaría precisamente interesante. Hay cosillas que no están mal, como que Emma esté más centrada y sea más fuerte que Lucien (que siempre parece que son las mujeres las que están al borde de la neurosis), pero reconozco que él ha sido un personaje extremadamente flojo y sin carisma, solo le he querido por sus habilidades guarreriles. Ni siquiera por las pasteleras ya que, a pesar de que me encantan los libros (y pelis y series) en los que se cocina, he quedado de Lucien y sus dulces hasta la mismísima trufa. ¡Además es un tío moñas! A veces esto parece querer ser Como agua para chocolate y termina siendo aguachirri azucarado.
A pesar de todo, no me ha resultado pesado de leer pero el hecho de ver que contaba la nada más absoluta me hacía cuesta arriba la lectura. He acabado más interesada en un personaje secundario (al que me encantaría que le hiciera libro) que en la pareja protagonista. Al menos hay secuencias sexuales bastante hot, en esto la Callihan poca veces falla, pero en todo lo demás, agua. ¡Encima el tramo final es cursi y moñas!
Servidora al final del libro |
Así que, si buscas un nadismo hot con el que despejarte, búscate otro, que este es un moñismo con ínfulas de profundidad que solo te dan ganas de terminar pronto para ver si pillas otro libro que te guste más.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...
Hola
ResponderEliminarPues vaya pena , me otro malito de vez en cuando me gusta . Pero creo que es que no tiene mucha gracia. Las mujeres fuertes en histórica sí que me atraen bastante, pero la contemporánea lo doy por hecho punto quizás por eso me llevo tanto chascos.
Vaya año😭😭😭. Y ya me incluyo tambien😭no sé si son los ánimos pero tampoco estoy teniendo muy buenas lecturas
La segunda mitad del año serán estupendas y fantásticas
Un besote 😘
Aunque tenga dos Gandy para echar un rato y cambiar de aires no esta mal, buen post, besos
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía este libro y después de lo que has comentado sobre él, creo que mejor seguir haciendo como que no existe jajaj Me ha hecho mucha gracia lo del aguachirri y lo de los dulces.
¡Nos leemos!
Pena, penuca, pena... Y mira que siempre me digo que tengo que probar más de la Callihan contemporánea, que The hot shot y The game plan me gustaron mucho... Pues si alguna vez lo consigo, ya veo que con esta... mejor no. Anda que no hay jugadores de hockey, retirados y sin retirar, en Romancelandia, con los que alegrarnos la vista... como para coger aquí a este «Evo Arguiñano» de medio pelo...
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